14.- viejo conocido
—¡Buenos días, general, lee!— Tobe hablo sin ganas, entrando a la carpa. Aun en su interior, sentía unas inmensas ganas de retractarse de la decisión que había tomado. Su cabeza daba vueltas, pensando en todas las posibilidades. La inseguridad quería apoderarse de su aparente tranquilidad.
—¡Buenos días, chico!— el general lo saludo efusivamente, parándose de su lugar, se acercó a Tobe, dándole la bienvenida —¡adelante, pasa!— lo tomo por ambos hombros, con mucha felicidad dibujada en su rostro, no podía ocultarlo aún que quisiera ¡mírate...!, sí que has crecido, pero por favor, siéntate y dime ¿Cómo has estado? ¿Qué maravillosas aventuras has tenido en estos nueve años que tengo sin verte?
—si tratar de sobrevivir día a día, cuenta como una aventura fantástica para usted, pues he tenido demasiado de ello en todos estos años— respondió sarcásticamente —he estado mejor, la verdad, es que no me quejo— una mueca de asco se instaló en su rostro, quitándole importancia a la conversación.
—¿¡Y la bebe que cuidabas!?— preguntó sin tacto el general, aunque entendía que el joven no deseaba tener esa incómoda conversación —¿Qué fue de ella?— lo mantuvo bajo escrutinio con la mirada, al sentarlo en su silla.
Tobe suspiro pesadamente mientras se sentaba, no quería hablar de pucca, no ahora. El general le paso una bandeja de plata, que contenía unos trozos de sandia recién cortados. —Ella...— pauso, no quería que su voz contenida en dolor saliera —¡está bien! Supongo!— añadió casi en susurro.
—¡¡Ho ya veo, entiendo!!— el general, se ha sorprendido, por la cara de tristeza que puso el joven —¿espero que mis hombres te trataran bien?— añadió de inmediato, intentando cambiar de tema.
—Si— Contesto el muchacho secamente, sin querer mostrar ni una pisca de sus emociones.
—Así... que ¿aún te seguían cuidando los chefs?
—Sí... bueno, no realmente, pero ahora solo me conformo con que cuiden a la pequeña-- Tobe recordando a su querida hermana
—Bueno, al menos está en buenas manos.
—Así es— volvió a contestar de forma fría
—¡Y dime!, ¿por qué? Decidiste honrarnos con tu presencia en el campo de batalla— aunque deseaba tener una larga y amena charla, el general se vio frustrado en sus intentos y prosiguió a estudiar cada movimiento facial que el chico hacía. Algunas respuestas debía darle.
—¿En serio preguntará eso?— Tobe arqueo una ceja, dejando salir su irritación.
—Mm nada se te escapa cierto... Pero tienes razón— lo señalo moviendo la mano de arriba a abajo poniendo una amplia sonrisa —mis hombres mandaron una carta informándome tu llegada— el general cambio su mirada a una más comprensiva y continuo observando a Tobe
—Pero... ¿Por qué decidiste salir de tu anonimato?
—Creo que igual sabe la respuesta— le regalo una mirada penetrante —no veo la importancia de contestar esa pregunta— Tobe dio un largo suspiro —la información es valiosa y conociéndote, tú sabes lo que haré.
—¡Sí, ja, ja, ja, qué perspicaz eres...!, pones atención a todos los detalles— el general estaba lleno de orgullo. Aquel joven era la viva imagen de su maestro.
Tobe extendió su mano, tomo un cacho de sandía y agarró un pequeño acuchilló para quitar la cáscara y contesto —Si no fuera por eso... no seguiría con vida, ¿qué opinas?— Jugueteaba con el cuchillo entre su mano.
—En eso tienes razón y ten por seguro que la aldea será protegida, ¿tienes alguna otra petición que quieras hacerme?.
—Sí.
—¡Pues adelante, ja, ja, ja, habla!— una sonrisa se dibujó en el rostro del general.
—Aún no deseo que el emperador que se entere de mi existencia, en los registros cambien mi nombre y por último has una tablilla falsa de registro.
