Taurus: ...Sino Tus Acciones Para Salir Adelante.
Llegamos a la casa de Tristan, mi tío tomó a su hijo del brazo y se encerraron en la oficina de Tristan. La sirvienta de la casa nos guió a la sala de estar. Otra vez volvemos al inicio, pero esta vez no se siente de igual modo.
—¿Cómo fue que Tristan y Lina empezaron a estar juntos en primer lugar? —cuestiona Luna con mala cara, ella se acerca a la ventana y se asombra de que sea de día—. ¿Estamos en el lado oscuro?
—Sí, estamos en un planeta —le explico el funcionamiento de los cuerpos celestes mientras que me siento y ella se sorprende.
—Había escuchado de los planetas, pero nunca he estado en uno —ella mira la ventana tranquila—. Pero en serio, respóndanme mi primera pregunta.
—En tu coronación, de la misma forma en la que tú y Sol empezaron su relación —le respondo recostándome en el mueble.
—Discúlpame, pero yo no estoy embarazada —ella replica a la defensiva. Mi tía la mira alzando una ceja—. No lo estoy madre, además esto no es sobre mí.
—Sé que la familia tiene sus reservas con los hijos nacidos fuera del matrimonio —ella habla pausado—. Pero la noticia me hace feliz porque eso significa que al menos uno de mis hijos es fértil. No sé tú hija, pero si estás intimando con Sol, asegúrate de tu fertilidad. No sé si a ti o a Estrella se le dificulte la tarea de traer hijos al mundo
—Madre, ya tengo suficientes problemas como para agregarle otro más —comenta Luna aterrada—. Eso no es problema para nosotros ahora, estamos empezando una relación, aún los niños no son prioridad ¿verdad, Sol?
Sol está sentando en el sillón del afrente sumergido en sus propios problemas. Luna lo llama y este voltea distraído.
—Solo digo que como sea que vengan sus hijos, siempre van a ser amados por mí y tu padre —mi tía se acerca a Luna y le acaricia el cabello.
—Eso se lo tienes que decir a Tristan, no a mí —Luna refunfuña y su madre la abraza, es sorprendente como el amor de los padres funciona, a pesar de lo insoportables que los hijos pueden llegar a ser.
—Lo importante es apoyar a Lina y a Tristan en esto, no la tendrán fácil los próximos meses —comento preocupado.
—¿Es en serio que dices eso? —cuestiona Sol rabioso—. Nuestra hermana enfrentará un calvario por la deshonra de Tristan y pretendes adornar todo como si fuera una maravilla traer niños al mundo de esa forma.
—Lina sabe todo eso, y lo menos que necesita es escucharlo de su familia —lo miro cortante—. Lo que necesita es que su familia la apoye y la aliente a no cometer ninguna tontería.
—Porque ya la cometió —expresa hiriente—. Además ¿qué estamos esperando realmente?
—Que llegue Lina con su senescal y que mi tío termine de hablar con Tristan —me recompongo en el sillón—. Así tendremos un plan para mantener esto lo más discreto que se pueda y no perjudicar ninguna de las partes involucradas.
—¿Y nuestro padre qué, él no tiene espacio en tu plan? —replica sínico.
—Él se enterará en su debido tiempo —le respondo serio.
—Ya basta ustedes dos —Luna nos interrumpe y se acerca a Sol abrazándolo por detrás del mueble—. No te enojes, las cosas no salen bien cuando estamos enojados —ella le dice cariñosa en su oído.
Mi tía Aryana observa atenta a su hija con su pareja, si es algo extraño que estén juntos. En algunas civilizaciones está bien visto que miembros de la misma familia estén juntos, en otras les da igual. Yo no sé en qué lado estoy. En ese momento entra mi tío Cosmo con Tristan cabizbajo.
—¿Dónde está Lina? —demanda mi tío.
—No ha llegado desde que le dije que se fuera a hablar con su senescal sobre su embarazo. Me imagino que en cuanto terminen, vendrán directo para acá —le respondo levantándome del sofá y mirándolo fijo.
—Necesito hablar con ella antes de hablar con tu padre —mi tío declara serio. Es evidente su enojo, pero a diferencia de mi padre, este no explota.
