Capitulo 22

Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro. La imagen tampoco me pertenece y los créditos son para su dueño.


—Déjalo todo en mis manos, te garantizo que el caso esta ganado, no hay probabilidad de perder, ante estas pruebas—aseguró Obito a su clienta.

—Muchísimas gracias Obito-kun...no sabes como te lo agradezco—la rubia se lleno de esperanza al saber, que pronto tendría a sus hijos, sin la amenaza de su ex esposo—¡Bien! Ahora debo irme—ambos se despidieron, acordando verse en las próximas audiencias en el juzgado.

Obito, entró en su auto, recordando lo que vio al llegar al restaurante. Echo la cabeza hacia atrás, muy frustrado...De todo, lo que pensó presenciar, jamas le paso por la mente verlos juntos de nuevo y abrazados. Era evidente el amor de su primo hacia ella, eso era algo que no se podía ocultar, pero ¿porque estaban juntos? ¿Será que pensaban regresar ahora que Sasuke se divorcie? Sin querer continuar torturándose con pensamientos errados, la visualizo. Hinata se veía preciosa con la maternidad ya marcada en su pequeño cuerpo—Maldicion—gritó con dolor—¿Como se supone que resista las ganas de abrazarla?—se preguntó, con tristeza, pues el también quería estar con ella en las consultas, ver crecer a su bebé, escuchar los latidos, pero sobre todo, quería consentirla a ella. No pediría nada, solo estar con ella, en estos momentos tan importantes para ambos.

Llegó a su oficina y se encontró con el intenso escrutinio de Kakashi. Trató de mostrarse indiferente, pero fracasó.

—¿Pasa algo Obito? ¿El caso se complicó o algo así?—pregunto, preparando una tasa de café.

—El caso está prácticamente ganado—respondió en automático.

—¿Entonces que te sucede?—el azabache se cabrio consigo mismo por no poder ocultar su mal humor.

—Me cité con mi clienta en un restaurante y me encontré a Sasuke abrazando a Hinata, mientras ella lloraba—aún le dolía el pecho, con solo recordar la escena y lo último que deseaba eran las burlas de Kakashi.

—¡Bueno...! Quizás tenían algo importante de que hablar y ella se puso sensible—el peli-plata, se sorprendió con la información, pero definitivamente no pensó nada malo. Lo único que le paso por la mente fue, que se encontraron por casualidad y en cuanto a que ella lloraba, no le extraño, pues también el, le limpió las lágrimas en algunas ocasiones, en las cuales se entristeció por la ausencia del mismo Obito. De pronto Kakashi examinó a su amigo, en busca de golpes y al no encontrar nada, se aventuró a preguntar—¿Que hiciste cuando los miraste Obito?

—¿Que mas? Hacerme el idiota y actuar, como si no los hubiera visto—respondió sorprendiendo a su mejor amigo, el cual se preparaba para escuchar, como se fue a los golpes con Sasuke.

—¡Pudiste controlarte! Ese es un gran avance en tu terapia—añadió Kakashi, todavía sorprendió.

—Lo hice...pero que se supone que haga para aminorar este dolor que siento dentro de mi pecho—añadió con amargura—Ni siquiera puedo acercarme a ella, me siento perdido.

[...]

El ama de llaves de la mansión Uchiha, ya conocía a Hinata, después de verla seguido por ahí, así que de inmediato la hizo pasar a la sala, donde se hallaba Madara. El azabache se puso de pie en cuanto la vio. Ella tenía una radiante sonrisa en el rostro y no pudo evitar contagiarse de ella.

—Me alegro mucho de tenerte aquí—la Hyuga se fue hacia el y sin decir nada lo abrazó, por un momento. Madara correspondió el abrazo y decidió esperar a que ella hablara.

—Vengó de ver a Tsunade—el azabache la encaró para saber de que se trataba—Me dijo que voy a tener una niña—declaró sin dejar de sonreír. El Uchiha la abrazó de nuevo—Estoy muy feliz y quise compartir mi felicidad con usted.

—No sabes como te lo agradezco...sere el abuelo mas consentidor del mundo, con mi nieta—añadió feliz.

