Capítulo 21. Los recuerdos me persiguen

(Foto de arriba hecha por RCORTEZN y por mí)

"- ¡¡Waah!! ¡¡Waah!!- lloraba un pequeño peliazul en su cama, con un peluche en sus brazos y frotándose un ojo con una de sus morenitas manitas.

- ¿Bon?- dijo la persona por la que lloraba el chiquillo, levantándose del sofá y dejando su libro a parte para dirigirse a donde estaba el pequeño. Cuando llegó a la habitación, encendió rápidamente la luz para poder ver al peliazul, el cual seguía llorando-. Bon, tranquilo, ya estoy aquí.

- ¿Mm?- el pequeño abrió su ojito derecho para poder ver a aquella persona que trataba de calmarle, pero al verle, sólo pudo abalanzarse sobre "ella" y abrazar"la" con fuerza- ¡Waaah!

- Shh... tranquilo, pequeño...- le acariciaba sus cortos y suaves cabellos, para así poder relajarlo mientras correspondía el abrazo del pequeñito- ... ¿Qué ha pasado? ¿Has tenido una pesadilla?

- Mmm... ño...- admitió con vergüenza el pequeño, calmándose un poco y controlando su respiración agitada- ... Me dan mello... las luces...- dijo sin mirar apuntando la ventana, por la que se colaban rápidos resplandores, signos de relámpagos.

Y tenía razón, pues el clima no era bueno justo esa noche, ya que había una tormenta espantosa. La lluvia rebotaba fuertemente contra la ventana y los rayos se oían demasiado fuertes, normal que no pudiera dormir el pequeño.

- Oh... ya veo...- pensó- ... ¿Quieres quedarte un ratito conmigo abajo y luego dormimos juntitos? Así te puedo leer un cuento de esos que te gustan.

- ¡Shi!- elevó sus pequeños bracitos, ahora muy contento, pero un relámpago lo pilló desprevenido, asustándolo- ¡Ay!

- Tranquilo, yo estoy contigo... - lo tomó en brazos, sintiendo cómo el otro lo abrazaba con fuerza, y solo pudo reírse bajito y salir de la habitación-. Te quiero mucho, Bon...

- Mmm... yo tambén... Buhnie- sonrió el pequeño al notar cómo un poco de calor se apoderaba de sus mejillas e intensificó su agarre al otro, sintiendo que el sueño se apoderaba poco a poco de él".

- ¡Aah!- se levantó agitado un chico de piel morena, con un notable sonrojo en su cara y con el corazón a mil-. Agh, otra pesadilla maldita...- se tapó la cara con sus manos y se dejó caer de nuevo en la cama.

Ya era la cuarta vez que le pasaba eso en una misma noche. Eso ya no era normal. Trató de tranquilizarse y encendió un momento la luz, para luego levantarse de la cama e ir a por un vaso de agua. Volvió a su cuarto, ahora hidratado, y trató de volver a dormir, hasta que notó un pequeño agarre en la zona de su cintura.

- Bon...- susurró en voz baja el pelimorado, el cual estaba sumido en un sueño bastante profundo.

- ¡¿Q-qué?!- gritó en un susurro el peliazul, rojo cual tomate maduro, pero tratando de ser silencioso.

Casi no lo cuenta cuando el otro se acurrucó en su pecho, en busca de calor, y le acariciaba la espalda, aunque era un tanto relajante. Intentó respirar tranquilo, pero sus fosas nasales sólo se impregnaban con el dulce olor a moras del cabello de Bonnie. Se dejó llevar por un momento, y empezó a acariciar los pelos del otro. Eran muy suaves y tentadores. Una vez relajado, se quedó dormido en aquella posición, con su mano en los cabellos del otro y su otra mano en la cintura de este, mientras que el otro sólo lo abrazaba del torso, con su cara pegada a su pecho.

