Capítulo 16. La pelea
Bonnie estaba sin habla. Aquellas miradas psicópatas lo habían dejado helado en el sitio. Sintió que el alma se le caía a los pies. Bon estaba casi en las mismas, solo que este estaba temblando y se aferraba fuertemente al pelimorado. Al ver que el chico no reaccionaba, Irene se acercó a la puerta para ver quién era.
- Vaya, qué pena que me dejé mi sartén de la suerte en casa- murmuró muy molesta la chica mientras miraba de muy mala gana a la inesperada y no muy bienvenida "visita"- ¿Qué queréis vosotras dos?
- Ay, o sea, qué grosera, ¿ni siquiera nos invitas a pasar?- la pelirroja morena se cruzó de brazos molesta.
- No es necesario para una criminal como tú. ¿Cómo siquiera estás aquí? ¿No estabas en un centro de reclusión de menores?
- Jaja, no me hagas reír. Esa "prisión" para niños no sería capaz de separarme de mi querido... - en eso se fijó en el peliazul-. ¡Ah! ¡¿Qué le hiciste a mi novio, maldita?! Agh, tenías razón, Astrid, esta chica es una enferma mental- dio un paso hacia atrás alejándose de la castaña, a la cual ya le empezaba un tic en el ojo.
- ¿Perdona?... ¿A quién estas llamando tú enferma, psicópata?- sentía que tarde o temprano iba a estallar.
- Pues a ti, tonta- Astrid la interrumpió y se puso en frente de ella, y le sacaba un poco de altura, ya que usaba tacones-. Eres patética, ¿y te dices llamar científica acaso?- se echó a reír- Por favor, si ni siquiera sabes hacer un experimento que funcione, solo sabes meter la pata.
Irene no sabía que decir. Sentía tanto, pero tanto odio hacia ellas que las palabras la ahogaban.
- E-eso no es c-cierto...- musitó en voz muy baja bajando la cabeza.
- Oww, ¿qué pasa, la nenita se va a poner a llorar?- preguntó de forma burlona Toddy, para luego reír con la otra pelirroja, hundiendo más a la chica.
En eso, el pelimorado reaccionó de su trance. Observó la escena que tenía ante sus ojos, y la sangre le empezó a hervir de la furia que sentía. Se estaban metiendo con una de sus amigos, y eso no podía dejar que pasara. Oh no, eso sí que no. Respiró hondo y se puso delante de la castaña, para susurrarle al oído que se metiera dentro de la casa. Tras titubear unos segundo, la chica asintió, y a paso lento entró. Una vez se quedó sólo con ellas, miró fijamente a ambas arpías, haciendo que dejaran de reír y que se fijaran en él.
- Agh, ¿y tú qué quieres, enano?- preguntó la chica bully mientras se cruzaba de brazos, por su culpa no se había llevado a cabo su plan.
- No lo voy a repetir. Alejaos de mis amigos, de Bon y de mí- dijo muy firme, pero eso Toddy se colocó en frente de él.
- O si no ¿qué?- de un movimiento rápido le arrebató el pequeño de los brazos, causando que este se sobresaltara- Después de todo, no se te puede confiar a un niño pequeño, no sabes ni cuidarte sólo.
Cuando el pequeño notó que lo habían alejado del pelimorado, empezó a llorar y a patalear.
- ¡¡Waaa!! ¡Wah! ¡Ñoo, shuelta, shueltame! ¡¡Buhnie!!- el pobre peliazul lloriqueaba e intentaba liberarse del fuerte agarre de la pelirroja morena, era como una cobra a punto de devorarlo.
Y justo cuando la otra pelirroja se iba a acercar al pequeño para callarlo, se escuchó un sartenazo y un golpe en el suelo. Y sí, es posible que Irene no tuviera su sartén de la suerte... pero eso no quería decir que no podía usar cualquiera.
- Ya has oído a Bonnie...- dijo con voz seca y fría- Aléjate de nosotros...
Toddy hizo una mueca de disgusto y le devolvió el pequeño a la chica, la cual lo agarró rápidamente y apuntó a la chica con su "arma".
- Y ahora fuera...
