Capítulo 19. Los celos de Bon
(Foto de arriba hecha por Sirenita_4)
El peliazul se sonrojo mucho al pensar en aquella idea. No podía ser posible. No conocía de nada a aquel chico, ¿cómo demonios iba a ser su novio? Justo en eso se percató de que por aquel pasillo caminaban ambos chicos que antes se encontraban en el patio, pero ahora caminaban más alegremente. Bon no podía dejar que aquel chico lo viera, simplemente no podía, así que hizo lo que mejor se le ocurrió: esconderse en una taquilla y espiarlos. Se fijó en la taquilla que tenía al lado, la cual estaba mal cerrada, por lo que aprovechó y se metió en ella a duras penas, pero conseguía ver por las rendijas.
Mientras tanto, ambos estudiantes hablaban de cómo podían hacer que el peliazul pudiera recordar a Bonnie.
- ¿Entonces, cómo lo hago?- le preguntó el pelimorado intrigado a la chica.
- Pues, en mi opinión, deberías invitarle a practicar con la guitarra como la primera vez- le aconsejó la castaña-. Así te agarrará confianza, y puede que se acuerde más rápido de ti.
- Sí, parece buen plan... Oye, Irene- la mencionada lo miró- ¿Puedo ir contigo al laboratorio cuando vayas a ver a Bon? ¡S-solo si no te molesta!- se sonrojó el chico, haciendo reír a la castaña.
- ¡Claro, siempre serás bienvenido a mi laboratorio! Además, me vendrás de perlas para una prueba que le haré a Bon.
- ¡Muchas gracias!- y la abrazó muy fuerte, pues estaba agradecido de que ella podría devolverle la memoria a su maestro.
Mientras tanto, el peliazul volvía a sentir cómo aquella sensación horrible se apoderaba de él. Sus mejillas adquirieron un rubor bastante notable, pero eso era señal de enojo. Al ver al pelimorado abrazar a la castaña, sintió unas ganas tremendas de empujarla y abrazar él al chico. Al pensar en eso reaccionó. ¿Acaso había sentido celos de la chica? Sacudió su cabeza, tratando de disipar ese pensamiento. Ni que a él le gustara el pelimorado... ¿o sí? Además, había escuchado claramente que el chico quería ir al laboratorio sólo cuando fuera a ir con la supuesta "chica científica". Ahora su cara parecía un tomate, pero esta vez por la vergüenza. Cuando se aseguró de que ya no estaban, salió de su escondite, viendo cómo se alejaban, obviamente, observando sólo al pelimorado.
Pasó rápido la hora, y con ella, el resto de clases hasta la hora de irse a casa. Bonnie recogía con prisas, emocionado, por primera vez, de ir al laboratorio de Irene para sus locas pruebas. Se despidió de sus amigos y se fue al laboratorio de su amiga. Abrió rápidamente la puerta, esperando llegar pronto para ver al peliazul antes de que la castaña llegara, pero este no había llegado, y tampoco la científica.
- Vaya, no creí que fueras tan rápido...- dijo la castaña jadeando detrás del pelimorado, sobresaltándolo.
- Lo siento, pero es que estoy algo nervioso...- confesó el adolescente algo avergonzado.
- Jeje, ya me imagino. Bueno, vamos a esperar a Bon- abrió la puerta del laboratorio y ambos entraron.
El peliazul corría desesperado por los pasillos, intentando encontrar del dichoso laboratorio. Tanto Joy como Mangle le había resumido lo que había ocurrido durante el año que Bon había olvidado. No os podéis imaginar la cara que puso cuando le contaron que Bonnie se había convertido en un niño de 6 años y que lo había cuidado durante un mes, para luego declararse, además de que su supuesto jefe, Morado, estaba en un manicomio. Tenía muchísimas preguntas que hacerle a la chica científica. Después de dar muchas vueltas por el instituto, logró llegar al laboratorio, ya medio muerto matado. Entró con cuidado y visualizó a la chica de gafas preparando unos papeles y al chico de pelo morado sobre la mesa de trabajo, mirando al suelo, jugueteando con sus dedos y balanceando sus pies.
- Oh, Bon, por fin llegas- Irene lo saludó con una sonrisa-. Gracias por haber venido. Ah, por cierto, ¿te molesta si Bonnie nos acompaña?
El peliazul se fijó en el mencionado. Este lo miraba tímido, sonriendo levemente sin dejar de mover los pies. No lo evitó si quiera y su cara volvió a tomar su rubor. Se miraban a los ojos y se perdían en su mundo, hasta que el peliazul reaccionó.
- E-eh... ¡N-no, para nada! N-no me molesta en absoluto...- dijo con una nerviosa sonrisa que hizo que el pelimorado se sonrojara.
