Capítulo Treinta y Siete: La fiesta del orgullo


Capítulo treinta y siete: La fiesta del orgullo

Azhar


Miro con fijeza a su rostro mientras se mantiene frente a mí, a una pequeña distancia con las manos alzadas haciendo nudos en mis muñecas juntas, con sorprendente agilidad y destreza. La cuerda no me maltrata y con su índice y dedo medio él mide la separación para no lacerar mi piel.

Tan bondadoso.

Ruedo los ojos.

—¿Por qué no puedo tocarte? —intento de nuevo queriendo una respuesta más clara.

—Porque no te has ganado el privilegio.

—Bastardo engreído.

No me responde, pero me lanza una rápida mirada antes de seguir en lo suyo, terminando el último nudo. Es preciso y experto, no soy la primera y digamos que a mi ego eso no le gusta.

—¿Alguien tiene el privilegio de tocarte, su majestad?

—¿Celosa? Un rasgo común dentro de la obsesión.

—No estoy obsesionada.

—Humm...

Se hacen unos largos segundos en los que tiro de la cuerda solo para confirma lo que ya sé: estoy muy bien amarrada con mis brazos por encima de mi cabeza, al menos no estoy colgando porque mis pies tocan el suelo y la cuerda se desliza por el tubo largo horizontal.

—Entonces ¿Alguna mujer tiene tal privilegio? —insisto.

Demasiado intrigada de la respuesta. Trato de nunca mentirme a mí misma, pero en esta ocasión decido hacerlo cuando me digo que solo pregunto para tocarle algún nervio.

—No durante el sexo.

—Aw, qué lindo, disfrutaré siendo la primera, prometo que seré amable —digo batiendo mis pestañas hacia él.

—Eres más molesta de lo que recordaba, lo que no encuentro encantador, casi pensaría en eliminarte.

—Pero también soy más hermosa que en tus recuerdos ¿Verdad? —Me burlo.

Su mirada cae en mi pecho antes de volver a mis ojos.

—Ciertamente tenías menos tetas en el pasado —concuerda.

Y soy tomada por sorpresa por su declaración, lo que parece complacerlo.

—Así que eres un hombre de tetas.

—No soy así de limitante —Me hace saber dando una vuelta a mi alrededor como si evaluara como me veo atada desde todos los ángulos—. Un cuerpo no se compone solo de tetas.

—Tetas y culo, entonces. Tengo ambas.

—Qué bien, te felicito —dice con sequedad y sonrío.

—¿Así también follas? ¿Atando a tus mujeres?

—Sí, así follo —responde sin inmutarse volviendo nuevamente frente a mí—. Pero no voy a follarte, si eso es lo que esperas.

—No lo esperaba —Le sonrío—, porque para follarme tendrías que soltarme, no te dejaría follarme atada... La primera vez.

—Entonces acordaremos en que no follo sin atar y que tu no quieres ser atada para ser follada.

—La primera vez —aclaro para molestarlo, pero parece imperturbable.

Ladea el rostro para mirarme y le sonrío con amplitud.

—Ya veo, tu obsesión por mí también abarca el sexo —concluye.

—Así que cuando te pones tu ropa cara no olvidas agregar el aire engreído.

—En conclusión —Me corta—. No follaremos.

—Bien —intento encogerme de hombros—. Es un mundo repleto de pollas para escoger, puedo servirme de dónde quiera.

—Bien por ti —dice tomando una silla para sentarse frente a mí, dejando descansar su tobillo sobre la otra pierna—. Ahora que acordamos que tienes una variedad de pollas para escoger y que no vamos a acostarnos, podemos pasar a otro tema si tu obsesión te lo permite.

—¡Dios! Quiero patearte.

Eso lo hace reír por lo bajo y simplemente lo miro porque sus ojos dejan de ser fríos y calculadores mientras me mira curveando los labios en una pequeña sonrisa pequeña.

—Te recomiendo empezar con tus preguntas, el tiempo corre y eventualmente tus brazos se cansarán de la posición, además eres la anfitriona, no puedes perderte de tu vulgar fiesta.

—¿Qué? ¿Tus fiestas son estiradas y aburridas?

