Capítulo 33


Jack cubre mis ojos con un pañuelo y no entiendo nada, no entiendo que estamos haciendo en un billar, no entiendo porqué escogió este sitio.

Me mantuvo intrigada todo el trayecto. Cada vez que intentaba persuadirlo para que me confesará de que se trataba lo que estaba tratando él no dejaba de repetir: Calma saltamontes.

 Y eso me intrigas más.

—Relájate —me pide con voz queda.

—Jack, ya dime que tramas.

—Falta poco Angel, aguanta un poco.

—Esto no me gusta nada.

—Estoy seguro que te va a encantar —asegura y no se que pensar, estoy al borde y me doy cuenta que por mas que desee que me diga que vamos hacer en el billar él no me lo va decir. Lo que queda es resignarse y esperar.

—¿Qué haces específicamente aquí?—inquiero curiosa, con los brazos cruzados bajo mi pecho, escuchando el ruido de las ruedas y la música.

—Limpio mesas y reparto tragos.

Asisto.

—¿Te pagan bien?

—Mas o menos —su tono de voz no es muy alentador —.Pero me ha servido para pagar la universidad y entre otras cosas.

Hago una mueca y siento una leve presión en el pecho al escucharlo. Me de pesar con él. Tener que hacer esto por culpa de un padre que decidió dejarlos. 

—A veces sirvo de cajero—prosigue—.Me gusta mas repartir porque allí me dan una buena propina. Los borrachos son los mas bondadosos —bromea y me contagia su animo, busco su mano y la consigo enseguida.

Le doy un pequeño apretón y él me responde acariciando mi piel.

—¿Y has jugado alguna vez?

—A veces con mis compañeros—contesta.

—Me lo imaginé.

—¿Te gustaría venir?—propone y puedo adivinar su cara juguetona—. ¿sabes jugar?

—No tengo la mínima idea.

—Podemos venir cuando quieras y yo mismo te doy unas clases—se ofrece y no puedo evitar recrear una imagen de los dos—. ¿Te parece?

—Lo pensaré.

Se ríe y aplasta delicadamente sus labios sobre el dorso de mi mano, no la quito de mi cuando la coloco sobre mi regazo. Se siente lindo tenerla envuelta así que no me molesto en apartara.

—Levanta el pie aquí, Ángel —hago lo que me pide y me tambaleo, las manos firmes de jack me sostienen e impide que me caiga. Me siento perdida con este trapo en mi ojos que no se que me siento en desventaja y también perdida.

—¿Jack?—sabia que estaba allí, sus manos seguían en mi cintura y podía sentir el calor y su fragancia —. ¿Qué pasa? ¿por que te quedas callado?

—¿En serio tengo que decírtelo?—su aliento fresco choca contra el valle de mis labios y mis ojos se abren bajo la tela.

—¿Po-podemos seguir?—digo nerviosa—.Recuerda que le mentí a mis papas. Sé que soy toda una adulta pero ellos no lo ven así, todavía piensan que es una chiquilla. 

—Verte en esta situación y no poder robarte un beso es el sacrificio mas grande que he hecho en la vida —sus manos se instalan en mi cuello y me estremezco—. Solo para demostrar lo mucho que me gustas. Es frustrante pero vale la pena la puta espera.

Su dedo acaricia mi cuello con su dedo pulgar y mis labios hormiguean ante del deseo de volver a sentirlo. Estuve a punto de decirle que lo hiciera pero mis palabras ni siquiera lograron salir de mi boca cuando me llevo de la mano hasta una puerta e ingresamos al loca.

Inmediatamente siento el cambio de ambiente. El olor a cigarro, licor y humedad hace que fuese difícil respirar, el calor era algo desesperante.  Murmullos, exclamos y algunas de palabrotas se escuchaban al fondo. Por el tono de voz  de estos hombres no pude evitar imaginarlos como salen en las tipas películas de hollywood.  Grandes, musculosos, con tatuajes en ambos brazos, barbas largas, chaquetas negras con púas, lentes oscuros y subidos en sus motocicletas ruidosas.