Hinata permaneció con el azabache por un rato, para luego marcharse, pues tenía que ver a su familia y también hacerles partícipes de esa gran alegría, pero antes de poder marcharse llegó Mikoto. La mayor se alegró mucho de verla y la ojiperla, no pudo negarse a cenar con ellos dos.

—¿Como vas con el embarazo Hinata?—preguntó Mikoto con ternura, lo que logró conmover a la ojiperla.

—Todo esta bien y hoy me confirmaron que será una niña—Mikoto sonrió feliz, luego miró hacia Madara y lo vio tan feliz, como hacía mucho tiempo no lo estaba. El celular del azabache sono y se tuvo que ausentar por un momento, dejando solas a las dos féminas.

—Desde hace mucho, quería tener la oportunidad de hablar a solas con usted—Hinata tomó valor para continuar—Antes de saber, todo sobre el noviazgo de usted y mi padre, encontré una fotografía suya entre las cosas de papá—la Uchiha se llevó la mano al pecho y los ojos se le llenaron de lágrimas, recordando esa foto, pero lo que más logró conmoverla, fue el hecho de saber, que aún después de todo, Hiashi la conservo.

—Se que ya antes nos vimos, aunque Itachi estaba conmigo y no pudimos hablar a solas, pero espero que no me guardes rencor, por mi historia con tu padre—la dama mayor, tenía la esperanza de poder seguir cerca de la chica.

—Claro que no le guardó ningún rencor...ademas Madara-san, ya me explicó todo y en verdad lamentó mucho la forma en que sucedió todo entre ustedes.

—Yo, me siento tan culpable, ya que debido a ese hombre, no pudiste tener toda tu familia—confesó avergonzada, la Uchiha.

—Eso, no es su culpa, como ya le había dicho la última vez que nos vimos—la chica en realidad sabía que ellos no tenían ninguna culpa—Hoy hable con Sasuke...me invitó a tomar un café y finalmente pudimos arreglar nuestras diferencias.

—No sabes el gusto que me da escuchar eso...Mi pobre hijo, tuvo el mismo destino que...—la Uchiha no terminó de hablar, debido al regreso de Madara y cambiaron el tema.

—¿Ya tienes accesorios para la bebe?—preguntó Mikoto.

—En realidad, aún no he comprado nada, no estuve de mucho ánimo, los últimos días, pero quizás sea tiempo de empezar—su sonrisa demostraba lo emocionada que se hallaba.

—¿Que te parece, si Ino, tu y yo, vamos al centro comercial? Así me permites ser la primera comprarle, lo que te guste, para ella—la ojiperla trató de negarse, pero Madara también interfirió y dijo que de una vez escogieran la cuna, porque el se encargaría de regalársela. La Hyuga, no tuvo mas remedio que aceptar, sintiéndose feliz, por contar con ellos.
Unos minutos mas tarde Hinata se marchó, despidiéndose de ambos hermanos.

...

—¿Que has sabido del desgraciado de Fugaku?—preguntó Madara a su hermana, cuando se quedaron a solas.

—Nada, desde la última vez que salió de viaje, no regresó...Es como si desde lejos aún pudiera estar al tanto de nuestros movimientos—respondió preocupada y a la vez molesta, porque aun no encerraban a ese asesino.

—¿Que le ibas a decir a Hinata, cuando regresé con ustedes—cuestionó con algo de curiosidad.

—Ella me contó, que después de tanto tiempo, habló con Sasuke y arreglaron sus diferencias. No sabes lo feliz que me hizo saberlo—confesó emocionada—Mi pobre hijo, sufrió mucho manteniendo ese secreto, para el solo por tanto tiempo.

—¿De que secreto hablas? No logró entender—el azabache se sintió con más curiosidad.

—El día que Sasuke, no llegó a fiesta de compromiso, con Hinata y se casó con Karin, fue porque Fugaku, lo obligó, amenazando con asesinar a Hinata, si no accedía a obedecer—Madara se sorprendió con la revelación. Al parecer el muchacho, realmente estaba enamorado de la ojiperla.

