Capítulo 18: ¿EN DÓNDE ESTOY?

Ruidos y más ruidos, voces desconocidas. No entiendo nada de lo que sucede a mi alrededor. Escucho una sirena, quizás. Autos, no estoy segura, voces de hombres, pitillos de máquinas, tal vez. Al parecer estoy en algo acostada, no estoy segura.

- ¿Con qué se enfrentaron estos chicos ahí dentro, para que quedaran así?

- No lo sé, pero mira nada más como esta ella de herida.

¿De quién están hablando? De mí, tal vez. No puedo abrir los ojos, lo único que puedo hacer es mover mi mano derecha. Siento todo el cuerpo tan pesado. Tengo la garganta seca, quiero pedir por agua o cualquier cosa liquida, pero no puedo. Logro apenas abrir un poco los ojos. Veo todo nublado, sonidos desconocidos, el espacio es pequeño. Creo que estoy en una camilla.

- Tranquila cariño, estamos por llegar. – me dice una voz desconocida pero tranquilizadora.

Intento decirle que necesito líquido para mi garganta, pero ni siquiera logro mover los labios. Cierro los ojos nuevamente, pero no me quedo dormida por completo, solo lo hago porque me cuesta demasiado tenerlos abiertos. Estoy atenta a todos los sonidos a mi alrededor. Estoy segura de que estoy en algún tipo de vehículo porque está en movimiento. Varios minutos después se detiene. Siento que unas puertas se abren y me sacan de donde me tenían. Ahora estoy más segura de que era una ambulancia y estoy en una camilla. Siento como se mueve todo cuando me están bajando, escucha más voces.

- ¿En que estado esta ella?

- Estable, pero con muchas heridas, doctora.

- Bien, ya saben a donde llevarla.

Siguen empujando la camilla y escucho unas puertas abrirse y un frio abrazador me golpea todo el cuerpo haciéndome estremecer. Abro un poco los ojos, demasiada luz para ellos. Vuelvo y los cierro y escucho voces, corre y corre, gritos, llantos, desesperación. Este lugar es un completo caos. Siento que me mueven de una cama a otra y hay varias personas donde yo estoy. Me tocan, me ponen cosas frías en el pecho, abren mi boca, me tocan prácticamente todo el cuerpo. ¿Examinando quizás? Me siento más aturdida que hace unos minutos. Tengo ganas de llorar y gritar, no solo por el dolor físico sino también por el emocional. Mi cerebro daba vueltas una y otra vez regresando a todo lo que sucedió. Como perdí a mis tres amigos, como vi el alma de mi hermano salir de su cuerpo y el mismo desplomarse en mis brazos. Me sentía tan agotada por todo.

- Nos informan que estaba fuera de control en el área donde la encontraron y tuvieron que sedarla. A parte de que estaba diciendo cosas extrañas.

- ¿Y las otras personas que estaban con ella?

- Doctora, los cuatro están inconscientes.

- Y ella también.

Al escuchar lo que decían moví mi brazo derecho. Abrí los ojos como pude. Era un grupo de enfermeras junto a una doctora. Estaban examinándome detenidamente, ninguna me observaba a los ojos. Estaban tan envueltas en las otras áreas de mi cuerpo que no se daban cuenta que tenía mis ojos abiertos.

- Agua – dije apenas audible, pero me notaron.

- Doctora, doctora, la paciente esta despierta. – decía una enfermera.

- Hola Zydne, estás en el hospital. Estamos atendiendo todas las heridas que tienes para que no se infecten. Gracias a Dios ninguna es profunda. Luego de que terminemos de curarlas todas te haremos más estudios, para ver que no tengas alguna contusión o cualquier cosa que ponga en riesgo tu vida.

- ¿Y los demás? – dije con la garganta empezando a picar por las lágrimas que querían salir. Vi como hicieron silencio por un momento y se observaron entre ellas.

- Los demás están bien querida, ahora tenemos que tratarte. Andando. – ordenó la doctora.

Sabía que me estaban mintiendo. Las escuche decir que estaban inconscientes y no daban signos de despertar. No hay necesidad de que me mientan de esa manera. Me dieron agua y se lo agradecí a la enfermera de cabello corto que parecía asiática. Su mirada de compasión hacía que me doliera el corazón. Por lo menos sé que están con vida, solo que debo regresar ahí para que sus almas regresen, ya veré como lo logro en estas condiciones. Me hicieron un sin número de estudios, para ver que todo estuviera bien. Luego de eso me mantuvieron sedada para que mi cuerpo se recuperara mas rápido.

Tres días después, me encontraba un poco mejor, pero aun hospitalizada. Había escuchado por una de las enfermeras que no me permitían visitas hasta que la doctora a cargo lo autorizara. Por lo que entendí estaban pendientes a mi comportamiento. Creo que estos imbéciles sospechan de mí. La puerta de la habitación se abrió y era la doctora González, ahora ya sabía su apellido.

- ¿Cómo te encuentras en el día de hoy? – me preguntó con una de esas sonrisas fabricadas para todos los pacientes.

- Un poco mejor que ayer. – le contesté un poco molesta.

- Bien, vamos a revisarte un momento. – me dijo mientras una enfermera entraba a asistirla.

- ¿Cuándo podré ver a mis padres? – le pregunté seria.

- Pronto. – me dijo sin mirarme.

- Quiero que sea hoy. He pasado por demasiado como para que no me dejen verlos. – dije con lágrimas en los ojos.

- Primero unos policías tienen que entrevistarte. Están afuera esperando. – seguía hablando sin mirarme.

- Lo haré cuando vea a mis padres. – le dije ya furiosa.

- Muy bien. – dijo mientras se alejaba.

Unos minutos después mis padres entraron a la habitación. Al verlos explote. Ya no aguantaba más, explote en llanto, mientras abrazaba a mi madre y mi padre acariciaba mi cabello. Me fije por el rabillo del ojo que tres personas más entraron a la habitación. No les preste mucha atención. Imagino eran los policías y el detective que tomaría mi declaración. Llore tanto que no lograba explicar cómo mi cuerpo albergaba tantas lágrimas en el sistema. Pensé que me iba a secar. Cuando logre calmarme mi madre me miro a los ojos y me pregunto que había sucedido. Le conté todo sin perder ningún detalle y uno de los hombres que estaba a la parte de atrás no dejaba de anotar cada palabra que yo decía.           

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top