Capítulo 30


— ¡No!— responde de forma seria y profunda, su mirada cargaba más coraje que miedo, es una chica muy valiente.

—Entonces, después del próximo lunes tu teatro será mío ¡ESO ES TODO!— dice el colorado Chebo recostándose en su sillón indignado—Veo que no te importa— añade con desprecio—Porque si te importara hubieses dicho que sí. No eres tan diferente de tu padre después de todo ¡es una lástima!— gira su sillón para darnos la espalda.

Vi fuego ardiente en los ojos de Alexandra, estaba dispuesta hacer lo que sea necesario para rescatar su hogar, comencé a pensar que estaba reconsiderando su condición pero en vez de eso dijo —Si no acepta mi propuesta, entonces no me deja más remedio que demandarlo antes las autoridades—señala— ya ellos se encargaran de esto— se me sobresaltó el corazón, jamás imaginé aquella imprudente respuesta y mucho menos el pequeño Chebo, aquel hombre nos mira con un fuego más ardiente en sus ojos y su rostro se torna tan colorado como el tomate. Andaba furioso, que hasta gruñía como perro rabioso— ¡TE ATREVEZ A DESAFIARME!— ruge, chasca los dedos y dos de sus matones se nos acercan y la sujetan — ¿Qué hacen? ¡DEJENME!—advierte la chica forcejeando con ellos hasta ceder, en cambio a mí no se me acerca nadie, curioso, pareciera que ya estuviese ensayado.

—Eres una chiquilla testaruda y Tonta ¡Muy tonta!—menea la cabeza con desprecio —Pero eso lo corregiremos pronto—vuelve su sonrisa ladina—Tú—me señala—Si tú, dile al borracho de Santiago que si divulga lo del cuadro ante las autoridades su hija me complacerá hasta sangrar y luego perderá la vida—mientras se la acercan, el sostiene un mechón de su cabello y lo frota en su mejilla, cuello y pecho, excitándose con su rose—Oh... si, Mmmm... Si desea volverla a ver—dice con una mirada placentera— Que firme los papeles y que queme la obra. Tiene hasta mañana ¡ASI QUE CORRE!

Enseguida me despegué como si persiguiera el viento, caí al suelo porque me temblaban los pies y todos ellos se echaron a reír hasta que dejé de escucharlos cuando Salí al exterior. Seguí corriendo, cruzaba calle sin ver la señal del guardia de tránsito, solo escuche un fuerte pitazo, esquivaba los frenazos de todos los vehículos que me les atravesaba, casi uno me pisa el brazo pero me levanté y seguí adelante, oí que alguien me gritaba, a lo mejor un insulto o una llamada pero no me importaba, mi mente estaba centrada en llegar a dar el terrible aviso, el volumen de gente se hacía más espesa en las calles y a unos cuantos los impacto con empujones <<MUCHACHO TEN CUIDADO, OYE NO VEZ QUE CASI LA TUMBAS, YA LOS JOVENCITOS DE AHORA NO RESPETAN A SUS MAYORES, NIÑO SE DICE PERMISO>> decía la gente cuando me les atravesaba pero no podía detenerme a dar explicaciones o una simple disculpa, era cuestión de vida o muerte.

Seguí adelante, cada vez corría más rápido cuando el camino se despejaba más, solo pensaba en lo que le haría ese hombre si me sigo tardando, pero de repente, piso uno de mis cordones que se desataron en mal momento y caigo casi volando, aterrizo sobre alguien, chocando mi cabeza sobre su cuello, me sobo la frente y le pido perdón, subo mi mirada para verlo a los ojos pero descubro que era — ¡MARCUS!

