17. El Día del Cumpleaños.

Mi cumpleaños.

Un día que para cualquier otra persona puede no significar nada, para mi, mi familia e incluso amigos, lo significa todo.

El sonido de la alarma del teléfono me despertó de un profundo sueño, pero lo primero que vi al bajar la barra de notificaciones, fueron mensaje de felicitación.

¡FELIZ CUMPLEAÑOS SAMANTHA WATSON! —Melody, como la echaba de menos...—MEJOR AMIGA, MEJOR COMPAÑERA Y CONSEJERA. Te quiero, amiga. Y aunque no podamos pasar este año tampoco juntas, tienes un regalo y mil abrazos esperándote para cuando vuelva.

Definitivamente, ya me había alegrado el día y eso que acababa de empezar. 

Le contesté al mensaje con una gran sonrisa y una pequeña lágrima de alegría resbalando por mi mejilla. Luego fui contestando todos los mensajes y cuando acabé fui a prepararme para bajar a desayunar.

—¡AQUÍ ESTÁ LA CUMPLEAÑERA! —Escuché gritar a Nelly, antes de que me diera tiempo a bajar todas las escaleras. —¡FELICIDADES HERMANA! —Vino corriendo y me abrazó, haciendo que casi cayéramos a través del sillón.

—Gracias Nelly. —Sonreí ampliamente. —Llevo unos meses intentando hacerme a la idea de que voy a cumplir 20, pero aún así, no soy capaz de asimilarlo todavía.

—¿Pero por qué? ¿Es extraño estar cada vez más cerca de la edad legal para comprar armas y alcohol? —Se empezó a reír.

—Eso también. —Me reí. —Oye, vamos a comer, que me muero de hambre. 

—Claro, va... 

—¡CUMPLEAÑOS FELIZ NENA! —Mamá apareció con un pastel de chocolate, recubierto con más chocolate y pepitas de chocolate. 

¡Aw, no podía estar más emocionada!

—Feliz cumpleaños a nuestra enana número uno. —Papá apareció detrás de mamá, escondiendo algo detrás su espalda.

—Oh, Patrick, ya no podemos llamar enana a ninguna de las dos. —Mamá se rió.

—Megan, para nosotros siempre serán dos enanas. —Le respondió papá, sonriéndole.

—Gracias a los dos. —No podía evitar que la sonrisa estúpida que debía de tener, desapareciera de mi cara. —¡Pero vamos a probar ya ese pastel, por favor! —Tenía la boca hecha agua, el chocolate era mi perdición y esa especialidad de mamá, no podía faltar ningún año.

—Espera un momento. —Papá volvió ha hablar y sacó lo que escondía tras su espalda. —Este es nuestro regalo de cumpleaños. —Eran dos billetes de avión. ¡No podía creerlo! —Siempre has querido viajar a Europa, así que aquí tienes dos billetes para viajar a finales de verano. Puedes ir con quien quieras. Con Nelly o con tu... —Papá carraspeó con la garganta antes de continuar. —Con tu... novio. 

¿Cómo? ¿DESDE CUÁNDO SABÍAN LO DE...? 

Nelly...

Tenía que haber sido ella, no podía ser de otra manera. Así que no pude evitar dirigírle una mirada de entre enfado y confusión a la que me respondió apartando la suya rápidamente, haciéndose la loca.

No quise darle vueltas, al fin y al cabo, papá se lo había tomado bien, así que simplemente le dediqué una sonrisa de boca cerrada y volví a agradecérselo, porque... ¡ME IBA DE VIAJE A FINALES DE VERANO! ¿Qué más daba todo lo demás? Por el momento, estaba siendo un día increíble y no estaba dispuesta a que nada, ni nadie, me lo arruinara.

Desayunar con la familia completa había sido genial, pero tocaba empezar el día en HOPEFULLY, y seguía siendo positiva con respecto a que nada podría salir mal, sobretodo, porque aunque me había reconciliado con Eric y habíamos quedado en poner de nuevo en 0 el contador de amistad, de alguna forma u otra, me tranquilizaba saber que el no estaría allí. Y no era que me alegrara de su situación, ni muchísimo menos, pero sabía que sin el, la posibilidad de malos rollos eran inferiores.

