Capítulo 14.- Solidaridad (parte 1)
"La solidaridad es la amiga más buena del cole, siempre ayudando sin un interés de por medio, pero la cruda verdad es ésta "Nadie, absolutamente NADIE hace algo desinteresadamente". Así la solidaridad se juntó con el interés y el egoísmo, creando el trío perfecto".
La ópera de la muerte de fondo, es decir The Mass, ambienta a una Haydee roja que respira para no explotar y a un McKengsly que creo se quedará calvo de tantos cabellos que se ha arrancado. Pero... ¿qué demonios hago escuchando esta canción? ¡oh lo siento! Dije la palabra prohibida, de este año no pasa que me despidan. Ok, pero de verdad, porque tengo la melodía en mi cabeza. Ahí siguen Haydee y McKengsly peleando y... ya sé que pasa. Esa chica está loca ¿qué informática programa con ésta canción sonando en sus audífonos? Disculpen, pero es que una parte de mí estaba pérdida en una oficina de un edificio empresarial, dónde una chica excéntrica y tóxica escucha música a todo volumen con unos audífonos que cubren toda su cara, para poder evitar escuchar las conversaciones vanales, vacías y en pocas palabras ¡idiotas! De sus compañeras de trabajo. Pero esa es otra historia, en otro lado del mundo. Concentrémonos. ¡awww! Ya llegó la parte linda de la canción tétrica ¿ya Haydee dejó de pelear?
—¡Maldito tonto quítate! —McKengsly casi pierde el equilibrio con aquel empujón.
Creo que no hace falta que lo diga, continúan peleando. McKengsly no se queda atrás y con toda su rabia la empuja de nuevo. Y bueno para no gastar saliva, ella lo empuja, él la empuja, se pelean por el ratón de la computadora y...
—¡Ya basta! —grita McKengsly jala el ratón con él, pero lo hace con tanta fuerza que se trae la laptop que sin remedio cae estrepitosamente al suelo, junto con una pila más de papeles, y sí Calamidad, si quieres termina de lanzar el café.
—¡Ves lo que haces animal! —exhala al borde de la razón.
—Haydee esto es el colmo de la falta de respeto, yo...
—Sí McKengsly sé todo el dinero que hay en tu cuenta, sé que eres mi jefe, pero ¡déjame trabajar! No haré nada contigo respirando en mi cuello —vencida se lanza en la silla.
—¿Crees que soy idiota? ¡Quieres llevarme a la ruina!
—Si tú te quedas en la ruina yo me quedo sin trabajo y sin comisión. No soy tan tonta. Dijiste que te consiguiera esa cuenta y lo haré. Mañana tendrás que hacer una fiesta en mi honor, pero déjame trabajar, deja de preguntar y desconfiar.
—Es que te veo "trabajar" y, que decepción saber que todo lo tuyo es hacer trampas, buscar debilidades, no hay nada de genialidad en los negocios —tiene aquella expresión de asco, esos que ponen los de alta moral. Haydee lo ve con cara de sueño.
—Ajá ¿y? McKengsly en este mundo hay más trampas que ratones. Si me hubiera acordado que eres diabético ¿crees que no lo habría usado para hundirte? Claro que sí.
—No lo dudo, pero así de detestable eres.
—Tú eres peor que yo. Haces y deshaces, tienes a un montón de gente pobre pagándote alquileres y quien sabe que cosas más, los extorsionas para darte tus lujos. Al pobre de James Cooper algo le hiciste y por eso lo tienes al borde de la quiebra.
—James Cooper es un ¡tonto! Y algún día te tragarás tus palabras. Ahora te daré un último intento, consigue subir las acciones de Tilbra mañana, ¡pero! Sin hacer trampa.
Mis hijos y nietos pasan y yo estoy bostezando. Haydee tuvo la delicadeza de pedir comida china que McKengsly pagó y ahí está comiendo y pensando. McKengsly le dice "No" a cada una de las ideas de Haydee y vuelven a comer callados, Haydee mirando la computadora y McKengsly su celular.
