The Sky Move

Eastwood llegó a las escaleras que llevaban al fondo de la castillo, al iniciar su descenso pudo ver cómo las paredes iban cambiando de apariencia, de una dura y árida roca se transformó en una suave y rosada carnosidad, esto le dio asco, intento no prestarle tanta atención, ignorando que en la cima de las paredes existían ojos, los cuales vigilaban los movimientos del humano.

—Esto se vuelve muy difícil — exclamaba al no poder ver los escalones, tenía que avanzar sujetándose del desagradable muro.

Su corazón no podía estar en calma, pero por algún motivo su cuerpo se veía debilitado, su vista se nublaba y sentía que sus piernas no podían con su peso.


“Resiste, no es fácil pero debes aguantar”


Así lo hizo se aferró como pudo de la pared, pero sus manos le fallaron cayendo hasta el fondo del castillo, quedando atrapado en su oscuridad, unos pasos sonaban, advirtiéndole la llegada de alguien más. Poco a poco volvían sus fuerzas, como pudo fue a dar contra una pared, esperando pasar desapercibido, evito mirar a este sujeto temiendo encontrarse con alguna clase de alimaña peligrosa.


“No te muevas, puedes lograrlo si no haces ningún movimiento brusco”



Hizo caso, evitando convertirse en el objetivo de aquel enviado de la mazmorra, pudo oler algo nauseabundo aproximarse, los pasos sonaban amortiguador por alguna clase de líquido, una sombra humanoide paso a un lado del Barón oculto por la oscuridad, el guardián siguió adelante sin percatarse de la presencia del humano. Al ya no verlo se levantó, yendo al sitio de dónde provino, encontrando varias celdas vacías, salvo por la última, donde encontró a un hombre torturado, parecía estar inconsciente luego de ver su cuerpo repleto de cortes y hematomas, su largo cabello no le permitía ver su rostro, así que se acercó aprovechando la falta de seguridad.

—¿Estás bien? ¡Hombre! ¡¿Hombre?! ¡Vamos reacciona! — lo sacudía esperando alguna señal de vida.

Al agitarlo pudo ver su rostro, era Marlon, a quien no veía desde el inicio de la guerra, Eastwood retrocedió estupefacto, le era imposible imaginar cómo llego allí, pero este reaccionó al constante estímulo.

—¿Señor Eastwood? — la confundida voz de Marlon sonaba bastante cansada y muy ahogada, parecía haber estado gritando por mucho tiempo — ¿Cómo? ¿Cómo es posible?

—Es una extraña historia — respondió atemorizado de su condición, miro sus cadenas, parecían bastante dañadas — ¿Tú como llegaste aquí?

—Yo me metí al castillo en búsqueda de mi hija, pero solo termine en una especie de trampa — contaba decepcionado al no conseguir su objetivo — han pasado tres años desde entonces, fui atrapado por un extraño ser y torturado sin descanso. No tengo idea de que quiere de mi.

Eastwood por primera vez vio a Marlon llorar, esto lo impacto bastante, siempre lo vio como un hombre bastante alejado de sus sentimientos.

—¡¿Espera?! ¡¿Has dicho tres años?! ¡Es imposible! No has desaparecido por tanto tiempo, solo a pasado un par de días — Eastwood estaba más confundido que nunca.

—Si, se que suena desquiciado pero es cierto y lo peor es que pronto el castillo tendrá está apariencia — le contaba temiendo de que fuera demasiado tarde — el volverá a pasear por los pasillos del castillo, se alzará como el señor de estas tierras con una impresionante fuerza y creo que tú eres su elección.

—¿Elección? Suenas como si el quisiera portar mi piel — el Barón sentía miedo, era como si algo en la mazmorra se le hubiera subido.

—Eso mismo hará, antes usaba heraldos, pero eso no le permite ser libre — seguía contando todo lo que escucho de su torturador — Walter lo quiere todo, su ambición lo transformó en una temible entidad..

Marlon se detuvo escucho algo que a Eastwood le fue imposible oír, el hombre torturado tomo su collar, este reposaba colgando en uno de los muros y salió huyendo despavorido, el Barón pensó en seguirlo.



“No lo sigas, tienes que dirigirte a dónde te dije, no tendrás mejor oportunidad”


Dudo de sus actos, pero no podía permitirse perder a Verónica, así fue como se dirigió a otro sitio siguiendo las indicaciones de la extraña voz, teniendo que pasar por un pasaje donde solo podía apoyar su espalda contra la pared y tener cuidado de como avanzaba ya que sino caería al abismo frente a él. Eastwood no sentía firmeza, todo estaba bastante resbaladizo, un paso en falso y caería a la nada.

—Mierda, como es posible que exista está clase de cosas debajo del castillo.. — temía caer y averiguarlo en breve, motivo por el cual avanzó con mayor apuró.