—No tengo cómo saber cuánto tiempo se tardará Lina —respondo honesto—. ¿Por qué quiere hablar con mi hermana antes que mi padre?
—Necesito plantearle una opción para que mi nieta no nazca tan repudiada por la familia —propone mi tío mirando a su hijo.
—¿Qué tipo de propuesta? —cuestiona Sol levantándose.
—Una unión, no es un matrimonio, pero al menos mi nieta no nacerá desamparada —mi tío le responde a Sol. Es una opción, pero no sé si mi padre la acepte—. Por eso necesito hablar con Lina primero a ver si ella acepta ese trato.
—¿Y qué tiene que ofrecer Tristan a mi hermana? —demanda Sol autoritario.
—Es una unión legal, lo que tiene Lina no lo tocará Tristan; y lo que tiene Tristan no lo tocará Lina —responde mi tío serio—. La cuestión aquí es que mi nieta no nazca desheredada.
—Pero mi hermana se enfrentará a la deshonra por traer al mundo a una niña de forma cuestionable gracias a su hijo —expresa Sol rabioso.
—Comprendo el malestar causado por mi hijo, pero aquí nadie obligó a nadie a estar donde está. Lo importante es resolver esto lo antes posible, ya luego se señalará los culpables —mi tío habla desafiante, en cierto punto tiene razón. Si Lina está embarazada, también fue por su culpa—. No puedo esperar a Lina, iré con ustedes a hablar con mi hermano.
—¿Y Tristan? —cuestiona Sol arrogante.
—Se quedará a esperar a Lina y hablarle de lo que le propuse —responde tajante mi tío—. Aryana quédate con Luna y Tristan a esperar a Lina.
—¿Disculpa? Yo tengo una vida en la que ocuparme —replica Luna irritante.
—Y la continuarás cuando regrese ¿o tienes un problema con eso jovencita? —mi tío mira enojado a su hija—. Vas a ser obediente y te quedarás, y pobre de ti que regrese y no estés.
Luna refunfuña y se sienta en el sillón con cara de querer asesinar a Tristan.
Mi tío estira sus manos hacia a Sol y a mí. Ambos desaparecemos de la casa de Tristan y aparecemos en el jardín del palacio de mi padre. El calor incesante golpea mi rostro.
Estoy en casa.
—Andando —nos ordena mi tío, lo seguimos por la colina. El palacio de mi padre es uno de los puntos más alto de Vulcan; no es de sorprender que haya escaleras por todas partes.
Los guardias nos reconocen y nos indican que mi padre se encuentra almorzando con mi madre. Mal momento para interrumpirlo. En serio no quería que viniera Sol, digamos que mi padre es la leña y mi hermano es el fuego que la enciende, y esa combinación no es la más apropiada en este tipo de situaciones.
Recorremos los pasillos en silencio, cada uno sumergido en sus propios pensamientos y buscando las palabras apropiadas para encarar a mi padre. Lina es la única hija de mi padre y la menor, mi padre ha ahuyentado a la gran mayoría de pretendientes por la magnitud de poder e influencia que posee mi hermana. En serio Tristan la tendrá difícil para igualar o por lo menos llegarles a los tobillos. Caminamos un sinfín de pasillos hasta llegar al comedor donde se encuentra mi padre comiendo a gusto con mi madre.
—¡Hermano! Que grata sorpresa —mi padre exclama alzando su copa feliz, una felicidad que no durará mucho—. ¿Qué hacen ustedes dos aquí? —Nos señala a Sol y a mí.
—Hola padre, madre —realizo una reverencia y me acerco a mi madre para darle un beso en la mejilla.
—¿Nos acompañaran? —pregunta mi madre mirándome feliz.
—Por supuesto que sí lo harán —responde mi padre por nosotros, mi tío asiente y rodea la larga mesa para sentarse al lado derecho de mi padre y al frente de mi madre. Yo me siento al lado de ella y Sol a mi lado—. ¿Y a que debo el honor de su visita? ¿Todo bien en Solario hijo? —le pregunta a Sol.
—Sí, padre todo está bien —responde Sol serio.
