🍪5. Flan celestial🍪
Jeff
Mi hermano era pésimo para muchas cosas, pero se le daba bien cocinar, esa habilidad ya la tenía cuando era humano, aunque al convertirse en un ángel la perfeccionó.
Después de que Gwyn quemó el desayuno Jack tomó la cocina en su poder y preparó un flan en tiempo récord. Ni siquiera tuvo que enfriarlo como normalmente se acostumbra ese presumido ángel usó el poder celestial de la energía limpia para purificarlo y hacerlo comestible en menos de dos minutos.
Gwyn se veía feliz al comerlo, pero yo estaba inquieto no dejaba de pensar en lo que sucedió cuando quedé inconsciente. No hubiera querido saber nada, pero ya había descubierto algo que no debía cuando use mi poder de proyección.
Después de comer el pastel angelical en lugar de Gwyn sufrí un dolor que era cien veces peor que el castigo de la marca demoníaca. Lo soporte solo con el fin de usar mi habilidad de proyección para sacar mi alma fuera del cuerpo y ver que ocurría entonces, a esas alturas pensé que mi hermoso me estaría tirando a un poso ardiente o llevando ante su superior para que me exterminaran; pero en su lugar parecía preocupado, mi cuerpo inerte quedó recostado en la cama de del dormitorio y Gwyn junto a Jack estaban buscando una solución para que me recuperará.
Me sorprendió, no esperaba esa reacción, así que decidí seguirlos y luego ir detrás de Gwyn cuando ella ingresó en aquel establecimiento.
Note que compró un helado dulce tentación aquel servía para los niños concentraran su energía demoníaca más fácilmente, sería perfecto para ayudarme a recuperar mi energía pérdida por culpa de aquel postre celestial. Mientras esperaba escuché lo que un demonio superior con previsión del futuro decía sobre ella.
—Jeff consiguió una gran presa, no tendrá que esperar mucho para obtener el alma de esa chica —mencionaba prediciendo que le quedaba poco tiempo de vida.
—Así es, hizo un gran trato con una humana a la que le quedan solo unos pocos días —mencionó otro de los demonios superiores del lugar.
Yo era un demonio convertido de un humano con pocos años de cultivo demoníaco, pese a mis grandes habilidades todavía no podía ver la esperanza humana como un demonio puro lo haría, así que no lo sabía.
No tenía idea de que Gwyn tenía tan poco tiempo y cuando lo supe no entendía porque me molestaba tanto. Debería haberme alegrado, no, no tenía por qué. Yo todavía no había sellado un pactó correctamente con ella, por lo que su alma no me pertenecía, estaba aliviado ¿Aliviado? Debía haber algo realmente malo conmigo o el pastel angelical estaba por matarme porque cuando pensé en que su alma iría al cielo si seguía sin sellar un pago por el contrato entre nosotros me alegré por ella. ¿Qué demonios estaba pasando conmigo?
De pronto sentí que ella estaba en peligro y pidió mi ayuda, me había quedado tan absorto en mis pensamientos que cuando volví a verla ya está rodeada de demonios buscando conseguir un pedazo de su alma. Eran peor que bichos tratando de atacar una presa tan débil. ¿Cómo se atrevían si quiera a poner sus ojos en algo que me pertenece?
Estaba furioso, en ese momento canalice mi energía sobre ella y me aseguré de protegerla, extendí un círculo de fuego dorado, mi habilidad especial, a su alrededor para que nadie tuviera la osadía de acercarse y atacarla. Me quedé con ella y la cuide hasta que salió de ese lugar, grabe en mi memoria todos y cada uno de los rostros de esos demonios que me aseguraría de molestar más tarde cuando estuviera recuperado. En especial tenía en la mira a uno de ellos quiso tocar la mano de Gwyn, lo dejaría sin extremidades cuando lo volviera a ver.
Durante el camino, aproveché que ni Jack, ni Gwyn podían verme para estar en medio de ambos. Mi alma no era más que una proyección así que era prácticamente invisible, como un fantasma de esos transparentes que salían en las películas.
—Él te engaño [...]
Jack término por contarle toda mi farsa a Gwyn, hubiera deseado poder golpearlo, pero sabía no podía hacer eso con mi hermano mayor. Ya presentía que algo así podría ocurrir cuando apareció la primera vez, mi hermano era molestamente honesto.
—Todo tiene sentido ahora—me dolió que dijera esas palabras, había abierto los ojos y seguramente me detestaba.