Aquel joven toce varias veces hasta escupir y luego carraspea su garganta hasta poder hablar —Oye Renacuajo—toce— ¿ESTAS CIEGO? O ¿Le robaste a alguien?— dice empujando mi hombro izquierdo mientras se levantaba—Tonto

—Marcus— exhale sin poder contener mi angustia, contrayendo mis puños y varias lagrimas rosaron mis mejillas— ¿Qué sucede?— inquiere enrarecido, gira en varias direcciones buscando a alguien — ¿En dónde está Alexandra?— seguí gimiendo, inhalando aire mientras forcejeaba con mis lágrimas — ¡¿EN DONDE ESTA?!— Me agarra con fuerza de los hombros y subo mi mirada hasta verlo de frente y digo —La ti.ti.tienen, ellos la ti.tienen.

— ¡Ese maldito!—gruñe entre dientes con coraje en sus ojos—Lo voy a Matar, si la toca Juro que lo voy a MATAR— exclama cerrando sus puños con ganas de golpear a alguien — ¿En dónde la tienen?— inquiere agarrándome la prenda del cuello—Si vas pa.para allá, será pe.peor—advierto bajando su mano—El Chebo me dijo que.que.que si no quemamos la pintura y Santiago no.no.no le entrega el título de propiedad, la van a ma.matar.

—¡Ese Bastardo enano calvo miserable!— escupe con palabras de odio aquel airado joven—De.debemos hablar con el señor Santiago—digo— ¡OLVIDALO!—exclama— ¡QUEEEE...!—suelto muy sorprendido, con los ojos tan abierto como la boca de un sombrero—Pe.pe.pero... si no lo hacemos la van a...—¡LO SÉ!— interrumpe con una mirada pensativa hasta verme de nuevo—Pero no podemos fallarle a Alexandra, si no sería en vano, la conozco lo suficiente como si pensara igual que ella.

—Entonces ¿Qué.que.que vamos hacer?

—Creo que tengo una idea...

Cinco horas más tarde, llegando la noche, todos los actores agarran una carrosa de carnaval usada en un festival llamada "La feria de las máscaras" y la convierten en un casino con rueda con las utilerías usadas hace dos meses en una obra titulada "El Gran Estafador" con las habilidades del viejo carpintero que es el mismo barrendero logra acondicionar aquel viejo carro. Llamaba mucho la atención, aprovecharon algunas luces navideñas y otras de neón usadas en otra obra nombrada "La dama de las luces"

Conducen la carrosa que naturalmente se convierte en centro de atención en toda calle que transcurría, a parte aprovecharon en utilizar a algunas bellas bailarinas vestidas de forma exóticas como si fuera de carnaval, grandes amigas y compañeras de trabajo de Alexandra se ofrecieron con gusto y se convierte en foco de atención para cada hombre que pasaba cerca. Música alegre en alto volumen, luces de tantos colores que te empalagarías los ojos y mujeres tan hermosas que te desmayarías de solo ver su belleza. Terminaban de maquillar aquella despampanante carrosa y esa gran obra que es dirigida por Marcus como director es titulada "El Bar casino móvil"

Una idea innovadora pero muy oportuna, en cuanto a mí no quise arriesgarme en ese loco plan por bien plateada que esté, si algo falla, si el Chebo o algunos de sus hombres pillan la trampa planeada, a todos nos convertirá en alimentos para pirañas, ese hombre es muy peligroso, fui el primero en negarse a participar e increíblemente el único, aunque era lo más esperado—¡Eres un cobarde!— dice Marcus minutos antes de irse, sé que estoy abandonando a Alexandra pero heme de entender que no es mi familia, en cuanto a Mabel soy lo único que le queda y aparte tenemos que ir a donde papá, si regresamos con él, nuestras vidas cambiarían, tengo la esperanza de que eso suceda.

Cuando entro al teatro llamo a mi hermana pero no contesta — ¡Mabel! ¿En dó.do.donde estás?— pero ni un soplido de su voz se asomaba en alguna esquina— ¡Mabe!— seguí—Ya ba.basta de juego que.que hablo enserio ¡RESPONDE!— Nada, nada de nada. Ahora estoy pensando que esa niña desobediente se fue con ellos —Oh no.