Nelly me estaba hablando, pero la verdad era que estaba tan perdida en mis pensamientos, que no estaba escuchando nada de lo que salía por su boca. Pero de repente, volví a la realidad, nada más escuchar un silbido a nuestra espalda.

—¿No será esta la preciosa chica del cumpleaños? —Ambas nos giramos para encontrarnos con Ian. 

¿Ya todo el mundo sabía que era mi cumpleaños?

—¡Heeey! Buenos días. —Le dije. El me abrazó y yo le correspondí el abrazo sonriendo. 

—Feliz cumpleaños. —Sonrió y me besó la cabeza. —¿Cómo está yendo tu día especial?

—Genial y espero que siga siendo así. —Me reí.

—Buenos queridos hermana y cuñado, creo que os dejo solos, tengo que hablar con Erin. —Nelly nos guiñó un ojo y se dirigió a entrar en HOPEFULLY.

—¿Hermana y cuñado? —Ian se rió con una ceja arqueada. —Eso es nuevo.

—Déjala, ella es feliz en su mundo de luz y color. —Suspiré riendo y negué con la cabeza. —¿Cómo estás hoy?

—Estupendamente, lo de ayer se a quedado ya en nada, estoy genial, ¿No me ves? —Dijo en broma.

—Sí, claro. —Hablé irónicamente. —Por cierto, tengo algo que... contarte. Pero mejor lo dejo para después, ahora va siendo hora de entrar a trabajar. —Me dí la vuelta para entrar.

—¿Cómo que después? ¿Me dices eso para dejarme con la intriga? —El vino detrás y en menos de un segundo ya caminaba a mi lado.

—No es para tanto, es sólo algo que me a sorprendido. Pero sí, después te lo cuento. —Le dí una palmadita en el hombro y entré por fin en la tienda.

—YA ESTÁ AQUÍ MI AMIGA CUMPLEAÑERA. —Erin vino corriendo hacía mi nada más verme cruzar la gran puerta de entrada de HOPEFULLY. Se abalanzó sobre mi abrazándome y yo empecé a reírme por lo loca que estaba. —FELICIDADES, FELICIDADES, FELICIDADES. 

Ian se rió al pasar por nuestro lado. —Erin, estaría muy bien que no la estrangularas por su cumpleaños. —Erin rodó los ojos y le sacó la lengua a su primo en forma de burla, el le devolvió el gesto haciendo lo mismo y luego siguió su camino.

—Muchísimas gracias Erin, de verdad. —Sonreí.

—No hay que darlas Sam, espero que te lo pases genial hoy. Podemos salir a tomar un helado cuando salgamos de trabajar. ¿Qué te parece?

—Me encanta la idea Erin. —Asentí con la cabeza sonriendo.

—Pues perfecto, ¡Yo invito hoy! 

Habían pasado unas dos horas y no había pasado nada interesante ni fuera de lo común. Ese día en el reparto de tareas, me había tocado quedarme tras el mostrador. Me aburría bastante, sin contar los ratos en los que había clientes o en los que alguien se acercaba a darme conversación. También disfrutaba de algunas de las canciones que sonaban de fondo.

—¡SAM! Dichosos los ojos. —Tía Vanessa apareció delante de mi. —¡Feliz cumpleaños! —Ella cruzó el mostrador y me abrazó.

—Gracias tía Vanessa. Hacía un tiempo que no nos veíamos. —Le sonreí.

—Lo sé. Desde que empezaste a trabajar aquí, has estado muy ocupada con el trabajo y las amistades con las que te has reencontrado, y no sabes cuanto me alegro de que hayas encajado tan bien. —Sonrió ampliamente. —Pero a parte de haber venido a veros a ti y a Nelly, he venido también a traerte algo. —Abrió su bolso y sacó una pequeña cajita azul de terciopelo con forma de concha de mar.

Yo extrañada le pregunté. —¿Qué es eso?

—Ábrelo y verás. —Me lo pasó. Y al abrir la pequeña y bonita caja, me encontré con un anillo con que formaba mi nombre.

Me llevé una mano a la boca, sorprendida. —¡ES PRECIOSO! Muchísimas gracias tía Vanessa. —Volví a abrazarla.

