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[12 de abril de 2017]
Querido Derek,
Hoy no me hablaste de Darcy.
Si hubiera sido cualquier otro día, habría pensado que eso sería bueno porque por fin ya no hablarías de ella y, quizás, no me harías más daño.
Pero habría preferido que me hablaras de Darcy mientras yo sufría internamente a que me hablaras de lo que me contaste hoy.
Hoy me dijiste sobre lo difícil que se habían puesto las cosas en tu casa. Había sido así desde unos meses antes de nuestra pelea y "separación", pero no querías contarle a nadie, ya que pensabas que no había nada de qué preocuparse y nunca te gustó hablar de ti mismo.
Me contaste sobre las peleas entre tus padres, tus sospechas de que tu madre le había sido infiel a tu padre, sobre como tu padre ahora estaba cayendo en las drogas y el alcoholismo para ahogar su dolor y lo dolido que tú estabas con todo esto.
Yo te miraba con asombro. Tu vida siempre había sido lo más cercano que se podía tener a la perfección.
Recuerdo que, desde que éramos pequeños, tus padres eran muy unidos y se querían muchísimo. Su amor era notable por la forma en que se miraban y se acariciaban y tú eras un niño muy feliz. Parecían ser la familia perfecta e incluso más de una vez deseé tener esa familia.
Pero, por lo que me dijiste, ahora veo que la perfección no existe y las personas o familias que parecen ser más perfectas en realidad pueden tener muchísimos problemas escondidos bajo la superficie.
Intenté consolarte cuando vi lo mucho que te dolía y afectaba lo que estaba pasando.
Siempre había pensando que, gracias a lo ideal que era tu vida, tú tenías una burbuja a tu alrededor. Esa burbuja te protegía de todo lo malo, toda la crueldad y todo lo que pudiera hacerte daño en el mundo. Mientras estuvieras en tu burbuja con tu familia y vida perfecta, nada podría hacerte daño.
Pero entonces cuando una lágrima bajó por tu mejilla y me abrazaste buscando consuelo, supe que tu burbuja había sido reventada de la manera más cruel.
Fue reventada demasiado rápido como para que te diera tiempo de adaptarte primero. Ahora, repentinamente, estabas expuesto al dolor, al daño, la crueldad, la malicia y a la realidad.
Y la realidad te estaba causando daño, mucho daño.
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