Capítulo 1
Un día más en esta mugrosa ciudad.
Un día más en esta escandalosa casa.
Un jodido día más en este infierno llamado "vida".
A estas alturas ya perdí la cuenta de las veces que me repetí estas frases en silencio absoluto.
Todos los días me despertaba y al abrir los ojos y ver el techo de mi habitación, maldecía a mis adentros, preguntando miles de veces la razón por la que seguía con vida.
Suena alarmante la manera en la que me expreso sobre mis poca o casi nulas ganas de seguir viviendo, pero la realidad es que no puedo fingir algo que no siento, como amar, por dar un simple y común ejemplo.
Durante mis 22 años de vida o mejor dicho, desde que tengo uso de razón, mi vida se ha basado en la infelicidad.
Todo comenzó en la primaria, viviendo día con día los maltratos por parte de compañeros y maestros; sintiendo la agotadora ausencia de mis padres o cualquier persona llamada "familia", aceptando las mañanas sin merienda porque era mejor entregar todo a llegar a casa con un ojo morado y tener que pasar con ese dolor una semana entera.
Esas experiencias y más, han logrado abrir un camino hacia la ansiedad, estrés y depresión.
Mis queridos progenitores nunca llegaron a pensar que algo como eso podría estarme pasando a mí, pero si que lo estaba pasando mal.
Con el pasar de los años creía que al llegar a la secundaria las cosas cambiarían, pero lo que hicieron fue empeorar y seguir empeorando hasta que por fin mi cuerpo, alma y mente dieron una simple señal.
—¡Adrián, que carajos crees que haces!— Gritaba mi madre con desespero en sus palabras, yo para ese momento no podía hacerle caso, mi mente estaba en blanco, mis manos temblaban y pude escuchar como mi padre se bajó del vehículo para detenerme.
—Adrián, podemos hablar en casa, nos explicas que es lo que sientes, pero entra al auto ahora mismo…-— sus palabras se habían convertido en algo tan lejano que ni un perro con la mejor audición podría detectar.
Seguían hablando, pero yo solo seguía caminando.
Ellos habían tomado la decisión de llevarme al psiquiatra esa tarde, cuando por accidente se toparon con mi historial de búsquedas.
"¿se puede vivir siendo infeliz?"
"¿Cuántas pastillas de clonazepam puedo consumir en una sola toma?"
"Muerte cerebral: ¿cómo se genera?"
Mis padres entre regaños y lágrimas, me interrogaron y yo solo pude decir: "Sí, tienen razón, me quiero morir desde que tengo 9 años"
Inmediatamente llamaron a la psiquiatra y ahí estábamos, de camino al centro de la ciudad, pero al parecer mi crisis y mi estado mental, tenían otros planes ese día.
Me había bajado del auto sin decir palabra alguna y justo a nuestro lado, estaba la valla que separaba la movida autopista, de los caminos verdes de montañas y sin pensarlo mucho, me dirigía hacia ese punto máximo en donde los dueños de los vehículos no podían reducir la velocidad de sus autos; pero la anemia fue otra que intervino en ese intento, puesto que me desmayé en el transcurso.
A raíz de eso, mis padres se dieron cuenta de que no podían conmigo y mis crisis, mucho menos cuando la culpa les carcomía en el fondo de su ser.
Durante una semana estuve encerrado en mi habitación sin poder hacer absolutamente nada, solo éramos yo y mi biblioteca llena de libros que me gustaban.
Todo fue así, hasta el día de hoy.
—Bien, aquí está tu equipaje, cielo— Habló mi madre, mostrando una sonrisa, pero lo que menos expresaba era alegría.
—Aquí vas a estar mejor, tendrás amigos y podrás tener una vida normal. Sabes que, a pesar de todo, yo, yo, estoy feliz de ser tu ma…— el llanto ganó la batalla interna que tenía mi madre y no dije nada por eso, solo la abracé y pude expresar las cosas que mi boca no era capaz de decir.
Mientras que mi padre se limitó a mirar por la ventana del vehículo, apartando la mirada inmediatamente hizo contacto visual con la mía, eso era algo a lo cual yo estaba acostumbrado.
En un abrir y cerrar de ojos, ya mi madre se había ido, como si fuera humo, esfumándose de mi vista sin darme chance a más nada, pero ahora esto sería mi nueva vida.
Resulta que ellos habían buscado por internet un lugar que fuera como un psiquiátrico pero que al mismo tiempo sirviera como centro de estudio, ya que había dejado la universidad hace unos meses por razones algo obvias.
"Hamblert" les pareció un buen lugar, a pesar de que no tenía referencias en internet y ni una sola estrella de calificación, tuvieron la oportunidad de hablar con la directora por llamada y al parecer quedaron convencidos de que este sería el lugar indicado para pasar el resto de tiempo indefinido hasta curarme.