—Dáselas a tu abuela, fue idea suya que cada mujer de esta familia tenga un anillo formando su nombre. —Eso me recordó que mi madre y ella tenían uno también, cuando era pequeña, ambas lo solían usar constantemente.

—Pues dale las gracias de mi parte. —Le sonreí de nuevo. —Me encanta. —Asentí con la cabeza. 

—No hará falta, podrás dárselas tu misma porque mañana vamos a ir todos a vuestra casa. Vuestros primos tienen ganas de veros y así podemos celebrar tu cumpleaños en familia, como todos los años. 

—¡Genial! Estaré impaciente por veros mañana a todos. 

—Estoy segura de eso. —Se rió. —Oye, voy a ver a tu hermana, ¿Vale? —Yo asentí. ¿Está por ahí dentro, no? 

—Sí, debe estar en la segunda planta. 

Ella asintió y subió a buscar a Nelly.

Dado el descanso del medio día, Erin y yo fuimos a La Bohème a buscar para comer y cuando lo hicimos, Leia nos dijo que ella misma nos traería la comida a HOPEFULLY cuando estuviera todo listo. De alguna forma ya se había enterado de lo de Eric. Según Erin, debió enterarse porque Nick se lo comentó a su madre. El caso era que a ella también le hacía sentirse menos incomoda pasear por allí sin el.

—Erin, por favor, no me digas que os habéis comido toda la comida por el camino. —Le dijo Axel con cara de suplica.

—Ni aunque quisiéramos nos habría dado tiempo, La Bohème está a la vuelta de la esquina, Ax. —Erin le contestó indignada, lo de la vuelta de la esquina era literalmente, así que tenía razón, no nos habría dado tiempo ni a comernos un croissant.

—Tranquilas bestias hambrientas. Seguro que la comida llegará en algún momento del día. —Nelly intentó calmarles.

—Leia a sido muy amable y se a ofrecido a traerla ella misma para que no tengamos que esperar, así que en un rato estará aquí. —Les terminé de informar.

—Me parece genial todo, pero aquí la única bestia hambrienta que hay, es Ax. —Ian corrigió a Nelly rodando los ojos.

—De acuerdo, si quieres verlo así, me parece bien, pero hay días en los que también pareces una bestia hambrienta, Ian, no lo niegues. 

—Todos tenemos días mejores y peores. —Se encogió de hombros.

—Pues la próxima vez que tengas un mal día, te puedes comer a Sam. —Le dijo Axel sin más y no pude evitar notar mis mejillas sonrojarse. 

—Hey, ¿Por qué me metéis a mi? No me he dicho nada y ya he sido victima. —Me reí.

—No te preocupes Sam. —Me dijo Axel.  —No me refería que te coma en plan canibal y seguro que el tampoco estaba pensándolo así.

—¡Cállate! —Le dijo Ian, dándole con el puño en el hombro y riéndose de forma incomoda.

—Me callo, me callo. —Axel se quejó mientras se frotaba el brazo donde Ian le había dado. 

—¿Tu no tenías algo que hacer? —Ian le preguntó a Axel.

—¡Mierda es verdad! ¡Tengo que llamar a Mavis! —Sacó su teléfono del bolsillo y salió corriendo hacía el interior de la tienda.

—¿Sigue tonteando con Mavis? —Erin miró a Ian con confusión.

—No están tonteando, la chica tiene problemas con el novio y Axel la está ayudando.

—Joder, no debe de ser nada fácil ayudar a la persona que te gusta a mejorar su relación con otra persona. —Nelly suspiró.

—No, no debe ser fácil.

—¿Por qué a mi no me cuenta nada? —Erin volvió a indignarse. —Osea, soy su hermana mayor, ¿Por qué no confía en mi para contarme esas cosas? 

—Eso deberías de preguntárselo a el, Erin. —Le aconsejó Ian.

Nelly calló en algo de repente. —Hablando de eso... ¿Has hablado ya con quién tu y yo sabemos? —Erin asintió lentamente con la cabeza, su cara de incomodidad lo confirmaba.

No había que decir nada más, para saber que Nelly y yo estábamos deseando saber que demonios le habría dicho el tal Jake.

