Capítulo 14: La Liga de los Magnates Extraordinarios
Nada es gratis en este mundo... buscando rescatar a Yavine, Evein ha decidido acercarse a la Liga de Magnates Extraordinarios en busca de su ayuda, sin saber que la ayuda y mucho menos viendo de los ricos, no es real.
—Es aquí. —Respondió Yuki, señalando la enorme puerta frente a ellos. un "8" de cristal yacía incrustado en la madera.
Con cada momento que pasaba dentro del castillo de la reina del invierno, cada día se sorprendía más.
—Qué no le asuste el tamaño, la magia del castillo, altera los espacios en el interior. —Respondió la mucama.
—Gracias. —Respondió Evein. Ell muchacho se acercó a la puerta y miró por sobre su hombro, la mucama se había quedado atrás de él.
—El señor Scrooge ha sido muy directo con nosotras las mucamas, que no le interrumpamos a él o al resto de la liga, mientras están en discusión. Aunque sinceramente, se la pasan más bien fumando y bebiendo whisky que realmente trabajando. Le deseo la mejor de las suertes, señor Coaster. Y estaré aquí afuera por si me necesita.
—Gracias...—Respondió Evein y tocó el picaporte de la enorme puerta. El cerrojo cedió y la puerta se abrió.
Lo primero que le sorprendió a Evein fue el aroma a cigarro, a whisky y el olor de la madera siendo quemada en la chimenea. Grandes estantes repletos de libros cubrían el interior de la sala. Era extrañamente acogedora; grandes y mullidos sillones estaban se hallaban en un círculo pero no había nadie en el interior. Evein se quedó extrañado...
"Tal vez llegué antes que todos los demás" Entonces se fue a sentar en uno de los sillones y al instante una ráfaga de viento cayó sobre él. Al instante aparecieron el resto de los miembros de la liga.
—Nuestro último trimestre hemos registrado pérdidas de 125 millones de coronas. —Dijo un duendecillo que usaba smoking y pequeños anteojos redondos, a diferencia de Kringle, aquel duende era de cabello gris engomado y peinado hacia atrás.
—Señor Scruffles, no puede esperar que su margen de utilidad aumente según su pronóstico teniendo en cuenta el estado de guerra. —Respondió un hombre de barba larga y largo cabello niveo.
—Lord Vanderbilt, yo soy un banquero, no un mercante como usted. El tren Transiveriano ha movido tanto equipamiento militar que prácticamente ha cumplido su margen de ganancia proyectado de este año, pero yo no. Si la gente saca sus coronas del banco, yo pierdo dinero, si yo pierdo dinero, los accionistas pierden dinero...—Había replicado el duende....
—Vale, dejemos la conversación de negocios para otro momento. —Respondió Evenescer Scrooge, y luego levantó su vaso de whisky, —Nuestro invitado ha llegado.
Los tres hombres miraron a Evein.
—¿Y este caballero quién es, señor Scrooge? —Preguntó Lord Vanderbuilt.
—Caballeros, les presento a Evein Coaster. —Respondió Coaster.
—Un guerrero vetado de la cristiandad. —Le interrumpió el duende en smoking. —El maestro de San José de Arimatea.
—Oh, ¿acaso ya se conocían, señor Scruffles? —Le preguntó Scrooge.
—No en persona, pero cualquiera que haya asustado a Kringle, claramente nos llama la atención a nosotros los duendes. —Respondió el duende mientras tomaba el cigarro que yacía en la pequeña mesa al lado del duende y le daba una rápida fumada.
—Por lo que veo las noticias viajan rápido entre los duendes. —Respondió Lord Vanderbilt.
—¿Y a qué has traído a este caballero con nosotros, señor Scrooge? —Le preguntó lord Vanderbilt.
El señor Scrooge le dió un largo sorbo a su whisky y luego respondió. —¿Qué no es obvio? Contratermos al señor Coaster como uno nuestro guerrero. Él será el brazo armado de la Liga de Magnates Extraordinarios.
Tanto el señor Scruffles como Vanderbilt comenzaron a reír.
—Debe ser una broma, señor Scrooge. —Respondió el hombre de la barba.
—No, no lo es. —Replicó Scrooge. —Tanto Alexander Noelius como la Reina del Invierno tienen a sus guerreros vetados de la cristiandad, es momento que nosotros tengamos el nuestro.
—Scrooge, parece que el tiempo que estuviste secuestrado por El Fantasma de la Navidad Presente, finalmente ha comenzado a afectarte, viejo loco. —Respondió la voz de una mujer. Evein giró la cabeza hacia el otro asiento, donde una ventisca invernal dejó a una joven y hermosa mujer de cabellera platinada larga, con ojos azules tan brillantes que no parecía humana, de rostro afilado y mirada fría que vestía con un vestido largo y una chaqueta militar.
—En el frente me ha tocado tratar con la maestra de Santa Catalina de Asís y el maestro de San Ivan de Ortodoxia, mi experiencia con los guerreros vetados de la cristiandad es que son de mecha corta, no son dóciles y por lo tanto difícil de hacerles entender. De no haber sido por las líneas de crédito al banco de Ren-Var, Nussnaker ya hubiese sido derrotado en el campo de batalla.
