Capítulo 5

JiMin había terminado huyendo una vez más, porque el pensamiento de tener que mantenerse alrededor del alfa por horas, simplemente le superó por un momento. Había estado tan asustado con la idea, que se alejó incluso antes de que fuera realmente consciente de lo que hacía. Una vez su mente se hubo aclarado otra vez, la culpa le invadió.

JiMin sabía que su reacción había lastimado al alfa, en especial porque segundos antes le había asegurado que nunca le lastimaría, al contrario, el mayor quería volverse su apoyo y confidente. Eso había sido un gesto extremadamente dulce, él nunca se mostró ofendido o molesto por sus constantes rechazos, el alfa había expresado su compresión y eso solo hacía que JiMin se sintiera peor.

—Él no es malo, él no es como ellos —JiMin murmuró para sí mismo, mirando a la oscuridad del bosque a través de su ventana—. Él no es SikHyun, él no es SeoHyuk, él no es ChulMoo o alguno de sus bastardos seguidores. YoonGi no te lastimará de esa forma, JiMin. —Se repitió por no sabe qué vez en los últimos dos días.

JiMin sabía que era cierto, él creía firmemente en ello; entonces, ¿por qué su mente y cuerpo parecían mantenerse en un perpetuo conflicto? ¿Por qué deseaba acercarse a él y meterse entre sus brazos, tanto como deseaba correr a las colinas lejos de su existencia?

YoonGi hacía que JiMin se sintiera inestable, o más bien, lo hacía sentir más inestable de lo que de por sí había estado sintiéndose los últimos meses. Estar en los brazos del alfa, la forma en que lo contuvo y reconfortó, se había sentido simplemente maravilloso, por un momento JiMin sintió que pertenecía allí, que no había lugar más cálido o seguro.

Infiernos, probablemente lo era, ¿en qué lugar JiMin estaría más protegido que entre los brazos de su compañero? ¿Quién podría cuidarlo, si lo necesitara, mejor que él? ¿Qué persona en el mundo sería mejor para él que quien la mismísima Diosa Luna había elegido para que estuviera a su lado? ¿JiMin realmente sería capaz de ser una de esas personas que rechazaban a sus compañeros?

Algo se movió entre los árboles y segundos después, YoonGi emergió entre ellos, por supuesto, este se encontraba en su forma de león. El alfa caminó hasta que estuvo a mitad de su patio y al igual que el último mes, se recostó en el pasto, mirando directamente hacia su ventana.

JiMin se puso de pie y dándole una última mirada, salió de la habitación, planeaba ir allí y disculparse por como se había comportado. Se encontró a JungKook y TaeHyung mirando alguna película en la sala, ambos se giraron a verlo en cuanto entró.

—Hey, JiMin, ¿dónde vas? —TaeHyung preguntó cuando JiMin abrió las puertas corredizas que le llevaban al patio.

—Iré a hablar con YoonGi —respondió.

—¿En serio? —JiMin asintió, sonriendo ante lo animado que el omega menor se mostró—. Uh, entonces no te quitaré más tiempo, ve, ve, suerte.

JungKook se rio por lo bajo de la actitud de su novio, jalándolo aún más entre sus brazos para plantar un beso en su sien, TaeHyung le sonrió de vuelta y se giró, haciendo morros con los labios hasta que JungKook se agachó y los cubrió con los propios. JiMin negó con la cabeza y finalmente salió al patio, cerrando la puerta tras sí. Estaba feliz por su hermano, JiMin amaba ver el brillo en sus ojos cada que veía al omega menor.

—Y pensar que planeaba alejarlo sin más —bufó, mas luego hizo una mueca al pensar que eso era exactamente lo que él estaba haciendo—. ¿Tal vez sea algo de familia? —Murmuró para sí mismo.

JiMin vio al león más allá, el mismo se había trasladado hasta que estuvo frente a las puertas corredizas, aunque todavía manteniendo su distancia, misma que JiMin acortó con nerviosismo. Una vez frente a él, al igual que hace unas semanas, JiMin se dejó caer a su lado, esta vez no sorprendiéndose cuando el imperioso animal se arrastró hasta posar su gran cabeza en su regazo.

—¿Está bien que estés aquí, Min? ¿No tienes compromisos importantes que realizar como nuevo alfa líder? —JiMin cuestionó, recibiendo un perezoso rugido en respuesta—. ¿Te estás escapando de tus deberes? —YoonGi movió la cabeza de un lado a otro y luego de arriba abajo—. ¿Eso qué significa?