Tras su horrible situación encontró un pasaje más tranquilo, donde podía ver un sendero iluminado con antorchas, al notar que ya no existía peligro de una fatal caída le trajo un poco de paz.

—Debe ser aquí, es como me dijo ese espíritu — hablo para si mismo sin darse cuenta.

El chirrido de una puerta de acero abriéndose llamo la atención de Eastwood, eran en el fondo del corredor y algo salió, los pasos de alguien indicaban que iba al encuentro con el humano, los ojos de la mazmorra le habían indicado de su presencia, el hombre no deseaba volver atrás, por lo cual se ve obligado a encararlo, desenfundo su espada.

—Ven a mi — se alentaba con la única intención de proteger a Lady Verónica.

Una masa de carne repleta de cráneos apareció frente al Barón, con una forma humanoide y una altura cercana a los dos metros de alto, la aterradora criatura acercó su mórbida mano para tomar la cabeza del humano, el guerrero aún no podía procesar lo que tenía frente a él, Eastwood pudo oler la pestilencia que portaba el asqueroso ser, causándole náuseas.


“¡Que no te toque!”


En el último instante eludió el manotazo de la deforme criatura, uso la espada para cortar la extremidad, pero golpeo uno de los muchos cráneos, apenas rompiendo uno de estos.

—¡Maldición! No parece que será fácil — musitó el hombre aún en guardia.

Nuevamente la antinatural criatura atacó, abalanzándose sobre Eastwood, quien decidió dañar sus piernas, la espada rompió otro cráneo, consiguiendo ralentizar a su enemigo, siguió atosigando al monstruo rompiendo más cráneos en sus rodillas, perdiendo el equilibrio.

—¡Cae maldito! ¡Cae! — exclamó deseoso por verlo en el suelo.

Antes de volver a atizar contra otro de los cráneos, la carne lo envolvió dándole una cara y por un breve instante vida, este lloro, parecía sufrir, esto lo congelo por un momento, todos los demás cráneo volvieron a la vida, acobijados por la piel, el Barón se estremeció al escuchar el tormentoso llanto de todas las almas en pena almacenadas en ella, su lamento lo calo hasta lo profundo de su ser, siendo imposible de olvidar por el resto de su vida. Las almas tiraban por todos lados intentando librarse de la prisión en la que ahora vivían, la escena aterraba a Eastwood, tirándose al suelo perdiendo toda voluntad de batalla.

—¡Mátame! ¡Mátame ya! ¡Esto es horrible! ¡Esta cosa me tocó y me hizo parte de él! — gritaba a todo pulmón esperando que el hombre acabará con su sufrimiento.

—¡También a mí! ¡Por favor! — llamo la atención otro de ellos.

—¡No! ¡Yo! ¡Yo primero! — pedía otro de las múltiples caras.

—¡No lo toques! ¡Solo atácalo! ¡Atácalo hasta que deje de moverse! — le recomendó otra de las caras en el monstruo.

—Me llevará una eternidad machacarlos con mi arma y terminara rota — pensaba buscando entre sus opciones, hasta ver las antorchas.

Se arrastro hasta la pared, evitando que el monstruo se le viniera encima en su desesperado intento por atraparlo, tiroteando de la pared se incorporó, agarro la antorcha y llevo su fuego a la boca de uno de las bocas, con rapidez es consumido por las llamas.

—Es eficaz, pero no tengo el suficiente tiempo para quemar cada cabeza — se decía a sí mismo, viéndose presionado a pasar por la puerta metálica.

Muy a su pesar le arrojó la antorcha y corrió a la puerta, el monstruo se había vuelto tan grande que le sería imposible pasar por la puerta, la cosa deforme gateaba para unirlo al resto de las almas desafortunadas, sus enormes manos se aproximaban al hombre, quien no parecía poder llegar a tiempo, sus dedos rasgaron la capa del noble, pasando la puerta, la extremidad logro pasar y no dejaba de moverse, buscando tomar a su presa. Eastwood quedó acorralado en una esquina, sin poder pasar por la enorme extremidad.

—¡Mátame! ¡Sácame de este martirio!

—¡Basta! ¡Tan solo basta! ¡No aguanto esto!

—¡No lo pienses más! ¡Mátame!


“Debes pasarlo, evita el contacto. Ya estás cercas”


—Suena fácil, pero esa cosa no para de moverse — respondía, buscando una oportunidad para saltar sobre la muñeca.

La mano se levantó, abriendo una brecha para su escape, el hombre no lo pensó, únicamente corrió, las cabezas suplicaban su ayuda, sin tener una manera de ayudarlos solo los paso de largo, encontrando una cámara con figuras de cristal, un hombre mayor de larga barba, Ernes, Feril, Sablon y Dhorcas el orco.