Fui corriendo tras la carrosa, persiguiendo sus huellas de confeti y cerveza, muchas personas murmuraban el pasar de aquel Casino Móvil, cuando llego escucho que alguien hablaba con un megáfono —VAMOS, VAMOS, PRUEBEN SU SUERTE EN EL CASINO MAS POPULAR DE TODO EL ESTADO, VENGAN NO TENGA MIEDO, TAL VEZ LA SUERTE HOY JUEGA A SU FAVOR, VAMOS, ESTO ES PARA CAMPEONES...— seguí recorriendo los alrededores del enorme vehículo buscándola, las bailarinas comienza a bajar en danzas de camino hacia los guardias que resguardaban la entrada de una vieja quinta que nadie sospechaba que era una cede de la mafia de los "Luciano"

Utilizaban sus artes de seducción con varios vasos de cerveza en sus manos, invitándolas al festejo, aquellos hombres no se resisten y aceptan de forma inmediata, como perros detrás de un hueso. En cuanto a mí, me le acerco a una de ellas—Marian ¿Ma.mabel esta con uste.tedes?—Si, ella está arriba—señala.

Mientras la buscaba, estirando mi cabeza escucho que alguien grita— ¿QUÉ CARAJO OCURRE ACÁ?— era el Chebo colorado como un camarón, la música seguía sonando y sus hombres que cedieron, se andaban escondiendo de él, evitando represalias, pero el señor Gustavo, uno de los actores con más edad, andaba disfrazado como presentador circense, aprovecha sus dotes de persuasión y buena voz diciendo —Ooohh... sea bienvenido señor Chebo, al primer casino con rueda. Vengan, no se resistan, quizás la suerte este de su lado, vengan y prueben nuestro clásico juego, la ruleta, tienen la oportunidad de ganar hasta cinco millones de duros e incluso un premio mayor, no se resista— aquel hombre mantiene su expresión hostil, analizando los alrededores, al parecer andaba sospechando. Algo no le pintada mucha confianza —¿Quién le dijo mi nombre?— los hombres que le acompañaban, esconden una mano dentro de sus chalecos como si esperaran la orden de fuego pero las astutas bailarinas intercede en preciso momento y lo persuade valiéndose de tácticas seductora, sobándole su pecho peludo y la cabeza pelada, aquel hombre se ruboriza y su gesto duro cambia a uno muy complacido, mucho más cuando pilla la raya de los senos de todas esas bellas chicas que le ofrecían vasos grande de Whisky y vodka, que corre por cuenta de la reserva de Santiago pero por petición de Marcus es mejor que no lo sepa.

Aquel pequeño mafioso sonríe bebiendo hasta el fondo dibujándose un bigote de alcohol en sus labios y todas las chicas gritan en festejos, ahora el Chebo era parte de la fiesta y todos sus hombres se unen también. Increíblemente el plan de Marcus va en buena marcha, ahora tocaba la segunda fase: lo pillo escabulléndose por la entrada principal vestido de negro como si fuera un ninja y para mi sorpresa veo que detrás le seguía — ¡Mabel!— exclamo.

Esa niña quería ser parte del rescate, ¿A caso no entiende que es peligroso? Mientras iba por ella, tratando de no hacer ruido con mis pisadas, no perdía de vista ningún rincón pues de aquella amplia recepción que se extendía por ambos pasillos izquierdo y derecho más una escalera que reposaba al lado izquierdo, uno no sabe si hay alguien vigilando. De sorpresa pillo a dos sujetos bajando las escaleras y me escondo detrás de una enorme vasija china —Ven rápido antes de que se acabe— le dice uno a su compañero, parecían dos niños corriendo tras un balón.