—¿Por qué habláis como en código? —Ian preguntó. —¿Con quién tu y yo sabemos? ¿Qué significa eso? —Pero hay que decir, que ninguna de las tres le hizo ni el más mínimo caso.

—Erin, ¡Necesitamos información! —Le afirmé con mucha intriga.

Nelly y yo agarramos a Erin cada una de un brazo, para que nos contara, pero Ian se interpuso.

—Hey, espere usted un momento señorita Samantha. 

—¿Qué pasa? —Me giré para mirarle y el se acercó.

—Esta mañana has dicho que tenías algo que decirme. —El me agarró del brazo también, suavemente. —Dentro de un rato os la devuelvo, chicas. 

—Vale, sin problema, toda tuya. —Nelly se llevó a Erin por su cuenta, dejándome con Ian y con la intriga de saber que le diría Erin.

—Ian... —Rodé los ojos y le hice un puchero que no sirvió de nada.

—Estás muy mona cuando intentas dar pena. —Se rió.

—Tu estás muy mono cuando no me tienes retenida. 

—Lo siento. —Esta vez, fue el quien hizo puchero. 

—Bueno, no te preocupes, después intentaré sacarle información a esas dos traidoras. —Me reí. —Lo que tenía que decirte es que parece ser que mi padre sabe... lo nuestro.

El arqueó una ceja. —¿Sabe que tienes una relación falsa con el primo del tío que te acosa para conseguir que te deje tranquila?

—No exactamente. Sabe que tengo una "relación" —Hice comillas al decir la palabra. —Con un chico, porque Nelly a debido de chivarse. Pero por raro que me parezca, no se lo a tomado mal... 

—¿Debería de habérselo tomado mal?

—Conociéndole sí. De hecho nunca llegó a enterarse de... —No sé porque iba a decirle que papá nunca se llegó a enterar de que Berny llegó a ser algo más que un amigo. ¿Por qué contar algo que quería olvidar?

—¿De...? —Ian se rió, me había quedado embobada, culpa de mis pensamientos de nuevo. —¿Sam? —Se rió. —¿Estás aquí? 

—Sí, estoy aquí, perdón. —Suspiré. —No es nada, no iba a decir nada. Solo que... —Rodé los ojos al recordarlo. —Mis padres me han dicho esta mañana en el desayuno que quieren conocerte. Quieren ir a cenar o algo así y quieres que vengas con nosotros.

El se quedó callado, sin contestarme.

—¿Ian? 

—¿Cómo que quieren conocerme? Lo nuestro no es real.

—Lo sé, pero ellos no lo saben y la idea de dar entender a todos que si lo es, fue tuya.

—Maldita sea... ¿Y si no les caigo bien?

Me empecé a reír. —¿Es que acaso estás nervioso? 

—No... —Musitó. —Pero tendríamos que ser convincentes, supongo.

—No te preocupes por eso, ¿Vale? Tal vez, si lo dejamos pasar, se les acabe olvidando. 

—Confío en que así sea. —Se rió llevándose una mano a la cara.

—Confía en mi y en que de alguna forma atrasaré el momento de la cena para que no llegue, yo tampoco tengo ganas de tener que ponerme a actuar delante de mis padres.

—Lo entiendo, ellos te conocen mejor que nadie, se darían cuenta en seguida.

—Por supuesto que se darían cuenta. Y entonces habría que empezar a dar explicaciones y tendría que contarles todo lo de Eric y no quiero que mi padre vaya a la cárcel por asesinato.

—Vale, ahora si estoy nervioso, no quiero morir tan joven, Sam. —Su cara de terror, me dio ganas de volver a reírme.

—No te mataría a ti, tonto. —Seguía sin poder parar de reírme. —Si no a Eric. —Le di un toque en el brazo y el suspiró aliviado. —Y dicho esto, creo que voy a ver de que hablan Erin y Nelly, después nos vemos. 

—Nos vemos luego. —El asintió y se fue a buscar a Axel.

Erin y Nelly estaban hablando tras el mostrador, o más bien estaban cuchicheando. Hacían todo lo posible por que nadie las escuchara.

—¿Me puedo unir a la conversación? —Les pregunté apoyando los brazos en el mostrador, haciendo que formáramos un corrillo entre las tres.