Era más que seguro que Gwyn me odiaría, pero ya estaba acostumbrado al rechazo y desprecio de los demás. Un humano más que diga odiarme no haría la diferencia.
—[...] Apuesto a que solo buscaba dejar de sentir ese dolor y arreglar su castigo, si es así no lo culpó —Gwyn dijo aquello sin una pizca rencor en su tono.
Era una humana extraña ya lo sabía, la única tan ingenua que siente compasión y empatía hacia un demonio. Dice entenderme y no juzgarme ¿Cómo nació una humana así en este mundo tan retorcido?
—Solo digo que lo entiendo, pero no interferiré entre ustedes y el castigo que le quieras dar —volvió a repetir con sinceridad.
En el pasado tanto humanos como demonios tenían en mismo concepto de mí, solo con mi hermano y mi madre me sentía seguro. Más pronto que tarde el ser despreciado se volvió algo natural, la gente pensaba que mentía y engañaba por gusto, al final termine cayendo en sus estereotipos, me convertí en lo que todos creyeron que sería y ya sin las únicas personas que me importaban a mi lado. Solo puede hacer lo que creía correcto, tomar venganza y saciar con eso todo rastro de dolor en mi pasado.
Luego de convertirme en demonio, las miradas que me juzgaban desaparecieron, pero solo para convertirse en aterradores monstruos que luchaban unos contra otros por ganar poder y escalar en la pirámide del inframundo. Pronto comprendí que debía aparentar a ser como ellos o sino terminaría siendo su presa, me hice duro en apariencia y los engañe haciéndome pasar como uno de ellos. Trabajé arduamente como demonio, pero nunca conseguí resultados, yo tenía algo que el resto de demonios convertidos no poseían después de pasar algún tiempo en el inframundo, sentimientos, cosas como el arrepentimiento y la empatía seguían aflorando en mí; mientras que el miedo se desvanecía y la codicia crecía en mis impulsos estos eran controlados por mis persistentes sentimientos.
No llegaba a ser daño a los humanos y tampoco conseguir sus almas. Planeaba que Gwyn fuera mi primera víctima, pero nuevamente sé que no será así, porque ella estaba haciendo que el resto de mis sentimientos cobrarán vida, el temor de perder algo valioso volvió y la codicia menguó, la empatía se volvió tan fuerte que la entendía y el arrepentimiento me inundaron por completo. No podía hacerle daño, no quería más su alma, quizá no era lo que buscaba desde un principio. Aun menos cuando le quedaba tan poco tiempo.
Cuando desperté la abracé, no quería creer solo en palabras de demonios superiores, debía confirmar por mi cuenta que Gwyn tenía poco tiempo y sí era cierto. Use mi habilidad para confirmarlo, los latidos de su corazón ya eran más ligeros, solo le quedan algunos días, quizá los mismos que a mí cuando terminara la cuenta regresiva para mi castigo.
Luego de una pequeña pelea con mi hermano se lo comuniqué. Él era su ángel guardián después de todo, apostaba a que lo sabía, pero no, quedó impactado con la noticia igual que yo.
—No puede ser, conozco todo sobre mi protegida Gwyneth, ella tenía una larga esperanza de vida, eran muchos más años que solo diecinueve—proclamó enojado.
—O te mintieron o algo raro estaba pasando con el contador de vida en el cielo —mencioné tratando de encontrar una respuesta.
—La información que manejan los Ángeles es certera, pero si algo ocurrió para que decidieran acortar la vida de un humano de forma tan arbitraria debe ser grave y debieron comunicarse conmigo.
—¿Crees que tenga que ver con el inframundo?
—No lo sé, pero no estarás pensando que esto te conviene, ¿verdad?
—No, ya decidí que no tomaría su alma. ¿Vas a ayudarme a buscar otra forma de todos modos cierto? Y sino ya me las arreglaré por mi cuenta.
—Te ayudaré eso seguro, pero primero debo resolver el tema de Gwyneth, ¿puedes esperar?
—No, yo también quiero ayudarla.
—¿Qué?
—No es nada de lo qué piensas, esta vez no tengo motivos ocultos solo quiero salvar su vida para devolverle el favor qué me hizo al conseguir la cura.
—Claro, no sé porque sé me hacen parecidos, estoy seguro que escuché lo mismo de ella hace poco.
—Bueno, si quieres te hago un juramento de que no la lastimaré, ni robare su alma mientras esté a su lado, solo buscaré la forma de cuidarla como tú lo harías —juré para convencerlo.
—Confiare en ti esta vez porque es para salvarla, pero cuando hallamos resultó lo de su tiempo de vida te irás y me dejaras que borré su memoria —condicionó para aceptar mi ayuda.