YoonGi rugió una vez más, dejando su cabeza en su regazo nuevamente, JiMin resopló divertido, llevando su mano hasta la espesa melena para comenzar a acariciarla. Hundió sus dedo entre el oscuro pelo hasta que dio con el cráneo y rascó, sacándole un ronroneo al león.

—Lamento haber escapado otra vez el otro día —JiMin dijo después de un rato—. No fue mi intención, yo solo... te dije que a veces no puedo controlar mi reacción, entre en pánico y mi cuerpo solo reaccionó. —El león se puso de pie y señaló las puertas corredizas con la cabeza—. ¿Quieres que vayamos a dentro?

El león negó, señalando a él y luego al suelo en un claro gesto de "quédate aquí" y luego trotó hasta las puertas, donde levantó una de sus patas y golpeó el cristal. JiMin vio a JungKook abrir la puerta y permitirle entrar al poco tiempo.

Solo un par de minutos después, un YoonGi ahora humano y vestido salió de la casa, cerrando las puertas tras él y en caminándose hasta su lado con una manta entre sus manos.

—Lo siento, pero no podríamos hablar con comodidad conmigo en mi forma de león —dijo en cuanto llegó a su lado—. Ten, cúbrete con esto, la noche está bastante fresca. —YoonGi le cubrió los hombros con la manta y se dejó caer en el pasto a su lado—. En cuanto a lo que dijiste antes, está bien, imaginé que algo así había pasado. En realidad, fue mi culpa, sabía que estaba presionando demasiado y aún así te pedí aquello.

—No digas eso, no es tu culpa, yo, uh, después de que me calmé y pude pensar con mayor claridad, llegué a la conclusión de que... me gustaría, realmente me gustaría que estuvieras ahí. —JiMin agachó la mirada y comenzó a arrancar algo del pasto bajo ellos, sintiendo su cara caliente por la vergüenza—. Así que si aún estas dispuesto a soportar qu-...

—¡Por supuesto que sí! —JiMin se sobresaltó ante el repentino grito, mirando al mayor con grandes ojos. YoonGi carraspeó, esta vez siendo él quien lucía ligeramente avergonzado—. Quiero decir, claro que sí, JiMin, no hay nada que me haría más feliz.

—Entonces, tendrás que cuidar de mí a partir de ahora —JiMin bromeó, internamente aliviado de que al parecer sus nervios y miedo alrededor del mayor se habían atenuado.

Eso era un gran comienzo, ¿no?

—Un vaso grande de café negro, cinco croissant y el periódico de hoy. —WoongJoon dejó todo en la pequeña mesa que había llevado a la celda una semana después de que encarcelaran a Choi.

—¿Por qué sigues volviendo aquí? ¿Acaso no tienes deberes que cumplir? —DakHo preguntó, sentándose en la litera.

—Tengo que, sin embargo, no tengo que empezar hasta más tarde. —WoongJoon respondió, jalando de la silla junto a la mesa para tomar asiento—. Entonces, ¿cómo amaneciste hoy?

Choi rodó los ojos. —Igual que ayer, y que antes de ayer, y el día antes de ese y el antes de ese —bufó.

—Amanecimos graciosos el día de hoy, ¿eh? —Kim entrecerró los ojos en dirección al lobo—. ¿Tal vez también amaneciste con ganas de hablar sobre Dong y Park?

—¿Cuántas veces debo decir que de mi boca no va a salir nada de ellos? No importa cuánto preguntes, no tengo nada para decir.

—DakHo. —WoongJoon suspiró, inclinándose hasta apoyar los codos en sus piernas, buscando acercarse más al otro—. Escucha, no podré abogar por ti por siempre, en realidad, me estoy quedando sin tiempo. He evitado hasta ahora que utilicen otros medios para sacarte la verdad, pero ya se están cansando de esperar, NamJoon se está hartando de tu poca cooperación.

—Nunca te pedí que hicieras nada.

—Eres un imbécil, sabes por qué lo hago —Kim gruñó.

—Deberías olvidarte de eso, porque es claro que nunca vamos a estar juntos, no cuando ninguno de los dos está dispuesto a darle la espalda a los suyos. No vamos a formar ningún lazo, así que puedes dejar de intentar protegerme.

—¿Por qué eres tan obstinado? ¿Por qué te empeñas en apoyar a alguien como Dong SeoHyuk?

—Probablemente por la misma razón por la que tú apoyas a Kim NamJoon.