—De verdad McKengsly ¿no tenías algo mejor que hacer hoy noche de viernes? Sé que para los negocios no hay horario, pero eres joven, diviértete de vez en vez —deja a un lado la computadora para mirarlo.
—No hay nada mejor que trabajar ¿qué ibas a hacer tú? ¿Hacerla de desnudista en algún club? —Sonríe sarcástico —Lo digo por tu vestido fácil de quitar —Escupimos el agua en nuestra boca al instante.
—¡¿Fácil de quitar?! —Ofendida Haydee comienza a inspeccionar su vestido —Iba a tomar unos tragos con unas amigas, a conocer a algún hombre y bueno sí quien sabe tener una noche de sexo, pero... Lo que menos imaginé es que mi jefe estaría toda la noche imaginándose las formas de quitarme el vestido —Lo observa con arrogancia e indignación. No es por nada pero yo estaría dando saltos mortales de saber que algo despierto en un hombre así.
—¡Bah! —Exhala —Haydee ya te vi semidesnuda y no me quedó ganas de ver más. Me di cuenta que eres tacaña hasta con tu cuerpo —Él ríe y ella decide si quiera observarlo.
—¡Fácil de quitar! —vuelve a bufar, totalmente molesta.
—¿Vas a continuar? Olvídalo, vuelve a vivir en tu burbuja —divertido envía un mensaje de texto, o un correo, o qué sé yo. La verdad es que no entiendo la tecnología, aquí en mi mundo no nos podemos comunicar por el watsapp o cómo sea que se llame.
—Pero es que... No es fácil de quitar —protesta casi chillando, incluso se pone de pie y ajá ahí vamos, creo que Haydee tiene el período y McKengsly está consumiendo hormonas, sino ¿por qué están tan alterados hoy? Hace un rato casi se cayeron a golpes cuando sus celulares tenían un minuto de diferencia entre ellos. Esto es raro... me huele a pupú por aquí y no soy yo. Mejor dejo de mirar a mí alrededor pero alguien está metiendo sus sucias manos en esto —. En más, te reto.
—¡¿Qué?! —ahora sí despega la vista de su celular.
—Te reto a que me quites el vestido sin romperlo y en un solo movimiento —decidida se pone en pie.
—¿Quieres que te quite el vestido? ¿Tan desesperada estás?
—Ya me vistes semi desnuda, gran gracia. Entonces ¿aceptas el reto?
—Qué ganaría —perdiendo interés vuelve a ver su celular.
—¿Estás jugando Candy Crush, tetrris o algo así? Porque dudo que tengas alguien con quien hablar McKengsly —así es ella, ácida, por eso me gusta —. Ahora si no aceptas, yo podré hacer lo que quiera con la cuenta de Tilbra, sin importar si es honesto o no.
—Ni lo pienses —se levanta de inmediato.
—Entonces acepta el reto —insiste. De verdad ésta fosforito quiere quedar desnudita a toda costa, bueno, no la culpo. Uno tiene que hacer lo que esté en manos de uno y yo por McKengsly me pondría piernas abiertas cada vez que lo viera. Pero, disculpen, no crean que soy tan pervertida, es solo que soy una eterna virgen y ustedes corrompieron mi sana mente.
—Qué ganaría —insiste él.
—El perdedor hará lo que el otro diga, claro con ciertos límites.
—Nada que tenga que ver los negocios —se apresura a decir McKengsly.
—Claro, tampoco nada sexual entre nosotros, no quiero que me humilles con algo perverso y prohibido por las personas decentes.
—Créeme que no pienso en hacer nada que las personas decentes condenen, contigo —ríe de lado. Y es que estos dos son tan amigables. Llenos de sonrisas que van del uno para el otro.
