Capítulo 7
—¡Despierta de una puta vez y ve a bañarte! —exclamó en el marco de la puerta— ¡Deja de estar de vaga!
—Baja la voz, ya te pareces a mi madre —se quejó semi dormida intentando levantarse.
La morena miró al rubio que se encontraba más malhumorado de lo normal. Ya eran las 17:36 PM y aún estaba durmiendo.
—Cállate y ve a ducharte, de seguro apestas —agarró la escoba que se encontraba cerca de él—. Luego limpia tu cuarto.
Angélica bufó a lo bajo tirándose de nuevo en la cama, recibiendo los regaños e insultos por parte del rubio.
—Oye, ¿Cómo te fue en el examen? —preguntó ignorando sus quejas.
—Pff, fue la mierda más fácil que he visto —comentó ordenando algunas cosas que se encontraban en el suelo.
—Ahora solo falta esperar el aviso de que fuiste aceptado.
El silencio se instaló entre ambos, uno que era algo tenso e incómodo. La joven miró de rojo al rubio que tenía el ceño fruncido mientras miraba al suelo.
Sabía perfectamente de la razón por la cual él se encontraba de esa manera. Obviamente el no estaba comportándose de una forma normal y podía saber que era por su culpa.
Lo había arrastrado a algo que podría causarle problemas innecesarios, en vez de ayudarlo a volver a su mundo.
Pero quería ser egoísta.
Ella ama a Bakugou Katsuki, el personaje de su anime favorito que ahora mismo estaba a unos metros de ella, sentado. Quería tenerlo la mayor parte del tiempo cerca de ella, porque no sabe en que momento podría irse o quizás que despierte del sueño, un sueño que parecía tan real.
Mordió su labio inferior intentando calmar su culpa y frustración. ¿De verdad pretendía ayudarlo? O ¿Solo se estaba aprovechando de él?
La segunda opción era la que ella pensaba que estaba haciendo. Mientras que se encontraba en el colegio junto a ella, el portal o lo que sea que lo trajo aquí, podría abrirse de nuevo y él puede que no esté ahí para ello.
Pero si aquello sucedía, ella podría ayudarlo. Darle una casa y enseñarle a adaptarse en este mundo.
Aún así, decidió decirle aquellas palabras.
—Lo siento, Katsuki.
Ya era lunes y el viernes ya había llegado la carta de aceptación que estaban esperando.
Tuvieron algunos inconvenientes con los documentos, pero al decirle que era un extranjero y que sus documentos estaban en proceso de traerlos aquí, lo entendieron y no pudieron más.
Por suerte, el rubio apareció casi a principios de año, por lo tanto le fue fácil conseguir el Kit Escolar. Y con ayuda de Korki, consiguieron cosas como la mochila y demás detalles.
Ambos se despertaron temprano para preparar sus cosas, en especial el rubio, que se había levantado para planchar su ropa. Cosa que sorprendió a Angélica, ya que en el anime se lo veía desordenado y rebelde.
—Oye... ¿Tú en que año estas actualmente en la Academia? —preguntó curiosa.
—En segundo año —contestó en un gruñido mientras se terminaba de acomodar la corbata.
La respuesta dejó sorprendida a la morena, dejándola pensativa. ¿Acaso el viene del futuro? Pues en el anime ni manga mostraba al rubio en el segundo año. Pero el que su actitud estuviera más calmada que del primer año, se entendía ahora.
Ya después ambos uniformados, salieron de la casa sin antes comprobar de que estuviera todo bien cerrado.
—¿Como llegaremos? —interrogó siguiéndola y de paso examinando su alrededor.
—Podríamos ir en bus, pero no tengo dinero para ambos —suspiró fastidiada—, creo que tendremos que caminar.
Él no respondió y ambos siguieron caminando.
La joven notó como algunos vecinos que se encontraban afuera en esas horas, la miraban curiosos. Al tener una familia algo estricta, siempre la sometían a quedarse en casa sin salir. Solo para ir al colegio era la única vez que la dejaban ir.