—Claro que si Sam. —Erin estaba seria. —Espero que haya sido interesante la conversación con Ian.

—Digamos que le he dicho algo que le ha sorprendido bastante, pero lo superara. 

—¿Le has dicho lo de la cena con papá y mamá? —Nelly preguntó y yo asentí. —¿Y le has dicho que querían que fuera mañana? —Se rió. —Me habría gustado verle la cara, la verdad.

—No, eso no se lo he dicho porque si mamá se a negado a que la cena sea mañana, es porque viene tía Vanessa con los primos y la abuela para celebrar mi cumpleaños en familia, como todos los años.

—Espera... ¿Qué? —La cara de Nelly cambió radicalmente, de estar riéndose a una seriedad inesperada.

—No puede ser. —Erin apoyó la cabeza en el mostrador.

—¿No te lo ha dicho ella cuando a venido antes? —Le pregunté. 

No entendía nada, por qué se sorprendía tanto, pero sobretodo por qué parecía... ¿Decepcionada? ¿Desde cuando se ponía así por una visita familiar? Siempre nos había encantado reunir a la familia.

—No me lo ha dicho. —Sonrió irónicamente con la boca cerrada. 

—¿Pero por qué te pones así? 

—Da igual, lo importante ahora es...

—Es que Eric tiene algo con Jake. —Terminó Erin.

No podía ser todo mas surrealista... 

No podía creerlo.

—¿Eso te dijo Jake? —Le pregunté.

—No me lo dijo, pero tampoco lo negó. —Suspiró. —Ayer me presenté en su casa y le pregunté directamente si tenía algo con mi hermano y no me supo contestar. Al final me dijo que yo ya sabía todo lo que el había sentido siempre por Eric y que si quería hablar con alguien que le preguntara a mi hermano. 

—Pero eso no es una afirmación del todo, Erin. —Intenté animarla, pero tampoco estaba muy segura de como hacerlo.

—No se que pensar, Sam y sólo quiero dejar de hacerlo. Porque no entiendo, por qué si llevo tanto tiempo sabiendo que el quiere a mi hermano y si he tenido tanto tiempo para hacerme a la idea, ¿Por qué aún así me duele tanto?

—Por qué estás enamorada de el, Erin... —Nelly susurró. 

—¿Pues es una mierda, no? —Estaba cruzada de brazos encima del mostrador y las lagrimas ya empezaban a salir de sus mejillas. —El día de la fiesta de pijamas dije que no estaba segura de lo que era estar enamorada y probablemente ya lo estaba... —Hizo una pausa. —Ojalá todo hubiera seguido como hasta entonces y no hubiera tenido que darme cuenta.

—Erin... —Entré detrás del mostrador para abrazarla y Nelly hizo lo mismo.

Entre las dos conseguimos animarla un poco y hacer que se olvidara del tema, porque al fin y al cabo era verdad eso de que no podíamos estar seguras de nada ya que Jake no le había confirmado nada del todo a Erin. 

Pero tal vez yo podría intentar hacer algo. 

Podría aprovechar que Eric quería empezar nuestra amistad de cero para preguntarle disimuladamente e intentar sonsacarle lo máximo posible. 

Lo pensé, pero no se lo comenté a ninguna de las dos, porque si Eric no podía ir a trabajar, tendría que esperar a que volviera y no quería creer que realmente sería capaz de sonsacarle algo cuando ni si quiera su hermana quería hablar con el por eso mismo.

Después de comer, Nick y Nolan nos dejaron marcharnos, dando por finalizada la jornada del día. Y exactamente, como Erin había prometido, nos fuimos a tomar un helado los cinco.

—¿Os acordáis de eso que nos hacían los adultos cuando eramos pequeños, de llenarnos la nariz de tarta en nuestros cumpleaños? —Preguntó Erin por el camino.

—Me acuerdo. —Dijo Ian. —Así como me acuerdo de una vez que por eso mismo, Eric y tu acabasteis los dos llenos de tarta porque le estampaste la cabeza en la suya. —Ian y Axel empezaron a reírse al recordarlo.