Era un internado psiquiátrico, el cual consta de diversas clases, desde matemáticas hasta cocina y lenguaje de señas, todo lo que imaginas, lo puedes estudiar, pero a cambio de eso debes tener presente la salud mental, el cuidado de terapias y medicamentos.
Se divide en dos grandes edificios los cuales están conectados por un puente igual de grande que el de San Francisco o al menos a mi vista.
Uno supongo que era de hombres y el otro de mujeres, iba a ser algo lógico que dividieran los géneros, pero al final del día lo que menos me pasaba por la mente era emparejar con alguien. Sin darle más vueltas al asunto me adentré al edificio de la izquierda y me topé con una computadora en donde había que ingresar los datos del estudiante o paciente, realmente no sabría como describirlo.
Ingresé todos mis datos y me dio un número de habitación, el cual era 205.
¿Cuántas habitaciones había en este lugar?
Me puse observar todo el lugar, mientras más caminaba más sofocante se sentía el ambiente, el pecho me molestaba y el lugar cada vez se hacía más oscuro, no sabía la razón por la cual tenía un aspecto tan tétrico y misteriosos, pero debía admitir que alimentaba mi nivel de curiosidad.
Iba tan absorto en mis pensamiento que no me di cuenta que tropecé con una persona, iba a pedir disculpas, pero de lo único que mi mente se fijó fue el hecho de que era una chica, así que en el momento menos apropiado solo pude decir.
—¿Eres mujer?
Y joder, sentí que la había cagado, puesto de que ella estaba en el piso, arreglando su falda y molesta.
—Pues hasta donde yo recuerdo, si lo soy— mencionó ella. —Y para la próxima procura fijarte por donde andas- dijo, con lo que parecía ser un tono falso de alegría.
Me sentí una mierda, pero no encontraba que hacer, así que solo la ayudé a levantarse.
-¿No que este edificio es solo de hombres?- le pregunté mientras recogía sus libros.
-Umm, no, esto es un internado mixto- mencionó con simpleza.
-Sí, eso lo sé, pero los dos edificios…- mis palabras fueron interrumpidas por las de ella.
-Ah, los edificios, pues hubieras comenzado por ahí- había algo más de tranquilidad en sus palabras -el edificio izquierdo es diario, en donde ves clases, duermes, comes y tienes días libres. El edificio derecho es el de recuperación.
No había entendido muy bien lo de recuperación, pero ya me podía dar una idea de lo que era y de como era.
-Pero con el tiempo lograrás identificar cuando es necesario ir a uno e ir a otro- Mencionó dándole fin al tema -¿Cómo te llamas?
Ambos nos encontrábamos caminando por el pasillo, no teníamos un rumbo definido y mucho menos le estábamos parando a donde íbamos.
-Adrián- Mencioné. Bajando la mirada, dándome cuenta que el piso era de un color negro muy brillante para mi gusto.
Ella sonrió.
-Es un muy lindo nombre- Se rio un poco -Yo me llamo Noe.
Fruncí el ceño un poco, ella era una chica bonita y elegante a simple vista, tenía un cabello rubio largo y parecía completamente natural y unos ojos grandes de un color miel intenso que contrastaba bien con su cabello.
-Ese no es nombre de hombre?
-En mi mundo, los nombres con géneros no existen- Explicó con una sonrisa, se veía alegre y con una inmensa cantidad de carisma, tanto que le salía por los poros. -Cambié mi nombre al cumplir la mayoría de edad.
Me causó intriga saber su anterior nombre.
-Nunca preguntes por el dead name de alguien- me advirtió de la manera más amenazante.
Asentí de acuerdo con lo que me decía, realmente no entendía nada de las cosas que me decía, moda, maquillaje, romances fallidos y había algo lo cual despertó mucho más mi curiosidad.
Lo siento, siempre ando de curioso.
-Y así fue como terminé empapada en el mundo de BL.
Yo siempre he sido una persona que le ha gustado leer, nunca me he cerrado a ningún tipo de genero literario, pero la mención de BL era algo nuevo e intrigante para mí.
-¿BL?
-Sí, el famoso Boys Love, donde encuentras desde romance con caballos hasta hombres embarazados de tres hombres. Es algo fascinante.
Quedé algo aturdido por su comentario y al parecer ella lo notó, porque la risa que soltó después de eso fue demasiado estruendosa.
-En fin, esa fue una de las razones principales por la cual terminé aquí y ¿tú?
-Bueno, no por leer a un hombre embarazado de tres.
