Capítulo 13. ¿Pesadillas... sueños... o recuerdos?
(Foto de arriba hecha por RomaNoSekai)
Sweety: ¡Se avecina algo muy dulce, nya!
- Jejeje... ¡Maestro, me haces cosquillas!- reía un pelimorado al ser atacado por su novio peliazul, quien le hacía cosquillas en su cuello, provocadas por besitos que le hacía en él.
- Esa es la idea, ¿no?- le susurró con voz grave y seductora en el oído el de piel morena, causándole un agradable escalofrío al de piel clara- Tengo algo para ti que creo que te va a gustar...
- ¡¿En serio?!- le brillaban los ojos carmesí al más bajo- ¡¿Qué es, qué es, qué es?!
- Jajaja, espera, conejito impaciente- le cogió de los hombros y le dió la vuelta-. Cierra los ojos...
Bonnie asintió muy entusiasmado e hizo lo que el chico de ojos esmeraldas le había pedido. Sintió los cálidos dedos del mayor acariciar su suave y delicada piel del cuello, para luego notar una fría cadena de lo que parecía estar hecha de oro.
- Ya puedes abrirlos- el pelimorado obedeció y abrió sus ojos, pero estos se llenaron de lágrimas al ver lo que tenía colgado del cuello.
- B-Bon... e-esto es...- se tapó la boca para que no se le escucharan sus sollozos.
- C-conejito... ¿E-estás bien?- el chico se alteró al ver la reacción de su novio, e intentó darle la vuelta para verlo a la cara, pero este se le adelantó y lo besó en los labios mientras lo abrazaba por el cuello, aún llorando. Al separarse, el peliazul tenía la cara completamente roja, y su novio lo veía con una radiante sonrisa- ¿B-Bonnie?- tartamudeaba el moreno de piel, y el de ojos rubíes sólo comenzó a reír bajito.
- Te amo, tonto- susurró el pelimorado contra la piel del otro mientras lo abrazaba, muy contento, y el otro no tardó en devolverle el abrazo.
- Yo también... felices 4 meses, conejito- lo cogió de las mejillas y le plantó un cálido y tierno beso en los labios, correspondido por el de piel nívea- ¿Te gusta el regalo?
- Me encanta, maestro...-le respondió tocándose aquel colgante dorado que descansaba en su cuello, aquella cadeneta de oro con un corazón con unas letras talladas, formando "BxB" en letras cursivas, que mantenía en su interior los retratos de ambos conejitos enamorados...
Aquel abalorio... que podía salvar la relación de ambos amantes...
(...)
- ¡¡Wah!!- se despertó de aquel sueño un pequeño bebé peliazul, con la respiración agitada y con el corazón en la mano.
No hizo mucho ruido como para despertar al grupo de adolescentes que dormía en el suelo... pero sí lo suficiente como para despertar a su acompañante.
- ¿Bon?- la suave y tierna voz del pelimorado calmó la tensión que rodeaba al morenito de piel- ¿Has tenido otra pesadilla?
¿Había sido una pesadilla, o un sueño... o habría sido un recuerdo? Ni el pequeño lo sabía, por lo que sólo asintió nervioso, mirando hacia otro lado, por lo que Bonnie lo tomó en brazos y lo abrazó protectoramente, haciendo que Bon se calmara más. El mayor le acariciaba suavemente la espalda al peliazul, pasando sus finos dedos por toda su espalda, a veces haciéndole figuras o sólo haciendo caminos, pero de cualquier modo, relajaba mucho al pequeño. Después de un buen rato de mimos de parte del pelimorado, el de ojos esmeraldas ya se había tranquilizado del todo, pero no conseguía conciliar el sueño, a pesar de que ya era la 1 AM. Bonnie, al notar que el pequeño no se había dormido, se preocupó un poco, pues no era muy normal en él.
- Bon, ¿qué ocurre?- preguntó calmado el mayor, haciendo que "la pesadilla" volviera a la cabeza del chiquillo.