—Tampoco nada que tenga que ver con lesbianismo. No llego a esos extremos.
— Acepto.
—Ok. Entonces enciende tu cerebro para que piense un poquito en cómo quitarme el vestido.
—Date una vuelta —con su dedo índice le señala que gire.
—¿Acaso no llevas lo que va de noche pensando en lo fácil que es de quitar?
—No —atento la observa de arriba abajo. Hace calor, mucho calor. Haydee graciosa da una vuelta lenta y él continua inspeccionándola — ¿Cómo fue que caímos en esto?
—Ya te arrepentiste de decir que mi vestido es facilón —se burla.
—Claro que no. De un solo movimiento dijiste.
—Ajá y sin romper mi lindo vestido.
—Perfecto, prepárate para perder.
Toma dos de esas tiras que sujetan el vestido de Haydee. Y es que McKengsly tenía toda la razón al decir que es un vestido de esos prestos para cualquier ocasión, y es que deja los senos de Haydee casi que al descubierto y no tiene botones o cierres, solo finas tiras que se sujetan. Las jala en menos de lo que dura un parpadeo y mejor cierro los ojos. Mi Haydee debe estar en pantaletas ya, pero ¡miren! Bueno ustedes no pueden ver.
—Ja, ja, ja —ríe burlona, casi que llenando a McKengsly de saliva —. Lo cosí —en efecto esas tiras eran lo único que la mantenía vestida, pero al jalarlas lo único que quedó al descubierto fue su espalda —. En el baño cuando me lo puse, noté que mis senos no lucían bien, así que tomé aguja e hilo y lo cosí, de todas formas podía sacármelo rápido por arriba, o, el amante que me encontrara ésta noche tendría la suficiente fuerza como para romper unas débiles puntadas de una costurera inexperta. Que te enseñe esto McKengsly que no debes apostar nunca con alguien que está tan seguro de ganar.
Pobre McKengsly, creo que en este mismo instante quisiera ahorcar a Haydee. En cambio está soportando su risa escandalosa.
—¡Oh por Dios! —Deja de reír para lanzarse a la computadora —¡Lo tengo! Tengo la forma nada tramposa de que las acciones suban mañana.
Inspirada escribe en su computadora, chequea unos números, busca y busca, escribe y escribe, y finalmente le pasa la laptop a McKengsly. Él no muy contento comienza a leer y la expresión en su rostro cambia.
—Entonces sí eres capaz de pensar —dice poco ánimado, pero Haydee se aplaude así misma —. Me voy, nos vemos el lunes.
—¡He, he, he! —Haydee lo sujeta del saco —Tienes una apuesta que pagar.
—¿Qué quieres que haga? —cansado la mira.
—Bueno... —se queda un rato pensando, hasta que un mensaje llega a su celular — ¡Ya sé! Iba a un club ésta noche y aún es temprano, mis amigas siguen allá y...
—Quieres que te lleve hasta allá.
—No, bueno, sí y no. Verás ésta noche ¡besaras a una desconocida! —la cara de McKengsly es un poema.
—Dijimos que nada sexual.
—Nada sexual entre nosotros. Es solo que eres conocido como el perro de los perros, el que le quita las novias a sus amigos, pero llevas tiempo fuera del juego. De pronto me parece que todo eran habladurías, tal vez todo fueron chismes, cómo eso de que soy tu ramera. Así que hoy me demostrarás cuan perro eres, y tal vez puedas descubrir si en verdad te gustan las mujeres. No me mires así, pude haberte puesto a hacer cada cosa extraña y denigrante, en cambio te doy la oportunidad de tener sexo ésta noche. Solo para que recuerdes que soy una buena persona.
—¡Cállate! Y andando.
¡Besar a una desconocida! ¿Acaso no es la idea más tonta que han escuchado? ¿Para qué lanzar a McKengsly a brazos de otra regalada? Esto no me gusta, pero música, licor, ausencia de luces, en un lugar así todo puede pasar.
