Capítulo:5 El cazador tras las tinieblas.

Desperté sintiendo la incómoda camilla en la que me encontraba, con tan solo ver la pintura opaca debido a los años y las paredes llenas de consejos sobre cómo actuar ante una emergencia supe dónde estaba, en la enfermería. Coloqué una mano en mi frente frotándola con cuidado, intentando recordar porque estaba aquí, hasta que todo vino a mí, el mensaje, mi foto, la frase, la sensación de sentirte observada, atrapada y sin salida.

-Elise al fin despiertas- escuché decir a Thomas algo aliviado- ¿te sientes bien? No sabes lo mucho que me preocupé al no verte llegar a clases, ni responder mis llamadas, salí con la excusa de que iría al baño y me encuentro contigo en el suelo, pálida e inconsciente, ¿qué fue lo que te pasó?

-Su presión bajó, eso hizo que desmayara- entró con una tabla mediana con pisapapeles donde supongo que tenía las anotaciones de lo que me había sucedido- ¿Has estado bajo mucho estrés últimamente? ¿preocupada por algo en particular?

No sabía que decir, que inventar mi mente no me daba respuestas rápido parecía como un computador cuando se atoraba en el reinicio.

-Señorita Rutwood, ¿me ha escuchado?

¡Contesta no te quedes como tonta!

Asentí lentamente entreabriendo mis labios para responderle.

-Ah...yo últimamente me he sentido presionada por los exámenes, tareas ya sabe las típicas preocupaciones de un adolescente- entrelacé mis dedos para evitar que se diera cuenta del tiroteo nervioso de ellos.

No podía decirle que esto se debía a un asesino en serie, probablemente muy loco y macabro que estaba haciendo de mi vida una tortura, una completa mierda.

Entrecerró sus ojos color caramelo estudiando mi comportamiento, sabía que aún no me creía totalmente.

Y eso me preocupaba porque si ella se convencía de que era algo más grave que eso, si comenzará a sospechar que tenía problemas en casa o algo por el estilo me vería en problemas ya que bueno primero no los tenía y segundo no quería fastidiar a mi familia ni mucho menos fastidiarme a mí ya tenía suficiente con lo que lidiar, crucé los dedos de los pies dentro de mis tenis celestes pidiéndole al creador de los cielos que me ayudara por esta vez.

Después de unos eternos segundos ella pareció ver completamente normal mi respuesta bajando y subiendo su cabeza en acto de aceptación, credibilidad, conformismo.

-Es algo normal, no obstante, te recomiendo no forzarte demasiado trata en la medida de lo posible por tener ratos de descanso estar horas encerrada en tu cuarto estudiando no hace bien, no es saludable.

-Claro tienes razón- curvé mis labios mostrando mi agradecimiento por su preocupación que, aunque lo hacía por su trabajo, este y el de Thomas era el único que recibía- así que, ¿puede irme ya?

-Solo espera a que te chequeé de nuevo la presión y tus signos vitales.

Me senté en la camilla colocándome de modo que mis pies colgaran chocando con los tubos de la helada estructura, al principio sentí un frio terrible, sin embargo, luego fue lo más placentero del mundo. Percibí el sonido de la pega del aparato para tomar mi presión después de ajustarla en mi mano, por el minuto que esta empezó a apretar mi brazo, tensé mi mandíbula, siempre había odiado este artefacto, respiré profundamente para calmarme no deseaba salir alterada y tener que quedarme aquí por más tiempo.

-Tu presión está estable- desenrolló la banda de mi brazo y la colocó a mi lado sacando un pequeño foco de una de las bolsas de su camisa, junto con una paleta amarilla- abre grande- obedecí mientras miraba el techo.

No quería ver su rostro, sería incomodo dado a la ''hermosa mueca'' que debía de estar haciendo, metió de nuevo la paleta en el bolsillo de su blusa para poner la luz molesta en mi ojo celeste- todo está perfectamente bien- apagó la pequeña linterna- ya puedes irte- se volteó y agarró la tablilla, la cual había colocado en la mesa cerca la cama.