Los choques de las bolas de billar me hacen sobre saltar. Me aferro al brazo de Jack al oír las voces de los tipos. Estos dejaron de expulsar las mantras de groserías para luego ser reemplazadas por cumplidos y palabras sucias a mi persona. 

Jack los manda a callar sin miedo alguno.

¿Está demente?

¡Esos tipos podrían matarlo!

—¿Dónde sacaste tremendo bizcochito? — siento que Jack se suelta de mi —. Tranquilo viejo, solo estoy preguntando.

—Aleja tus sucios ojos de ella.

—Jack —esto no me esta gustando, quiero irme de aquí. Presiento que algo terrible va a pasar.

—Fue solo una pregunta —le dice el tipo entre risas—. Cálmate viejo.

—Márchate—le alza la voz.

—Jack — cuando siento que vuelve a mi lado me aferro a su brazo y lo empujo hacia abajo—.¿ Te has vuelto loco? ¿quieres que te maten?

—Es un hijo de puta meli, no te preocupes —acaricia leve mi mentón.

—No debiste enfrentarlo.

—Enfrentaré al cualquier mal nacido que se atreva a ofenderte—sigo creyendo que esta loco aunque sus palabras me haya hecho sentir segura.

—Trata de controlarte ¿si?

—Párate aquí Ángel —me ignora.

—Jack no debiste hacer eso.

—Son solo músculos — me dice—. Ponles un ratón y veras como salen corriendo. Relájate que no me va a pasar nada.

Suspiro y trato de relajarme.

—¿Ya me puedes decir que hacemos aquí?

—Espera un momento.

—Me va a dar una crisis de alergia, hay demasiado humo, no sé cómo puedes trabajar aquí —digo impacientada—. Sácame ya de aquí, jamás debí haber aceptado. Por favor llévame a casa.

—Cálmate ángel.

—¿Cómo me pides que me calme? —protesto —.Estamos en un bar, huele feo, el humo me hace daño. Quítame esto, yo mejor me voy.

—¿Irte sin ella?

La bufanda baja por mi cara y mis ojos son impactados por la luz. Los tallos con los nudillos y parpadeo hasta adaptarme a la iluminación. Iba a darme la vuelta y preguntar a Jack que pasaba pero algo me detuvo. Miro paralizada y me quedo sin reaccionar no se por cuanto tiempo. Mis lagrimas comienzan a salir de mis ojos y me llevo las manos a la boca viendo mi adorada bicicleta.

 Me giro hacia el rizado impresionada cuando murmura detrás de mi "Sorpresa" y salto hacia su cuerpo.

—Te hice una promesa y no descansaría hasta encontrarla —murmura envolviéndome.

No me salían las palabras.

—Dios mío Jack— exclamo y lo aprieto hacia, siento que el corazón se me va a salir en cualquier momento—.Muchísimas gracias.

Cuando el hombre se la llevó sabia desde ese mismo instante que jamás la recuperaría. Jack me había jurado encontrarla, pero no quise guardar ninguna esperanza porque era obvio que no iba a encontrarla.

—También debes darles gracias a ellos—menciona y me vuelvo hacia atrás. Dos hombres grandes me saludaron de forma amigable haciendo un ademan con la mano—. Ellos me ayudaron.

—Jack nos comentó lo que sucedió y enseguida nos pusimos a trabajar. Sabíamos que la policía tardaría en estos casos así que llamé a varios de mis contactos para comenzar con la búsqueda—informa el más alto de los dos y le sonrío agradecida.

—Gracias, no, no tengo palabras.

—Cualquier cosa que tu necesites solo avísanos —ofrece el que está al lado, sonriendo también —. Soy Héctor.

—Y yo me llamo Apolo—me bajo del cuerpo de jack para irles a estrechar la mano.

