Capítulo 6
James saluda a sus hijos aparentando tranquilidad mientras me mira fríamente. La última vez que lo vi, su expresión era la de un niño asustado por una pelea que se generó por su causa.
Ahora ya es un adulto, tiene hijos aunque no veo a nadie más con él. Solo espero que eso no tenga que ver con el haber seguido los pasos de nuestro padre.
—James, mira —dice Dalia mientras me abraza —. Es...
—Sí, ya me di cuenta —la interrumpe de manera cortante. Me reconoció de inmediato, y claramente no es algo de su agrado —. Como sea, vamos a casa, ya es tarde.
—Sí, tienes razón —continúa Dalia antes de mirarme —. Vas a quedarte, ¿verdad? ¿Vendrás con nosotros a casa? —me gustó tanto que me preguntara eso.
Pero...
—Ah... Bueno...
—Claro que se va a quedar —Riku se apresura en contestar —. No va a irse así tan rápido despues de apenas haber llegado. Ya está aquí, y no dejaré que huya así de fácil —ríe mientras me sujeta del brazo y me mira. Como lo amo.
Riku y yo terminamos yendo a casa con mi madre y mi hermana. Ambas caminan alegres mientras hablan de una infinidad de cosas que pasaron. Cosas felices. Me acuerdo de todas ellas porque las guardé y protegí celosamente en un rincón de mi corazón.
En cuanto a nosotros, solo vamos detrás de ellas en silencio. Con una mano sostengo al caballo y con la otra abrazo a Riku mientras él hace lo mismo conmigo.
—Tienes una linda familia —comenta en voz baja y sin dejar de mirar al frente..
—Dejando de lado la actitud de James, sí, supongo que la tengo —lo abrazo con más fuerza —. Y ahora tú eres parte de ella —noto que mi madre me mira por el rabillo del ojo y sonríe amorosamente. Yo le devuelvo el gesto.
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La casa no ha cambiado nada desde la última vez que estuve aquí. Está un poco deteriorada por el tiempo, pero está justo y como la recuerdo.
Me quedo parado en la entrada y veo cada detalle del lugar. La fachada estáun poco desgastada y tejado parece que necesita algunas reparaciones, pero en términos generales está bien. Está perfecta.
—Inu —habla mi madre —. Vamos, cariño, entra.
No alcanzo a dar el primer paso cuando noto que James aparece.
—¿En serio dejarás que entre? —dice mi hermano apoyado en el marco demla entrada.
—James...
—Realmente no me interesa oír lo que sea que tengas que decir, Inu. ¿Crees que puedes solo aparecer después de tanto tiempo y fingir que no ha pasado nada? Papá tuvo sus razones para echarte de este lugar.
—¿Y cuál es tu razón para no dejarme entrar? No fuiste tú el que me tiró al suelo y me dio una paliza en este mismo lugar, James — pateo un poco de tierra con la punta de mi bota. James me mira desafiante —. Oye Ma, ¿por qué no entran tú y Riku mientras nosotros charlamos aquí afuera? —digo sin quitarle los ojos de encima a mi hermano.
—Inu... —me habla Riku.
—Tranquilo, no te alteres —le guiño un ojo. —Seré breve. James, ven conmigo.
—Ya no soy un niño, Inu —me reclama —. No porque seas mi hermano mayor significa que...
—Entonces comportarte como un maldito adulto —lo interrumpo con seriedad —. Anda, no te haré perder mucho el tiempo.
Le doy la espalda y camino hasta donde está un árbol torcido en el cual solía jugar cuando niño. No puedo creer que aún esté ahí. Una vez mi padre me dijo que lo talaría.
Me paro dándole la espalda al árbol y espero a que James llegue.
—Bien, ¿qué es lo que quieres?
James y yo nunca fuimos unos hermanos muy unidos a pesar de que nos llevamos por dos años. Él siempre fue más apegado a nuestro padre. Y realmente, no me sorprende que haya sacado su actitud. Pero aún siento esa responsabilidad de "hermano mayor" para aconsejarlo a pesar de que tiene hijos y toda la cosa.
—¿Cuál es tu problema conmigo? —mantengo mi seriedad. Él se ríe con sarcasmo y desvía la mirada.
—¿Quieres arreglar las cosas charlando como una nena?
—Si quieres podemos arreglarlo como animales como era la costumbre de nuestro padre —me quito el cinturón con la espada y la dejo caer a mi lado. James se sorprende un poco por peso de esta —. Bien sabes que papá era un sujeto que no aceptaba las cosas que no seguían su plan.
—Sí, como tú. "Inu", el hijo mayor, el que debía seguir los pasos de papá, resultó ser un...
—Sujeto que le gustan los hombres, ¿y eso qué? Nadie va a morir por eso —lo interrumpo —. Y ten mucho cuidad con lo que dices, porque si me insultas a mí, insultas a mi pareja. Y eso sí que no te lo voy a permitir.
—Patético.