—En primer lugar no hago fiestas para alimentar el entretenimientos de otros, no perdería mi tiempo en ello y mis hermanos, quienes lamentablemente sí se prestan a tales celebraciones, sin duda alguna, tienen clase. Una fiesta distinguida no tiene que ser aburrida, pero estás tan acostumbrada a toda esta baratija y libertinaje corriente, que lo vulgar te resulta divertido.

Este hijo de puta me está insultando con palabritas elegantes porque claramente es millonaria y con una educación de cuna de oro.

No me considero barata, me gustan mis cosas caras y distinguidas, tengo buen gusto y educación.

—¿Me estás llamando vulgar?

—No, tú tienes clase, eres un poco desviada, pero nada mal. Llamo vulgar a tu fiesta de aprovechados —Termina la conversación con un movimiento de su mano antes de volver a hablar—. Ahora, piensa bien tus preguntas, el tiempo corre y tendré que irme eventualmente.

No. Quiero. Que. Se. Vaya.

Sacudo la cabeza para aclararme y lanzo la primera pregunta.

—¿Por qué me abandonaste? —lanzo.

Su sonrisa se borra casi de inmediato mientras el cuerpo se le tensa. Su mirada no transmite nada, pero es evidente que mi pregunta llena de acusación no le gusta nada. Pues mala suerte para él, no estoy aquí para hacerlo sentir bien.

—Viste lo que me hacían, me diste esperanzas y luego me abandonaste ¿Por qué?

—No eras mi responsabilidad, por lo tanto, no te abandoné —dice sin ningún tipo de tacto—. Iba en busca de alguien más y te encontré a ti, lo que despertó mi curiosidad y digamos que, en aquel entonces, me gustaba mirar de cerca a los desdichados.

—Hijo de put...

—Además, tenías miedo y estabas sola, eso parecía demasiado... Triste.

—No necesitaba de tu maldita lástima.

—Yo no te ofrecí lastima, yo te di compañía y de buena gana. Tu cerebro seguramente con neuronas quemadas por las porquerías que le metes a tu cuerpo cuando festejas...

—No soy una drogadicta.

—Seguramente no te permite recordar mucho más rápido —continúa como si no lo hubiese interrumpido—, pero yo era joven y mi poder era escaso, tenía en mente mi propia venganza y no había manera en la que pudiera llevarte a casa. Los viejos que gobernaban te habrían devorado.

»Y un día simplemente desapareciste, pensé que te habían asesinado y pensé: uno de nosotros finalmente consiguió la paz.

—Bueno, en realidad estaba siendo usada como experimento y violada por personas depravadas en diferentes partes del mundo —Veo la mano sobre su muslo cerrarse en puño—. Como puedes ver, no morí.

—Puedo verlo.

—¿Sabes las cosas que he hecho?

—Sí.

—¿Sabes por qué lo he hecho?

—Porque te cabrean y no tienes control. Te envían a misiones que no completas porque no lo sientes, necesitan provocarte.

—Así que sabes que aún estoy bajo el yugo y no haces nada ¿Cuál es tu excusa actual?

—Actuar por impulso no hace ningún bien. Es una pirámide de poder en la que debe seleccionarse muy bien las piezas a derrumbar.

—Me llamas una pieza.

—No, a ti te llamo Vida.

Odio mi jadeo audible que hace que el rastro de una sonrisa casi se dibuje en su rostro en tanto se pone de pie, dando pasos lentos que lo llevan muy cerca de mí.

Alguien me llamó Vida una vez.

Un hombre atractivo de ojos como los suyos, en un auto deportivo en una carretera de Mosman tras pasar tiempo con Leonid.

Así que ya lo había visto.

Podría preguntarle por qué me llama Vida y creo que lo espera, pero lo desafío al no hacerlo y me obligo a mí misma a aplacar mi deseo de saber.

—¿Cuánto tiempo durará esto?

—¿A qué te refieres con esto? —Responde—. ¿Puedo tocarte?

Podría privarlo de hacerlo como él lo ha hecho conmigo, pero no me castigaré por sus caprichos.

—No las zonas divertidas. Y mi pregunta se refería a cuánto durará toda esta falta de control en donde otros me usan.