—Disculpa, pero se me es imposible creerlo, alguien tan despreciable como SeoHyuk nunca estaría a la altura de NamJoon.

—Eso es lo que tú piensas —DakHo defendió, sacándole un bufido—. Solo conoces una de sus caras, no puedes simplemente saltar a una conclusión cuando es obvio que hay cosas que no sabes.

—Oh por favor, ¿cuáles pueden haber sido esas cosas tan maravillosas que pudo haber hecho por ti como para que le debas tal lealtad? —Ironizó.

—Pues te sorprendería. SeoHyuk fue el único que me tendió una mano cuando todos preferían darme la espalda o mirar a otro lado.

—¿Qué quieres decir?

—Nada que realmente debas saber.

—DakHo.

—Simplemente regresa por donde viniste y hazme el favor de no volver —DakHo indicó, volviendo a recostarse en su litera de espaldas a WoongJoon—. Y deja de traer eso, de todas formas no lo como.

WoongJoon miró al hombre impávido por un largo rato. Negando con la cabeza y soltando un pesado suspiro, se puso de pie y se encaminó hasta la puerta. Algún día DakHo tendría que enfrentarlo y tener una verdadera charla, él no iba a poder evitar el tema por mucho más tiempo.

Una vez fuera, no se sorprendió demasiado de encontrar a NamJoon recostado en la pared frente a ella. WoongJoon inclinó la cabeza respetuosamente y el líder le devolvió el gesto, abandonando su lugar para acercarse hasta él.

—¿Tuviste mejor suerte el día de hoy? —NamJoon cuestionó.

—No realmente, sigue negándose a decir cualquier cosa.

—Realmente odio decirte esto, WoongJoon, pero ya no podemos esperar por mucho más, si Choi no quiere hablar voluntariamente, tendremos que obligarlo a hacerlo. Mucha gente es asesinada y torturada cada día por ordenes de Dong y Park, o bueno, Choi. —El líder le dio una compasiva mirada—. Sé que es tu compañero y que esto está siendo muy difícil para ti, pero DakHo no es exactamente una buena persona y perdona que lo diga, pero no creo que él vaya a cambiar de idea solo por quien resultaste ser para él —agregó cuidadosamente.

—Lo sé. —Asintió—. En realidad, me lo acaba de decir, tal parece que Dong es alguien importante para él, por lo que insinuó, tal parece que SeoHyuk lo ayudó en un momento de necesidad.

—Supongo entonces que esto complica las cosas, si está actuando tan renuente por real lealtad, será muy difícil el quebrarlo.

—Seguiré tratando, no pienso rendirme tan rápido.

—Todo lo que puedo darte son un par de semanas, WoongJoon, el consejo y los demás líderes están comenzando a presionarme y no podré seguir dándoles largas por mucho más tiempo —NamJoon informó con tono culposo.

—Lo entiendo. De verdad agradezco que estés haciendo esto por mí a pesar de todos los inconvenientes que eso te ha provocado.

—No hay razón para agradecer, siempre cuido a los míos, además, como tu amigo, me ofende que si quiera pudieras pensar que sería diferente.

WoongJoon le dio una pequeña sonrisa que apenas y llegó a sus ojos. —Por supuesto.

—Entonces, ¿puedes acompañarme? Hay algunas cosas de las que necesito tratar contigo.

—Guía el camino.

—¿Todos listos?

—Señor, sí, señor.

—Entonces, avancen, avancen, avancen —indicó, moviendo su mano hacia el objetivo.

No pasó mucho tiempo para que el lugar se llenara con los gritos de alarma y el llanto, el sonido de disparos escuchándose sin cesar por todos lados. La gente corría de un lado a otro, tratando de refugiarse o yendo al frente a defender a los suyos.

Los hombres de JaeMin lograron avanzar rápidamente y hacerse con el lugar, no tardando más que un par de horas. Una vez todos los centinelas sobrevivientes fueron amordazados y el resto de los habitantes controlados, JaeMin salió al frente. Parándose frente a los hombres arrodillados, no fue difícil reconocer al alfa, el hombre era el más herido y quien tenía la mayor cantidad de sujeciones.

—Por lo que tú eres el alfa de esta manada. —JaeMin sonrió con burla, el hombre gruñó, removiéndose ferozmente en un intento de llegar a él, más dos de sus hombres lo sujetaron contra el suelo—. Ahorra tu mierda, no desperdicies energía en vano.