“Rómpelas, solo hazlo y todo cambiará”



—¿Podré estar con Verónica? ¿Ya no tendré que preocuparme por los muertos? — le preguntaba mientras acercaba su espada a las frágiles figuras.


“Si”


En las profundidades de la mazmorra, Feril y el hombre liberado de la torre hablaban, el tipo le revelaba las verdades de el siniestro lugar, dejándolo estupefacto.

—Debemos ponernos en movimiento, él no nos dejara en paz, hasta que dejemos de ser una amenaza para su existencia — le confesó mirando los alrededores, en espera de su próximo ataque.

—Si aquí no está su corazón ¿Dónde podemos encontrarlo? — apenas le dijo el archimago se hizo pedazos, el mercenario no podía entender lo que ocurría, pero podía imaginar que el sería el siguiente — ¡Hermano! ¡Hermano! ¡El castillo! ¡Debes huir del castillo! ¡Nos matara a todos! ¡Debes destruir el castillo..!

El gemelo se rompió en mil pedazos, quedando su alma atrapada en tan horroroso sitio, sus restos serían acompañados por los tesoros de la mazmorra por toda la eternidad, manchados de sangre.

Una mano tomo el hombro de Eastwood, devolviéndolo a su propio plano, sintió como era jalado por los múltiples escenarios del castillo Esmeralda, termino mareado y en el suelo, jadeaba tras su desagradable experiencia.

—¡No! ¡No! ¡Aun me faltaba! ¡Ya estaba tan cercas! — gritaba furioso por no alcanzar a cumplir su cometido.

El sonido de los cuernos llamo su atención, volviendo al campamento fuera del castillo, aún no podía dejar de pensar en como había visto el edificio en aquel plano de la existencia, al llegar encontró al Barón Emil tirando de un cuerpo sin vida, todos los hombres se acercaron para ver lo que sucedía, Sebastián pudo reconocer el cuerpo sin vida, era Sasha, sus compañeros también lo notaron y sabían que su tiempo estaba por terminar, Firel se vio afectado, el cayó al suelo sujetando su cabeza.

—Hermano.. — musitó con lágrimas brotando.

—¡Tenemos asesinos entre nosotros! — reveló Emil, quien se acercaba a su gente con su arma insignia en manos, está ardía con una potente luz.

—¿Pero qué pasa aquí Emil? — apenas vio la extraña situación no pudo hacerse a un lado.

—¡Aquí está ocurriendo algo siniestro, ella quería matarme y mis hombres confirmaron a más muertos en sus carpas! — la noticia tomo por sorpresa a Eastwood, pero pudo notar que el Barón estaba paranoico.

—Amigo, necesitas..

—No soy tu amigo, tú sigues deseando el dominio de ese castillo — Emil señaló el castillo Esmeralda con su lucero del alba.

Eastwood empujó su arma, temiendo que la estructura fuera dañada por la potente maza mágica, esto fue mal visto por el Barón y sus hombres.

—¡Tu eres el traidor! — los hombres tomaron sus armas, acorralando al pelirrojo — tu toma de poder se termina aquí.

—¡Te equivocas!

Tiberius derriba a un grupo de hombres y decapita a otro de los guerreros de Emil, Sebastián apuñala a otros dos y van con el Barón Eastwood, Firel los mira, no podía creer su imprudencia.

—¡Barón Emil descargue su arma sobre ese sitio! — le pidió Firel deseando acabar con la anomalía, el noble lo miro con dudas — ¡No es momento de dudar, hazlo!

—Si.. eso es lo importante — ignorando los motivos del hombre levantó su resplandeciente arma.

El suelo tembló en ese instante, todos estaban desconcertados y ocurrió algo imposible, el cielo se movió, paso a un atardecer, enseguida una noche y por último amaneció, entre estos actos los hombres sintieron como flotaron levemente, solo eran simples espectadores del suceso antinatural. El cielo se movió cada vez más lento, nuevamente los guerreros tocaron el suelo, aún sin estar en sus cabales.

—¿Qué fue lo que ocurrió? — Emil intentaba procesar lo ocurrido.

—¡Es culpa del castillo! ¡Lo debió hacer por nosotros! ¡Derrúmbelo! — vociferaba el líder mercenario, temeroso de lo que estaba por venir.

—¡Emil! — se alarmó el Barón Eastwood, al ver lo que se aproximaba.

El grupo notó como un ejército llegaba a ellos, se trataba de Solomon, quien volvía luego de respetar su promesa, ahora estaba llegando por la cabeza de sus opositores.

—No, no puede ser — susurro Emil, al notar que sus números no eran mayores a los de su oponente — era lo último que necesitaba.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top