x44x
Frank llevaba más de veinte minutos preparando un desayuno completamente encantador, lleno de frutas y cosas deliciosas, específicamente deliciosas para el pelinegro, que aún descansaba en la cama, dormido.
La noche anterior se sintió terriblemente asustado, pero comprendió que esos eran los momentos donde debía estar más que nunca junto a su novio, haciendole notar su cariño. No le parecía para nada extraño ese suceso, desde un principio sabía que Gerard sufría de esos horribles momentos, aunque eso no hiciera que se haya sentido menos angustiado.
Hubiera deseado tan solo abrazarlo y protegerlo, y con eso observar en su rostro completa tranquilidad, pero debía esperar extensos minutos para poder encontrar al bonito ángel lleno de miedo detrás de ese ataque de pánico, para finalmente apaciguarlo y ayudarlo. Debió entenderlo, ponerse en su lugar e intentar recoger los trozos rotos del pelinegro y unirlos en un fuerte abrazo. Cuando el corazón de Gerard dejó de estar tan acelerado, sus respiraciones se volvieron tranquilas y su mirada se posó finalmente, decaída, en los ojos atentos del contrario, Frank le sonrió, besando la punta de su nariz cuando todo terminó.
Gerard no recuerda exactamente en qué momento había terminado acurrucado en la cama, pero así estaba justo en el momento que Frank ingresó a la habitación con su desayuno sorpresa. El pelinegro alzó su cabeza con su mejor expresión somnolienta y mostró una sonrisa alegre, podía ver la emoción en la mirada del menor, dejándole notar que se había esforzado.
Bandit comenzó a removerse en su cuna al escuchar las conversaciones entre sus padres, y buscó a alguno de ellos con sus pequeñas manos. Inmediatamente el castaño se puso de pie y la tomó, cargandola. Gerard los observaba con un brillo en los ojos, intentando comprender cómo demonios podía pensar en todas aquellas cosas que lo hacían colapsar.
No se distrajo demasiado en eso, sino le causaría un recuerdo no deseado de la noche anterior. Llevaba varias semanas con ese asunto, y que el menor finalmente lo supiera hacía que se sintiera un poco mejor, porque él hacía esos momentos un poco mejores, en la medida que pueden serlo.
—Me gusta cuando te recuestas así—Comentó el pelinegro, sintiendo ternura de ver al contrario acurrucado como un gatito, con Bandit cerca de su pecho. Frank sonrió aún con los ojos cerrados.—Ven aquí—Gerard escogió una posición cómoda para poder compartir su desayuno con el contrario, sin hacer algún desastre en la cama.—También te compartiría Bandit, pero... Aún no tienes dientes.
Frank rió, dejándola acostada a su lado, con su cabecita en una de las almohadas y uno de sus peluches entre sus manitos.
—¿Te sientes mejor?—Indagó el menor, notando las ojeras del contrario, incluso podía notar en sus ojos el cansancio. Llevaban un par de minutos tomando sus cafés y simplemente comentando tonterías que harían en las horas siguientes.
—Sí, suele ocurrir, no te preocupes—Frank tragó saliva, dudando un poco de sus palabras, además de ya haberse preocupado demasiado por él.—Tienes un novio que a veces hace cortocircuito—El contrario soltó una pequeña risa, siempre lograba hacerlo reír, aunque fuese un tema extremadamente serio.
—Tienes un tratamiento para que eso no pase, Gee—Comenzó el menor, tratando de llevar la conversación lo más tranquila y agradable posible.—Puedo acompañarte en todo lo que necesites—No sabía exactamente cómo seguir, porque las palabras "psicólogo", "pastillas" y "ataque de pánico" no le parecían para nada adecuadas, y simplemente incomodarían al contrario.—¿Sí... Bebé?—Se sonrojó inevitablemente, no estaba acostumbrado a decir esos apodos, pero supuso que la situación lo ameritaba, y realmente quería hacerlo sentir mejor.
