Capítulo 14
—Espe.pe.peranza y ¿Ese go.golpe?— inquiero con desconcierto viendo un morado por debajo de su brazo mientras la secaba con el paño —No es nada, me caí— dice la pequeña tratando de esconderme el brazo.
—Deberías te.tener más cuidado— digo mientras le secaba la cabeza, ella tan solo asiente apartando su rostro.
Pero al parecer tenía otro moretón en su cintura y estaba tratando de ocultármelo — ¿Qué te.te pasó allí? — veo con suma preocupación aquella marca morada, ella la aparta de mi poniéndose su faldita muy rápido para que no la siguiera revisando —¡Te dije que me caí!— responde en un tono de fastidio.
— ¿Qué.que esta.tabas haciendo?
—Nada— aparta su mirada
— ¡Mabel!
—Quería jugar con los pollitos ¡me resbale y caí!
— ¿Me.me estás diciendo la ve.verdad?
Asiente pero sus ojos seguían pegados al suelo, ni por un momento se atreve en verme. Había algo extraño en todo esto, como si me estuviera ocultando la verdad pero no la podía seguir presionando aunque tuviera la autoridad de hacerlo, tan solo me limité en decirle
—Pa.para la próxima qui.quiero que te que.quedes adentro y no juegues con los po.po.pollitos, te puede picar ese fe.feo gallo— limpio su nariz con el paño.
—Pero... ¡estoy aburrida!—exclama angustiada— quiero salir contigo, no me gusta estar sola.
—No—niego con la cabeza—Sabes que.que yo te.tengo que.que ir a trabajar
—Pero quiero salir a trabajar contigo ¡Por favor!— me suplica juntando sus manos.
—No Mabel, de.debes aprender que.que.que no siempre po.podre complacerte en to.todo, esta vez no— extiendo mis palmas ante mi firme decisión.
Ella pone su tan convincente mirada de perrito triste que hasta el hombre más frío y rudo se desmoronaría al verlos pero esta vez estaba claro con mi respuesta, le lanzo el paño sobre su cabeza para cubrirle la mirada —Esta vez no.no funcionara, lo.lo si.siento— me retiro al baño pues era mi turno de la ducha.
Al día siguiente estaba terminando mi último trabajo, podar los arbustos, el Jardín del señor Julio ya no es la sombra de lo que era hace más de una semana, estaba complacido por mi trabajo y el también. Aquel señor ya no me trataba de forma déspota, cortante como distante, más bien venia de vez en cuando a charlar un rato conmigo con una jarra de jugo para variar, su actitud fría y amargada que siempre daba a lucir desaparecía después de un rato de buena charla.
A pesar de que era un señor que vivía encerrado y aislado de la sociedad tenia tantas historias que contar, dicen que las personas viejas les gustan ser escuchadas, especialmente por los jóvenes, es algo muy característicos de ellos, me habló sobre su juventud, fue como una especie de novela de aventuras que nunca te aburrías de escuchar, me hablaba sobre las personas que ha conocido, de sus amistades de la niñez como de todos los lugares en donde se ha aventurado y de las mujeres con que se topó antes de conocer lo mejor para el final que según él es su esposa, en cambio yo no tenía mucho que contar, tan solo me limitaba a escucharlo mientras trabajaba, incluso se podía decir que hablaba más que el locutor de la radio, cada vez que me pongo a pensar en eso sonrió de la gracia.
Luego, por muy extraño que parezca hacia una persona como él, empezó hacerme preguntas personales como si deseara conocerme— ¿Por qué estás trabajando en vez de estudiar?— dice muy extrañado.
No tenía mucho ánimo de despejar su inquietud pero con toda la buena hospitalidad que me hizo pasar en esa tarde de verano le complací —Es que.que te.tengo que mantener a mi hermana, no.no.no puedo.
—Oh vaya y tu ¿Madre?
—Ella... ya.ya no está...— seguí cortando las ramas
— ¿Y tú papá?
—No lo sé— seguí trabajando manteniendo inmutable ante mis respuestas
— ¿Con quién estás viviendo?
—Con un.un.una tía— suena el chasquido de otra rama cortada.
No siguió haciéndome más preguntas, su actitud calidad se estaba esfumando de forma instantánea y volvió la seria pero un tanto sombría, se levanta de su silla y sin dar explicaciones entra a su casa. ¡Qué extraño! ¿Acaso dije algo que lo ofendiera?
Seguí en mi oficio pero me estaba inquietando ¿Acaso está molesto conmigo? No lo entiendo. De repente se abre la puerta y sale él con varias cosas en las manos, no distingo que era pero noto que son muchas pelotas, cuando llega me detengo y solo veo que me decía
—Hace años que tengo esto guardado—observa su colección— son las pelotas que rompieron mis ventanas. Toma, quiero que te las lleves
—Pe.pe.pero señor Julio no.no es ne.necesario
— ¡Claro que sí! los jovencitos como tú se mueren por ellas, en cambio un viejo como yo ya no le encuentra utilidad a esto, prefiero que seas tú el que las reciba
—Oh gracias, mu.mu.muchas gra.gracias— cogí todo esas pelotas de diferentes tamaños y colores.
