Tranquilo.

Los papeles se arremolinan solos sobre las pilas en el escritorio, sacándole un bufido infantil al hombre sentado frente a ellos.

Llevaba horas firmando y sellando, pergaminos por aquí, condiciones por allá, una misión de este lado...

Ser hokage era tedioso a veces.

-Yondaime sama,¿puedo ayudarle en algo? - pregunto uno de los asesores haciéndolo levantar la cara del escritorio.

-No, gracias.- respondió con una mueca de amabilidad, suspirando al verlo salir y restregando su mejilla en el mueble.

-¡Esto es aburrido! - chilló tomando otro folio, recién entregado para leer.

Sus cielos bailaron fofamente por las letras hasta que un nombre en ellas llamó su atención; Kakashi Hatake.

Ese sencillo nombre que provocaba en él una revolución completa.

Sonrió al leer,ahora concentrado, los halagos que escribieron de su persona y su forma de llevar las cosas, borrando su gesto al avanzar más.

Emboscada, secuestro de un elemento, pelea precipitada...heridos...

-¡Hey!

-¿Si hokage sama? - interrogó entrando de golpe el personal anterior.

-Llame a mi alumno por favor.

-Enseguida señor.- musitó  con una reverencia para luego retirarse.

A sabiendas de que esperaría un buen rato para poder tener a la visita en su oficina, Minato se entretuvo pensando en la evolución de aquel niño arrogante que había cambiado tan increíblemente, convirtiéndose en uno de los shinobis mas reconocidos y con mayor controversia.

El mismo peliplata que tenia a la gran mayoría de población fémina tras el, sin contar a varios hombres. ¿Y como no? Desde pequeño atraía las miradas de las niñas, incluso de su compañera de equipo. Ahora, con un cuerpo mas que formado y una actitud  interesante, seria ilógico que no tuviese su batallón babeando por el.          

Enseguida que entro el joven, corroboro sus pensamientos. El traje de ANBU le quedaba tan divinamente bien...

-¿Me necesitaba, Minato sensei?.- pregunto el de la cicatriz a su profesor, recibiendo un asentimiento luego de la reverencia.

-Si, Kakashi, cierra la puerta por favor. - observó atentamente cada movimiento del albino, analizándolo sin encontrar heridas hasta tenerlo frente suyo de nuevo.

-Listo Minato sensei.- el nombrado torció su sonrisa al escucharlo. Ese sobrenombre le hacia sentir grande, mucho mas de lo que le gustaría.

-Kakashi, no me llames de ese modo, ya no soy tu maestro.

-En el ANBU o en un entrenamiento, usted siempre sera mi guía.- la respuesta no le convenció mucho pero decidió dejarlo por la paz.

-¿Como te fue en la misión? Regresaste rápido.- comentó para entablar conversación sin verse tan obvio, era el  hokage y podía preocuparse por sus ninjas ¿no?

-Fue exitosa, aunque el equipo tuvo problemas menores...nada grave. - el Hatake giró sigilosamente su cuerpo para tapar con la ropa su hombro, siendo detectado de inmediato por el yondaime.

-¿Que te paso ahí? - su tono era preocupado, tanto que su evasivo discípulo decidió confesar en vez de darle largas o excusas poco creíbles.

-Uno de mis compañeros fue capturado, decidimos regresar per...- antes de poder terminar ya tenia al trigueño a menos de un metro, revisándolo.

-Sensei, no es nada...

-Tienes una distensión. Tu musculo se estiro demasiado.- refunfuñó con cierta pizca de regaño haciendo al menor sonreír. Era lindo ver que su modelo a seguir se mortificara por algo tan vano cuando ambos sabían que manejaba misiones en las que podría perder la vida sin problema.

-No es nada. 

-Quítate la protección de los brazos y espérame aquí.- el jefe de escuadrón acató las ordenes al pie de la letra,siguiendo con los ojos dispares la silueta del rubio hasta que lo perdió.

No era raro que le atrajera, no después de tantos años... de haber sido tan bueno...tan increíble...

-¿Ya estas listo? 

El apaciguante sonido de su tutor mientras se acercaba con un botecito de lo que parecía ser pomada lo sacó de su ensimismamiento,logrando asentir apenas.

El líder de la aldea sonrió para posicionarse tras él, frotando una pequeña cantidad de crema entre sus palmas. Apartó el chaleco grisáceo del uniforme mate junto con la prenda negra inferior para poder tocar su piel, estremeciéndola al contacto. 

 -Tranquilo...- susurro con voz suave al notar la tensión del muchacho que vacilaba entre la pena y el orgullo.-; tranquilo...

Llevo sus manos al cierre del chaleco, bajándolo con cautela. Una mano se poso sobre el agarre.

-Tranquilo, solo un poco para poder curarlo...- siguió su acción esta vez sin resistencia, retirando la molesta ropa para obtener un mejor acceso.   

Deslizo sus dedos por la blanca superficie, extendiendo esa sustancia acremada que destensaba poco a poco el musculo deltoides lastimado.

Kakashi sintió un placentero frió en su hombro, contrario al calor de su pecho manifestado en el tenue color de sus mejillas ante la curación. El Namikaze dispersaba ese ungüento de una manera tortuosa y lenta, relajando su cuerpo fresco, aunque no sabría distinguir exactamente si lo que lo relajaba era la molienda medica o el masaje tan experto del que gozaba.