De un pequeño salto bajé de allí.

- ¿Está segura señora Maikols? - habló mi mejor amigo no muy convencido de que el dejarme ir fuera una buena idea.

La mujer de mediana edad y rostro redondo paró de escribir en las hojas alzando su mirada para verlo, en sus facciones tensas noté el disgusto por parte del cuestionamiento a su trabajo.

- Muy segura.

-Tranquilo, estoy bien ya la enfermera lo dijo- Levanté las comisuras de mis labios intentando mostrarle que así era.

-Suspiró quitando un cabello de mi rostro sudoroso con ternura- Vale está bien es solo que me importas mucho.

Lo quería tanto era el mejor de todos había sido mi fuerza, mi ancla todos estos años no imaginaba el no haberlo conocido, no habría podido sobrevivir.

-Lo sé me lo demuestras todo el tiempo, creo que también deberías dejar de preocuparte tanto o terminaras como yo- bromeé.

Soltó una leve carcajada estrechándome contra su cuerpo.

-Anda vámonos Lise- me revolvió el cabello al separarse de mí.

Así me decía de cariño.

Era un apodo que me puso desde pequeños.

Y así como él yo le decía Tommy.

-Por favor no sabes lo que anhelo salir de aquí.

Pasó una mano por mis hombros escoltándome a la salida de la habitación pequeña.

Oí un carraspeo antes de salir.

-Señorita Rutwood.

Me tensé.

¿A caso se había cuestionado mejor llegando a la conclusión de que tenía problemas en casa?

Vamos eso no es posible.

- ¿Si? -mordí el interior de mi mejilla.

-Su mochila- la señaló con el bolígrafo en su mano.

-Cierto casi la olvido- me zafé del agarre de Tom aproximándome a tomarla.

-Se me olvidaba trate de llevar una buena alimentación para que no vuelva suceder estos percances y no se olvide de agradecerle al joven que la trajo aquí mientras se encontraba inconsciente.

Asentí es verdad no le había agradecido a Thomas.

-Gracias por todo que tenga un buen día- y sin más salí de allí con alivio.

Minutos más tarde caminaba por los pasillos desolados de la preparatoria.

¿Qué hora era?

Dudaba que fuera muy tarde cuando mucho las 9am.

-Siento que te hayas perdido la primera clase..

-Se encogió de hombros sonriéndome- Me hiciste un favor, odio calculo, es broma sabes que haría cualquier cosa por ti- pasó sus manos por mis hombros de nuevo estrechándome contra su cuerpo- por cierto, sacó algo de su bolsillo- toma tu móvil se te resbaló de las manos cuando caíste.

-Gracias- revisé si tenía algo ¡gracias a Dios ni un solo mensaje! Eso me relajó y a la vez me pareció extraño tampoco tenía mensajes ni llamadas de Tom, de seguro exagero como otras veces.

- ¡Son las 12! - dije exaltada.

-Sí, ¿qué tiene? - frunció el ceño.

-Prácticamente nos perdimos todo un día de clases.

- Tranquila no te preocupes por eso-inclinó su rostro al mío- por cierto, ¿por qué no me dijiste que estabas preocupada por tus notas?

Presioné mis dientes fuertemente.

- No lo sé yo no quería molestarte, creí que lo podría manejar sola.

Espero sonar creíble.

Espero sonar creíble.

Espero sonar creíble.

Repetía una y otra vez en mi cabeza.

-No vuelvas a decirlo, no lo haces, nunca lo has hecho debes dejar de estresarte por eso- notaba el disgusto en sus palabras y sabía que no era una sugerencia, me lo estaba ordenando, eso era típico en el odiaba cuando asumía su rol de padre sobreprotector, como si no tuviera bastante con el modo mejor amigo sobreprotector-a partir de ahora te ayudaré, ¿vale? -con un bufido asentí- ahora vamos que debes comer algo no quiero que te vuelvas a desmayar- me tomó de la mano.