Entonces se escuchó una siniestra y ronca voz.
Otra rafaga de viento invernal aterrizó sobre otro de los sillones, y entonces apareció él.
—La razón por la cual Nussnaker sigue luchando es porque no he tenido intención de acabar con ellos. —Respondió el ratón gigante.
—¡Ulfanger! —Exclamó Evein.
—Evein Coaster, nos volvemos a encontrar. —Respondió el príncipe ratón. —Caballeros y dama, puedo constatar que este hombre, Evein Coaster, es uno de los guerreros más fuertes que he conocido, de su templanza yo puedo dar crédito.
—¿Qué es lo que hace el rey ratón aquí? —Le preguntó Evein a Scrooge.
—Joven Evein, el principe Ulfanger es uno de nuestros más valiosos miembros. Sin su precisa logística, esta guerra ya nos hubiese llevado a la bancarota.
—¿Qué? ¿Acaso ustedes planearon la guerra entre Purgis y Rattenfanger? —Les preguntó Evein.
—Parece que el maestro de San José de Arimatea, no es el más brillante de los guerreros vetados de la cristiandad. —Respondió Sylvia Silverhaus, mientras sacaba del interior de su chaqueta militar, una anfora metálica y bebía un líquido negro del interior.
—No daba por hecho que lo fuera. —Respondió Scrooge. Entonces el hombre miró a Evein. —Joven Coaster, la guerra es otro negocio más, se aumenta la demanda de metales, de pólvora, aumenta el consumo de carbón y una serie de mercados clave se activan...
—Rattenfanger invadió Purgis, han masacrado a gente inocente. —Respondió Evein.
—Daños colaterales, joven Evein. Verás el valor de un hombre está en su capacidad de producción, los años de paz nos traen mucha producción, pero al meter más producción al mercado, tenemos que reducir los precios y por lo tanto nuestro margen de ganacia se reduce. Sin embargo, a pesar del aumento de producción el consumo no aumenta, por lo que, con las guerras, aumentamos nuestros márgenes de ganancia.
—¡Matando gente inocente! —Exclamó Evein.
Evein empezó a irritarse, por supuesto, aquellos ojos de todos los presentes, eran los mismos ojos que los padres de Evein tenían, la de aquellas personas frías y desconsideradas.
—Evein Coaster, en una camada de ratas, nacen hasta una veintena de crías, en este momento tengo yo cerca de 125 hijos e hijas. La guerra nos ayuda a eliminar población innecesaria y al mismo tiempo nos permite poder ampliar nuestro territorio. Más del 60% de la superficie de Purgis es rica tierra agraria. Excelente para el cultivo de grano, ¿Pero sabes cuál es el problema? —Le preguntó Ulfanger.
—La nieve. —Replicó el muchacho.
—¡Bingo! —Respondió Ulfanger. —Mis ratones no invaden porque les guste matar gente, invaden porque queremos reclamar una parte de la tierra para nosotros y cultivarla. Pero el problema es que Alexander Noelius, controla la magia de Purgis y mientras él esté en el poder, el eterno invierno continuará.
—Así que, por esa razón me trajeron aquí...—Replicó Evein Coaster.
—Evein, somos hombres de negocios, actuemos como tal, tú quieres vencer a Alexander Noelius y nosotros queremos el fin del invierno. Existen dos maneras de acabar con el invierno eterno. La primera es acabando con Alexander Noelius y la segunda es acabando con la Reina del Invierno.
—¿Qué? —Preguntó Evein.
—Ella la Reina del Invierno, es el origen de la magia de Alexander Noelius, si acabamos con la Reina del Invierno, se le acabará la magia a Alexander Noelius y por lo tanto no habrá necesidad de guerra. —Replicó Scrooge.
—¿Qué no habrá necesidad de guerra? Ustedes realmente creen que soy un idiota. Ulfanger lo ha dicho, necesitan la tierra para cultivar. Solo que la gente que vive ahí no se irán. Si me piden acabar con la Reina del Invierno, se acabará la magia en Purgis, y eso incluye a los guerreros vetados de la cristiandad. Nadie podrá hacerles frente cuando Rattenfanger tome la tierra por la fuerza.
—Joven Evein, estoy seguro que está malinterprentando al principe Ulfanger. —Respondió Scrooge. —¿Verdad alteza?
Todos miraron al príncipe ratón. Sin embargo, el roedor solo se limpió la cara y dijo. —Yo dije lo que dije.
Evein comenzó a reír.
—Saben, me agradan siempre hablando con doble sentido. —Dijo Evein. —Pero ¿saben qué me agrada más? Acabar con los malnacidos que atacan a los inocentes. —Entonces Evein alzó la mano, al instante la espada de San José de Arimatea apareció en las manos de Evein.
—Eres un tonto, muchacho. —Dijo Scrooge y luego los miembros de la liga se desvanecieron, dejando a Evein solo en el interior.
Entonces se escuchó un fuerte estruendo y las campanas habían comenzado a sonar en el castillo, al otro lado de la puerta, Evein podía escuchar a las personas gritar y correr.
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