Capítulo 14: El despertar del rugido
Ajabu no parecía en nada feliz de ver a sus dos hijos al lado de los dos príncipes de las praderas, pues su mirada demostraba un profundo enojo, posiblemente su ira se había sumado con el fuego y las cenizas que tuvo que atravesar para llegar allí.
"Mako, ¿Cómo te atreves tú también a desobedecer mis órdenes?" rugió.
"Ya no te seguiré más padre" le contestó su hijo sin miedo, "Me obligaste a decidir entre mi hermana y tus intenciones. Pues bien, mamá me dijo que protegiera a mi hermana pase lo que pase"
"¡No me hables de tu madre! ¡Pequeño desobediente, al único que debes responder es a mí!"
La primera intención del grupo de jóvenes leones fue de retroceder, pero... ¿A dónde? el fuego casi se había extendido hacia el borde del acantilado y no había otro camino para salir del creciente fuego. La guardia del león probablemente estaba aún ayudando a los demás animales que no habían podido salir de entre las llamas.
Pero Mako tenía otros planes: parecía que ya no tenía intención de que usaran a su hermana para los crueles planes de su padre. Dispuesto a dar pelea, se puso al frente de todos, preparado para saltar.
Sin embargo, la fuerza de su padre superaba a la del hijo. A penas Mako hubo saltado sobre Ajabu, este le propinó tal zarpazo que lo dejó en el suelo y medio moribundo. A punto de clavarle las garras, su hermana se lanzó a protegerlo, seguida de Koda y Jabari.
Al menos Lea realmente era tan rápida como para esquivar el zarpazo de Ajabu y morderle la pata. No obstante, esto hizo enojar más al león e, inconscientemente mientras repartía zarpazos intentando darle a Lea, le llegó a dar uno a Koda en el hombro. Luego, con un rápido movimiento, golpeó a Lea en la cara e inmovilizó a Koda. Cuando Jabari también se dispuso a atacarlo, fue repelido por un empujón de la gran contextura de Ajabu.
"Que decepción da esta generación..." se jactó el malvado.
Dan no se contuvo y se lanzó contra Ajabu, aprovechando que estaba de lado. No obstante, este giró su cabeza mientras el joven león se acercaba y Dan pudo ver el rostro marcado por la marca del mal... uno que le recordó sus pesadillas. Perdiendo la concentración, el león malvado apartó a Koda con sus patas e inmovilizó a Dan. Este último sintió el dolor de su cabeza estrellándose contra el suelo.
Shany estaba dispuesta a salvar a Dan apoyada por Akira, pero la fuerza descomunal de Ajabu las apartó a ambas con un solo zarpazo.
"¿Otras gatitas que se quiere hacer la dura?" se rió Ajabu, al ver ambas caer, "Ninguno de ustedes puede vencerme, son aún unos cachorros"
Dan, molesto por ello, le mordió la pata con la que lo retenía. Si bien esto le causó dolor a Ajabu, solo hizo que, con la otra pata, le volviera a estrellar con el suelo.
"¿Te crees un héroe niño?" se burló el león malvado, "¿Un rey león quizá?"
Dan no respondió, de modo que Ajabu continuó: "No, no eres nada, sé lo que eres: un niño cobarde que intenta cambiar lo que realmente es..."
Entonces, Dan se sintió terriblemente mal. Pero antes de que pasara algo más, otro rugido se hizo oír; no era el poderoso rugido de los ancianos, pero era uno bastante familiar: un león con melena oscura se abalanzó sobre Ajabu al mismo tiempo que rugía de enojo, causando que ambos rodaran por el suelo hasta que ambos se separaron de un salto y se miraron el uno al otro.
"¡Papá!" gritaron Dan y Koda.
"¡Salgan de aquí!" les gritó Kovu mientras, con un rápido vistazo volvía a fijar su vista en su enemigo, "¡Yo me encargo!"
"Vaya... majestad... es un honor volvernos a ver..." se burló Ajabu mientras permanecía en guardia, "¿No requerirás acaso el apoyo de tu famosa guardia del león?"
"Ellos están ocupados salvando al resto de las praderas de este incendio" le respondió Kovu también en defensiva, "Además, no los necesito para hacerte pedazos por casi matar a mis hijos..."
"Vaya, ¡qué enternecedor preocuparte por tu familia! Seguro que también sientes lo mismo por ese jovencito que ni siquiera pertenece aquí, del que se rumorea que será el próximo rey"
Kovu rugió de ira, para evitar que hablara: "Al menos soy mejor padre de lo que tú tratas a tus hijos"
Ajabu rugió esta vez y se abalanzó sobre Kovu. Este rápidamente retrocedió un poco y contraatacó con sus zarpas, consiguiendo darle un fuerte golpe en la cara al villano. Pero eso no lo detuvo: sino que respondió de la misma forma, solo que el zarpazo que recibió Kovu fue en el hombro. Luego intentó morderle la pata izquierda, pero el rey lo empujó, haciéndole retroceder.
