26.

Con la cena terminada, Bakugou puso las galletas con chocolate y los malvaviscos de ositos cariñositos a tostarse un poco en el horno eléctrico.

Fue una pequeña espera, pero que cuando el horno avisó con su campana que ya estaba listo, fue como si a todos –salvo a Bakugou– les chorreara la baba sin darse cuenta.

Eran sencillamente adorables. Los ojos de Eri brillaron en cuanto Bakugou se los mostró.

– ¡Son muy bonitos, Bakugou-nii-san!

– Y también deliciosos – Aclaró con orgullo – Adelante, toma el que quieras, pero están calientes.

Como la típica niña estereotipada, Eri se fue por el oso rosa con dibujo de arcoiris. Bakugou no puede decir que no se lo esperaba.

Antes de darle un mordisco, Eri sopló un par de veces para quitarle lo caliente y se lo comió. Mordió la mitad de la galleta y el malvavisco se estiró como si fuera queso derretido.

De todas formas, el sonido de satisfacción de la niña hizo que todo valiera la pena. De no ser porque alguien carraspeó, Bakugou se habría olvidado de los demás.

– Ah sí – Dijo con aburrimiento – Ustedes...

– ¡Oni-chan! ¡Come el morado porque es como tú! – Las sugerencias de Eri eran una cosa que Shinsou se tomaba muy en serio.

Miró a Bakugou a los ojos como pidiéndole permiso y cuando la mirada carmesí paso de amenazante a irritada, fue que pudo estirar la mano sana para tomar el s'more.

Justo después de él, Todoroki y Sero hicieron lo mismo con rapidez para tomar cada uno su respectiva galleta.

Casi al mismo tiempo los 3 se metieron los s'mores a la boca. El crujiente de la galleta más lo dulce del chocolate derretido y la suavidad del malvavisco los hizo gemir.

Bakugou rodó los ojos por la exageración. Las galletas son de una tienda de conveniencia al igual que el chocolate, solo hizo el malvavisco. Duda mucho que sepa a algo más.

Mientras los 3 ridículos disfrutaban exageradamente lo suyo, Bakugou se comió su propio s'mores mientras metía la bandeja con nuevas galletas en el horno.

Eri se había puesto junto a él, curiosa mientras observaba todos los preparativos. Hasta que su mirada cayó en algo colorido y brillante.

– Ese es un muy bonito collar, Bakugou-nii-san – Fue apenas un comentario inocente, Bakugou incluso le revolvió el cabello a la niña como agradecimiento.

Pero para los otros, llamó su atención. Hizo que finalmente se desviaran del sabor de los s'mores y fijaran la mirada en el cuello de Bakugou –porque si era un collar, ahí debía estar–.

Todoroki lo miraba con orgullo, sabiendo que era el responsable de que Bakugou tuviera dicho accesorio. Pero Shinsou y Sero no sabían de dónde había salido y por qué Bakugou lo tenía.

– ¿En dónde lo compró? – Y antes de que Bakugou le responda, Eri se giró a su primo – ¡Oni-chan, ¿verdad que es bonito?! ¡También quiero uno!

Bakugou realmente dudaba de decir la verdad. Después de todo, la persona que se lo dio estaba presente y si el decía alguna mentira, Todoroki iba a refutarla. Así que mentir no era opción, pero no puede decir que la verdad si fuera una.

– Fue un regalo – Terminó diciendo – No sé dónde lo compró – Aquello no era del todo mentira. Realmente no sabía dónde Todoroki lo había comprado.

– ¿Quién? – Fue Sero quien preguntó.

Todos lo miraron, Eri con entusiasmo, Todoroki con orgullo y los otros 2 con una pizca de celos. Bakugou tragó saliva, porque no quería decirlo. Pero al diablo, realmente no era gran cosa.

– Él – Dijo mientras señalaba a Todoroki.

Las miradas de Sero y Shinsou no tardaron en dirigirse rápidamente a Todoroki con algo de molestia. Después de todo, Bakugou estaba usando algo que ese idiota le dio.

El sonido del horno eléctrico interrumpió cualquier cosa que pudiera ocasionar una pelea, y Bakugou fue a sacar la nueva bandeja de s'mores del horno.

Volvieron a comer en silencio, Bakugou acompañado de Eri intentando ignorar el ambiente pesado que se había formado en la cocina por un puto collar.

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Al final, ninguno se dirigió la palabra; si de Eri se despidieron fue por cortesía pero por fortuna la niña no se percató de la grosería.