—Sí, pero a pesar de haber acabado llena de su tarta, la mía sin embargo, estaba deliciosa. —Erin se lamió los labios.

—Me habría gustado ver ese espectáculo. —Nelly se rió.

—El año que viene seguro que lo verás. Por ahora, tenemos que aprovechar los helados que vamos a tener en nuestras manos dentro de poco. —Sobretodo, porque justo acabábamos de llegar a la heladería.

Erin y Axel pidieron los helados mientras Nelly, Ian y yo nos sentábamos en una de las mesas de dentro para no desaprovechar el aire acondicionado.

—¿Entonces que te parece la idea de salir a cenar para conocer a nuestros padres, Ian? —Nelly seguía metiendo cizaña.

—Eh... 

—Nelly tranquila, ya habrá tiempo para todo eso más adelante. 

—Más adelante, si no fuera porque mañana viene toda la familia ya podríais estar preparados los dos. —Nelly rodó los ojos. Seguía sin entender porque parecía haberle sentado mal que mañana viniera la familia.

Ian dirigió rápidamente su vista hacía Nelly. —¿Cómo que mañana viene vuestra familia? 

—Vienen a celebrar el cumpleaños de Sam. —Se encogió de hombros.

—¿Y es algo raro? —Pregunté.

—No es solo que...

—¡AQUÍ ESTÁN SUS HELADOS AMIGOS! —Erin y Axel pasaron los helados con cuidado de que no se cayera ninguno.

—Gracias, gracias. 

—Nada de gracias, Ian. Son 15$. —Erin dijo seria y extendió su mano.

—¿15$ un helado? Pensaba que invitabas tú. 

—Y así es, ya está todo pagado, no os preocupéis. —Erin se rió y después se sentó en una de las sillas.

—¿Pero de verdad han costado 15$? —Susurró Nelly curiosa. 

—Que va, era una broma, Nelly. —Se rió. 

—Soy estúpida. —Se rió también, echándose una mano en la cara.

—Puede que a veces un poco. —Dije de broma y me reí también.

Estuvimos un rato hablando, mientras comíamos helado. También me obligaron ha hacerme una foto, que luego Erin subió con una felicitación de cumpleaños a Instagram.

—Yo tengo que ir al baño. —Nelly se levantó de la silla.

—¿Sabes donde está? —Le preguntó Erin.

—Sí. —Nelly señaló unas puertas que había detrás nuestra a la derecha. —Supongo que en esa puerta en la que pone "cuartos de baño" —Se rió. —Ahora vuelvo.

—Vale, te echaremos de menos. 

—Oye, lo que voy a decir no tiene nada que ver con la conversación que estábamos teniendo. —Dijo Ian. —Pero se me ha olvidado preguntaros. ¿Cómo está Eric?

—Está bien quitando que no puede andar. Pero lo que peor lleva es tener que subir y bajar las escaleras. —Le contestó Axel.

—Eso debe de ser horrib... —Ian fue interrumpido por el sonido de su teléfono, así que lo sacó para mirarlo.

¿Nada fuera de lo normal, verdad? 

Hasta que también sonaron los teléfonos de Erin y Axel al mismo tiempo.

¿Casualidad? La verdad es que dudaba bastante que lo fuera.

Les miré con confusión a los tres.

—Vaya... —Erin fue la primera en hablar. 

—¿Qué pasa? —Pregunté.

Axel fue el que terminó de dar las respuestas. —Mi padre y mi tío quieren que vayamos mañana a trabajar mañana por la tarde. 

Y en ese momento, me sentí estúpida. 

Debían haberles hablado por el grupo familiar y yo pensando que estaban ocultando algo, por eso de que llevaban varios días actuando todos de forma muy extraña.

Pero entonces caí una cosa.

—¿Pero mañana no tenéis vosotros también visita familiar? —Arqueé una ceja.

Erin habló rápidamente. —¡Se ha cancelado!

—¿Qué se a cancelado? —Nelly volvió del baño y se sentó de nuevo en su asiento.

—Nuestra reunión familiar de mañana.

—¡Vaya! ¿Y eso? —Nelly pareció actuar de forma muy sorprendida.

—Al parecer tendremos que ir a trabajar mañana por la tarde. —Ian respondió. —Una alegría. —Dijo de forma irónica y suspiró con cara de pocos amigos volviendo a guardar su teléfono.