- Genial, porque luego lo necesitaré para una de tus pruebas.
- Espera, ¿pruebas?
- Claro, tengo que asegurarme de que no lo has olvidado todo. Voy a enseñarte unas fotos del año pasado, y me vas a decir si recuerdas al menos una parte de estas escenas, ¿comprendes?
- Okey, probemos.
Así pues, Irene le fue mostrando fotos de los sucesos más importantes, según ella. Cada foto que pasaba el peliazul se iba desconcertando más, pues no creyó que iban a pasar tantas cosas en su vida en solo un año, pero resulta que estaba equivocado. En aquellas fotos él se veía feliz, sobre todo con aquel chico llamado Bonnie, el cual era su novio de verdad. Pero la cruel realidad siempre está presente, y en este caso, se encontraba en la mente del peliazul, el cual no recordaba absolutamente nada. En todas las fotos negaba con la cabeza, aunque algunas de ellas las miraba más detenidamente, obviamente, porque era fotografía del pelimorado con él, pero seguía sin recordar.
Mientras tanto, Bonnie los miraba desde una esquina del laboratorio, entristeciéndose cada vez más al ver al moreno de piel negar. Intentaba convencerse a sí mismo de que todo estaría bien, que Bon lo recordaría y que todo volvería a ser como antes. Cuando la castaña terminó no parecía muy contenta, pues en ninguna de las fotos había asentido, por lo que las esperanzas eran algo escasas.
- Vale... esto no está funcionando- apuntó los resultados en su libreta.
Bon también se desanimó un poco, pues en todas las fotos con Bonnie, una parte de él le decía que lo recordara, pero el resto de su mente estaba en blanco. Dirigió un momento su mirada al menor en estatura, el cual luchaba por no llorar al escuchar las palabras de la castaña.
- Lo siento...- musitó en voz baja el peliazul, esperando que el pelimorado lo hubiera escuchado.
- Vamos a probar algo distinto, y debes ser totalmente sincero, Bon.
- Está bien.
- Okey. Esto es lo que vamos a hacer. Bonnie, ven un momento- el mencionado se levantó, secó sus lágrimas y fue con ellos-. Bon; Bonnie y yo vamos a abrazarte.
- ¿Y eso qué tiene que ver con mi "supuesta" pérdida de memoria?- dijo marcando las comillas, pero la idea de abrazar al pelimorado no le parecía tan mala idea.
- Escucha, esto es para saber si sigues teniendo sentimientos humanos en ese corazoncito tuyo- le picó el pecho en donde estaba situado el corazón.
- Pues buena suerte intentándolo- se cruzó de brazos el peliazul, no quería admitir que tenía muchas ganas de sentir al chico cerca de él.
- Vale. Primero te voy a abrazar yo, y sólo debes corresponder si sientes la necesidad de hacerlo, y luego me dices cómo te has sentido. Después será igual con Bonnie, ¿entiendes?
- Sí, supongo... Pero yo digo que esto es inútil.
- Eso ya lo veremos- sonrió con malicia la chica.
La castaña se acercó al chico y le dio un corto abrazo, el cual el peliazul no correspondió.
- Bien, ¿qué has sentido?
- Nada, estoy igual- se encogió de hombros.
- Ok. Bonnie, tu turno.
El mencionado se acercó un poco nervioso al peliazul, el cual, sin saber porqué, se había sonrojado. El pelimorado estiró sus brazos hacia su torso y se fue acercando, hasta llegar a abrazar al chico, recostando su cabeza en su pecho. Notó cómo rápidamente el corazón del peliazul empezaba a acelerarse, tanto que chocaba contra su cabeza. Sonrió por reflejo y se aferró más al torso del mayor. Bon estaba impactado. Al sentir el tacto del menor contra su cuerpo, su corazón empezó a volverse loco. Su cara adquirió un tono rojo fuerte, casi igual que uno de los tomates maduros del estropajo. No quería admitir que se sentía muy bien el estar siendo abrazado por el pelimorado pero, por acto reflejo, sus brazos temblorosos empezaron a rodear el frágil cuerpo del más bajo. Bonnie se sorprendió al sentir los brazos del otro sujetarle con firmeza, pero no con brusquedad. De esa manera se sentía protegido, como antes, y sentía esa calidez que tanto extrañaba de parte de su maestro. Bon cerró los ojos, disfrutando de aquella sensación que "nunca" había sentido y hundiendo su rostro en el pelo del otro. Aquel aroma a moras se le hacía extrañamente familiar. Bonnie también cerró sus ojos, pues sentí que de alguna manera su novio podría llegar a recordarle.