—Está bien. Estoy un poco cansado de que pase, y me resulta muy angustiante—Gerard se sintió muy bien al notar la bonita atención que ponía el contrario en él. Nunca antes se había sentido tan acompañado como en la noche anterior, Frank lo cuidó de una manera muy especial.—Supongo que debería hacer algo al respecto.
—Claro, vas a sentirte mucho mejor, te lo aseguro—Formó una sonrisa tenue, estirando uno de sus brazos para tomar la mano del pelinegro, sintiendo el calor que esta poseía gracias a la taza de café caliente, y disfrutando el simple roce de sus dedos, sentía demasiado cariño por él.—Y me tienes a mí, no quiero que estes solo en esos momentos.
Gerard tenía sus mejillas sonrosadas, y musitó un "gracias" casi inaudible, entrelazando sus dedos y sonriendole.
***
Largos días pasaron en los que Frank se ocupó de hablar con su novio sobre ese tema en particular, alentandolo a protegerse a él mismo, y buscar una solución a ese problema, para poder sentirse tranquilo completamente.
—Te amo—La voz del castaño se escuchó débil, acariciando el cabello oscuro del contrario. Las hebras oscuras de Gerard caían de manera delicada a un lado de su rostro, mientras del otro lado el cabello estaba esparcido bajo él, se encontraba dormido, con su expresión relajada y la punta de su nariz un poco fría.
Frank se puso de pie, buscando una manta abrigada para cubrir el cuerpo del contrario. Miró el reloj en uno de los lados en la habitación, daban las cuatro de la mañana y se había despertado porque Bandit estaba quejosa, lloriqueando.
—Vamos a casarnos...—Continuó, dejando un pequeño beso en su frente. Luego de arropar a su hija en la cuna, pasó a hacer lo mismo con Gerard, cubriendose él mismo también con las mantas y dejando delicados besos sobre su rostro.—Tenemos una niña... Y se parece a ti—Le causaba mucha calma encontrarse a su lado, incluso si él dormía.—Estoy tan enamorado, me gustas tanto.
Sus naricez casi se rozaban. Frank observaba los labios rosados y húmedos del contrario, aprovechó para acercarse y darle un beso, separandose con el característico chasquido, cerrando sus ojos inevitablemente. Estaba comenzando a finalmente entender que estaba con Gerard Way, y su vida había cambiado radicalmente. Tenía el corazón latiendo rápidamente, mientras con una de sus manos acariciaba la mejilla del pelinegro, sentía un calor reconfortante en el pecho junto a la sensación de intimidad y privacidad que le provocaba estar tan cerca del contrario.
—No puedo esperar para verte firmar ese papel, ser tu esposo—Dejó ir un suspiro pesado, comenzando a acurrucarse contra su pecho, el sueño le estaba ganando.—Y estar contigo pase lo que pase... Tal vez traer al mundo otra niña.
Justo cuando estuvo a un segundo de caer dormido, Bandit volvió a quejarse en su cuna, comenzando a llorar en un tono bajo, siempre había sido así, podría decirse que era bastante tranquila, incluso seria, y Frank sospechaba que había heredado la seriedad de su tío Michael.
Volvió a ponerse de pie, susurrando claramente un "definitivamente otra niña no" y tomándola entre sus brazos, decidiendo que sería mejor llevarla hasta su propia cama. Con suaves movimientos acomodó a la bebé entre ambos, cubriendola perfectamente y haciendo que dejara de quejarse inmediatamente.
—Frank—Musitó el pelinegro, apenas abriendo sus ojos, con voz rasposa y adormilada.—Te amo—Tomó una de las pequeñas manitos de Bandit, dejando un beso sobre ella y luego besando los labios del castaño rápidamente, volviendo a dormir en menos de un segundo.
El menor simplemente cayó dormido, escuchando alguna canción clásica de Elvis Presley en el silencio, el sonido de Can't help falling in love inundaba todos los rincones de su mente, hasta que perdió la consciencia, teniendo en claro que recordaría ese momento por toda su vida, y que incluso esos minutos podían ser extremadamente importantes si estaba con Gerard.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top