— ¿Estás seguro?
—Sí... Por eso me buscaban ¿no?, el emperador quiere toda la sangre de los traidores, de algún modo quiere que mi existencia sea real y así dar por finalizada su venganza-- clavo el pequeño cuchillo en la mesa de madera con odio.
—¡Vaya!, me sorprende tu inteligencia Tobe— el general estaba de algún modo un poco decepcionado, ya que deseaba que Tobe se diera a conocer y que tomaría el antiguo cargo de su padre. Pero eso no quitaba el alivio que sentía de haber vuelto a ver al hijo de su apreciado maestro.
—y dígame general— Tobe cambio su tono de voz, volviéndolo más demandante, mientras su rostro se ponía aún más serio —quiero saber ¿Cuál es su plan?
— Directo al punto ¡¡¡he!!!, pero, no comas ansias... En la próxima reunión que tengamos, conocerás a detalle el plan de ataque.
—Muy bien y otra cosa— Tobe no estaba complacido con aquella respuesta.
—dígame señorito Tobe.
—Mi escuadrón de hermanos, estarán conmigo en todo momento y lugar al que yo sea transferido, en definitiva, ellos vendrán conmigo— demando
—Muy bien Tobe, haremos lo que pides y por lo demás, te mantendré informado de cada movimiento... Pero ¿¡puedo saber!? ¿Quiénes son tus hermanos?
Tobe sonrió de lado, complacido por la pregunta y lleno de satisfacción hablo —¡Ninjas!— no grito, pero ese leve llamado, fue más que suficiente para que ellos lo escucharan.
Hanzo entro como una sombra, apareciendo cuál borrón de la nada frente a Tobe. Echo que causo una reacción de sorpresa sobre el general, quien casi se ahoga con un trozo de sandia.
—¿Qué desea amo Tobe?— Contesto muy formal el ninja, ya que estaban con alguien importante y que, al parecer, conocía bastante a su jefe, como para dejarlo sentarse en su silla.
—él es Hanzo, mi mano derecha— lo presento al general.
Hanzo hizo un ademán con su cabeza, en dirección al hombre, quien era notable, que aún no salía de su repentina sorpresa. Tobe sonrió por la reacción del general y salió de la carpa, seguido por ambos hombres, una vez fuera una pequeña vena salto de su lugar por el coraje. El grupo de ninjas se encontraba dispersado por el campamento, le dio una mirada a molesta a su ninja y volvió a hablar, no deseaba llamar la atención de todo el campamento, así que en un tono bajo y profundo pronuncio —¡ninjas!— su mandato absoluto por sobre sus ninjas fue lanzado amenazadoramente.
Treinta jóvenes, entré los doce y quince años, aparecieron de la nada, con su rodilla derecha apoyada en el suelo y sus cabezas inclinadas, manteniendo el respeto que su amo demandaba —Estos son mis subordinados— los señalo.
—sí que son bastantes...— la sorpresa aún seguía reflejada en el rostro del general Lee, jamás espero que el chico, tuviese un séquito tan grande a su cargo —¡¿supongo que los has de tener bien entrenados?!
—¡no son perros para estar bien entrenados...!— replico sarcástico —pero es de su pleno conocimiento, que no me junto con débiles— añadió el ninja con desdén.
—¡¡Bien, bien!! Tiene toda la razón el joven amo— Contesto el general en un tono divertido.
—Entonces tú serás su general, inspeccionaré personalmente tus habilidades en batalla y con suerte serás el líder de las fuerzas especial que necesitamos contra los extranjeros.
—Bien, si así lo quieres, eso haremos— Tobe no le dio importancia, para continuar con sus preguntas. Pero si con una batalla le callaba la boca de una vez por todas, entonces gustosamente lo haría.
—¿Cómo están divididas las fuerzas del emperador?— Pregunto Tobe poniéndose a un más serio y llevándose sus manos a la espalda. Dándole a entender al general que ya no estaba para juegos.
—La mayoría están en el frente resistiendo, pero es cuestión de tiempo para que nuestras defensas caigan— Le mostró un mapa.