—¿Cuáles son las zonas divertidas? —Me pregunta enfocado en eso.

—Mis tetas, mi culo y mi vagina. No puedes tocarme en esas áreas.

Asiente como si estuviese de acuerdo y luego sus nudillos van a un lateral de mi cuello en una caricia que siento hasta entre mis piernas ¡Carajo!

—Claramente no te follan bien si crees que tus zonas divertidas son únicamente los lugares obvios de tu cuerpo—Sus nudillos van a mi clavícula antes de bajar por mi brazo haciéndome luchar contra el estremecimiento—. Hay tantos lugares visibles para estimular, pero no estoy aquí para darte un orgasmo.

—Tampoco te estoy pidiendo uno.

—Auch, suenas herida —Se burla y sus dedos van a su prendedor por encima de mi pecho—. Querías tanto el mío una de las pocas veces que nos vimos... Parecía que te hacía especial ilusión.

Su mirada vuelve conectar con la mía.

—¿Sabías que quienes pertenecen a mi organización portan uno parecido?

—¿No igual?

—No igual —responde con el dedo aun en el prendedor—. Este solo lo tienen pocas personas.

Dice poco, pero al mismo tiempo eso parece mucho.

—Es el emblema de mi casa, estoy esperando a que hagas la pregunta de la que tanto quieres saber respuesta.

Trago mientras sus dedos tiran del prendedor antes de llevar su índice por el centro de mi garganta hasta mi barbilla.

—Respondiendo a tu pregunta de hace unos minutos, esto aun durará, estamos cerca de arruinarles la fase, de que pierdan el control sobre ti.

—¿Quién eres?

Su índice me da golpecitos en los labios y cuando mi lengua sale, aleja el dedo a mi clavícula nuevamente. Su toque es ligero ni siquiera es insinuante, pero mi cuerpo no parece entenderlo.

—Hicieron unos nudos terribles en tu corset, es posible que en cualquier momento quedes sin nada.

—Tendré que creerlo del experto en nudos —digo tirando de mis muñecas atadas—. Si tanto te inquieta que posiblemente quede en topless en mi fiesta vulgar, haz un mejor trabajo atándolos.

Sus dedos no dudan en ir a los lazos, deshaciendo el primer lazo que relaja un poco mi escote y hace que sea más visible la franja de la hinchazón de mis pechos. Sus dedos son precisos a la hora de anudarlos y sus nudillos me rozan la piel haciéndome jadear lo que me hace odiarlo porque una sonrisa pequeña se posa en sus labios mientras me mira a los ojos al hacer el nuevo lazo y continuar con el siguiente.

No puedo ver la manera en la que sus dedos trabajan sobre cada lazo, deshaciendo y rehaciendo, debido a su cercanía, pero sí lo siento con cada roce sutil de sus dedos. Parece concentrado nuevamente en el movimiento de sus dedos y me doy cuenta de que el imbécil ha ignorado mi última pregunta.

—Te encanta hacer nudos.

—Ser bueno en ello no quiere decir que me encante.

—¿Solo atas cuando follas? —pregunto y detiene sus dedos, alzando la mirada para conectar con mis ojos.

—No puedo ir atando a las personas en cualquier interacción social —Se burla—, pero las personas generalmente saben guardarse sus manos por normas sociales y concedo el privilegio a pocos. No me disgusta toques fuera del sexo, no es que muchos se atrevan a ensuciarme poniéndome sus inservibles dedos encima.

—Entonces, si tenemos en claro que no queremos follarnos ¿Por qué me ataste?

—¿No queremos? —Suena divertido.

—Es exactamente lo que dijiste.

—Sé lo que dije —Tira de los lados en sus dedos con fuerza para inclinar mi cuerpo hacia adelante hasta casi rozarnos—. Que no follaríamos y que no te daría un orgasmo, nunca dije que no quisiera.

—Entonces sí quieres —digo con satisfacción y nuevamente tira de mis cordones antes de anudarlo.

—Parece que sientes un inmenso placer en que acepte que me la pones dura y que quiera follarte ¿Satisface eso tu obsesión?

—Humm —tarareo—, parece que te inquieta admitir que...

