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—y...¿cómo te va con tu nueva labor en esta vida?.-preguntó el gato español con algo de temor en su rostro, viendo el fondo de su vaso de leche espumosa que se encontraba junto a un pollo rostizado a medio comer.

La gata que ambas amaban, ahora esposa del shinigami y madre de tres pequeños gatitos. Esta se encontraba sobre sus rodillas en el suelo del ahora invierno, cubierta con un abrigo verde y un corro del mismo color. Jugando con Luna y Dabriah(quienes también estaban abrigadas) y su pequeño ratón de juguete, el cual era un regalo que según su madre, un gordo barbudo y rojo les trajo mientras dormían. La tarde era acogedora y agradable y esa imagen que ambos ahora tenían era todo lo que la Muerte necesitaba. Su bella familia.

—una verdadera locura, a mi pequeña Dabriah ya le están empezando a salir los colmillos y anda mordiendo todo.

—Eso explica porque la última vez que fui a verlos no dejaba de morder la punta de mis botas.

—y Luna: mi princesa.-una pequeña sonrisa se poso sobre su hocico.- Está empezando a usar sus garras, es toda una leona y Kitty tuvo que quitar las cortinas de la habitación de los niños porque no dejaba de saltar y jalar de ellas.

—espera ¿habláis de las cortinas azules que le regale por su fiesta prenatal?.-cuestiono Gato.

el lobo asintió, bebiendo con elegancia de su copa con vodka.

—ay que mala onda. Yo le di esas cortinas con mucho amor y buenos deseos para sus crios.-Gato respondió, haciendo pucheros para enseguida beber de su copa

—En primera, Gato con Botas ¿quien regala cortinas en un baby shower?.-cuestionó la Muerte, arqueando la ceja.

—no eran cualquier tipo de cortinas.-reclamo el felino naranja.-son de las más finas y elegantes que puedes encontrar en Italia. Gaste mucho en ellas.

La Muerte se mantuvo incrédulo.

—bien, bien. Las robe.-admitió, encogiéndose de hombros para volver a tomar su leche.

—A veces me tengo que ir para recolectar nuevas almas. Pero Kitty dice que jamás los ve tan felices durante el día como en los momentos donde regreso a casa con ellos.-mirando a lo bajó, el lobo unió sus dos manos, entrelazándolas, mientras en su voz expresaba dulzura y suavidad.

—¿cómo reaccionan cuando regresas?.

—corren hacia mí y con sus garras tratan de subir para así abrazarme.

—y ¿qué te hace sentir eso?...

—¿qué me hacen sentir ellos?...

El gato español asintió.

—ow...-canturreo la Muerte, recargándose contra la silla.-...no lo se y eso que debería de hacerlo...pero desde que ellos llegaron, empecé a amar la vida más que nunca...y...y estoy feliz...muy feliz...-enseguida bajó su mirada hacia su rival.-¿crees tú que eso es normal?.

—no creo que ocupes buscar una respuesta en un simple mortal para saber lo que tu...sin máscara, siente al ser padre, colega...-Gato respondió, devolviéndole el mismo tipo de sonrisa.

y entonces, con sus dos garras, el shinigami agarro una tirita de pollo rostizado y la acerco a su estomago, donde por debajo de su pocho negro, se asomo Eris, comiendo aquel bocadillo que su padre le había ofrecido.

—¿será este chiquitín tu futuro acompañante en tus matanzas?.-pregunto Gato.

—solo si él lo desea así...-Respondió la Muerte, acariciando su cabecita.

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