Mientras luchaban, los jóvenes leones ayudaron a sus compañeros heridos y se dispusieron a cruzar el puente de tronco. Con sumo cuidado y procurando tener las cuatro patas firmes, cruzaron a manera de fila. El que estaba con más nervios era Dan: si ya era difícil cruzar un simple tronco de poca altura con un charco de lodo esperándolo, pasar por aquel lugar le llenaba de miedo. En medio del camino, pisó mal una rama y se resbaló, pero se sostuvo fuertemente con las garras para evitar caerse.
"¿Te encuentras bien?" le preguntó Shany.
"Sí... por poco..." contestó Dan.
"Ya casi llegamos" los animó Koda.
Los seis llegaron exitosamente al otro extremo. No obstante, no se retiraron inmediatamente del lugar, sino que se quedaron para ver la pelea entre leones. Por un momento, al ver a Kovu caer de espaldas pensaron que todo estaba perdido. Ajabu se estaba abalanzando sobre él y no parecía haber respuesta del rey. Sin embargo, Kovu le engañó y haciendo uso de sus patas traseras, lo arrojó hacia una roca cercana, dejándolo inconsciente.
"¡Bien hecho papá!" gritó Koda emocionado. Dan también se sintió feliz de que todo terminara.
El incendio de aquella zona se extendía, por lo que Kovu tenía que darse prisa para salir también. Con sumo cuidado, y algo lastimado por su pelea, él también atravesó el puente.
"Gracias por ayudarnos papá..." le recibió Dan apenas hubo llegado.
"Por mi familia, lucharé con quien sea..." respondió Kovu aún algo cansado por la pelea.
Pero no terminó de hablar, pues un rugido les hizo a todos dar la vuelta: Ajabu se había vuelto a levantar, cruzar el puente y ahora atacaba por la espalda a Kovu, mordiéndole el lomo. Con gran dolor, el rey rugió y se agitó para sacárselo de encima.
En el corazón de Dan nació algo: un sentido de que debía ayudar, aunque no tenía posibilidad de ganarle a tal bestia. Dando un salto, se aferró en el lomo de Ajabu y logró calvarle los colmillos.
"¡Dan!" gritó Shany mirando tal acto de valentía.
Esta vez, Ajabu rugió de dolor mientras soltaba a Kovu, quien se había quedado inmóvil por el ataque. No obstante, el malvado se quitó al joven león de la espalda y lo golpeó con sus zarpas.
Koda estaba furioso: de la nada, su cuerpo se llenó de adrenalina y sintió un deseo enorme de rugir. Al hacerlo, una fuerte ventisca se unió a su rugido y se convirtió en una poderosa ventisca. Ajabu contemplo ese enorme poder antes de ser arrojado por el borde del precipicio.
Koda respiraba con dificultad, pero impactado por lo que acababa de ocurrir: ¿finalmente había despertado su rugido? A su alrededor, todos estaba exhaustos, pero igualmente impresionados por el rugido de Koda.
Un gruñido de Kovu les hizo recordar la situación: Koda, sin perder tiempo, se le acercó con Dan detrás de él.
"¿Estás bien, papá?" le preguntó.
"Koda... has despertado tu rugido" dijo alegre Kovu. Sin embargo, un dolor en su espalda le hizo gruñir.
"Tranquilo, te llevaremos a casa..."
"No irán a ningún lado..." rugió una voz.
Todos miraron a hacia atrás: Ajabu no había caído y se estaba acercando lentamente hacia ellos.
Pero Dan no tenía intenciones de tener miedo de nuevo: esta vez, tomando la iniciativa, se lanzó sobre el lomo del león maligno mordiéndolo. Y solo era el comienzo de lo peor: Ajabu se tambaleó para quitarse a Dan de encima y ambos cayeron con un fuerte golpe sobre el puente de tronco. Al instante, un sonido se hizo bastante evidente: el puente se había roto y ambos cayeron, pero se chocaron con una saliente y Dan quedó en el borde del mismo, mientras que el león maligno caía y se levantaba cerca de él.
"Tú... ¿crees que vale de algo tu vida?" dijo Ajabu, bastante enfadado, "No eres ni un león ni un rey, solo un niño asustado que no tiene idea de quien es realmente..."
"¡Deja a mi hermano!" gritó Koda, saltando sobre el lomo de Ajabu y empujándolo hacia adelante.
Como en aquel sueño, Dan contempló a Koda caer; pero él no dejaría que su sueño se hiciera realidad: apoyando sus patas traseras en las rocas, Dan se impulsó hasta llegar hacia Koda, dándole un empujón y arrojándolo a otra saliente más abajo.
"¡Hermano!" gritó Koda al darse cuenta de lo que había pasado.
Para cuando miró abajo, no quedaban rastros de Ajabu o Dan.
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