Shinsou fue el primero en irse por el tema de llevar temprano a su prima a casa o su tío lo mataría. Claramente no se quería ir, pero como cuidador de Eri no tenía opción.

Sero fue el segundo, que si bien, no salió del dormitorio –porque ahí vivía– lavó los platos sucios –Bakugou lo amenazó– y después de casi ser echado a patadas, se metió a su dormitorio.

Eso dejaba a Todoroki y Bakugou solos. Para estudiar, obvio.

Claro que mientras Sero pintaba el retrato de Bakugou ellos estudiaron, pero con un maestro como el suyo, cualquier minuto contaba para no bajar sus notas.

– ¿El ángulo es de 45°, no? – Preguntó Bakugou.

– Mmn, sí – Todoroki estaba estudiando, sí. Pero a veces se le desviaban los ojos para ver el perfil de Bakugou.

Su cara de concentración y sus rasgos finos realmente lo atraían como una visión.

Sabe que hay muchas frases que dicen cosas como "la verdadera belleza está en el interior" u otros refranes que usa la gente poca atractiva, pero Bakugou era tan hermoso por dentro como por fuera, y no podía evitar admirarlo.

– ¿Qué? – Claro que Bakugou se daría cuenta de que le veían.

– ¿Qué de qué?

– No te hagas el tonto, bastardo mitad y mitad – Gruñó – ¿Por qué me miras tanto?

Todoroki meditó su respuesta. Cualquier cosa que dijera podía ser usado en su contra. Pero un vistazo rápido a la pintura de Sero que todavía continuaba secándose le hizo contestar.

– Quería ver que tan parecido es el retrato, es todo – Sus palabras hicieron que Bakugou lo mirara también.

– Deja de perder el tiempo, y sigamos estudiando – Su queja no fue tomada en serio porque bostezó – Ya se está haciendo tarde.

– Es verdad, duermes a las 8.

Bakugou lo miró con el ceño fruncido pero con las lágrimas producto del bostezo se vio adorable en lugar de amenazante.

Todoroki no pudo evitar estirar la mano para pasar sus nudillos por la tersa mejilla de Bakugou.

– ¿Qué haces?

El ceño fruncido no se fue, y Bakugou tampoco se alejó del toque. Y a través del contacto, Todoroki pudo sentir que el rostro del rubio quedaba cálido y vio sonrojarse sus mejillas.

Si Bakugou le decía que parara, sabía que Todoroki lo haría. Pero no pudo. No pudo decírselo, al menos no directamente.

– Creo que será mejor que te vayas – Terminó diciendo con calma. Todoroki siguió sin contestar pero alejó su mano – Ahora.

– Entiendo – Todoroki no peleó con él. Recogió sus cosas y se levantó – ¿Mañana podemos estudiar?

– Te diría que no – Bakugou también se levantó y caminó con Todoroki hasta la puerta – Pero considerando que el profesor cada vez se vuelve más cabrón, prefiero prevenir que lamentar.

Todoroki se puso sus zapatos y abrió la puerta. Dio un último vistazo a Bakugou y le dio una leve sonrisa.

– Nos vemos mañana entonces.

– Mmh... – Fue la contestación de Bakugou.

Pero aún con todo, el bicolor no se fue. Se quedaron viendo unos segundos, segundos decisivos cuando Todoroki se inclinó hacia abajo, hacia Bakugou.

Y Bakugou no pudo hacer nada más que verle la cara, y comprender, con una horrible intensidad, que quería que lo besaran.

Casi como si nunca lo hubiera olvidado, meció su cuerpo hacía él, incluso resistiendo el impulso de ponerse de puntillas.

Y cuando cerró los párpados para esperar, Todoroki se desvió.

Fue apenas un roce, más que nada solo fue el aliento de Todoroki golpeando su mejilla más que un beso. Pero Bakugou sintió cómo aquello le quemaba.

Tardó menos de lo que alguno hubiera querido, pero cuando Todoroki se alejó para despedirse, Bakugou finalmente salió de su ensoñación.

– Uhm... – Pareció que Todoroki pensaba lo que diría – Buenas noches.

Y entonces Todoroki se retiró después de una sonrisa tímida, y Bakugou se quedó ahí parado en la puerta del dormitorio pensando qué demonios había sido eso.

¿Iba a besar a su ex?






























































N/A: Pasen a mi segundo perfil si quieren leer una historia así de las cachondas que escribo para entretener. Les dejo un comentario desde mi otra cuenta.

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