—Sí. —Dije yo. —Es una alegría... —Apoyé el codo sobre la mesa y eché mi cabeza sobre un puño para suspirar también. 

—Tendremos que explicárselo a mamá, Sammy. 

—Pues no se si le hará mucha gracia, pero es lo que hay. —Me encogí de hombros.

Y así fue. A mamá no le hizo nada de gracia que tuviéramos que ir a trabajar por la tarde sin más explicación. Y justamente el día que venía su madre con su hermana y sus sobrinos. Pero sorprendente mente, después de haber hablado con Nelly, a saber de que, se le pasó el enfado, parecía más tranquila. De hecho, llamó a la tía Vanessa y quedaron en que iban a venir unas horas antes, así estaríamos con ellos antes de tener que irnos.

—¿Has pasado un buen día de cumpleaños, Sam? —Me preguntó mamá, sentándose en frente mía en la isla de la cocina. Ya era de noche y me había sentado a comerme un trozo de pastel de chocolate del que mamá había preparado por mi cumpleaños.

—Sí. —Asentí. —A pesar de no haber celebrado nada, me lo he pasado bien.

—Mañana habrá tiempo de celebraciones, no pasa nada por esperar un día más.

—Lo sé mamá. —Sonreí y seguí comiendo de mi pastel.

—Por cierto, tengo una proposición que hacerte.

—Dime de que se trata.

—A tu padre y a mi, nos gustaría salir mañana al final a cenar todos juntos para conocer a tu novio. —Ese fue el momento de mi casi muerte, porque casi me atraganté con el pastel.

"Me tienes que estar vacilando, mamá".

—Sam, ¿Estás bien? —Me dió unas palmaditas en la espalda. 

—Estoy bien, gracias. —Carraspeé antes de volver a hablar. —Pero mamá, a vosotros os gusta cenar pronto. Y mañana saldremos sobre las 9:00 de la tarde-noche y entre que nos arreglamos y decidimos a que restaurante ir... —Intenté convencer a mi madre de que sería imposible cenar temprano justamente ese día, pero no hubo manera de hacerlo, ella y mi padre se habían puesto de acuerdo. —Ya sabes, se nos haría muy tarde.

—No pasa nada por hacer una excepción un día. 

—¿De verdad? —Insistí. —A ver si os va a sentar mal cenar tarde...

—¡Samantha Watson! —Uy, eso daba miedo. —¿Qué pasa? ¿Qué te pasa? Parece que no quieres que conozcamos al chico. ¿Es que acaso estás ocultando algo?

"La verdad es que sí".

—No es eso mamá, es que el es un poco... tímido. 

Otra vez mintiendo a mamá.

—¿Eric es tímido? 

¿CÓMO HA DICHO, MADRE?

¿Por qué mi madre pensaba que estaba saliendo con Eric? 

—¡Mamá! ¿Cómo que Eric? ¡No tengo nada con Eric, sólo somos amigos!

Se me hacía raro volver a decir que Eric era mi amigo, pero al final tendría que acostumbrarme, a no ser que el rompiera su promesa del meñique.

—Perdóname, hija. Es que no se si recuerdas la conversación que tuvimos en el jardín hace unas semanas. —Por supuesto que lo recordaba, no olvidaría tan fácilmente que algún día, mi madre tendría que hablarme sobre sus novios del pasado.  —Ya imaginaba que estabas con alguien y tu no lo terminaste de negar. Y luego Eric se presentó aquí para hablar contigo...

—Mamá, Eric y yo sólo somos amigos. —Repetí. —Es... Ian, su primo.

—Ya sabía yo que alguno de esos chicos te había robado el corazoncito...

"En realidad no estoy segura de eso".

Mamá me sonrió y me agarró la mano que tenía sobre el mesón. —Dile que venga mañana a cenar, Sam. La timidez se va cuando uno coge confianza. Y nosotros vamos a dársela. —Volvió a sonreír, yo no pude hacer más que asentir y ella se marchó, dejándome llena de dudas  y sobretodo, esperanzas porque todo saliera bien y no tuviera que acabar dándoles explicaciones.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top