El relámpago se deleitaba con la actividad casi tanto como su Kakashi, con la diferencia de que el deseaba tal vez poder tocar un  más, sin necesidad del medicamento. Apretó con delicadeza el lugar, escuchando un pequeño quejido.

-Tranquilo...- repitió, sin dejar sus movimientos, bajando más la manga.- ;puede ser algo peor de lo que pensé, debo revisar... 

Se excuso, alargando su campo libre sin ningún repique. 

Las yemas acarameladas recorrían la dermis nívea,entretenidas, casi dibujando sobre los escasos restos de pomada. El subordinado cerró los ojos, ajeno a todo lo que no fuese los surcos de aquel.

Los actos al principio simples se convirtieron en caricias y el peliplomo abrió los parpados al sentir un beso leve en el cuello, girándose con sorpresa.

-¿Sensei?

Llamó sin mayor respuesta que una sonrisa y dos manos tomando su cintura. 

-¿Qué hace? 

-Tranquilo kashi...déjate llevar...- fue lo ultimo que pudo oír antes de que la boca de Minato se estrellara contra sus labios, apresando su siguiente pregunta. 

El roce lo tomo desprevenido, provocando que se alejase sin cuidado.

Estaba mal, horriblemente mal. 

Era su maestro, su hokage, su persona de confianza, su locura, su platónico y ademas un hombre comprometido, dado a una mujer maravillosa.

-Kushina san...

Una fricción en su pelo, un beso en la frente y unos mares brillantes fijos en su persona fueron suficientes para callarlo.

-Tranquilo, sera nuestro secreto..- las palabras endoseladas hicieron eco en su mente, confundiendo sus sentidos, haciéndolo recibir de nuevo la boca ajena.

El cuarto presionó con maña su hombro causando una dolencia que hizo jadear a la luna entre sus brazos, permiendole invadir su boca.

Probó con delicia los labios contrarios, ignorando el rechazo ético que su alumno intentaba imponer, por lo menos, hasta que el ojiazul lo tomo de la nuca.

Estaba mal, lo sabia, pero no pudo evitar relajarse, dejar pasar ese contacto con el cual había fantaseado algunas veces, esa escena con su maestro, un hombre mayor que le estaba prohibido.

Pero lo prohibido le atraía en sobremanera, mucho más si tenia cabellera dorada y orbes celestes...si se trataba de él.

Minato era un sueño, una amada figura que ocupaba sus ideas sin dejarlo tranquilo. Él único capaz de quitarle su fuerza de voluntad.

-Juguemos, Kakashi kun.

OoOoO

La opulencia de una tarde avanzada cubría gran parte de Konoha, siguiendo los pasos descompuestos de un ANBU hacia su casa con una fuerte molestia en su zona inferior.

No sabía si sentirse furioso, triste, eufórico o avergonzado por lo que acababa de pasar en la oficina con su maestro.

De ninguna manera esperaba hacer eso pero todo paso tan rápido que apenas noto cuando su mayor lo recostó en el escritorio.

-Maldición...- se reclamó en voz alta, frustrado consigo mismo por su debilidad, estupidez según él.

Un muñeco, bonita forma de terminar ¿No?

- Hatake imbécil.- se insulto por enésima vez al subir una banqueta y percibir el temblor de sus piernas.

Era un asesino a sangre fría en las peleas pero no podía huir a un par de palabras y toques. No podía desobedecer a un infame "tranquilo" que parecía hipnotizarlo, darle calma.

¿Cómo pudo caer tan fácil?

¿Cómo pudo hacerle eso
a la Uzumaki?

¿Cómo...cómo se convirtió en esto?

-¡Kakashi! ¿Qué ocurrió? ¡Te esperé por horas para entrenar!

Al escuchar la fuerte voz de su mejor amigo recompuso la postura, ocultando en su típico gesto inexpresivo las punzadas tan inoportunas que atacaban su parte baja.

-Lo lamento Guy, me perdí en el sendero de la vida...estoy algo cansado.

-El cuarto mando a decirme que paso el día contigo hace unos minutos y que no te esperará más porque ya habías practicado con él, pero quise ver si su entrenamiento no te había lastimado.

El de cabellos grises contuvo la respiración, aliviado al notar como a su camarada le faltaba malicia.

-No Guy, gracias, solo fue...precipitado. Si me disculpas quisiera descansar, nos vemos mañana.

Maito lo miró de arriba abajo mientras se alejaba, notando su dificultad para andar.

-¿Ha sido muy brusco contigo?

El anbu detuvo su paso, pensando por unos segundos en el segundo sentido de las palabras, las cuales obviamente su compañero pronunció sin pensar de esa manera.

-Si Guy, fue muy rudo...y yo muy idiota.

Y sin esperar respuesta se alejó del lugar.

¡Hola personitas lectoras!

Antes de que me arrojen sus hachas, mi excusa salvaje aparece :D

Bueno, publique un obikaka que aun no se como seguir al igual que mi otro minakaka, lo cierto es que ya tengo como quince borradores y por kami que no se cual elegir por que son muy diferentes xd

Además, adivinen quien fue obligada a entrar en un concurso escolar :'v

Pero como no puedo vivir sin yaoi pues escribí esta locura en vez de estudiar los huesos para mi clase XD

Ya lo sabéis, si OS gusto regalenme una estrellita :D

En caso de que no, ¡tomates a mi! *-*

Los amo :3

¡Gracias por leer!

Shuyaneko~

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