- ¿Y las clases que nos hacen falta?

-Faltamos todo el día no creo que dos clases hagan la diferencia.

Tenía razón.

- ¿Cómo vamos a salir?

-Deja de hacer preguntas y sígueme.

Como si eso fuera posible, él más que nadie sabía lo quisquillosa y curiosa que era. Tiró de mi brazo llevándome a las zonas verdes, donde se encontraba la maya, lo que nos separaba del exterior.

-No pretendes saltarla, ¿o sí? Tiene navajas arriba.

-A diferencia tuya no es la primera vez que lo hago, además hay un agujero justo aquí- movió unos arbustos.

-Así que, ¿ahora eres un chico malo? - me esforcé para contener la risa.

-Muy graciosa entra ya, no ha de ser que nos atrapen.

Esto era malo.

Muy malo.

Nunca me había escapado del colegio y estaba asustada por el hecho de que algún conserje, guarda, profesor o estudiante chismoso nos viera.

Hice lo que me pidió y rápidamente me encontraba afuera, aguardé a que él también lo hiciera, luego caminamos con pasos veloces o es decir corrimos, bueno si es que así se le podía llamar a eso porque prácticamente me ahogué, mi condición era pésima, mi abuela aguantaba más que yo.

Llegamos a una cafetería que frecuentamos mucho, éramos los clientes favoritos, la señora nos amaba. Sonó la campanilla en la puerta al entrar, de inmediato Lucy una señora de tercera edad con cabello canoso y facciones desgastadas se giró con aire alegremente.

-Hola mis pequeños, ¿qué les ofrezco hoy?

-Pues ya sabes lo de siempre-ríe Thomas.

-Ya ni debería preguntar- negó con su cabeza volteándose para disponerse a preparar nuestra orden.

El ambiente tranquilo y silencio me encantaba, por eso veníamos con frecuencia ya que no era visitado por muchos, lugar perfecto para pasar un rato agradable y tener una charla sin interrupción por el ruido ambiental o cualquier otro factor que pudiera molestar. Minutos después nos encontrábamos sentados bebiendo nuestra malteada de helado de galleta, simplemente era la mejor del mundo, no había probado nada mejor, a veces me parecía una lástima que pocas personas disfrutaran de ella debido a la escases de clientes, supongo que la ubicación no ayudaba demasiado. Mi teléfono vibró, enseguida mi momento feliz se arruinó, lo saqué y abrí el mensaje sin remitente.

"No soy tan malo como crees de lo contrario no estaría permitiéndote disfrutar estos últimos momentos con tu amigo, por cierto, debo decirte que no me pareció que te saltaras tus clases, eso no lo hace una buena chica, ojalá esto no te traiga consecuencias.

PD: Espero que no te haya dolido cuando caíste al suelo"

Tosí fuertemente, el jugo se me había ido por mal camino, mis manos se pusieron heladas y mi estómago comenzó a doler, cuando nos escapamos nadie nos estaba viendo, quien quiera que fuera era como un fantasma, el amo del camuflaje y estaba realmente aterrada de lo que me pudiera pasar por esto.

¿Desde cuándo se preocupaba por mi educación?

Esto era ridículo, solo quería fastidiarme.

Como hacia últimamente.

Joderme la vida.

- ¿Estas bien? - preguntó con preocupación mientras palmeaba con cuidado mi espalda.

-Si descuida- hice mi mayor esfuerzo para apartar mi rostro asustado y sonreírle.

En realidad, no estaba bien.

Nada bien.

Me percaté de la ironía en su última frase. Como si se lamentara, notaba como le excitaba todo esto, como lo disfrutaba, yo era simplemente un pequeño e indefenso venado sintiendo el acecho de mi cazador tras los arbustos, esperando con terror el momento en que saliera a matarme.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top