Irene los miraba muy enternecida, y por nada del mundo iba a romper aquel momento que parecía ser muy especial para ambos conejitos, por lo que tomó una foto rápida y se quedó dibujándolos aprovechando que apenas se movían, aunque el peliazul empezó a acariciar el pelo del otro, sin darse cuenta, pero a Bonnie no le molestaba, lo relajaba.
Pasaron unos 5 minutos sin soltarse, y el pelimorado empezaba a cansarse, pero no por ello quería apartarse del otro; estaba demasiado a gusto. Fue el peliazul quien rompió el agarre, al darse cuenta de lo que estaba haciendo.
- E-ejem... bueno, supongo que este abrazo no ha estado... tan mal...- dijo el peliazul sonriendo tímido, rascándose la nuca.
- Ajá...- dijo la castaña apuntando los resultados-. Ahora sé sincero, Bon, ¿cómo ta has sentido?
El chico se sonrojó hasta las orejas. No sabía cómo expresar aquella sensación tan dulce y agradable que se había apoderado de su cuerpo. Su corazón había palpitado como nunca antes lo había hecho. Miles de mariposas revoloteaban en su estómago. El aroma de los suaves y sedosos cabellos del de hebras moradas lo había cautivado, como el sutil y delicado tacto relajante en su espalda ocasionado por el otro. La calidez de su pecho al sentir el cuerpo de Bonnie contra el suyo, ambos fundidos en un tierno e inocente abrazo. Sip, si decía eso ya podía decir que era un completo gay. Pero esto no lo desagradaba, es más, tenía el presentimiento de que esto ya le había pasado no hace mucho tiempo.
Giró su cabeza para ver al pelimorado, el cual miraba al suelo, con una hermosa sonrisa boba y un gran sonroja adornando su linda carita. Jugaba nervioso con sus dedos, aparentemente, esperando que la respuesta del peliazul fuera la que él quería escuchar. Sonrió el peliazul al ver su comportamiento y se dirigió a la castaña aún con la sonrisa en su moreno y sonrojado rostro.
- No lo sé... tal vez necesite otro abrazo para aclararme- dijo riendo el peliazul.
Tanto Irene como Bonnie se sorprendieron con la respuesta del chico, solo que la castaña empezó a fangirlear mientras que el pelimorado se sonrojaba cada vez más.
- Lo doy como positivo- apuntó con dificultad la castaña, pues su derrame nasal no le dejaba escribir bien-. Ahora la prueba final... yo voy a abrazar a Bonnie, a ver qué pasa.
Al peliazul no le hizo ninguna gracia la idea de la chica. Esta abrazó un poco al pelimorado, y ya sintió la mirada asesina del peliazul sobre ella.
- ¿Celoso~?- se rió la chica.
- ¿Yo? Pff, ni soñando- apartó la mirada el chico.
- Oh, ¿entonces puedo darle un besito?- estaba a punto de darle un pequeño beso en la mejilla al chico, pero notó cómo el peliazul lo apartaba de su agarre y lo ponía detrás suyo mientras 'l lo abrazaba.
- ¡No, él es M-Í-O!- le dijo muy serio el chico, hacia carcajear a la chica.
- Vale, vale, conejo celoso- Bon iba a decirle algo más a la chica, pero sitió que Bonnie lo abrazaba por detrás, por lo que se sonrojó, además de que se avergonzó por lo que había dicho antes-. Bueno, eso era todo por hoy. Ya os podéis ir a casa. Nos veremos mañana.
- Vale, Irene- se despidió el pelimorado y cogió tímido la mano del peliazul-. ¿Vamos a casa, maestro?
Maestro... aquella palabra... era la que el peliazul tenía metida en su mente, pero no pensó que la iba a escuchar por parte del pelimorado, con aquella voz tan dulce y cálida. Se sonrojó el chico y asintió, dejándose llevar por el pelimorado.
No sabía que iba a compartir mucho tiempo con aquel chico que empezaba a conquistarlo... de nuevo...
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Palabras: 2086
Irene: ¡Bon, Bonnie, venid un momento!
Bon: ¿Qué ocurre, Irene?
Irene: ¿Sabéis qué día es hoy?
- Bonnie: 9 de abril, ¿y qué?
Irene: ¡¿Y qué?! ¡Chicos, hoy hace un año que os conocisteis! ¡Es el día internacional del bxb!
Bon y Bonnie: ¿Qué?
Irene: Mirad lo que he hecho en vuestro honor...
Bon: Wow, pues a mí el tiempo se me ha pasado volando...
Irene: Sí, a ver si te declaras de una vez.
Bonnie: Espera, ¿qué?
Bon: ¡Guitarra!
Irene: No tiene remedio, bueno nos vemos en el próximo cap.
Bonnie: Espera, ¿Cómo que confesión?
Bon: ¡¡NADA!!
Irene: ¡Bye, chicos!
¡Disfruten!
- Irene
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