—¿Ese es el ejemplo que quieres darle a tus hijos? —me mira enfurecido —. ¿Rechazar lo que es diferente a ellos? A Dalia y a Mamá no les importa que mi pareja sea un hombre. De hecho, a nadie le importa.
—Ellas te aman porque siempre eras el que estaba para ellas mientras yo aprendía a ser un hombre de verdad como papá —río por lo bajo. No se da cuenta de lo equivocado que está.
—Para papá, ser hombre significaba perseguir mujeres y tener una lista de nombres para presumir sus "huevos de oro" con sus amigos. Eso no es ser un hombre. Eso es ser un idiota con todas sus letras.
—¿Con qué derecho llegas hasta acá para darme clases de moral? Doce años es bastante tiempo, ¿sabes?
—James, ¿qué habrías hecho si hubieras estado en mi lugar? —me mira con el ceño fruncido mientras me acerco lentamente —. ¿Habrías buscado refugio aquella noche o solo le habrías rogado a papá o a mamá como siempre lo hacías? ¿Habrías soportado sentirte rechazado por el mundo mientras buscabas un lugar para partir de cero? ¿Habrías sido capaz de empezar de cero? ¿De esa manera? —quedo frente a él —. Dime, James, ¿habrías soportado ser abusado por hombres con la mentalidad de papá? —me mira sorprendido —. Muchas cosas me pasaron luego de que me echara por esa puerta hace doce años —miro hacia casa y vuelvo a mirarlo —. Cosas realmente malas; pero a diferencia de ti, no tenía a nadie que me apoyara. Lo hice solo —guarda silencio —. Pero, poco a poco mi vida fue mejorando, y me convertí en lo que soy ahora. Nadie hizo nada por mí. Y si lo piensas, para llegar a donde estoy ahora, tuve que soportar el rechazo de mi propio padre y el de otro centenar de personas. No estoy aquí gracias a papá. Él no hizo nada por mí y creo ser más hombre que lo que él pudo haber sido alguna vez —le doy unos toques en la cabeza —. Piensa en eso, hermano. No sigas sus pasos o acabarás como él. No seas un idiota como papá.
—¿Terminaste o esperas que te abrace llorando como Dalia? —me da la espalda —. No tengo intenciones de pensar en lo que dijiste. Pero tú podrías pensar en cuánto le dolerá a mamá el que su amado hijito Inu se largue mañana por quién sabe cuánto tiempo más. Esta ya no es tu casa, Inu. Así que lárgate dentro de la mañana.
—Escogiste tu camino, hermano. Nadie te hará entender que el de papá es el equivocado.
—Y de seguro habrías preferido que escogiera el tuyo...
—No, habría querido que escogieras el tuyo.
Me duele no poder ayudar a mi hermano. Pero ya está lejos de mi alcance. Está perdido en medio del camino que escogió.
James regresa adentro mientras permanezco en el lugar. Estoy realmente frustrado, enfadado. Pero no hay mucho que pueda hacer aquí.
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—Así que aquí estás —oigo la voz de Riku —. ¿No crees que es bastante tarde como para ejercitarte? Tuviste un día bastante largo —toca mi abdomen mientras cuelgo de cabeza —. ¿Estás bien, fortachón?
—Sí, estoy bien. Solo frustrado por la charla con James —permanezco serio. —. Por cierto, ¿cómo supiste que estaba aquí?
—Busqué un lugar en el que pudieras poner a trabajar esos perfectos abdominales que tienes —se acuclilla para verme. Veo todo de cabeza —. Siempre te ejercitas así cuando algo te molesta.
—Aún así no logro calmarme.
—Generalmente te enfadas con los nuevos o con algún idiota en tu área de trabajo —acaba sentándose —. Pero esto es diferente. Es tu hermano.
—Sí, pero...
—Tus ejercicios te ayudan a liberar estrés del trabajo. No la preocupación por tu familia.
Waw, eso tiene muchísimo sentido. Realmente no lo había visto de ese modo. A veces me pregunto que sería de mí sin esta maravillosa persona.
—Supongo que tienes razón —se ríe.
—Anda, baja. Sé qué puede hacerte sentir mejor.
Me dejo caer de manos y ríe mientras niega con la cabeza.
—Presumido —llego hasta él y nos besamos. Luego vuelvo a poner los pies en la tierra y me siento junto a él.
—Entonces, ¿qué es eso que me hará sentir mejor?
Riku me mira con una sonrisa bastante insinuante. Abre sus piernas para dejarme entre ellas y me abraza dejando mi cabeza sobre su pecho.
—Tranquilo, todo estará bien —dice acariciando mi cabello con suavidad.
—Esperaba algo más —ríe por lo bajo.
—¿Esperabas tener sexo sabiendo que estamos a metros de la familia que no habías visto en más de una década?
—Siempre se puede —ambos reímos.
—Eres increíble. Si quieres podemos...
—No, no, déjalo así, estoy bien.
Oír los imperturbable latidos de su corazón me calma bastante. Es un agradable sonido.
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