Al día siguiente, Bonnie se despertó de muy buen humor, a pesar de la lluvia que caía fuera, aunque esta aún era leve. Se levantó de la cama, para ir a preparar el desayuno, y se giró unos momentos para ver si Bon estaba bien. Pero no lo vio. La cama estaba totalmente vacía. Preocupado, bajó rápidamente a la cocina, y para su suerte, Bon estaba allí.

- Uf, ya me habías preocupado- reía nervioso el pelimorado, sorprendiendo al otro.

- ¿Te preocupas por mí?- dijo el otro algo sonrojado.

- ¡C-claro que me preocupo por ti! Ahora soy el responsable de cuidarte hasta que puedas recuperar la memoria- se defendió el otro, un poco sonrojado, cruzándose de brazos.

Bon estaba sin habla. Sólo se quedó mirando los rojizos ojos del contrario, los cuales reflejaba seriedad y algo de enfado. No evitó siquiera reír. Aquella imagen era demasiado tierna para sus ojos: un Bonnie sonrojado intentado parecer enfadado... era demasiado diabético.

- ¿D-de qué te ríes?- el pelimorado se sentía abochornado.

- L-lo siento... p-pero es que te ves adorable, ¡jajaja!

Ahora era Bonnie el tomate humano, pero no pudo evitar sentir una enorme felicidad al oírle decir a Bon que pensaba que él era adorable... ¡Poco a poco van avanzando! Pero eso no quitaba el pequeño enojo de Bonnie al creer que no se preocupaba por el peliazul. Estaría dispuesto a dar su vida por él si era necesario. Decidió evadir por el momento aquel comentario del moreno de piel y cogió una manzana para al menos desayunar un poco, a pesar de que no tenía casi hambre.

- ¿Y qué tal has dormido?- le preguntó al chico, sonrojándolo un poco, ya que recordó sus supuestas pesadillas junto al pelimorado.

- B-bueno... bien, supongo...- dijo algo nervioso, rascándose la nuca, pues no quería sacar ese tema-. ¿Y tú?

- Muy bien. He soñado con pudin y gomitas de mora- dijo con un gran brillo en sus ojos rojizos, lo que le sacó una sonrisa boba al peliazul-. Y entonces te metiste en mis sueños...

Un vuelco le dio el corazón de Bon al escuchar aquello. No tenía suficiente con haber soñado con el pelimorado, sino que el otro también había soñado con él. El destino no estaba siendo muy considerado con él. Pero una pequeña parte de felicidad logró alegrar al chico, por lo que sonrió un poco y se sonrojó.

- V-vaya... pues qué cosas...

- Jeje, sí. Pero ya me acostumbro- le sonrió el de piel blanca, haciendo que Bon casi se desmayara.

Tras unas pláticas más y luego de prepararse, salieron ambos jóvenes de la casa para poder irse a clases. Durante todo el camino, Bonnie iba observando todo el paisaje, se le hacía hermoso. Mientras, Bon no dejaba de mirar su mano. No sabía por qué, pero tenía infinitas ganas de tomarla y poder caminar más juntos. Levantó su mirada hacia la cara del otro. Veía con cautela cada rasgo de su pálido rostro. Desde sus grandes y brillantes ojos rubí, su pequeña nariz y... sus finos y ligeramente rojizos labios. Se sonrojó mucho al pensar una ocasión en la que... pudiera besarlo... ¡¿Pero qué cosas son esas?! El peliazul trató de evadir aquellos pensamientos. No podía ser cierto. No podía enamorarse del pelimorado... aunque tenía la corazonada de que ya lo había hecho... y hace mucho tiempo. No se dio cuenta de cuando los ojos rojo carmesí de Bonnie hicieron contacto con los suyos verde esmeralda. Sus labios formaron una tímida sonrisa en su rostro, acompañado de un pequeño sonrojo, provocando el mismo efecto sobre el peliazul. Notó una pequeña calidez en su mano, y no era de extrañar, pues su mano se veía envuelta en la otra mano, la cual le brindaba un agradable calor a la morena mano del contrario, el cual se sonrojó más y afirmó el agarre. Disminuyeron la marcha, y Bonnie se aferró más al otro, caminando así juntos hacia el instituto. Una vez llegaron tuvieron suerte de ser los primeros, pues si no ya estarían siendo rodeados por montones de fangirls otra vez. Bon acompañó al otro a su clase, para así al menos saber dónde estaba y tal vez... visitarlo más tarde. Se despidió del pelimorado, y este le besó la mejilla un poco nervioso, pero es que no podía evitarlo, ya era una costumbre suya. Pero el peliazul no se molestó, sonrió y le dijo que lo esperaría para el recreo, para luego volver a su clase, muy feliz.

