Parte II
TEO camina hacia su compañero con el bolsillo contento, a penas las 11 de la mañana y Teodoro se lleva su primera paca de billetes. El viejo oficial le hace una seña con los dedos a Diego indicándole su nuevo ingreso monetario.
-Tenéis que aprender a ganarte tu día Castillo- dice Teo dándole un sacudón en la espalda a Diego, afincando su voz cuando dice su apellido, Teo sabe que a Diego no le gusta que lo llamen por el apellido.
-Viejo... hay algo que se llama karma, cuando menos te lo esperes te va a llegar lo tuyo, deja de matraquear- comenta Diego mientras Teo se aleja a comprar cigarrillos.
-A mí ya me llegó mi vaina Castillo...- responde el viejo gruñón con una voz carrasposa, no le gustó el comentario de Diego.
El vendedor del quiosco de oído abierto torna su rostro en una mueca que muy bien observa Teo, el señor ríe ante el comentario del viejo oficial pero Teo no se enoja, el vendedor y él son viejos conocidos y de no ser por la constante presencia de Teodoro por los alrededores de la plaza ya hace un tiempo que hubiesen atracado su humilde quiosco.
-El muchachito tiene razón señor Teo, la vida te trata como eres. Pero usted es un caso inverso, la vida lo trató mal a la primera y ustedes le está cobrando factura- dice el vendedor pasándole a Teo una caja de cigarrillos sin que el oficial se la pidiera.
-Así es Nerio...así es... pero es como me gusta vivir a mí, ya no puedo hacer nada, vos sabéis bien cuanto tengo que pagarle yo a las desgraciadas de mis exesposas- le responde al vendedor encendiendo otro cilindro nicotínico.
-Usted tiene suerte señor Teo, la gente es muy nerviosa y no sabe qué hacer cuando un policía se le para enfrente- sigue hablando Nerio anotando la caja de cigarros en la cuenta pendiente del policía.
-La gente es muy pendeja Nerio, los más carajitos se ponen a sudar creyendo que me tienen que pagar la multa a mí y que me voy a llevar el carro- se ríe Teo llamando la atención de la gente de la plaza. -La multa la tienen que ir pagar en la fiscalía y se pueden ir tranquilitos, pero más a mi favor que no lo sepan, me llevo mi plata al bolsillo. Vos sabéis como dicen, bolsillo lleno corazón contento- y fuma.
A muy poca distancia Diego sentado en una banca escucha la conversación, a pesar del respeto y la admiración que le tiene a señor Teodoro, Diego manifiesta su odio cuando lo ve cometer esos actos injustos a la sociedad, se le nota en los nudillos amoratados, él sabe muy bien como es la vida de Teo, algunas noches cuando duerme con su prometida sus pensamientos rondan en cómo podría ayudar y mejorar la calidad de vida de su compañero, pero siempre es la misma respuesta, un silencio agotador que resbala en las mismas preguntas sin respuesta.
Pese que Teodoro y Diego son muy buenos compañeros a la hora de resolver un problema policial siempre tiene sus altercados en sus respectivas creencias y opiniones de cómo llevar una buena vida. Teo siempre le recuerda contándole anécdotas, algunas divertidas otras incomodas clavadas como un puñal afilado. "Apenas te vais casando Castillo no sabéis lo que te espera" una de las frases que siempre le repetía Teo con ímpetu al joven policía.
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