Por lo tanto, verla acompañada de un chico y que este haya salido de su casa parecía ser algo extremadamente escandaloso para ellos.
Intentó ignorar las miradas y siguió adelante junto a él, que ni siquiera parecía inmutarse.
Aprovechó el momento para admirarlo una vez más, reconocía que lo idolatraba. Pero no podía evitarlo.
—Deja de mirarme, das miedo maldita enferma —dijo sin dejar de mirar al frente.
—Es que... Eres como el chocolate, se me antojas a cada ratito. —Sonrió de lado aprovechando su ventaja.
Como no le veía sentido en gritarle por hablar de una forma extraña, decidió solo ignorarla y seguir su camino. Obvio, teniendo la cara de pocos amigos de siempre, adelantando un poco el paso.
No pasó mucho tiempo hasta que ambos llegaron al colegio.
A pesar de que Katsuki no conocía nada, el fue el que se adelantó para entrar en la institución sin miedo, tan seguro de si.
Caminó más rápido para así colocarse cerca de él, nuevamente sorprendiéndose de su seguridad. Que a diferencia de ella al llegar en su primer día, estaba muerta de los nervios y ni siquiera se animaba a ir sola.
Ambos llegaron justo antes de la formación, por lo que ingresaron y ella lo guio hasta el patio principal en donde se quedaron esperando hasta que los alumnos se colocarán.
Sus compañeros, como siempre, eran los últimos en llegar. Por lo tanto, solo los dos se encontraban en la formación de su curso.
Sin embargo, las miradas curiosas de los alumnos hacia el rubio ni siquiera se disimularon. Pero Katsuki, solo estaba mirando hacia el frente, con las manos puestas en su bolsillo, luciendo el uniforme que le quedaba como anillo al dedo.
Ella tragó saliva al no poder evitar mirarlo de vez en cuando, porque diablos, se veía increíblemente guapo. Era como si estuviera al lado de un actor o modelo y aquello no pasó de ser percibido por los demás alumnos.
Al terminar las instrucciones y los cantos reglamentarios, les dieron el pase para ingresar en el aula.
—Nosotros estamos en el segundo piso —le informó comenzando a caminar siendo seguida de por él.
Se sentía algo incómoda al no recibir respuesta alguna por parte de él. Y también que algunas de las alumnas intentaban llamarla para así preguntar por el rubio.
Por fin llegaron al salón en donde ella acomodó su mesa y silla.
—Puedes agarrar uno y acomodarte...
Con el ceño levemente fruncido, el chico caminó hasta una de las mesas y la llevó al frente, seguido luego de una silla. Este se sentó acomodando su rostro en su mano que estaba sostenida por su codo en la mesa.
Estaba algo decepcionada.
Él se había sentado adelante, más alejado de ella que se encontraba en el fondo. Aquello solo lo pudo ver como una realidad, la distancia entre ambos.
Estaba pensando si era buena idea el levantarse e ir a hablarle. Ambos vivían juntos y solían hablar, pero era diferente ahí de alguna forma.
Al momento en que por fin había reunido valor, alguien había entrado en la clase.
—¿Hum? —La de rulos miró extrañada al rubio que alzó la mirada levemente para verla— Vaya, un nuevo.
Pudo notar como Jazmín, en su rostro de pocos amigos, se formaba una leve sonrisa. La joven caminó hasta su mesa para acomodarlo y dirigirle una leve mirada a la morena que estaba callada.
Podía sentir que Jazmín no la soportaba. Con solo observar la forma en como la miraba y en las cortas conversaciones que tenían, sabía que por alguna razón no le caía bien.
Al momento de que acomodó sus cosas, sacó su teléfono y comenzó a revisarlo, colocando música de paso.
Observó algo incómoda el ambiente, Katsuki solo se mantenía extrañamente callado en su mesa mientras que Jazmín seguía distraída con su teléfono, observando de vez en cuando a el rubio.
Poco tiempo después, llegó Rigoberto acompañado de Mathias.