—Sí, Azhar, por supuesto que quiero follarte —Mi jadeo ante mi nombre en su voz y acento parece satisfacerlo—, pero no lo haré.

—No es que yo quisiera follarte.

Otra risa ronca y baja brota de él.

—No eres una mentirosa y ambos sabemos que debajo de ese short estás tan mojada que la tela debe de estar pegada a ti como una segunda piel.

—Si no vamos a follar —repito ignorando su acertada deducción— ¿Por qué me ataste?

—Quería saber si te verías igual que en mis fantasías —responde con simpleza retomando el trabajo de las ataduras del corset.

Como si no acabara de acelerarme el corazón y plantar ideas de mí atada, desnuda y con sus manos rodando por mi cuerpo de una manera mucho más contundente e íntima.

Me molesta que despierte deseo con tanta facilidad y que le parezca indiferente.

Cuando parece complacido con el último lazo, me rodea para ir por los que están en mi espalda. Es más alto que yo por unos pocos centímetros con mis tacones, pero de alguna manera eso no perturba el que sienta la calidez que desprende su cuerpo.

—Soy Niklas Schwarzenberg, austriaco, el número tres de una línea de seis hermanos. El segundo niño —Aprieta el cordón y respiro hondo cuando se ajusta aún más a mis curvas y sus labios van a la altura de mi oído— y el líder de Rätsel, una organización criminal austriaca a la que temen, admira y respetan. Nos llaman los locos austriacos y con justa razón—aprieta el siguiente y exhalo cuando mi cuerpo se sacude por la fuerza del movimiento.

»Soy miembro de una de las familias más influyentes de Austria, todos conocen lo que somos y hacemos, pero fingen no hacerlo —continúa—. Soy un alborotador, no tengo clemencia y soy vengativo. Me gusta hacer sangrar a quienes se meten con mis intereses o mis hermanos y saco del camino a aquellos que no tienen un rol importante en mis planes o me son inútiles —Otro lazo es atado—. Asesino y no siempre es limpio, torturo y lo disfruto, a veces soy un verdugo y casi siempre una pesadilla. Manipulo y muevo los hilos a mi conveniencia.

Mantengo la vista al frente, consciente de la subida y caída de mi pecho con mi respiración. El corset ahora me aprieta más, haciendo que mis pechos se vean mucho más realzados y voluminosos.

—Soy quien quiere acabar con el imperio de la organización austriaca contraria, esa que te volvió un conejillo y juega con tu identidad: los Fischer —Su nariz me roza el lóbulo de la oreja—. Soy quien quiere que uses a tu conveniencia tu potencial, que despiertes y dejes de jugar a ser una inútil fiestera.

»Soy quien te llama Vida —susurra— y también soy un hombre con una debilidad molesta en este momento, Azhar Beckett —Hace una pausa y su risa baja hace que los vellos de mi cuerpo se ericen—. También soy posesivo con lo que creo que es mío.

—Es... Una suerte que no soy tuya —Consigo decir y tira de mi trenza de cabello para inclinarme la cabeza a un lado mientras sus labios se deslizan por el borde de mi mandíbula.

—Eso no fue lo que dijiste hace unos años —susurra antes de liberar su agarre y retroceder hasta reaparecer nuevamente frente a mí a una distancia prudente.

—No experimentaron contigo.

—No me mantienen con droga —dice.

—¿Qué se supone que significa eso?

—Que hay muchas maneras de experimentar y dañar a una persona.

—Te hicieron un villano.

—¿Soy un villano? Humm —Parece pensarlo—. Yo no soy así por mi trágico pasado, pude tomar otro camino, pero lo cierto es que este me gusta. Soy así porque lo quiero y no necesito que nadie me suavice o use las circunstancias que pude vivir para volverme bueno y justificar mis acciones.

»Las circunstancias le dieron más asperezas a mi molde, pero este ¿Peligro? Siempre ha estado en mí. A diferencia de ti que te convirtieron en la asesina que eres, pero ¿El desastre fiestero, inútil y pusilánime que eres? Eso lo hiciste sola.

—Sí que sabes cómo hacer sentir especial a una chica —Ladeo la cabeza y lo miro antes de sonreír—. Para ti también soy una pieza útil, una para debilitar a tus contrincantes y una a la que darle uso en tu organización de nombre pintoresco.