- N-nalla...- contestó nervioso el peliazul con un hilo de voz, estaba inseguro de si contarle o no al de ojos rojos, tal vez no lo tomaría en serio.
- No puedes mentirme, Bon- se sentó con las piernas cruzadas y tomó a Bon para sentarlo sobre estas mirándolo de frente-. Sé que algo te ocurre, y si no me lo cuentas no podré ayudarte.
Por un instante, el rojo y el verde conectaron. La dulce y serena mirada de Bonnie hacía frente contra la brillante y nerviosa mirada de Bon. El pequeño, ante tal presión, solo quiso llorar, pues ya sé le había empezado a humedecer los ojos. El mayor notó la incomodidad del peliazul, por lo que lo acercó más a su torso y lo abrazó.
Bon ya no estaba tan nervioso, pero seguía inseguro, por lo que cuando Bonnie le preguntó qué le ocurría, simplemente negó con la cabeza, en señal de que no quería hablar de ello. Notó el pecho del chico vaciarse por completo, eso era porque había suspirado. El mayor acomodó en su regazo al pequeño e intentó dormirlo mientas lo mecía suavemente. Lo observó por un momento... estaba agarrando su camisa, su respiración era calmada y ya tenía los ojitos cerrados... sin duda, era una imagen muy tierna a vista de cualquiera.
Le acarició sus cabellos azules desordenados. Le empezó a peinar con la mano, y logró hacerle un peinado, más o menos decente. Le había dejado un poco de flequillo caer sobre su frente y el resto lo hecho un poco hacia atrás. La verdad es que le quedaba bastante bien.
Suspiró, resignado, pues no había podido ayudar a Bon con su supuesta pesadilla, le estaba empezando a preocupar, pues lo había visto demasiado nervioso y tenso... mañana tendría una pequeña charla con cierta científica...
Tumbó al pequeño a su lado de la cama y se acostó a su lado. Se quedó un rato observándolo, mientras le acariciaba los nudillos de su mano izquierda. Tenía la piel mucho más suave, y el peliazul, al no tener su chupete en ese momento, optó por chuparse su dedo pulgar. Bonnie no podía apartar la mirada, pero el sueño le iba ganando, por lo que se durmió en la misma posición en la que estaba.
(...)
- Jejeje, creo que esta irá bien aquí...- una castaña archivaba unas cuantas fotos en su portátil mientras estaba en el sofá del salón.
- Buenos días...- bostezaba un recién despertado pelimorado que bajaba las escaleras lentamente.
- Buenos días, dormilón- reía Irene-. ¿Qué tal se durmió?
-La verdad es que podría acostumbrarme a esto... ¿cuánto tiempo llevas levantada?
- No sé... creo que desde las 7:30...- aquello hizo que a Bonnie le diera un patatús.
- ¡¿Qué?! ¡¿Cómo puedes levantarte un sábado a las 7:30 de la mañana?!
- Costumbre, quizás... tal vez, pero al menos me ha cundido el tiempo. Por fin puedo organizar mi galería de fotos.
Giró la pantalla del ordenador y le enseñó todas y cada una de las fotos que había hecho de la pareja de conejitos, desde el verano pasado, cuando Bonnie era pequeño hasta ahora, cuando era el turno de Bon. El de piel clara se sonrojó ligeramente, pues múltiples recuerdos de aquellos tiempos atacaron su memoria, pero se alegró de que hubiera sido el peliazul quien lo había acompalñado en aquellos tiempos.
- Okey... pero ten cuidado de que no salgan a la luz, por favor...
- Descuida, los tengo muy bien guardados y restringidos ante cualquier intento de infiltraje fujoshi- la chica le guiñó un ojo, y este solo suspiró aliviado.