—Grey recuerda llevarla a casa y volver al trabajo —ordenaron Apolo y se despide de mi al igual que Héctor.

—Por favor dime que esto es real— imploro mirando mi linda bicicleta.

—Es real. Puedes pellizcarme para comprobar —dice llegando a mi lado y me lanzo otra vez a sus brazos, nuestros rostros quedan cerca uno del otro.

—Me has devuelto una parte de mi alma— le digo y su sonrisa es amplia—Me devolviste la vida—lo rodeo con mis brazos y acuno mi rostro en el espacio de su hombro y cuello —.Gracias, gracias, inepto.

—Tenemos que irnos—anuncia y asisto, me bajo de su cuerpo y me acerco hasta ella lista para irme en ella.

—Te sigo.

—De ninguna manera—abro la boca incomprendida.

—¿Po-por que?

—Es peligroso.

—¿Y la dejaremos aquí?

—No te preocupes — me dice —.Yo me encargo de hacerla llegar a tu casa.

—Jack...

—Grey hay mucho que hacer y debes llevar a la señorita Melina a su casa—menciona Héctor y jack asiste y me hace señas con la cabeza.

—¿Trabajas también los domingos? —indago y niega con la cabeza—. ¿Estás trabajando extra?

—Ayer pedí permiso para asistir al teatro contigo.

Mis ojos se abrieron en shock.

—¿Q-que?

—Estaba cumpliendo mi compromiso contigo.

—Pe-pero no así Jack tú debes descansar y si no podías debiste decírmelo.

Sube y baja los hombros y me quedo viendo impactada.

—Hey, Grey ¿Qué te dije? —salgo del trance y levanto la vista de él—. Tenemos mucho que hacer y debes trabajar tiempo completo. Recuerda o no te pago nada.

—Vamos angel—me dice apresurado.

—¿H-hasta tienes que horas trabajas? —curioseo.

—Seis de la mañana.

—¿Y cómo vas hacer con la clase de mañana?

—Supongo que faltaré—la culpa presiona mi pecho y él lo nota—. Tranquila Ángel.

—¿Ese señor Héctor es tu jefe?

—Si él es mi jefe—me acerco hasta Héctor sin pensarlo y le vuelve a repetir a Jack que me saque del lugar.

—Grey.

—Puedo hablar un segundo con usted.

—Tiene que irse señorita.

—Lo hare si me permite pedirle algo—niega de manera sutil —Por favor, es una cosita nada mas. ¿Si?

—Ángel

—Esta bien—dice rendido y se cruza de brazos con una postura relajada. Héctor es un hombre simpático, no debe llegar ni a los cuarenta años.

—¿Usted podría dejar que Jack salga más temprano? —levanto una ceja y miro por un segundo a Jack por encima de mi cabeza—. Es mi culpa ¿sabe? Yo lo invité al teatro ayer y no sabía que había pedido permiso para acompañarme.

—Hicimos un acuerdo y él debe cumplir.

—Mire señor Héctor. Estamos casi en las últimas semanas del semestre —insisto y atisbo de sonrisa en sus labios —. Y es donde menos debemos faltar. Por favor déjelo salir temprano.

—Ángel no te preocupes por eso —coloca sus manos en mi hombros —.Ven te llevare a casa.

—Por favor haga una excepción con él— le suplico y bato las pestañas— .Solo por hoy.

Héctor mira a Jack y suelta un suspiro, no parece agradarle pero no me importa. Le voy a insistir hasta que acepte.

—Hasta las cuatro de la mañana.

—Tres de la mañana —hace una negación—.Que le cuesta, no sea malito.

Ambos se ríen.

—Tres y media, sin discusión—condena y me quedo satisfecha—. Sácala de aquí Grey.

— Si señor —Jack envuelve mi mano—. Vamos Ángel.

Asisto mirándolo unos segundos y me despido de Héctor haciendo un ademan con la mano, me regreso hacia mi bicicleta y le doy una leve caricia antes de abandonar el billar.