Viendo alrededor, JaeMin no pudo evitar el sentimiento de satisfacción que le provocó la cara de impotencia y miedo en el rostro de todos. Eso era bueno, si le temían, entonces no se atreverían a revelarse, serían tan mansos y obedientes bajo su mano como un buen cachorro entrenado.

—Estoy aquí para hacerte una propuesta —dijo, devolviendo la mirada hacia el alfa líder.

—¿Deseas hacerme una propuesta viniendo aquí y atacando a mi gente? ¿Eres estúpido? —El alfa gruño. JaeMin ignoró el insulto y asintió para él.

—Por supuesto, dado que no puedo darme el lujo de recibir una negativa por respuesta, pensé que poner un poco de presión sería una buena forma de asegurar su cooperación. —Sonrió.

—Estás realmente loco, chico. No voy a aceptar ninguna mierda que propongas.

—Ah, creo que no entendió lo que acabo de decir. Yo no le estoy dando la oportunidad de aceptar o no, usted lo hará.

—¿Y qué te hace penar eso?

JaeMin inclinó la cabeza a un lado y dándole una cínica sonrisa al alfa, hizo un ademán hacia uno de sus líderes centinelas, quien inmediatamente levantó la m-16 en su mano y disparó a cinco de los civiles.

Los gritos se desataron de inmediato cuando vieron a las tres mujeres, el anciano y el chico, que no podía tener más de catorce años, caer sin vida al suelo.

El alfa aulló su rabia, renovando sus intentos por liberarse mientras le gritaba cada improperio que le llegaba a la cabeza. Se necesito que otro de sus centinelas fuera a ayudar a sujetarlos, mientras que el resto de ellos disparó a aquellos que intentaron levantarse y atacar.

Para cuando la calma volvió, al menos la mitad de los centinelas que habían quedados vivos del ataque, habían sido asesinados, al igual que un grupo de civiles.

—Entonces, como decía —JaeMin comenzó nuevamente—, la propuesta que le tengo es bastante simple y consiste en usted poniéndose al servicio de Choi SeungYeop y Dong SeoHyuk.

—Ni lo sueñen, nunca me pondría al servicio de esos desalmados —el alfa líder respondió—. Preferiría morir.

—Si es lo que desea. —JaeMin se encogió de hombros, sacando la pistola desde su espalda y disparando a la cabeza del hombre. Gritos y llantos se desataron una vez más y harto de eso, levantó la pistola hacia el cielo y disparó—. ¡Silencio! ¡La siguiente persona que deje salir el más mínimo ruido, será el próximo en morir!

El silencio se hizo casi de inmediato, solo llegándose a escuchar el murmullo del llanto de los niños, mismos a los que los padres cubrieron la boca, aterrados de que sus pequeños fueran asesinados. JaeMin dejó pasar eso, sabiendo que sería imposible evitarlo. Asintiendo hacia sus centinelas, todos se pusieron en línea frente al resto de los hombres del alfa, apuntando directamente a sus cabezas.

—Esta es su última oportunidad, los que quieran vivir, deberán aceptar estar bajo el mando de Choi y Dong, de lo contrario serán fusilados. —JaeMin se encargó de ver directamente a los ojos de cada hombre—. Los que acepten, prometan su lealtad hacia ellos ahora, tienen treinta segundos.

Pasado el tiempo estipulado, ninguno de los centinelas había aceptado. JaeMin reconoció internamente su valor y lealtad hacia su líder, aquello dejaba ver que eran hombre honorables, sin embargo, también eran irremediablemente estúpidos, ¿por qué dar su vida por mantener la lealtad hacía un hombre que ya está muerto? ¿Por qué dejar desprotegidos a quienes realmente podrían necesitarlos?

—Es una pena. —JaeMin negó con la cabeza, aunque en realidad no lo sentía—. Sin embargo, es su decisión. —JaeMin asintió hacia sus hombres, quienes abrieron fuego, disparando a los arrodillados hombres hasta vaciar el cargador de sus armas.

Algunas personas corrieron entre sus centinelas hasta los hombres ahora muertos, arrodillándose junto a los cuerpos y cerniéndose sobre ellos mientras lloraban la pérdida. Sus centinelas les apuntaron, más JaeMin les indicó que les dejaran, él podía permitirles eso.

—Comiencen con el conteo, quiero un registro de todo el que habite aquí, no quiero que nadie haya escapado, quiero que todos los hombres de dieseis años en adelante sean reclutados y empiecen con el entrenamiento —ordenó y llamó a uno de sus líderes centinelas para que lo guiaran a la casona del alfa.