Luego de un buen rato todos despertaron de sus sueños, y se encontraban todos desayunando. Félix y Fede, al parecer, habían tenido sueños compartidos, Abby había soñado con parejas yaoi (lo normal, según ella), Lilly que descubría una solución para parar el bullying, y Paola que por fin era novia de Golden... Irene sólo soñó con la pareja de conejos. Bonnie estaba algo inquieto, pues su pequeño peliazul aún no bajaba y eso lo preocupaba. Más de una vez había intentado ir a buscarlo, pero sus amigos le decía que no se preocupara tanto, no podía perderse en una sola habitación... ¿o sí? Nunca se sabe...
Después de mucho rato, todos hablaban de sus planes para el día, Bonnie sabía que tenía práctica con su banda, y no podía faltar si no quería ser asesinado por Chica y Mangle. De un momento a otro, un pequeño niño peliazul bajaba con cuidado las escaleras, mientras sostenía un cuadernillo a sus espaldas. Respiró hondo e intentó controlar su repentino sonrojo facial. Caminó hacia el salón, donde todos estaban aún desayunando y charlando. Sin que le notaran, se dirigió hacia el pelimorado y, disimuladamente, le agarró de la manga del pantalón y tiró levemente de este, para captar su atención. El de piel pálida dejó su tostada en el plato y dirigió su mirada hacia abajo, encontrándose con la mirada esmeralda del pequeño, el cual aún agarraba su pantalón. Se sonrojó ligeramente y se agachó para cogerlo y sentarlo sobre sus piernas, para que el resto lo pudieran ver.
- Vaya, por fin el dormilón se despertó, ¿eh?- reía el mayor, mientras le besaba una de las mejillas al peliazul y unas ligeras cosquillas.
Bon no le contestó, simplemente se dedicó a mirarle mientras le sonreía tiernamente. Le acercó aquel cuadernillo que traía tras su espalda y se lo entregó cerrando los ojos.
- E-esh... pada ti...- le dijo muy nervioso, Bonnie sólo se sonrojó y tomó aquel regalo que le había hecho el pequeño.
Lo miró atentamente... sin duda, era lo más tierno y bonito que jamás nadie le había hecho en su vida. Se sonrojó y devolvió su vista hacia el peliazul, que jugaba muy nervioso con sus deditos, esperando su respuesta.
- Bon... esto es...- antes de terminar lo acercó un poco más a él y le dio un gran beso en su mejilla, sorprendiendo al otro- hermoso... me encanta...
Al pequeño se le iluminaron los ojos al escuchar sus palabras, pero entonces... su mente se puso en blanco...
(...)
- ¡Maestro, maestro!- un pelimorado llamaba a su novio- ¡Mira estas partituras que traje!
- Tranquilo, conejito... a ver, déjame verlas...- el peliazul cogió sus partituras y las hojeó un poco por encima, pero al final se las devolvió- Parecen buenas, ¿quieres probar a ver cómo suenan?- dijo cogiendo su guitarra mientras la afinaba.
- ¡Sí, claro, siempre adoro practicar contigo, maestro!- se recogió el pelo, haciendo sonrojar al más alto, como siempre.
Estuvieron practicando casi dos horas, y al final acabaron exhaustos, y se sentaron bajo el árbol en el que se encontraban.
- Menuda práctica... ¿no crees, Bon?- el pelimorado le preguntó a su pareja, pero este no respondía- Maestro, ¿estás bien?
- Bonnie...- se puso serio de repente, y miró al pelimorado-... ¿qué fue... qué fue lo que hizo que te fijaras en mí?
- ¿Eh? No te entiendo...
- M-me refiero- el sonrojo se apoderó de su cara-, ¿por qué te enamoraste de mí?
Bonnie pareció meditarlo un momento, cruzó sus piernas y miró hacia el atardecer que se encontraba. Suspiró un momento, se recolocó sus gafas y miró a su maestro.