—Es verdad, me eres útil.

—¿Pero?

—¿Por qué tiene que haber un «pero»?

—Porque estás aquí, explicándote cuando no tienes necesidad de ello, no tienes que darme la cara ni escuchar las insolencias que claramente te disgustan. Me ataste para que no te tocara cuando no planeas follar conmigo, lo que quiere decir que temías que al no hacerlo mi contacto físico cambiara tus bien formados planes. Temías perder el control ante mí.

»Hiciste que Atlas me diera todos esos informes como parte de tu propósito, pero también para darme poder y te cabrea mucho que sea un «desastre fiestero, inútil y pusilánime». Entonces, hay un pero.

Permanece en silencio y es demasiado arrogante la manera en la que asiente y me mira complacido como si mi deducción demostrara que no está perdiendo su tiempo. Es muy molesto.

—Lo hay, sin embargo, no te lo diré.

Quiero insultarlo y gritarle, de hecho, contenerme me hace transpirar más por lo que una gota de sudor se desliza por el costado de mi cuello. Mis emociones son fuertes y sé que debo controlarlas, también parece que me empuja adrede a explotarlas.

—Quítame la máscara —exijo.

Es bueno que no me cuestione o que su arrogancia predomine ante mi orden, porque se acerca y mientras sus dedos sacan el antifaz para revelar la plenitud de mi rostro, mis piernas toman impulso y se enredan alrededor de sus caderas tomándolo por sorpresa.

Aprieto como una serpiente, sintiendo la hebilla de su cinturón contra mi centro sobre la final tela de cuerina mientras cruzo los tobillos en su espalda baja. Debido a la posición su rostro está unos centímetros por debajo del mío y cuando lo alza, le sonrío.

Sus ojos se pasean por los rasgos liberados, pese a que los conoce porque al parecer está familiarizado con cómo luzco.

—Lo siento, pero mis piernas ya estaban cansadas de sostenerme—Me excuso falsamente y nuevamente ríe por lo bajo.

—Ya veo.

Me remuevo para apretarlo aún mejor, deteniéndome cuando lo siento endurecerse contra mi centro, no es que se avergüence, nuevamente arquea una ceja hacia mí.

—¿Qué? ¿Una erección en nuestra interesante posición te vuelve tímida?

—He follado en muchas posiciones como para que una polla dura en este momento me paralice.

—Ya veo.

—¿Qué se supone que ves? —grito exasperada por su serenidad.

—Alardear sobre tus rondas de sexo mediocre te da una falsa confianza sobre ser la más dura, audaz y tener el control —Ante mi silencio asiente para sí mismo—. Puede que te hayas follado a muchas personas, de lo que particularmente no me interesa hablar, pero ese sexo fue tan vacío y efímero que constantemente estuviste buscando más en otros.

»Tu problema actual es que sentir lo que llamaste "una polla dura" en este momento te excita más de lo que lo ha hecho cualquier follada olvidada. Es porque soy yo ¿Verdad? —Me molesta—. Quieres que te desee con desenfreno, pero cuando sientes la evidencia de lo que tanto quieres te paralizas como si no lo creyeras posible porque te da miedo.

—¿Por qué me daría miedo?

—Porque nunca has deseado a nadie con tanta pasión para ti misma. Nada despierta tus celos o posesividad, pero piensas en lo mucho que te afectaría estar conmigo. Deseas tanto que aun cuando no ha sucedido, ya te está asustando y se supone que Azhar Beckett nunca tiene miedo y siempre tiene el control sobre el sexo.

Una de sus manos se desliza por mi muslo hasta acunarme una de las nalgas para ayudarme a sostener mi peso.

Mi respiración es agitada por el deseo, pero también por la rabia de que parezca leerme mejor de lo que puedo conocerme a mí misma.

Presiona su mejilla contra la mía mientras susurra sus palabras:

—También te deseo lo suficiente para querer quemarte en mi fuego, la diferencia es que yo sí sé y acepto que cuando te folle, mataré a cualquier bastardo o bastarda que se atreva a tocarte mientras seas mía. Posesivo, egoísta y celoso, tres defectos nefastos que no estoy interesado en sacarme de encima. Lo que es mío, es mío.