Y así fue. Todas las clases pasaron muy rápidas, o al menos para ambos chicos, que se pasaban todo el tiempo a pensar en el otro. A la hora del recreo, Bon fue directo a la clase de Bonnie, como había dicho. Ahí le esperaba el otro, muy sonriente y contento de verle. Fueron hacia la salida, pero escucharon unos ruidos en el laboratorio de Irene.

- ¡Te he dicho que los dejes en paz!- se escuchaba claramente la voz de la castaña tras la puerta.

- ¡Tú no eres quién para hablarme así, niña de pacotilla!- una voz más aguda y estruendosa se escuchó, seguido de unos cristales que caían al suelo.

Ambos chicos se miraron, y rápidamente abrieron la puerta, que no estaba cerrada, y se quedaron atónitos. Irene se encontraba arrinconada en una esquina, con una mano en la cabeza tapándose una herida. Justo en frente de ella, una chica un poco más baja que ella, tenía lo que era uno de los tubos de ensayo de la científica en su mano, roto por la mitad, muy puntiagudo. Estaba apunto de clavárselo a la castaña, de no ser porque alguien la detuvo del brazo.

- ¿T-Toddy?- el peliazul estaba perplejo, tomando firme la muñeca de la pelirroja.

- ¡Bon! Ay, por fin te encuentro- dejó caer el "arma" y abrazó con fuerza al moreno de piel-. O sea, creía que me estabas evitando todo el día, jeje. ¡Pero te he encontrado al fin!

- ¿Qué se supone que hacías?- su voz sonaba un tanto enojada y pidiendo explicaciones rápido, mientras Bonnie iba a socorrer a la chica.

- Ugh, te estaba buscando desde esta mañana, y como no te encontraba, decidí preguntarle a esa- apuntó con desprecio a la castaña-, pero no me lo quería decir así que... sólo insistí un poquito.

- ¡¿Un poquito?! ¡¡Casi le clavas un tubo de ensayo partido!! ¡¿Qué te pasa?!- se separó bruscamente de ella. Estaba realmente furioso con la chica.

- Irene, ¿estás bien?- colocó el brazo de la chica sobre sus hombros, mientras esta, a duras penas, se ponía de pie.

- B-Bonnie...- dijo débilmente- ... debes irte... corres peligro...

- ¿Qué? No, no pienso dejarte sola. Necesitas ayuda.

- No, Bonnie... T-tienes que irte... por favor...

- P-pero Bon... tenía que hacerlo, si no, no me diría donde estabas- se hacía la víctima la pelirroja, consiguiendo hartar al peliazul.

- ¡Pero no era para amenazarla con matarla! Mira Toddy, ya sé que estamos comprometidos, pero esto ha llegado demasiado lejos. No pienso casarme con alguien que sólo piensa en sí misma y no se preocupa por los demás. ¡Casi matas a una de mis amigas! Esta claro que ya no puedo confiar en ti...

- B-Bon...- la pelirroja se fijó entonces en el pelimorado, y estalló en cólera- ... ¡¡TÚ!! ¡TÚ ERES EL CULPABLE DE ESTO! ¡Si no hubieras aparecido, yo seguiría feliz con mi Bon!- volvió a coger el tubo del suelo y estampó al pelimorado contra la pared, con el tubo rozando el cuello del otro-. Cuando acabe contigo... por fin podré estar con mi Bon...