—Espera, hay otra cosa— de su bolcillo saca una pequeña muñeca de tela y algodón —Era de mi hija pero será mejor que la tenga una niña en vez de agarrar polvo en el sótano.
—Gracias— sostengo la linda muñeca de vestido rojo. Jamás imaginé tan hermoso detalle de despedida del señor Julio, nunca lo voy a olvidar.
Más tarde de camino a la casa escucho unos gritos histéricos, creo que eran los de — ¡Mabel!— me despegué enseguida y cuando abro la puerta de un sopetón la veo a ella entrecogida siendo sujetada por el brazo exponiendo todo su abdomen y la señora Mauricia con una correa de cuero en la mano para pegarle, cuando se da cuenta que era yo la suelta y ella se arroja corriendo para abrazarme en protección.
— ¡A Esa niña le hace falta estricta disciplina!— me señala la señora entre dientes con la correa gruesa.
— ¡¿Qué.que.que pasó?!— inquiero con mucho coraje en mi pecho pero me contuve para no empeorar la situación.
— ¡Mira lo que hizo!— señala un florero esparcido en pedazos sobre el suelo — Esa malcriada nunca aprenderá si la sigues consintiendo.
Esperanza se aferraba a mi cintura gimiendo del fuerte dolor y el miedo que la envolvía, ahora entiendo por qué sus misteriosos morados y las ganas de salir conmigo, estaba tan molesto que le respondí —Usted en vez de.de.de pe.pe.pegarle a mi hermana de.de.debería disciplinar a su hija.
— ¿Qué estas tratando de decirme jovencito?— se enardece la señora— Ten mucho cuidado con los que insinúas pues estas en mi casa, siguiendo mis reglas y si vuelves a responderme de esa manera serás tú el que reciba los correazos por ella ¡ESTA CLARO!
Por mucho que lo deseara, en decirles todo lo que quería desahogar en gritos, desatando toda mi indignación y atrevimiento hacia mi hermana tuve que tragármelo muy fuerte asintiendo de forma forzada. Aquella roja mujer se tranquiliza un poco diciendo —Espero que hayas ganado bien pues te lo voy a cobrar ¡¿Esta claro?!
Cierro mis puños y mi rostro se tensa tanto que ella se da cuenta de mi expresión pero como hace el señor Julio, exhalo toda mi ira y digo —Si señora.
—Bien ¡ahora bárreme este desastre!— me señala y por fin se marcha a su cuarto.
Mientras estaba barriendo el desastre de mi hermana, Mabel se acerca con la pala y el periódico en la mano, cuando envolvía los trozos rotos escucho que me decía — ¿Cuándo vamos a regresar con mamá?— ignoré su inquietud metiendo los trozos en una bolsa y siguió diciendo — ¿Por qué se fue sin nosotros?
Mi corazón comenzó a puyarme la conciencia, debía decirle la verdad pero no era el momento, no podía decírselo ahora —Ella— digo—Te.te.te manda sa.saludos—aparto la mirada
— ¿A si?
Asiento y me levanto —Dice que.que.que nos extraña mu.mucho y que se muere po.por volvernos a ver pero nos pi.pide que se.seamos pacientes, que.que muy pro.pronto volveremos con ella y vivir como antes. Que no pierdas las esperanzas
— ¡¿Pero hasta cuándo?!
— ¡No lo sé Mabel! So.so.solo nos pide que se.se.seamos pacientes
—Nini no me dejes sola con ella, ¡Por favor!—junta sus manos con los ojos vidriosos— es muy mala y me echa la culpa de todo lo que hace su hija.
— ¿Có.como así? ¿Tú.tu.tu no rompiste el florero?
Niega con la cabeza
—Entonces ¿Qui.qui.quién?
— ¡Pues ya te lo dije! me echa la culpa de lo que hace su hija, ella lo rompió pues se molestó de que no le quise dar una galleta y luego le dijo a su madre que fui yo.
¡Esa desgraciada! no podemos seguir viviendo acá, no permitiré que esa señora siga lastimando a mi hermanita. Acaricio su cabeza y le digo —Está bi.bi.bien hermanita, te.te.te prometo que.que buscaremos otro lugar pa.para vivir— aquellas palabras irradiaron sus tristes ojos y con mucha alegría me abraza diciendo —Nini te quiero mucho.
—Es Cody— sigo acariciando su cabeza con suma ternura—Y yo ta.también te quiero mi pe.pequeña Esperanza...
Continuará...
Buenas mis apreciados lectores, espero que hayanpodido disfrutar de este vienes de Esperanza, sin más nada que decir. Siguienteintriga: La injusticia es el mal que afecta a la humanidad nadie se escapa deella y ahora la pequeña Esperanza es víctima de sus garras ¿Cómo hará Cody paraconseguir un nuevo hogar? ¿Lograran salir de esa casa? O ¿Seguir soportandoesos injustos tratos? ¿A caso Cody reconsiderará en llevársela a cualquiertrabajo que se le presente? O ¿Quizás el señor Julio pueda ser la solución?Todo eso lo sabrán en los siguientes capítulos. Saludos ^^
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