27

Se acercó lentamente y, con un movimiento tembloroso, unió sus labios con los de Yoongi. Fue un beso lleno de dolor y anhelo, una mezcla de arrepentimiento y un último intento de encontrar consuelo en lo que una vez había sido su lugar seguro. La intensidad del momento reflejaba el profundo dolor y el amor que todavía existía entre ellos, incluso cuando se habían separado.

Al separarse, ambos sabían que este momento no podía borrar el pasado ni cambiar las decisiones que habían tomado, pero era un último acto de conexión, un intento de sanar las heridas que habían dejado. La noche continuó, con la brisa envolviendo sus cuerpos en una sensación de desolación y esperanza, mientras ambos se enfrentaban a un futuro incierto, pero con la claridad de que, al menos por un breve instante, había encontrado paz en su dolor compartido.

Al amanecer, la luz suave del sol se filtraba a través de las cortinas de la habitación del hotel donde Yoongi y Jimin habían pasado la noche. El silencio era profundo, roto solo por el murmullo de la ciudad que comenzaba a despertar fuera de las ventanas.

Yoongi despertó lentamente, envuelto en las sábanas, y sintió la calidez de la presencia de Jimin a su lado. Sin embargo, al abrir los ojos, se dio cuenta de que la cama estaba vacía. Jimin ya no estaba allí.

Se levantó con una sensación de inquietud y buscó a Jimin por la habitación. Miró alrededor, revisando el baño y el vestidor, pero no había señales de él. La habitación del hotel estaba ordenada, y el único indicio de que Jimin había estado allí era el ligero desorden en la cama.

Yoongi se apresuró a vestirse, el corazón acelerado por la preocupación. Se dirigió al vestíbulo del hotel, esperando encontrar a Jimin en alguna parte del hotel o, al menos, obtener alguna pista de su paradero. Había una sensación de desolación en su pecho mientras caminaba, recordando las palabras y el abrazo de la noche anterior.

—¿Has visto a un joven con cabello pálido y ojos tristes? —preguntó Yoongi al recepcionista del hotel, tratando de mantener la calma.

—Sí, vi a alguien salir temprano esta mañana. —El recepcionista revisó las cámaras de seguridad y asintió lentamente. —Salió por la puerta principal alrededor de las 6:00 a.m.

Yoongi sintió un nudo en el estómago. Salió del hotel y se dirigió a las calles cercanas, buscando señales de Jimin. Cada rincón del área parecía desolado, y la desesperación se apoderaba de él a medida que no encontraba rastros de su compañero.

—Jimin, ¿Dónde estás? —llamó Yoongi, su voz quebrada por la angustia.

Con el paso de las horas, Yoongi continuó su búsqueda sin descanso, revisando lugares donde solían ir juntos, preguntando a posibles testigos y esperando que Jimin dejara alguna pista. La angustia de no saber dónde estaba Jimin se convirtió en un peso abrumador.

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