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—Y así es cómo termino a las dos de la madrugada en un club cuya entrada huele a orine —gruñe McKengsly abriéndose espacio entre los jóvenes abarrotados en licor que se aglomeran para vomitar en la entrada.
—McKengsly no actúes como un anciano. Ésta era tu vida hasta hace un año, o tal vez dos. ¿Qué pasó en ese tiempo? —aunque sonríe, no podemos evitar sentir el olor a orine, y nos abrimos paso entre la multitud a empujones.
—Primero, nunca vine a un club de tan mala muerte. Segundo, no quise quedarme en la ruina y tercero, nada de esto te importa.
Haydee pone los ojos en blanco y un tipo algo mayor nos lleva persiguiendo desde la entrada. Haydee se da cuenta cuando el hombre se le viene encima, estacionando su mano en el trasero de ella.
—¡Maldito imbécil! —lo empuja clavando su codo en el estómago de aquel degenerado, que hombre tan asqueroso, hay cada gente en este mundo y saber que hay cada loca que en sus fantasías tienen a tipos así. Ya de nuevo medio asquito.
—Pero, sí resulta que tienes estándares, y yo que creía que cualquier cosa estaba bien para ti.
—No le haré caso a ese comentario. ¡Mira ahí están mis amigas!
Las caras de Mónica, Christina, Tania, Magui y Sonya, son de sustos total.
—¡Hola! —sonriente se acerca a la mesa de sofá ovalado.
La música hace imposible que se puedan escuchar los unos a los otros, de verdad creo que aquí todos se comunican leyéndose lo labios.
—Es raro encontrarlas a todas sentadas en la mesa ¿no deberían estar con sus conquistas? —continua diciendo o mejor dicho gritando, pero ninguna deja de ver a McKengsly detrás de ella.
—No mencionaste que tu jefe vendría —gruñe Mónica, quien no sé por qué está tan nerviosa ¿acaso le están temblando las manos?
—Ah, se los presento. McKengsly, mis amigas, amigas Mckengsly. Vino a pagar una apuesta ¿Pueden correrse? —les señala que les abran espacio en la mesa y todas están mirándose las unas a las otras.
—Haydee ¡quieres que nos despidan! —Grita Mónica — ¿Cómo se te ocurre traer a McKengsly? Sí Andrew se entera todas saldremos como corcho de limonada.
—Es cierto, tú podrás ser una traidora, pero nosotras no —grita también Sonya.
—Cómo tú estás desterrada de Mongomeri quieres el mismo destino para nosotras —exclama Tania.
—Yo me voy, no puedo estar aquí —Mónica junto con el resto se pone de pie. Y Haydee está solo con la boca abierta —. Discúlpeme McKengsly, pero usted entenderá —McKengsly solo asiente y encoge los hombros como diciendo "poco me importa".
—¿También te vas Christina? Pero sí siempre dijiste que te morías por llevarte a la cama a McKengsly —grita y McKengsly se echa a reír. Christina está ahí con ganas de matarla lo sé.
—Aún tengo ganas —señala como perra que es —. Pero tengo un alquiler que pagar, y McKengsly no me dará trabajo.
—Las bellezas como tú no tienen necesidad de trabajar —le dice mirándola fijamente.
Christina se deshace en sonrisas y ya está inclinándose para sentarse de nuevo, pero Mónica la jala.
—Andando Christina.
—¡Claro! Adiós ¡diviértanse!
Se va sin dejar de mirar atrás. McKengsly también la sigue con la mirada y esto no me está gustando nada.
—Tus amigas son muy simpáticas y amigables, muy buenas personas ¡qué lindo recibimiento! Tienen unos buenos modales, envidiables, realmente envidiables —señor sarcasmo siga haciendo de las suyas. Honestamente aquí entre nos, de ser un ser material, mi príncipe azul sería Sarcasmo, él cómo me hace reír.