—Marte, necesito hablar contigo de algo importante —habla mi tío serio.
—¿Qué sucede? —mi padre pregunta comiendo una ensalada.
—Es sobre Lina —desaparece la sonrisa y el buen humor de mi padre al escuchar el nombre de mi hermana.
—¿Qué sucede con mi hija? —cuestiona mi padre dejando de comer.
—Mi hijo y ella mantienen una relación romántica de un año —mi tío traga fuerte—. De la cual tu hija se encuentra embarazada de una niña.
Mi padre mira a su hermano con cara de desagrado.
—¿Estás seguro de lo que estás diciendo? ¿quién la revisó? —demanda mi madre.
—Yo la revisé esta mañana —respondo serio.
—¿Y está todo en orden? —ella me mira asustada.
—Sí, por lo que vi, la bebé y ella estaban sanas —respondo un poco tranquilo, ella suspira aliviada.
—¿Desde cuándo sabías que tu hijo y mi hija estaban juntos? —demanda mi padre intentando contener su ira.
—Desde que empezaron a salir, yo le dije a Tristan que terminara la relación, pero ya era tarde para hacerlo —mi tío responde sin emoción. Es evidente que esto es difícil para él.
—¿Y en ningún momento se te ocurrió en contarme nada? Vienes ya cuando tu hijo ya ha deshonrado a mi hija —exclama mi padre haciendo énfasis en "tu hijo".
—Ellos son jóvenes y no escuchan a nadie —mi tío intenta justificar a Tristan—. Comprendo tu enojo, Marte. Tienes toda la razón para estarlo, pero lo importante es resolver el embarazo de Lina...
—Embarazo que tu hijo causó ¿cierto? ¿por qué yo tengo que resolver la cagada de tu hijo? —él cuestiona lleno de odio—. Porque ahora es mi hija la que tiene que lidiar con la deshonra que tu hijo causó ¿o me equivoco? Y de una vez te digo que ni se te ocurra buscar ayuda de mi nuestra parte —declara mi padre firme.
—No pienso dejar sola a Lina en esta etapa de su vida —expresa mi madre desafiante.
—¿Sabes que esa bebé será una bastarda? —mi padre mira de forma poco amigable a mi madre.
—Y eso no le quita el valor a mi hija y mucho menos a mi nieta —replica mi madre enojada—. Entiendo tu malestar por lo que hicieron Tristan y Lina, pero tampoco le daré la espalda a mi hija en estos momentos que más nos necesitará.
—Le había propuesto a Tristan que firmará una unión con Lina. Por supuesto, separando lo que tiene cada uno, con eso nuestra nieta no nacería como una bastarda como tal —propone mi tío a mis padres.
—Por supuesto que no —rechaza tajante mi padre—. No quiero menospreciar a tu hijo, pero él no tiene cómo mantener el estilo de vida de mi hija, no tiene el poder que mi hija tiene. Mi hija merece algo mejor, ella tiene con que exigir algo mejor, ella puede darse el lujo de salir con quien quiera y ahora con una bastarda por detrás, arruina todo eso. Mi hija no se atará a un acuerdo para nada conveniente para ella.
—Marte por favor —mi tío habla suplicante.
—Apóyalos si quieres, pero conmigo ni cuentes —mi padre se levanta de la silla enojado y sale de la habitación.
—Hipócrita —susurra mi madre—. ¿Dónde está tu hijo, Cosmo?
—En su casa, está esperando a Lina para hablar sobre el acuerdo —él contesta desanimado.
—¿Me puedes llevar contigo? Quiero hablar con Tristan, espero que no te moleste —mi madre mira fijo a mi tío.
—Por supuesto —mi tío asiente. Todos nos levantamos.
—¿Puedo ir con ustedes? —pregunto cortés.
—Sí, claro —mi tío asiente.
Sol me mira malhumorado y se teletransporta de nuevo a Solaria. Mi tío nos pide que le demos la mano para ir a la casa de Tristan. Aparecemos en su pórtico, entramos por la puerta y nos encontramos la escena más extraña, incluso antinatural que ni siquiera en mis más locos sueños me hubiese imaginado. Luna abrazando a Tristan y este devolviéndole el abrazo.
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