¡Joder! Me afecta y lo sabe. Lo odio.

—Escúchame bien, arrogante hijo de puta —siseo—. Quiero más respuestas.

Retrocede para poder mirarme con diversión al saber que me afecta y que tiene el control.

—No hay tiempo para ello. No mendigues lo que sabes que no se te dará, la indignidad es desagradable.

Mi rabia bulle lentamente y ambos lo sabemos, pero me resisto porque no quiero hacer daño a nadie de esta fiesta ni siquiera a él.

—Déjame verte, Niklas.

En lugar de ceder o negarse en voz alta, sus manos suben para encargarse de las ataduras de mis muñecas, siendo un experto en liberarlas en poco tiempo. No arden y las marcas son leves cuando puedo bajar mis brazos adormecidos, dejando las palmas conectar con sus hombros tensos.

Cuando mis manos intentan ascender por su cuello, su mirada me detiene y de alguna manera sé que no me está dando el "privilegio" de tocarlo. Sin embargo, cuando mis manos van a su mascara oscura inclina la cabeza permitiéndome deslizar fuera la pieza.

Y sí, es el hombre del auto caro en Mosman.

Y sí, es precioso incluso con su mirada calculadora y carente de empatía.

Pero tiene sentido, los monstruos suelen verse tentadores.

Mis palmas vuelven sobre sus hombros mientras memorizo el cincelado rostro al tiempo que mi cuerpo se desliza sobre el suyo cuando bajo sobre mis pies.

Mi rabia está mezclada con el deseo, siento un profundo calor y emociones que quieren ser liberadas de alguna forma.

Abro la boca para hablar, pero nada sale y con lentitud quita mis manos de sus hombros, haciéndolas caer a mis lados mientras retrocede cuando una especie de alarma suena desde su reloj.

Nuestras miradas son fijas y entonces sonríe una vez más de costado.

—Sé que tu obsesión por mí no morirá, pero ponla en pausa porque pasará mucho tiempo antes de que nos volvamos a ver.

No respondo, lo veo salir de la habitación mientras me muerdo el labio inferior y cuando la puerta se cierra detrás de él, exhalo con lentitud.

Mi cuerpo tiene tanta tensión que me estremezco, el corazón me late de prisa y mi tanga está muy mojada, mis pezones se sienten adoloridos contra la tela de mi corset y mi mente me dice una y otra vez «mátalo, no lo dejes ir, elimínalo.»

—Basta —me digo acariciándome las muñecas marcadas.

Clavo la mirada hacia el techo y aprieto los labios sintiendo el sudor aumentar por mi contención.

Sunny... —dice la voz de la mujer de blanco detrás de mí.

—¡Ahora no, maldita aparición! No soy tu Sunny, lárgate.

El cree que puede salvarte, pero claramente estás cercana a quebrarte, sujeto número dos —dice la voz de mi madre desde un costado y me tenso.

Puedo controlarme. Puedo hacerlo.

Me abruma sentir tanto y cuando cierro los ojos, imágenes claras pasan por mi cabeza y un espasmo me sacude el cuerpo.

Gritos. Suplicas. Chapoteos. Mis dedos en sus ojos. Mi risa. Las suyas. Mi rabia. Mi satisfacción. Ellos.

Ellos.

Yo.

La puerta se abre y por un momento antes de abrir los ojos, pienso que se tratará de Niklas, lo que sé que es poco probable, pero entonces cuando los abro me encuentro con Shaina y su novio.

Desde tan corta distancia se ve incluso más impresionante.

Ella me sonríe con labios que me resultan familiares mientras su novio cierra la puerta detrás de ella.

—Hola, es bueno verte y que estés sobria. Feliz cumpleaños —Me felicita.

Da unos pasos al frente para envolverme en un abrazo rápido y cuando vuelve a retroceder simplemente la miro.

Shaina no da abrazos, es ansiosa, tímida y vergonzosa.

Esta Shaina es sonriente, confiada y su mirada...

Doy un paso atrás porque imágenes aparecen en mi cabeza con tanta claridad.

