CAPÍTULO 11: PRECIPITARSE

CAPÍTULO 11: PRECIPITARSE

Los regionales ya habían pasado y, sin sorpresa, los Warblers habían salido vencedores y se prepararían para los Nacionales. Sin embargo, antes de eso debían celebrar la victoria y para eso estaban todos en casa de Hunter.

Había muchas botellas de alcohol, Sebastian no sabía donde las habían conseguido pero tampoco iba a decir nada, entendía las ganas que tenían los adolescentes de una fiesta, se la habían ganado con mucho esfuerzo.

Blaine estaba entre los que más había bebido, aunque algunos lo seguían muy de cerca. Hasta Smythe notaba que no tenía la mente lo suficientemente despejada y eso ya era mucho decir puesto que él tenía más experiencia que cualquiera de esos jóvenes.

A pesar de todo, no estaba seguro que se pudiera culpar sólo al alcohol de lo que estaba haciendo. La verdad era que si no sintiera algo por Anderson, Sebastian no tendría su lengua en la boca del menor. Sin embargo, los dos se sentían tan bien que no querían parar.

Las manos de Blaine sujetaban con firmeza las mejillas del castaño, como si tuviera miedo de que si no lo mantenía ahí, se escaparía lejos de él. Las manos del policía se situaban en el trasero más perfecto que había tocado jamás. Además, como el moreno estaba sentado en su regazo, con sus piernas a ambos lados del mayor, cada vez que el ojiverde lo apretaba contra su cuerpo, sus miembros excitados se rozaban y los dos gemían de placer.

El líder de los Warblers rompió el beso para pasar a besarle el cuello. Estaba totalmente desinhibido y lo único en lo que pensaba era en el placer que sentía en eso momento. Tanto así que no se dio cuenta de que Hunter se sentaba a su lado hasta que éste le tocó el hombro. Estaba cansado de verlos y creía que debía parar ese "espectáculo".

– Subir las escaleras, segunda puerta a la derecha. – Clarington les guiñó el ojo antes de irse y dejarlos otra vez a "solas".

Finalmente, Blaine se levantó y extendió el brazo para que Sebastian le agarrara la mano y ayudarlo a levantarse. No calculó bien por culpa del alcohol que corría por sus venas y acabó cayendo sobre el otro nuevamente.

Cuando finalmente pudieron levantarse, subieron las escaleras y entraron donde les había dicho Hunter. Notaron que esa era la habitación de su amigo y por suerte la cama era lo suficientemente amplia para que los dos se tumbaran.

A pesar de todo lo que había bebido, Sebastian dejó que Blaine se tumbara sobre él. Quería que, pasara lo que pasase esa noche, fuera el moreno el que pusiera los límites. Si después del beso con Kurt había reaccionado así, no quería que pasara nada que pudiera disgustarlo de esa manera.

Anderson volvió a besar con dedicación el cuello del otro, dejando una marca en su cuello que sabía que estaría ahí al día siguiente. Blaine movió las caderas provocando fricción entre ellos y no pudieron reprimir el gemido que escapó de sus labios. Los dos estaban disfrutando y dejaban que sus cuerpos les guiaran en ese momento.

A partir de ahí, el adolescente siguió moviéndose con insistencia mientras las manos de Sebastian volvían a tocar su trasero por encima de los pantalones. Perdieron la noción del tiempo, sólo importaba que estaban juntos.

Blaine comenzó a desabrochar los botones de la camisa de Sebastian, sabiendo que si seguía moviéndose de esa manera acabarían corriéndose en sus pantalones. Había algo que deseaba probar y nada iba a detenerlo.

El moreno se apartó un poco para poder besar un camino por el pecho del otro y antes de que se diera cuenta, el castaño se había terminado de quitar la camisa y comenzaba a jugar con la del otro para que las dos prendas acabaran en el suelo.

Se abrazaron y disfrutaron de la nueva sensación de sus torsos desnudos frotándose mientras se daban un último beso en los labios antes de que bajara a su pecho. Anderson se entretuvo para jugar con los pezones, acariciándolos con su lengua y dando pequeños mordiscos.

Blaine intentaba aparentar seguridad mientras soltaba el botón del pantalón del otro y bajaba la cremallera. Notaba que su compañero estaba muy excitado y le fascinaba pensar que él había conseguido eso. Decidió terminar de desnudar al otro rápidamente para poder seguir con lo que estaban haciendo, aunque no estaba muy seguro de hasta donde llegarían.

Cuando Sebastian perdió la última prenda que vestía, agarró al moreno para que volviera a besarlo en los labios. Por un lado quería todo con el joven, pero sabía que podían arrepentirse después. Aun así, decidió desnudarlo puesto que también quería verlo sin nada que cubriera sus encantos.

Con toda su ropa en el suelo, Anderson bajó su mano por el torso hasta llegar al miembro del otro y comenzó a masturbarlo con firmeza. Smythe no se podía creer lo que estaba viviendo. Sabía que era la primera vez del líder de los Warblers pero suponía que esa seguridad y decisión era culpa del alcohol. Sus gemidos se veían silenciados por la boca del otro.

Lo más mágico de todo era que, a pesar de que era algo básico, estaba sintiendo más placer que cualquiera de las veces que había tenido sexo con uno de sus amantes. Si era sincero, eso le asustaba porque sabía que era por culpa de esos sentimientos inapropiados que sentía.

Sebastian se dio cuenta de que estaba desatendiendo al otro por lo que comenzó a masturbarlo él también. Notó el cambio en la actitud del joven, que se sentía encantado por el placer que le estaban proporcionando. Finalmente, llegó al orgasmo manchando a ambos de semen.

Blaine se levantó para ir al baño y volvió con bastante papel que utilizó para limpiarlos. El castaño se dio cuenta de que el otro todavía estaba excitado, por lo que, cuando retiró todos los restos de semen, lo agarró para tumbarlo boca arriba. Una vez consiguió su objetivo, lo besó en los labios y después bajó por el cuello y pecho. Se entretuvo en los pezones y en el ombligo, sintiendo como el joven temblaba y gemía porque jamás se había sentido así.

Cuando llegó al miembro del moreno, lo acarició con su lengua provocando que Anderson gimiera aun más alto. Parecía que el chico era de los que gritan mucho durante el sexo pero, por primera vez, a él no le molestaba. Con decisión, Smythe metió el miembro del otro en su boca y comenzó a moverse arriba y abajo de él mientras lo acariciaba con su lengua y labios. Pronto encontró un buen ritmo que enloquecía al menor y lo mantuvo hasta que notó un líquido cálido en su boca mientras escuchaba un gemido más alto que los anteriores y el cuerpo del otro se tensaba completamente justo antes de relajarse.

Sebastian gateó por la cama hasta llegar a los labios de Blaine y lo besó con pasión. Sin embargo, apenas duraron porque entre lo que habían bebido y lo relajados que se habían quedado tras sus orgasmos, los dos acabaron durmiéndose.

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