—Mira —dijo sorprendido al ver a Katsuki—, un nuevo.
Rigoberto se acercó a Katsuki con intención de estrechar sus mano, pero no fue correspondido. Ya que Bakugou solo lo miró de reojo con molestia.
—Largo.
—¿Eh? ¿Qué le sucede a este estúpido? —Utilizó el otro idioma mirándolo con el ceño fruncido e ir a su silla.
Mientras tanto Mathias solo se la pasaba riendo por lo ocurrido con su amigo, siguiéndolo para así sentarse a su lado. También, Jazmín comenzó a reírse de Rigoberto.
—Buena esa, nuevo —lo halagó—. Por cierto, ¿Cómo te llamas?
Pasaron unos cortos segundos y Katsuki no respondía. Por el poco tiempo que pasó con la de cabellos rulados, pudo darse cuenta de que también tenía un temperamento algo fuerte.
—Se llama Katsuki —respondió por él.
—¿Hum? —giró a verla— ¿Katsuki? ¿Y tú como sabes eso?
La expresión de la joven había cambiado, antes de que ella hablara, tenía una sonrisa que iba dirigida al desinteresado Katsuki pero luego al verla a ella, toda sonrisa fue borrada por una seriedad.
—Eh... es un conocido.
—¿Conocido de qué? —preguntó rápidamente sin dejar de lado su expresión.
—Y a ti que mie-
—Vecino.
Habló antes de que el rubio pudiera decir algo fuera de lugar, a pesar de todo, todos los que estaban en esa clase eran de carácter también fuerte y caprichoso. Por algo estaban en un colegio privado.
Bakugou solo gruño de nuevo volviendo a ignorar todo a su alrededor.
No tardaron en llegar Willy y Yanina que también se sorprendieron al ver a Katsuki.
—¿Quién es este? —preguntó el moreno con una gran sonrisa—, parece extranjero.
—Seguramente lo es —comentó Yanina separándose del moreno para acomodar su silla.
—Hola Angélica —saludó Willy quien fue el único en hacerlo desde que llegó.
—Hola —le correspondió tímidamente.
—Oye —se acercó más a ella para ser algo discreto— ¿Quién es él? Se ve como si te quitaría la cabeza si intentaras hablarle.
El calor comenzó a subir desde su pecho a sus mejillas haciendo que comience a ponerse nerviosa.
—El... es un vecino mío que traje aquí por la situación del colegio —explicó intentando sonar segura—. Solo estará temporalmente...
—Ah... —dijo mirando de reojo al rubio— gracias por la información.
Le dedicó una última sonrisa, para luego ir y sentarse al lado de Yani que solo se la pasaba ignorándolo.
Suspiró sacando el aire que se había quedado en sus pulmones queriendo así calmar sus latidos.
Alzó la vista levemente observando al moreno que intentaba entablar una conversación con Yanina que simplemente lo ignoraba o respondía de manera cortante.
A pesar de todas las indirectas y acciones que la castaña le indicaba diciéndole que no lo quería cerca, él se comportaba de una manera amable y simpática sin sacar en ningún segundo aquella encantadora sonrisa que el poseía.
Y sí, a Angélica le atraía aquel chico. No recuerda bien cuando comenzó a tener interés por él, pero podía decir que ahora el podía ser considerado como un Crush imposible. Porque ella ya sabía, que él estaba enamorado de Yanina.
Doliéndole aún más que él no fuera correspondido por ella, ya que con la única persona que se lo ve feliz y animado, es con Yanina.
Mientras que la joven seguía observando a Willy, ella no se percató que su rubio compañero de casa, la estaba también mirando de reojo.
Espero que el capítulo al menos no esté tan aburrido. ;'v
Gracias por leer y hasta el próximo capítulo.
Por cierto, pienso publicar en algún momento un fanfic de Bakugō adulto ヽ( 'ω' )ノ todo rikolino y tal vez con lemon. ¡Esten atentas! ❤
Separador hecho por: RocioMogollon
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