Esos ojos con un centro marrón, pero iris repleto de diferentes tonalidades verdes son inquietantes y muy familiares.

Miro hacia la puerta y después hacia su novio impidiendo la salida.

—Oh, me miras con miedo —Se lamenta Shaina ladeando el rostro.

—No te tengo miedo —digo alzando la barbilla, porque no lo hago.

Su postura regia, segura y elegante me hace recordarla de espalda. Riendo, besando a otro de ellos. Escucho su voz diciéndome que debo detenerme de llorar y gritar cuando no podía verla en donde experimentaban.

Escucho su voz narrándome gráficamente en ese lugar como esperaba asesinar a alguno de ellos. Sus monólogos de grandeza asegurándome que éramos superiores y a veces había que sacar ventajas de las malas situaciones hasta que pudiéramos finalmente actuar.

—Sé quién eres —digo y arquea una ceja—, número uno.

Se muerde el labio inferior antes de soltar una risita encantadora. Miro hacia su novio que no parece perturbado ni afectado. Posiblemente su cómplice.

—Es descortés que me llames por un número cuando no te gusta que lo hagan contigo —Me reprende.

—Eres una autentica desquiciada.

—Y desequilibrada —agrega su novio como si fuese un chiste.

—Es una asesina —Le hago saber—, una muy cruel y despiadada.

—Tú también —Me responde el hombre con un encogimiento de hombros.

—No eres Shaina, ella no existe —digo con demasiada calma a sujeto número uno.

Ella asiente quitándose la peluca rubia y luego la malla que retiene su abundante cabello castaño ondulado.

Mierda. Mierda. Mierda.

—Soy Odette, Sunny ¿No lo recuerdas?

Se quita la máscara y yo la miro fijamente mientras me sonríe. Reparo en cada rasgo, en su belleza y la sonrisa encantadora que no borra de sus labios.

El corazón me late de prisa y aunque no es por miedo, sí se trata de desconcierto.

—Tranquila, no te asustes —Bromea—. No estás frente a un espejo, hermana. Simplemente tenemos el mismo rostro de una mentira.



Helloooooo, espero estén bien luego de las cinco actualizaciones que tuvo la historia jajaja.

Lamento la tardanza, pero por temas de publicaciones y otros compromisos se me había dificultado actualizar esta historia en lo que sé que fueron meses. Sin embargo, me alegra que como lo planeé pude volver con cada actualización más épica que la anterior y dando las respuestas que ya nos están llevando al desenlace final.

Fangirleé un montón escribiendo cada capítulo porque el tema de Shaina|Odette, el capítulo del pasado, entender finalmente como Anders literalmente hizo todo por Odette, las respuestas de algunas cosas, la aparición de Niklas, esa conversación con Azhar y finalmente la razón de por qué era importante que Shaina nunca se viera en un espejo o se cruzara minimanete con Azhar y nunca cuando esta estaba sobria, ME LLENARON DE ADRENALINA.

Si creen que aun no pueden sorprenderse, están equivocados porque queda mucho más en los capítulos que nos restan de la historia y tal como estas últimas actualizaciones, todos estarán de infarto. aproximadamente quedan entre 8-10 capítulos y cada uno de ellos un disparo directo que se hará sentir de mil maneras.

Así que nada, los extrañé, volveré pronto y si tardo un poquito más (no cinco meses jajaja) trataré de volver con más de un capítulo.

Esta es mi historia más chiquita y la más diferente, pero la amo mucho, alguien me preguntó por qué hice tantas actualizaciones siendo que es la que tiene menos lectores, pero a mí los números no me importan, yo estoy demasiado feliz y entregada a esta historia que ha mostrado otro lado de mí como escritora que hace mucho quería explorar y por miedo no lo hacía. Así que gracias por darte la oportunidad de leerla y llegar hasta este punto cuando finalmente comienzan las respuestas.

Por cierto, el próximo capítulo se llamará la fiesta de la revelación por lo que se podrán imaginar cómo estará esa vaina.

Y un favorcito: Si van a releer, por favor no dejen spoilers en los comentarios de los capítulos anteriores, todos merecen disfrutar la lectura la primera vez, respetemos las experiencias de los demás al leer la historia.

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Espero les guste.

Un beso.

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