—Pues más vale que consiga alguien que me lleve a su departamento hoy, o no sé dónde dormiré.
—¿Con quién de todas ellas vives?
—Con la belleza que no debería trabajar —exclama amargada.
—¡Oh vaya! Creo que iré a visitarte, tú sabes por asuntos de trabajo.
—¡Desgraciado! Ella es más zorra que París. Necesito un trago, un buen trago.
—Yo no pienso pagarte ninguno, así que espero que traigas dinero.
—¡McKengsly! ¿Haremos esto sobrios?
Mi Haydee no tiene un quinto, nuestra única solución atrapar a un pez y rápido, pero con McKengsly a nuestras espaldas, creo que nos tocará tomar los restos de bebidas que dejen mal parados por ahí ¡oh qué horror! ¡Qué bajo hemos caído!
—Salgamos de esto rápido, si quiero que alguien me brinde una bebida y que me lleve a mi casa, tú no debes estar aquí. Así que besa a la chica de rojo que está en la barra. La que está hablando con esos dos chicos y está con sus dos amigas — ¿Por qué escogió a la más sexy de ese grupo? Haydee es tontaaa.
—Pensé que me escogerías a alguien muy desagradable, pero gracias —señala.
—¿Gracias? Hay varias posibilidades, es la más linda, así que alguno de esos chicos o es su novio, o ha estado toda la noche ligando con ella, la otra opción es que es lesbiana, así que o recibirás un golpe de uno de los hombres o de una mujer, por los dos lados perderás.
—O de ninguno, puede que el novio o el que esté ligando con ella sea un cobarde, y a ella le gustará así que no me abofeteará.
—Entonces ataca tigre.
Le da un empujón y el prosigue su camino. Haydee sonriendo ve todo, casi creo que está nerviosa. ¡Uy! ¡Ya está cerca! ¡Ya está ahí! Pero miren al McKengsly, ni siquiera titubea. Jaló del hombro al chico que se interponía entre él y la rubia. No le ha dado tiempo a reaccionar a ella o a sus amigos cuando ya tiene su mano detrás del delgado cuello de ella y le susurra a centímetros de su boca "Disculpa". Lo que se viene es lo que se llama con letra capital ¡UN BESO!!!!
No me fastidien, déjenme en paz. Por favor ¡cállense! Déjenme disfrutar. Es imposible relatar esto al instante y es que ¡maldita mortal suertuda! Haydee se acercó más para ver todo. Y es que McKengsly está devorando y haciendo trizas a esa chica, por suerte está sentada, porque sus piernas ya deben ser gelatina, la agarra con fuerza hacia él, pero al mismo tiempo con sus dedos acaricia sus orejas, la está besando con fuerza, pero a la vez se nota como cesa para acariciar levemente sus labios y volver a la intensidad inicial. Ya todo acabó y yo estoy sin respiración, se imaginarán cómo quedó la afortunada rubia. Está ahí desorientada y agitada. McKengsly le susurra al oído un "gracias" y se abre camino entre los amigos de la chica como si nada pasó.
Veo que Haydee no está muy contenta con todo eso. Las amigas de la rubia comienzan a aglomerarse al lado de ella y a cuchichear como locas.
—No te voy a mentir ¡excelente beso! —le saca el pulgar, diciéndole "¡bien!".
Él sonríe y a la mesa ya está llegando la rubia acompañada. Pasa sobre Haydee para sentarse al lado de McKengsly y ¿qué clase de zorra es esa? Sácala a patadas de ahí Haydee.
—Gracias a ti —le susurra al oído, pasando su brazo alrededor del cuello de McKengsly —. ¿Vamos a un lugar más privado?
—Lo siento linda —Haydee sonriendo por educación la jala del brazo —, pero solo fuiste la presa de una apuesta entre mi amante y yo. Él debía besar a una tonta rubia y yo te escogí.