Entonces el peliazul sintió que había llegado a su límite. Una imagen similar apareció en la mente del chico. Bonnie siendo jalado del pelo por un chico más mayor peliazul. Pues esto se le hacía casi familiar. Podía ver cómo pequeñas lágrimas aparecían el los ojos rojos de Bonnie. Eso no le gustaba a Bon. Lo odiaba. Sin poder detenerse, tomó del cabello a Toddy y la jaló lejos del pelimorado, el cual volvía a respirar, pues se estaba asfixiando, y dejó inconsciente a la pelirroja, tapándole la boca con un paño y un suero para dormir. No iba a golpearle, bestias. Ayudó a Bonnie para llevar a Irene a la enfermería, ya que al dejarla caer al suelo, la herida de su cabeza se había agrandado. Cerraron la puerta del laboratorio, y justo en eso se encontraron con Paola.

- ¡¡Paola!!- la llamó Bonnie.

- Oh, hola Bonnie...- se dio cuenta de la situación-... ¡¿A QUIÉN TENGO QUE MATAR?!

- Luego podrás hacerlo. Tenemos que llevarla a la enfermería, y tenemos a la culpable de esto en el laboratorio, ¿podrías llamar a un profesor para que la pueda llevar con el director?

- ... ¿Puedo pegarle antes?

- Adelante- no se cortó el pelimorado.

- Oki, cuenta conmigo- le asintió la castaña, entrando en aquella habitación.

Fueron directamente a la enfermería, esquivando a todos los alumnos que aún se encontraban en los pasillos. Llegaron a la enfermería y atendieron inmediatamente a la chica, mientras que a los otros les dijeron que podrían ir a verla más tarde. El pelimorado tomó la mano del otro para poder salir ambos de la enfermería. Todo había pasado demasiado deprisa, y Bonnie recordó el momento en el que estaba al borde de la muerte, por lo que no evitó llorar, llamando la atención del peliazul.

- Eh, eh, ¿por qué lloras?- lo paró y colocó sus manos en sus hombros, mirándolo preocupado.

- B-Bon... T-Toddy... c-casi me mata... y a Irene igual...- se tapó la cara e intensificó su llanto.

A Bon no le gustaba verlo así, le hacía daño en el pecho. No pudo hacer más que abrazarlo, transmitiéndole su calor y cariño a través de él. Bonnie correspondió su abrazo, escondiendo su cara en el pecho ajeno, notando cómo le acariciaba el pelo. Cómo lo echaba de menos.

- Bonnie... te prometo... que siempre te protegeré...- le dijo muy seguro el peliazul, haciendo que el pelimorado se aferrara más a él.

- Ya lo haces... maestro- murmuró el de piel pálida, sintiendo un pequeño beso en su cabeza.

(...)

"- Tú nunca me abandonarás, ¿verdad Bon?- decía un pequeño Bonnie acurrucado en el pecho del peliazul.

- Jamás se me ocurriría- le dijo muy seguro, arropándolo a su lado para así dormir juntos."

------------------------------

Palabras: 2280

... OdioaToddyOdioaToddyOdioaToddyOdioaToddyOdioaToddyOdioaToddyOdioaToddyOdioaToddyOdioaToddyOdioaToddyOdioaToddyOdioaToddyOdioaToddyOdioaToddyOdioaToddyOdioaToddyOdioaToddyOdioaToddyOdioaToddyOdioaToddyOdioaToddyOdioaToddyOdioaToddyOdioaToddyOdioaToddyOdioaToddyOdioaToddyOdioaToddyOdioaToddyOdioaToddyOdioaToddyOdioaToddyOdioaToddyOdioaToddyOdioaToddyOdioaToddyOdioaToddyOdioaToddyOdioaToddyOdioaToddyOdioaToddyOdioaToddy ...

¿He dicho ya que odio a Toddy? Pues la odio :)

Bueno... ¿sabríais decirme a qué capítulo de "Volviendo a ser joven" me he estado refiriendo? Jaja, okno.

¡Fanart!

Bueno, eso es todo.

¡Disfruten!

- Irene

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top