Capítulo 40
Cuando entro al barracón donde duermo, percibo las miradas de todos los hombres que no me soltaban ni a media respiración, muchos me veían con recelo, otros con indiferencia pero todos estaban de acuerdo en posar su curiosidad en el saco que saqué de mi pantalón. Al final de la habitación a una esquina estaba Mauricio acostado con una de sus revistas favoritas reposando en su cara, andaba dormido —Oye—carraspeo la garganta—Oye—le muevo la punta de su zapatos gastado y manchado de lodo —Que quieres niño—dice sin moverse muy fastidiado como si no deseara abandonar su sueño —Te.tengo que.que hablar co.contigo— se quitó la revista de la cara. Contemplar a la chica que no cargaba brassier le causó algo de sueño y me mira con el cejo fruncido pero atento, ahora su mirada cambia drásticamente esbozando una boca abierta al ver una lata de frijoles rojos reposando en mis manos —Co.conseguí algo más—declaré con una irónica sonrisa.
Minutos más tarde después de haber repartido el botín, Mauricio me palmea la espalda con satisfacción y una media sonrisa mientras masticaba — ¿Qué te hizo cambiar de opinión?
—La esperanza— suelto con convencimiento sin más nada que agregar—Bien—se limpia los labios con sus nudillos— ¿Qué es la otra cosa que conseguiste?—inquiere guardando intriga en su mirada, le entrego el plano doblado que se escondía en mi bolsillo y me mira con extrañeza hasta desdoblar el papel— ¿De dónde lo sacaste?—dice—Digamos que.que fue el quien me.me busco a mí—dije en tono entusiasta. Examina el dibujo—Mira allí—le señalo el alcantarillado—Hay un tu.tubo grande donde van los de.desperdicio de la instalación, ti.tiene el tamaño suficiente co.como para que entre un hombre sin pro.problema—Gira su mirada hacia a mí con desconcierto, tan sorprendido como si viera a una serpiente susurrando en sus sabanas—¿Tu planeas escapar de aquí?— inquiere en susurro—Si
— ¡Debes estar bromeando!—se levanta pasando su mano sobre la cara—Es la única forma de.de.de que podamos salir co.con vida—exclamo y el menea la cabeza—Sabes que no es la primera vez y todos terminaron enterrados ¿Qué te hace pensar que esta va hacer la excepción?— se cruza de brazos manteniendo su escepticismo —¡Te.tenemos esto!— le señalo el plano—Y yo puedo ac.ac.acceder sin ne.necesitar una llave—añado esperando a que pueda creer en mi idea.
—No lo sé Cody—pasa su mano sobre su cabeza, caminando de lado a lado con ansiedad—Es una locura—añade volviendo la mirada—Alguien me.me dijo alguna vez—declaro— que es más lo.loco cavar un hoyo, es.esperando a morir que.que intentar hacer al.algo— se queda callado asintiendo—Por lo visto ya has pensado en el cómo—dice clavándome la mirada con detenimiento.
—Es.esperaba a que tú me.me ayudaras a pe.pensar en ese cómo.
—Bien Houdini—se sienta a mi lado—Por lo que veo en este plano; es que ese tubo debe estar a cinco metros bajo el sótano—señala el dibujo de tinta gastada—Eso significa que hay que cavar un hoyo ¿Verdad? Hay que romper el suelo y ver si la tierra es lo suficientemente blanda como para usar una pala, ya allí necesitaremos las dos herramientas—lo indica con su índice y el del medio—Pero eso no es todo jovencito, también hay que pensar en donde desechar esa tierra sobrante sin que sospechen y viene otra gran interrogante ¿Quién lo hará? Si se supone que todos deben estar en el terreno cavando, seria sospechoso que alguien falte y no se sepa en donde esté ¿Has pensado en eso también? Y suponte que milagrosamente se haya logrado cavar hasta llegar al tubo ¿Cómo lo abriremos? O ¿Piensas que es un tubo como el de los lavamanos?—sonríe —Aparte tu eres el único que puede atravesar las rejas ¿Sabes a lo que me refiero? Y en las noches, el barracón lo cierra el vigilante ¿También pensaste en eso?— variante, variantes y más variantes, sé que mi plan no es tan brillante como me lo imaginaba pero ¡HEY! es tan solo un inicio, todo comienza crudo hasta que logra refinarse.