— ¿Cuánto tiempo?
—Talvez, de dos a tres meses.
—¡Bien!, es tiempo suficiente, dime ¿Cuál es su plan de contraataque?— observo el mapa de la región con detenimiento, mientras miraba a Hanzo y él asentía.
—Me temo que... aún no tenemos uno planeado— Contestó apenado el general --nadie sabe el motivo de esta absurda guerra, de la noche a la mañana los japoneses entraron a invadir, me gustaría más que a nadie... Terminar con este sin sentido. Al final, ambos bandos están perdiendo demasiado... Desearía decir que si tenemos algo planeado...
— ¿¿Cuántos días tardaré en llegar al frente??— el joven ninja lo interrumpió.
—¡¡Wau!!, acabas de llegar y ya planeas aplastar a tus enemigos— hablo sorprendido, aunque lo decía jugando, de cualquier modo no dejaría avanzar a Tobe al frente, como carne de cañón hasta que no entrenara lo suficiente.
—¡¡Yare, yare!!, ¿con quién crees que hablas?— un leve tono de molestia salió de su voz
—¡¡Oi!!, tienes razón y como sé con quién estoy hablando, he de suponer que tienes un plan— Contesto sarcásticamente
—¡¡Así es!!— Sonrió Tobe. Para que alargar más lo innegable, había ido para acabar con todo y regresar a sooga lo antes posible.
—¿Planeas decirme?— Pregunto sumamente curioso el general
—Por el momento me temo que no— Contesto el joven serenamente
—¡Bien!— añadió resignado el general, sabía que no obtendría nada por la actitud altanera de Tobe
—En cuanto esté al frente y tenga la información que necesito... te lo diré.
—Estas de suerte, mañana sale una caravana con provisiones, si te vas con ellos, llegarán en tres días, si es qué no hay percances en el caminó.
—¿Cuántas provisiones han llegado intactas?— Tobe sacando sus conclusiones acertadas.
—¡¡Tobe!!, sigues sorprendiéndome, pero contestando a tu pregunta. Desde hace tres meses los suministros han sido robados o solo llega la mitad. Dime ¿Qué opinas?, es obvio que son ladrones.
—Mmmm... ¿Puedo revisar los reportes?
—Claro, haré que los busquen y te los mandaré a tu carpa.
—quiero un mapa actualizado y alguien que conozca bien la zona donde los suministros han desaparecido.
— así se hará entonces.
—Bien, entonces, ¿no tendré que pasar forzosamente tu entrenamiento cierto?
—Mmmm no lo sé, pero... ¿Qué te parece?, una pelea de entrenamiento. Quiero saber que tanto has avanzado, para que te sientas tan seguro de ti mismo, ¿¡qué dices!? ¿¡aceptas!?— El general arqueo una ceja, después de derrotarlo lo tomaría como su aprendiz, trayéndole la gloria que su familia necesitaba, desde las cenizas.
—Bien— Tobe no se negó, le daría una lección a ese viejo--¿pero qué hay con los hombres de afuera y mi petición?
—No te preocupes, todos me son 100% leales y son parte de la facción— mostró un pequeño símbolo en forma de triángulo, con un par de alas abiertas en el antebrazo.
—¡Muy bien!, eso me gusta— Tobe mostrando una amplia y gran sonrisa, solo déjame quitarme esta ropa —Nero, mi ropa.
—¡Si jefecito!— dicho esto, el ninja mencionado desapareció y en un parpadeo así como se fue regresó entregándole su traje azul de ninja, con sus vendas y la catana que le faltaba.
—Entonces, joven amo, sígueme— Caminaron hasta la parte central del campamento, mientras Tobe era seguido por sus ninjas, quienes, al momento de llegar, formaron un círculo alejando a los presentes que estorbaban. Tobe y el general lee, tomaron posiciones de batalla a una distancia prudente. —¡No te contengas, muchacho!