—Ok. No importa —jala su brazo y mira a Haydee altanera —, estoy segura que querrás pasar una noche diferente conmigo.
—¡Esto es el colmo! —grita poniéndose de pie. Y sí, pelea. Vamos pelea.
—Haydee tú y yo no...
—¡Tú cállate! —le grita a McKengsly tan fuerte y autoritario, que se queda callado, quizás porque no le cabe en la cabeza que le haya gritado de tal forma — y tú zorrita a volar. ¡Largo de aquí!
La chica intenta protestar, pero me imagino que le miedo le vence y a la final se va, no sin antes lanzarle su número de teléfono a McKengsly y arrancar a correr.
—¡Maldita descarada! —furiosa vuelve a sentarse.
—Linda forma de conseguirme una noche de sexo hoy —exclama McKengsly leyendo la tarjeta de la rubia.
—No me gustó la forma en la que me trató. Como si estuviera pintada y sí de verdad fuera tú novia.
—No lo eres.
—Ella no lo sabía.
—Por cierto ¡nunca más vuelvas a gritarme así! —Está ahí sujetando fuertemente a Haydee del brazo, tanto que ya se le está poniendo morado —¡entendiste!
—¡McKengsly suéltame! Y lo siento, no volverá a pasar, solo me nació gritarte, lo hice sin pensar. Ya se me cortó la circulación —ante aquello la suelta, por suerte Haydee no es de piel blanca leche.
—Me voy, no tenga nada más que hacer en este lugar.
—Adiós, con suerte encontraré a alguien.
¡Oh no puede ser! ¿Qué hace ese idiota aquí? ¿Acaso no hay mejores clubs por aquí?
—No, no, no, no —jala a McKengsly fuerte del brazo lanzándolo de nuevo al sillón —¡Quédate! Cúbreme solo un rato —ruega.
—¿Qué te ocurre? —refunfuña, incorporándose.
—Christopher está aquí —susurra, aunque dudo que alguien la escuche.
—Tú novio de la secundaria, a mí qué me importa.
—Por favor, solo no quiero verlo, si me lo encuentro esta noche no tendré salvación.
—No entiendo, ese imbécil fue a buscarte el otro día a Titanium, por cierto no lo quiero en mi empresa.
—Eso no importa, te prometo que no lo verás más por allá, pero por favor tápame. No quiero que me vea.
—Yo me voy, arréglatelas sola.
Haydee piensa seguir rogando, pero alguien interesante se cruza en nuestra vista. Esto de verdad es mucha coincidencia.
—Vete, con tal que tú hermano está por ahí. Llegó la hora de aceptarle esos tragos que me ofreció, por suerte yo nunca olvido y propuesta a salir —Haydee arregla su cabello y se pone en pie.
McKengsly busca con la mirada, tal vez creyendo que es mentira todo, pero en efecto se encuentra con su hermano bailando amenamente con un gran grupo de chicas. Haydee se está acercando a él con decisión, no sé qué la lleva a pensar que dejará de bailar con ese montón de chicas para quedarse con ella, pero bueno, así de segura y narcisista es ella. Ya comenzamos a movernos al ritmo de la música, cuando nos jalan.
—¡Por un demonio! —Exclama y desorientada busca a ese alguien que la sostiene —¡Tú! Ya te hacía en tu casa.
—Te compraré los tragos que quieras, pero no te acerques a mi hermano.
Miramos un poco de reojo al hermano menor de McKengsly ¿qué misterio habrá con él? Si Haydee fuera inteligente averiguaría todo ésta misma noche, pero admitámoslo, ella no todo el tiempo es la estrella más brillante del cosmo.
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De verdad disculpen la demora. Pero me quedé sin internet, luego estaba en un mini concurso que realicé en el grupo que tengo con otras chicas en facebook, y todo se volvió un rollo. Espero subir la segunda parte pronto. Besos y gracias por la paciencia :)
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