- No lo sé... tal vez fue tu maravillosa forma de tocar la guitarra, que hace que sólo quiera mejorar y llegar a ser como tú... o tal vez fueron tus ojos verdes, como la esperanza, aquella que nunca abandonas ni en las peores situaciones- se fue acercando más-. También pudo ser tu pelo, que parece como una nube esponjosa, que me encanta acariciar cada ver que te quedas dormido en mis piernas después de las prácticas. O incluso pudo ser tu cálida piel morena, que siempre me recuerda al caramelo... pero lo que más me encantó de ti... fue cuando trataste de defenderme de los Nightmares por primera vez- acabó sentándose en las piernas del otro mirándole a los ojos, levantándose las gafas-. Cuando escuché tu linda voz, tan segura e impotente, diciéndoles que me dejaran en paz... sentí un agradable calor en mi interior, y me alegré mucho cuando viniste... la verdad es que jamás creí que podría ser amigo de la competencia... y mucho menos pensar que llegaría a ser mi pareja por más de 5 meses...- se tocó su cadeneta de oro, que descansaba en su cuello- Te amo muchísimo, Bon. Todo de ti me encanta, y quiero que sepas... que siempre me tendrás a tu lado, y nunca me separaré de ti... aun cuando seas un babotas o un estúpido... porque siempre serás mi babotas y mi estúpido...- acabó cogiéndole de las mejillas y dándole un pequeño beso.
Bon no podía dar crédito a sus oídos, estaba demasiado impactado con todas las palabras que su querido pelimorado había dicho. Cerró sus ojos y agarró de la cintura a su novio y correspondió gustoso su beso. Terminaron separándose después de un largo rato y se sonrieron para luego juntar sus frentes y compartir un dulce "Te amo...".
(...)
- ¿Bon? ¡Bon! ¡Hey, despierta!- Irene chasqueaba sus dedos en frente del pequeño, había estado 5 minutos mirando a la nada sin prestar atención.
- ¿E-eh?- contestó desorientado el pequeño, volviendo a ver al resto de amigos, quienes lo miraban confusos. Ante tantas miradas, se apenó mucho y se escondió en el pecho del pelimorado, pues seguía sentado en su regazo.
- Jeje... creo que es un poco tímido ahora- dijo el chico nervioso mientras correspondía el abrazo del pequeño, mientras le acariciaba el pelo, que por cierto seguía despeinado.
Otra vez aquella visión... ¿qué quería significar? ¿Acaso eran simples sueños que se le ocurrían a la cabecita del pequeño? ¿O es que acaso la memoria del peliazul quería volver a donde estaba? Bueno... eso sólo lo podría explicar un científico... o científica.
Pero ahora lo que importaba era... ¡¡NO LLEGAR TARDE AL ENSAYO!! Esperemos que Bon logre solucionar sus problemas con su mente, y que Bonnie no sea asesinado por un par de locas lunáticas.
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Palabras: 2267
Holi gente, ¿cómo estáis?
Vale, antes que nada, vamos a aclarar unas cosas. Si algo no se entendió, por favor, pregunten por privado, intentaré contestar a todo. Luego, sí, ya sé que aunque haya muchas palabras hay poca acción, pero ya sabéis que lo mío es describir mucho, ya intentaré que el siguiente sea con un poco más de acción.
¡¡Vamos con los Fanarts!!
Este primero es de Mariela_leti, muchas gracias linda, te quedó genial.
Jeje... bueno, ahora no me acuerdo realmente de quién era... pero de todos modos muchísimas gracias.
Y este último es de EtsukoFujikage, es más tiene hasta diálogo:
Bonnie: ¡Bon,NO!*muuy preocupado*
Irene: ¡ALIS! ¡TE DIJE QUE NO DEJARAS TUS HOJAS POR AHÍ!
Alis: ¡EEEK!*aterrada hasta los huesos y muy culpable*¡PERDOON!
JAJAJA, la verdad es que estuvo muy bueno, sin duda supo captar muy bien mi carácter.
Bueno, bueno, que ya está todo por hoy... ¡Nos vemos en el siguiente capítulo!
¡Disfruten!
- Irene
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