—¿Por qué lo harías? Es la única humana que me protegió y que no se altera por tener a un ángel y un demonio en su casa. Sabes que es especial —le reclamé, pero sin muchas esperanzas de que cediera.
—Por lo mismo debemos salir de su vida, es una humana y su destino no es mezclarse en los asuntos del cielo o del infierno. ¿Aceptarás dejar que borré su memoria o no?
Dudé en responder y al final decidí que mentiría solo en una vez última vez en mi promesa.
—De acuerdo —escondí mi mano izquierda y doble dos dedos detrás de mi espalda mientras juraba con la mano derecha delante de él.
—Muy bien, entonces ambos nos quedaremos para resguardarla si es una equivocación o no, la parca estará detrás de ella hasta que podamos resolver el asunto debemos tener cuidado para protegerla sin que ella se dé cuenta. No debemos decirle ni una sola palabra sobre su tiempo límite, ¿entiendes? —Jack me dio indicaciones como siempre los ángeles tenían tendencia a ser autoritarios.
—Lo entiendo, pero estoy seguro de que se alegrará al saber que me quedaré con ella —dije para salir de la habitación y buscarla—. ¡Gwyn! ...
Ese fue el momento en que salí para darle las buenas noticias y terminé convirtiéndome en su falso novio ante los ojos de su hermana mayor. No fue del todo una mala jugada ahora que era su novio se supone que debía asistir a su Universidad para mantener las apariencias así podría cuidarla mejor. Todo estaba saliendo bien. Sí, debía mantener esa actitud, Gwyn estaría a salvo, es solo que algo seguía molestándome.
—Más flan por favor —pidió y mi hermano se lo sirvió a la brevedad.
—A mí también —me sume a la moción.
—Sírvete solo —replicó pasando la fuente de dulces.
—Pero quiero que tú lo hagas —insistí.
—Yo no quiero, toma Gwyneth —Jack solo atendía a Gwyn todo el tiempo.
—Gracias, amo este flan celestial, es mi favorito tienes que decirme cómo hacerlo.
—Por supuesto.
—¿Ahora compartirán recetas? —cuestione aburrido de la situación.
—¡Cállate! —me reprochó Jack.
Me reí cuando mi hermano se enojó conmigo nuevamente, parecía tan lamentable tratando de ser el favorito de su protegida, aunque ella ahora le demostraba más confianza era seguro que yo estaba antes que Jack en la escala de afecto de Gwyn después de todo ella arriesgo su vida solo para salvarme y a él le gritó en más de una ocasión.
—Jeff, ahora que aparentaras ser mi novio tendremos que aparentar salir y tener citas. Por supuesto ambos, Jeff y Jack deben ocultar el hecho de que viven aquí, pueden teletransportarse así que no debe ser muy difícil para ustedes. Este es el plan Jeff solo aparentaras que me dejas en casa y luego te vas, puedes aparecer después aquí con tú poder. También ambos dormirán en el sofá y deben obedecer algunas reglas.
—Claro cuanta con eso.
Mi hermano siempre obediente asintió a todo lo que le decía Gwyn rápidamente.
—¿Tú también lo harás verdad Jeff?
—Sí —respondí de forma inmediata.
La repuesta se me dio tan natural que hasta yo quedé sorprendido. No deberías confiar tanto en un demonio Gwyn ¿Por qué sonríes tan alegre a mi lado? ¿Olvidas quién soy? ¿Acaso Jack no te lo advirtió? Cometí un pecado en el pasado esa es la razón para que me convertí en un demonio. Entonces porque no lo entiendes, si me sigues tratando de esa manera solo me haces querer complacerte. Quiero ser bueno ante tus ojos y no decepcionarte, pero en el fondo sé que llegará el momento en que cometa un error. Eres la única que ha sido buena conmigo y ha querido protegerme. No quiero apreciarte, por favor aléjate de mí, eres la única persona que creyó en mí, no quiero lastimar a la única luz que encontré en este mundo. Por favor basta, deja de confiar en mí.
—Podemos ir todos a almorzar afuera hoy, mis clases terminan a la una de la ayude así que tengo tiempo de sobra saliendo de la Universidad.
—De acuerdo —asentí nuevamente.
Una parte de mí quiere alejarla y mantener la distancia, pero al mismo tiempo existe otro impulso más fuerte que no me permite dejarla ir. Yo no quiero dejar ir tan fácilmente a una persona que me importa. No quiero lastimarla. No puedo hacerlo.
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