-Nunca subestimes el poder del omegaverse- Mencionó seguido de otra risa a lo cual yo me reí con ella. —Pero ya, en serio ¿por qué estás aquí? Claro, si me quieres contar, no estas obligado.
A pesar de la confianza que me transmitía a primera vista, no me sentía en condiciones de hablar respecto a mi pasado y mi presente reciente.
-Por falta de interacción social, fobia social.
Ella sonrió amablemente, mostrando algo de comprensión.
-Te entiendo, a mí también me paso lo mismo cuando era pequeña- Mencionó apartando la mirada de la mía -Bueno, ¿Cuál habitación te tocó?
Desde ese momento, Noe se convirtió en un sostén protector en mi vida, en la cual podía confiar y sentir su presencia cada vez que era necesario.
Noe me encaminó hasta el pasillo de las habitaciones de los hombres, ella mencionó con algo de preocupación que no podía ser vista en ese pasillo porque sino las consecuencias serían graves, así que solo me indicó a donde ir exactamente.
Estuve buscando por media hora el número de lo que sería mi habitación por tiempo indefinido. Era difícil cargar con las maletas puerta por puerta, pero al parecer diosito estaba de mi lado cuando encontré el número 205 en una de las puertas.
Guardé el papel y entre las maletas y mi bolso, abrí la puerta sin importar si alguien se encontraba adentro y lo que menos pensé ver, estaba sucediendo.
-¡¿Qué carajos?!
Habían dos chicos desnudos, mostrando su tonificado torso y abdomen, ambos besándose de una forma un tanto ¿pecaminosa?
Reaccioné de inmediato tapándome los ojos.
-Lo siento, lo siento, pueden seguir…- algo me había dejado paralizado, tenía lo ojos tapados, pero no me moví ni un milímetro.
Hubo un silencio incómodo.
-¿Pretendes que sigamos contigo aquí?
Separé un poco los dedos divisar a la persona que había hablado.
-¡No! Yo…- mis palabras fueron interrumpidas por un chico de cabello cobrizo y una sonrisa pícara.
-Yo no tengo problema con eso- Inmediatamente fue golpeado por el chico que se encontraba encima de él.
-Desgraciado.
No sé en que momento el chico se había ido de la habitación dejándome frente uno semi desnudo y con una sonrisa con intensiones de reproducción no válidas y perversas.
-Disculpa la desagradable, no…- detuvo sus palabras un momento -De nada por la increíble y agradable vista, me llamo Mateo y al parecer somos compañeros de cuarto.
Y así fue el encuentro menos esperado con quién ahora es mi roomie y el chico con la actitud más pesada que he conocido, Mateo Adam.
IMPORTANTE LEER
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Hoy es un excelente día para presentar el proyecto en el cual he estado trabajando mucho para salir un poco de mi zona de confort con respecto a los fanfics (pero nunca fuera del Boys love)
WOD es una historia de romance LGBT con temática de misterio, lo que les puedo decir es que se centra en nuestros protagonistas muy bien dotados intelectual y físicamente: Adrián y Mateo, resolviendo los misterios que acechan en el internado psiquiátrico al cual fueron enviados por sus respectivas familias.
Es una historia en donde se mezcla de la forma más común el misterio y la comedia, con personajes desde los más miedosos que se orinaron en la cama hasta los más valientes que enfrentan con una pala a la persona o cosa que los acecha.
Aquí hablo abiertamente sobre trastornos mentales, problemas familiares, intentos de sûicid1∅ y muchas cosas más, estos temas pueden ser sensibles para algunos lectores, de ser así es mejor abstenerse a leerlo.
Por otro lado, está es una historia que tiene personajes propios, no es fanfic propiamente y eso es algo que se nota. Yo muy amablemente busqué algunas ilustraciones de como me gustaría que fueran los personajes, próximamente voy a dejarlos en una ficha de los mismos dónde van a conocer hasta su marca de ropa favorita.
Esta es una historia narrada en primera persona por parte de nuestro protagonista principal, Adrián. Sin embargo, es una historia interactiva, lo cual, busca que el lector resuelva los enigmas junto con el grupo de nuestros jóvenes y para nada estables detectives protagonistas:D
Quería hacer algo divertido pero que no se saliera de lo que suelo hacer (misterio, terror, suspenso, etc.)
Por otro lado, está historia va a tener pequeñas adaptaciones en manga, o sea que le voy a crear ilustraciones de ciertas partes de la historia, las cuales voy a ir publicando en ig primeramente.
En fin, espero de todo corazón que les guste, lo siento si a veces mi humor está roto, pero entiendan que el humor no es lo mío o al menos por ahora...
Miles besos y gracias por votar y añadir a la biblioteca.
Una sonrisa por parte de nuestra querida Noe:
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