Y sorprendentemente, la chica hizo caso, y con mala cara, se fue de allí, dejando a su cómplice en el suelo. Una vez estuvo lejos, la castaña bajó el brazo y la mirada, caminó hacia Bonnie y le dio el bebé, para luego entrar en silencio a la casa y sentarse en el sofá tapando su cara con sus manos. Trató de no llorar, ahogándose en sus propios pensamientos, hasta que notó un peso a su lado, pero no levantó la mirada.
- Irene, ¿qué ocurre?- escuchó la suave voz de su amigo al lado, y lo miró de reojo, para luego echarse hacia atrás y recostarse en su respaldo.
- N-nada, Bonnie... e-estoy bien...
- Lo siento, pero no te creo- dejó a Bon a un lado y abrazó a la chica por el lateral, consiguiendo que esta se tapara la cara y llorara un poco más.
- Lo siento... lo siento mucho, Bonnie...
- ¿Qué? ¿Por qué lo sientes?
- Por mi culpa... por mi culpa Bon tiene este problema... no soy capaz de hacer nada bien... soy un desastre...
- ¿Quién fue el imbécil que dijo eso?
- ¿Eh?- se secó una lágrima.
- Quien fuera que te dijera eso era un completo estúpido- la tomó de los hombros y la miró a los ojos-. No existe otra persona que a tu edad hubiera logrado hacer todo lo que tú has hecho. Eres muy inteligente, Irene, no debes de hacer caso de aquellos que se burlan de ti, porque sólo te tienen envidia de lo genial que eres... Además, lo que le pasó a Bon no fue tu culpa, fue culpa de esa maldita de Astrid, y estoy seguro de que lo podrás devolver a su forma normal en un periquete.
Bonnie le había abierto los ojos a la chica. ¿Qué importaba lo que los demás pensaran? Si te gusta hacer algo, debes hacerlo sin importar la opinión de los demás. Sonrió decidida y le agradeció a su amigo mientras lo abrazaba, y el chico le correspondió. Cuando la chica abrió los ojos, se encontró con una escena bastante divertida a sus ojos. El pequeño tenía los brazos cruzados, las mejillas rojas y una mirada de enfado total dirigida exclusivamente a la castaña. No pudo evitarlo y se echó a reír, confundiendo al pelimorado. Al separarse, Irene apuntó al pequeño y cuando Bonnie lo miró, hizo exactamente lo mismo que la chica: reírse a carcajadas. Era imposible tomarse en serio a un bebé cuando se enojaba, era demasiado tierno y adorable. Pero claro, a Bon no le hizo gracia, y solo se giró, dándole la espalda a ambos adolescentes. Cuando Irene se calmó, decidió irse ya a casa para planear los últimos retoques para su pistola y así devolver a Bon a su estado normal lo antes posible.
Una vez se despidieron, Bonnie se dirigió al salón donde aún estaba el peque enfurruñado. Le dio gracia su expresión, pero cuando fue a cargarlo, el peliazul se giró, dándole la espalda.
- Ay, Bon, ¿sigues enfadado?- no obtuvo respuesta- Okey, veo que no me dejas opción...
El pelimorado agarró a Bon por debajo de los hombros y lo elevó, para luego acercarlo a él y besarle la mejilla, causando que este se sonrojara.
- ¿Ya me perdonas?- le dio la vuelta y lo miró a los ojos, ganándose una tímida sornisa por parte del pequeño.
- Shi, Buhnie- se rió Bon, al parecer, un poco de atención sería suficiente para él.
Y bueno, nada nuevo pasó por el resto del fin de semana, salvo que el lunes, podría ser un poco ajetreado, sobre todo para los sentimientos de ambos conejitos.
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Palabras: 1255
Ya voy aprendiendo a controlar el número de palabras por cada capítulo.
Bueno, ya subí cap, ¿os gustó? Perdón si voy rápido, pero es que ya estoy de fiesta y quiero hacer muuuuuuchas cosas.
Bueno, ¡vamos con los FANARTS! (Ya saben, autores, manifiéstense)
Sip, últimamente me dibujan mucho...
Y... eso es todo.
¡Disfruten!
- Irene
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