—No te preocupes— sonrió con malicia —no planeaba hacerlo— hablo con un tono de molestia —es hora de regresarte los golpes que me dabas en los entrenamientos de niño.
—¡¡Oí, oí!!, qué arrogante se volvió el amo Tobe-El general se encontraba feliz. Quería ver los dientes y garras, de ese inmaduro dragón.
—¡¡Bien viejo!!, ¿qué esperas, una invitación?.
—¡¡mocoso!!, mejor deja de hablar y ataca de una maldita vez.
Tobe tomo la empuñadura de su catana, hizo sonar el clic del seguro y corrió asía su oponente, este lo detuvo con un ágil movimiento de su arma, el joven aprovechó la fuerza almacenada de su primer ataque y dando un rápido giro, acertó un golpe en el costado de su oponente, con la empuñadura de su catana. El hombre en definitiva nunca se lo espero.
Todos los presentes se sorprendieron y se acercaron más para poder ver lo que pasaba, el general sonrió por el buen golpe que Tobe le había conectado, jamás espero que el joven fuera poseedor de una fuerza bruta innata. Intentando dar un golpe al chico, clavo un tajo certero en el hombro de Tobe, el cual al momento se convirtió en una paca de paja y Tobe calló del cielo, encima del general, intentando degollarlo. Pero su ataque fue casi evadido, porque corto la cinta de cuero con la que el general amarraba su peto
—Me sorprende mucho, joven amo, aprendiste buenos trucos, una técnica de sustitución he.
Ambos contendientes intercambiaron un par de golpes con sus catanas, los cuales fueron detenidos. Más golpes con ambas catanas fueron impactados, Tobe saltó por los aires, yendo directo sobre el cuello de su rival. Con el tiempo, había aprendido a lanzar una gran sed de sangre, como una intención asesina, para que sus oponentes se sintieran contrariados y cada uno de sus golpes, iba imbuido de esta fuerza.
Preparó un puño para golpearlo, pero el general lo esquivo, Tobe impacto la tierra y una nube de polvo se levantó, seguido de un gran estruendo y una onda expansiva. Tobe estaba molesto, ningún golpe era acertado y a pesar de que continuamente entrena para proteger a su pequeño loto, su cuerpo aún no cuenta con la condición necesaria, para aguantar largos combates. El ninja agitó su catana creando un corte en el viento, que esparció el polvo, dejando ver a los ojos curiosos, el cráter que había nacido por su creado por su golpe.
Las caras de asombro no se hicieron esperar, todos miraban incrédulos que un simple niño pudiera mantenerle una pelea a su general y que, además, el general no pudiera darle ningún golpe. Era algo asombroso.
Otro tajo fue enviado por Tobe, quien aprovecho la distracción, para sacar su segunda catana, encajando la punta en el pecho del general y con una patada, lo mando volando al otro lado de la improvisada arena de combate.
El general se recuperó rápidamente y se lanzó contra Tobe, pero este cruzo Ambas catanas y el golpe jamás paso de su defensa. El joven clavo una de sus catanas en el suelo y con la ayuda de la misma, volvió a darle una patada al general, el cual, cayó de espalda, pero se recuperó aprovechando la fuerza con la que estaba cayendo, e hizo un barrido rápido con el cual derribó a Tobe al suelo. El general intentó apuñalarlo, pero el joven esquivo los ataques y le lanzo un shuriken seguido de un kunay con un talismán, qué fue evadido por el viejo, alejándolo lo suficiente de Tobe, para pensar en una rápida estrategia.
Miro al general, cambio sus catanas de mano, se posicionó con ambas manos asía atrás y corrió rápidamente contra su contrincante, quien al momento del impacto y tratando de defenderse, fue severamente golpeado por el lomo de ambas espadas, a las cuales, Tobe les había cambiado el filo hacia arriba, para no lastimar de gravedad a su ex maestro.
El general se levantó adolorido, jamás espero que en una batalla de práctica saldría así de herido, aquello le dolió demasiado, tanto que dejo una marca en su pecho en forma de una equis, este hecho lo hizo sonreír, completamente lleno de satisfacción...
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