—Gracias —musita dulcemente en mi oído y sonrío llena de gusto cuando me envuelve  en sus brazos—. Eres mi Ángel, ¿qué quieres que haga por ti?

—Esta noche hiciste demasiado, no hace falta.

—Héctor es jodido para dejarse convencer, es una roca y tu hoy le sacaste su lado débil —susurra en mi oído y nos apartamos del furtivo abrazo—. Creo que fue tu sonrisa lo que lo convenció.

Me vuelvo hacia el auto riéndome de su comentario y espero que quite el seguro para ingresar.

 —Podemos venir un día que no haya gente —otra vez me invita.

—Bueno...

—Te aseguro que la pasaremos muy bien— dice sonriendo como angelito perverso—. y te enseño como jugar.

—Creo que puedo solita —hace una negación.

—No me extraña

Rio.

—Tu solo avísame.

—Ajá, si.

—Antipática — le saco la lengua y recuesto mi cabeza hacia atrás con una gran sonrisa. 

****

Me entretuve mirando atreves de la ventana hasta llegar a mi hogar. El retorno a casa se demoró debido al tráfico y también a un accidente que hubo en la avenida principal. Jack tomó atajos para poder llegar más rápido ya que Héctor lo estaba empezando a presionar.

—La princesa ha llegado a su castillo.

—Muchas gracias por traerme y por encontrar mi bicicleta—sonrío y me llevo las mano a las mejillas, quería gritar . Todavía no lo asimilo— Aun no me lo puedo creer.

—Haría lo que fuera por ti.

—Lo sé, lo sé —susurro mirándolo con aprecio, reviviendo el momento —. Te veo mañana.

Estiro mi brazo para despedirnos con nuestro típico saludo y elevo la cabeza cuando noto que no me responde.

—¿Qué pasa? —pregunto.

—Dame la oportunidad — toma mi mano entre las suyas, se me corta el aire—.¿Por qué tantas dudas?

Se acerca lentamente, comienzo a temblar.

—¿Qué más hay que hacer para demostrarte que no hay apuesta y que esto que siento por ti es real? Dime mi pequeño Ángel ¿Qué más falta hacer?

Los recuerdos del pasado nublan mi mente y me invade el miedo, las dudas y la sensación de aquel mal presentimiento me abruma, las palabras de mi madre hacen eco dentro de mi cabeza pero no puedo seguir resistiendo lo que siento.

—Solo responde —pido y mi corazón da un vuelco violento dentro de mi pecho —. ¿S-soy una apuesta?

—No —responde mirándome fijamente a los ojos.

—Júralo por dios y también por tu madre Jack.

—Lo juro por ambos, no eres una maldita apuesta —miro su boca intensamente y lo beso.

— ¡Joder! —exclama sorprendido— E-eso no me lo esperaba—sonrío abiertamente encontrándome con su mirada —. Me encanta —subo mis manos hasta sus mejillas y me refugio en el sabor de sus labios.

Él me devuelve el beso con la misma intensidad y me sujeta con firmeza sosteniendo mi cintura como si no quisiera que me alejara, su toque hace vibrar cada partícula de mi sistema y el miedo se disipa hasta conseguir una paz se extiende por todo mi pecho.

Su fuerza era inmensa cuando logró subirme a ahorcadas sobre su regazo, solté un gritito y me sostuve de sus hombros para no caerme, Jack trasladó sus manos hasta mis mejillas y me apartó solo unos segundos para comprobar.

En esa pequeña línea de tiempo dibujo una sonrisa en su preciosa boca, acaricio mis labios con sus dedos pulgares y me atrajo a su boca.

—Dime que no estoy soñando —niego rozando sus labios y me inclino para rectificar que no era un sueño, Jack sonríe y profundiza nuestros labios.

Me encanta.

—¿Melina? —abro los ojos y me aparto enseguida, miro sobre mi hombro derecho y encuentro a mi madre asomada por la ventana. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top