JaeMin estaba satisfecho de lograr hacerse con las tierras, esta era solo una pequeña manada, sin embargo, era un punto clave para el transporte de los nuevos cargamentos de armas que comenzarían a llegar pronto hasta GwangJu. Si las cosas continuaban el mismo curso, JaeMin sabía que no pasaría mucho antes de que toda Jeolla del sur fuera controlada por ellos.

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JuWon apretó los dientes con fuerza, apretando los puños a sus lados en un desesperado intento de mantener su rabia a raya. Él quería tomar un arma y dispararle al mal nacido entre las cejas, JuWon no podía entender como algunas personas podían ser tan sanguinarias como para atreverse a invadir un pequeño pueblo y tener el coraje de fusilar a su gente sin importar que hubiera pequeños niños presenciando el acto.

Nunca se había sentido tan impotente, llegar al lugar para ver como todos eran masacrados y no poder hacer una mínima cosa al respecto, era simplemente frustrante. No obstante, no había nada que pudiera hacer ahora, al menos no nada más allá que apegarse a su plan original e internarse entre los rebeldes y ya que todo aquello estaba sucediendo, no podía hacer más que aprovechar esta oportunidad.

Se inmiscuyó cuidadosamente entre la multitud e hizo todo lo que la gente de SeungYeop ordenó, actuando pasivo y aterrado. Subiendo a uno de los camiones que llegaron un tiempo después junto al resto de los hombres cuando subieron a un niño que no podía tener más de quince años al camión, bajo los ruegos y llantos de su madre para que lo dejaran, JuWon estuvo a punto de saltar sobre los hombres, en especial cuando apuntó a la mujer con su arma.

—Aléjese o disparo —el centinela amenazo.

—Por favor, él es todavía un niño, por favor. —La mujer se arrodilló, rogando—. Se lo suplico, por favor.

—Última advertencia.

—¡Mamá! Mamá por favor, voy a estar bien, vuelve con mis hermanos —el chico pidió—. Vete mamá, no hagas que te maten, ¿quién cuidará de mis hermanos si tu mueres? No hagas una tontería, no hagas que te maten como a papá, por favor. —La mujer negó desesperadamente con la cabeza a las palabras de su hijo—. ¡Mamá!

—¡Yo voy a cuidarlo! —JuWon le gritó a la obstinada mujer—. Prometo mantenerlo seguro, ahora escuche a su hijo, no hagan que la maten y deje a sus otros niños desamparados. —La mujer puso sus inundados ojos en él y JuWon asintió hacia ella—. Se lo juro.

—Suficiente charla —el guardia cortó—. O sale de mi camino, o le disparo.

Otra mujer llegó al lado de la madre y comenzó a arrastrarle lejos del camión, el chico se dejó caer en el asiento, seguramente aliviado de que ella se retirara ilesa. Las lágrimas comenzaron a desbordarse de sus ojos y pena albergó el corazón de JuWon.

—Hiciste lo correcto, chico —JuWon consoló—. Has sido muy valiente.

—¿E-Ellos estarán bien? ¿Lo estaremos nosotros? —Eso no era algo que JuWon pudiera decir, sin embargo, asintió, queriendo darle un poco de alivio al niño.

—Estaremos bien, solo tenemos que tratar de hacer todo lo que nos digan tan bien como sea posible, ¿sí?

—De acuerdo. —Él asintió, limpiándose las lagrimas—. Por cierto, uh, gracias por decirle eso a mi madre.

—No hay porque agradecer, no es como que estuviera mintiendo de todas formas, pretendo mantenerte tan seguro como me sea posible. —En realidad, no solo a él, JuWon esperaba mantener seguro a la mayor cantidad de personas que pudiera—. Solo mantente junto a mí.

El chico lo miró con extrañeza durante un momento, pero finalmente terminó asintiendo, dando un encogimiento de hombros, probablemente pensando que no es como que tuviera mucho más que perder. El camión comenzó a avanzar luego de que un par de armados guardias subiera junto a ellos para custodiarlos.

Mirando alrededor, JuWon no vio más que aterrados e impávidos rostros, notando que la mayoría de los que iban junto a él eran niños, probablemente el mayor de ellos estaría en sus veinte, veintiuno como máximo. Ver todo eso, no hizo más que reforzar su convicción, JuWon lograría que acabaran con los renegados.

Stars_Of_Saturn.

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