—No pe.pe.pero se buscará la manera
—Bien—se levanta y extiende sus palmas— sigue pensando en esa manera pues a como yo lo veo no es suficiente con solo tener este plano—golpea el papel con su índice.
—Lo sé po.por eso quise hablar con.contigo pues eres la única pe.persona que.que se le puede ocurrir la.la solución de estos pe.percances. Yo soy muy joven y no.no tengo la creatividad su.suficiente como para tramar un plan de tal en.envergadura.
Ahora, aquel hombre que veía mi plan como una trama suicida, se me queda viendo en tono pensativo, sobándose la barbilla —Está bien, creo que tengo algo—medita por un momento— pero debes hacer todo lo que yo te diga ¡Absolutamente todo! ¿Trato?—me extiende la mano—trato— se la estrujo sin trastabillar en palabras como si cerráramos un negocio, aquel que puedes darnos la libertad.
La primera etapa de nuestro plan era el siguiente: operación cuartada. Consistía en hacerle creer a los guardias que uno de los prisioneros sufrió un accidente trabajando, ósea hacerles pensar que está muerto ¿Cómo lo íbamos hacer? Bien, los viernes en la mañana se escogía a un grupo de prisioneros a cavar una mina y como saben, para cavar una mina se suele usar explosivos ¿Ahora comprenden a dónde va el asunto? Teníamos que armar una explosión accidental y esconder a un trabajador en un hueco seguro antes de que ocurra el derrumbe. Luego cuando el guardia vea que aquel trabajador desapareció pensando que su cuerpo se carbonizó y se desmembró en la explosión, daría el aviso a sus superiores tachando a ese trabajador como muerto, dando como resultado a que el fantasma de ese trabajador (En el sentido metafórico de la palabra) pueda deambular seguro por las instalaciones haciéndose pasar por un prisionero vivo.
Ahora se preguntaran ¿Quién hará el papel de víctima? Pues, Mauricio me dijo que haga todo lo que él diga ¿Verdad? bueno, adivinaron bien.
— ¿Metiste tu pico y la pala en el hoyo también?—inquiere colocando la mitad de la porción de dinamita en un hueco de roca. Trago saliva y asiento mientras sudaba frío y me temblaba las manos, estaba muy nervioso —Cuando encienda la mecha tienes siete segundos para correr y arrojarte en ese hueco—señala el orificio de al fondo—Nosotros no encargaremos del resto—asiento—Bien a la cuenta de tres—apunta el yesquero sobre el mechero— Uno... dos... Y... Tres...— lo enciende y ambos nos disparamos corriendo, él le avisa a los demás que salgan mientras que yo me arrastro con toda la fuerza de mi vida en los más profundo de ese hoyo.
CABOOOOOOOOOOMMMMM...
Suena la explosión acompañado de una nube de polvo y todos los trabajadores sales tosiendo y bañados de tierra— ¿Qué sucedió? No aprobé ninguna explosión— dice un guardia molesto —Lo se señor—dice Mauricio de forma jadeante—Le advertí que no lo hiciera pero no me hizo caso y ahora esta...—voltea a ver la mina mientras la nube de tierra cedía— ¿Quién era?—inquiere el guardia—Se llama Cody señor, un joven un poco más bajo de mis hombros.
—Ha, el chico—suelta el guardia en un aire de recuerdo—Si, era muy joven—dice Mauricio con un gesto de entristecido mirando el cielo como si estuviera rezando una plegaria— Ahora que Dios lo guarde en su gloria.
—Está bien, vayan a trabajar mientras que le aviso al jefe—declara el guardia que no quería dar más rodeo al asunto.
—Como diga señor
Adentro de la mina algunos trabajadores estaban sacando las piedras y Mauricio esperaba nerviosos el resultado de aquel escondite, cuando por fin abren el hueco nadie sale o grita— ¡CODY!—exclama— ¿Estas bien?—no se oye respuesta alguna, hasta que por fin un trabajador distingue un cuerpo moviéndose—¡Está vivo!—dice y se arrastra adentro, otro le sostiene las piernas y lo arrastra. Cuando por fin es libre, toce escupiendo tierra y moco—¡Cody!—exclama Mauricio extendiendo sus brazos—Déjenlo respirar— declara. Por fin el muchacho vuelve a la vida después de un baño de tierra.