Suspiro de alivio y continúo en mi búsqueda. Entretanto me movía, oigo unos pasos detrás de mí, se escuchaba cerca, volteo hacia atrás pero era un gato negro que me vigilaba con sus vibrantes ojos amarillos que me causaba escalofrió pero inoportunamente siento que alguien cae encima de mí y chocamos las cabezas— ¡AUCH!—chitamos ambos— ¡CODY!—exclama Marcus sobándose la frente—¿A caso esto se volverá costumbre?—dice —Espero que.que no—comento sobándome más arriba de mis cejas —¿A dónde vamos?—inquiere Mabel detrás de él—¡QUE! ¿Por qué la trajiste? ¿A caso te volviste loco?—exclama el joven con amargura en su mirada, cosa que me sorprendió mucho— ¿YO? Lo mi.mi.mismo te iba a preguntar—Es tu hermana ¡ES TU PROBLEMA!—me señala

— ¡Mabel! Di.dije bien claro que.que no íbamos a ir ¿Por qué me.me.me desobedeciste?

—Es que quiero mucho a Alexandra, me recuerda a mamá. ¡Nini tenemos que ayudarla!

No quise seguir disputando con ella pues sus vibrantes ojos tristes me convencieron en seguir adelante — ¿Nini?—sonríe Marcus con malicia—Vaya, nunca pensé que te llamaran Nini—se soba la barbilla— pero pensándolo bien, no te queda mal ese nombre—agrega de forma burlona

— ¡Ya cá.ca.callate y busquemos a.a.a Alexandra!—reprendí ruborizado

—Como digas "Nini"— vuelve a sonreír

Subimos al segundo piso, se extendía un pasillo largo con una alfombra tersa roja y las paredes cargaban unos cuadros paisajistas como de algunos hombres que daban la impresión que nos observaran. Abrimos cada una de las puertas revisando sus interiores —No creo que este por aquí— deduce Marcus— ¿Por qué?—dije—Piensa, una prisionera no la tendrían en las habitaciones de arriba si no en algún sótano oscuro—Pienso que.que.que esta vez las reglas ca.cambiaron—alegué— ¿Por qué piensas eso?—gire la perilla de la última puerta que quedaba, varias veces y estaba cerrada—¡Alexandra!—toca la puerta Marcus—Alexandra ¿Esta allí?—vuelve a tocar.—Marcus ¿Eres tú?—dice una voz detrás de la puerta—Si soy yo—sigue girando la perilla con más fuerza, jaloneándola varias veces—La llave ¡debes buscar la llave!—advierte ella— ¿En dónde está?— A lo mejor en su oficina. Está a tres puertas antes que esta—dice—Entendido.

A punto de dar los primeros pasos en esa dirección notamos que nos cubría una sombra, recorremos al unísono con la vista aquella sombra pesada hasta ver a un hombre alto de mirada dormida, cara alargada, frente muy pronunciada y cabeza casi cuadrada, con una cicatriz que se dibujada desde su mejilla hasta su cuello y completamente vestido de negro como un asesino de películas, se parecía a Frankenstein —Buscaban esto— dice con una voz lenta pero profunda que te raspaba los oídos y de sus dedos largos guindaba aquella llave, ambos nos quedamos con la boca abierta pues iba hacer una odisea casi imposible derribar a ese hombre, ahora el rescate está a un paso del fracaso...


Continuará...

Buenas noches mi apreciados lectores, espero que hayan podido disfrutar de este capítulo. Al parecer Alexandra le falto más autodominio ¿Qué piensas ustedes? O ¿Acaso estaba destinada a ser de rehén sin haber dicho lo que dijo? Sea cual sea el caso, ahora Cody y Marcus se hayan en tremendo apuro. Siguiente intriga: ¿Cómo lograran derribar a ese gigante? O ¿Terminara siendo rehenes? ¡O algo peor! ¿Morirá alguien? Todo eso lo sabrán en el siguiente capítulo. Saludos ^^

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