— ¿Cómo se siente estar muerto?—inquiere Mauricio con una sonrisa —Como si.si re.respirara tierra— responde el joven volviendo a toser y quitándose los terrones de la cara, todos los hombres ríen en algarabía.
Ahora viene la segunda etapa, operación: topo. Adentro del hueco de la mina debía esperar hasta que concluyera la jornada. Antes de culminar, el guardia pasa la lista para verificar que todos estén presente—Victor—Presente—David—Aquí—Tomas—Presente—Cody—no hay repuesta— ¿Cody?—repite el hombre buscándolo con la mirada el final de la fila hasta que ve el gesto de pesadumbre que fruncía Mauricio, agachando la cabeza—Ha, cierto—se acuerda el hombre—Bien ¡Avancen!— ordena.
Ya después de que los guardias se fueran a cenar, solo limitándose a vigilar los barracones, por fin Salí al exterior. Aquel almacén se hallaba sin vigilancia pues quien se imaginaría hacer un escape desde allí. Adentro me envolvía la oscuridad pero gracias a la prevención de Mauricio pude tener en mis manos una lámpara de gas, en el sótano transitaban ratas y cucarachas que huían de la luz, resguardándose en una sombra, mientras tanto revisaba el plano línea por línea como si persiguiera una huella—Debe ser aquí— dije reposando la lámpara sobre una pila de escombros y cajas vacías, las cucarachas huyeron al oír el rechinido del metal y ver el aterrizaje de ese candelero.
De mi espalda solté un saco que dejo caer los instrumentos, pase mi mano sobre el suelo, es de concreto liso, no será tan fácil. Ahora comencé a dar inicio la operación "Topo" golpe por golpe extendí un pequeño oyó que cada vez agarraba volumen y profundidad, estuve en esa labor toda la noche hasta el amanecer.
Andaba agotado, mi pecho subía y bajaba y mi corazón estaba en altas revoluciones por segundos sin contar el sudor que corría sobre mi cara hasta derramarse sobre mis dedos, codos y nariz pero por fin escuché un silbido metálico que dio alivio a mi cansancio ¿Sera? Pues sí, era el tubo.
Más tarde, mientras estaba marchando el pelotón de trabajadores que pertenecía a mi barracón el 21, me les uní a hurtadillas de los guardias que andaban distraído por la sublevación de un prisionero desesperado revolcado en el suelo y recibiendo patadas. Mientras marchábamos tenia a Mauricio delante de mí, vigilando la mirada del guardia que contaba a quienes entraban, como distracción finge resbalarse y cae encima de él —Oh perdone— vuelve a resbalarse tumbándolo de un empujón— ¡QUITATE IDIOTA!— empuja el guardia y se levanta—Deberías fijarte por donde caminas—le patea por un costado—Perdón, perdón—extiende las manos y paso rosando su espalda sin que se dé cuenta— ¡Levántate y entra! Antes de que decida fusilarte el trasero—señala— ¡si señor!— corre el pobre hombre y el guardia vuelve a su conteo.
Cuando sellan la cerradura salgo en medio del tumulto de persona que me cubrían por si deseara entrar — ¿Cómo te fue?—dice Mauricio sobándose por donde recibió el golpe— ¡Llegué!— exclamé emocionado y muchos exaltan sus miradas enmarcando un cuadro de asombro— ¿Tan rápido?—se sorprende el hombre, asentí—Bien, muy bien—me soba la cabeza como si fuera un pequeñuelo—Jamás pensé que lo hicieras tan rápido pero ¿Cómo hiciste con la tierra que sacaste?
—Si.sigue allí pe.pero la arrojé en un lugar que.que nadie le interesaría pa.pasar
— ¿Y eso porque?
—Pu.pues conseguí un aviso de.de no pa.pasar por reparación y lo pe.pegue en la puerta por donde arrojé la.la tierra
—Mmmm... ¡muy astuto!— repite el hombre asombrado ante mis artimañas—Ahora debemos movernos rápido antes de que alguien sospeche de ese aviso.
— ¿Qué to.toca hacer ahora?
— ¡Necesitaremos dinamita!—extienda las manos con emoción en su cara— ¿Dina.namita?—fruncí la mirada
—Sí, ahora toca la última etapa, Operación: Fuego— sonríe con astucia en sus ojos. No sé qué estará planeando pero sea lo que sea tendrá fuego.
Continuará...
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