—Maldito...¿como fue capaz de hacerle eso a su propio hijo?—el azabache, se apenó mucho por su sobrino, por tener que permanecer en un matrimonio, que no deseaba, por culpa de Fugaku, ya que no hubiera sido necesario casarse, para ser padre y la muestra más clara eran su hijo y la misma ojiperla.

[...]

—Bienvenidos a ambos—les dijo Toneri a los dos Uchihas, al momento en que entraron en su oficina, para la terapia de esa semana. Si todo salía como el pensaba, ellos estaban por terminar el tratamiento.

El peli-plata, interrogó a los dos, para que se soltaran mas, en la relación. Luego los dejó a solas deliberadamente, para ver, si podían interactuar sin el, de por medio.

Obito miraba a Madara de reojo y no se atrevía a decir nada, luego lo intentaba, pero el resultado seguía siendo el mismo. Por otro lado, ya no quería demorar. Cuando recordaba a su amada, con el hermoso vientre, sus emociones estallaban, solo con pensar en también perder a su retoño, por malos entendidos.

—¡Padre...!—tuvo que reunir toda su valentía para hacer, lo que debió hacer hace muchos años—Se que estoy muchos años atrasado, pero...quiero pedirte perdón por todo lo que te hice. Por culparte injustamente de algo que no podías controlar—Madara sintió que los ojos le picaban de la emoción—Quiero recuperar el tiempo perdido, quiero a mi padre de nuevo—Obito, derramo las lágrimas y el mayor no se pudo contener.

Madara se puso de pie, seguido por su hijo y ambos se dieron un abrazo, uno reparador. Los ojos de ambos derramaban lágrimas de felicidad y también arrepentimiento, por parte del menor. Su mala cabeza, lo llevó a perderse años al lado de su progenitor. Quedando sin su madre, lo correcto hubiera sido unirse, pero hizo todo lo contrario y hasta ahora se deba cuenta del gran error que cometió.

—¿Crees que soy digno de recibir tu perdón?—le preguntó Obito, limpiándose el rostro de la humedad.

—Espere este día por muchos años...claro que te perdono hijo mío—de nuevo se abrazaron y un rato después entró Toneri sonriendo.

—¡Caballeros! Me da mucho gusto, que finalmente lograran dejas atrás sus rencores diferencias y culpas, para dar paso al perdón—los Uchihas se acomodaron de nuevo en su asiento.

—Todo se lo debemos a usted—aclaró Obito sonriendo.

—Mi hijo tiene razón...ha sido usted un excelente terapeuta—añadió Madara.

—Yo, solo les di el empuje—Toneri sonrió—Mirarlos a ustedes reconciliados, es lo que me motiva a realizar mi trabajo que tanto me gusta—les dijo y ambos asintieron.

La hora de la consulta terminó y los Uchihas, se disponían a marcharse como lo hacían siempre, pero Toneri los retuvo—Con esta terapia, doy por terminado el tratamiento, entre ambos y ya no será necesario, que usted regrese—afirmó el médico dirigiéndose a Madara.

—¿Se terminó?—inquirió el mayor de los Uchihas.

—Así es...Ahora, solo faltan algunas cesiones con su hijo, para comprobar que puede dominar su ira, pero estoy completamente seguro, que el centro de toda la su conducta errada se debía al distanciamiento entre ambos y según veo, eso ya quedó solucionado ¿verdad?—Obito, abrazó a su padre de nueva cuenta y afirmó moviendo la cabeza.

Los dos le agradecieron al terapeuta y se marcharon dispuestos a comenzar desde cero.

...

—¿Me invitas a comer en tu casa?—preguntó Obito.

—Sera todo un gusto, verte de nuevo en mi casa, que también es la tuya, como todo lo que poseo.

...

Una vez en la mansión Uchiha, el ama de llaves, casi lloro de la imprecisión, al ver al hijo del señor, después de tantos años. Por otra lado, Obito se enterneció al entrar de nuevo en ese lugar, donde vivió durante su infancia. Se detuvo frente a la fotografía familiar y se quedó mirándola por largos minutos, perdido en los recuerdos del pasado.

—¿Estas bien—su padre se acercó a el, para verificar que se hallaba bien.

—Estoy mejor que nunca—el menor sonrió y los dos pasaron al comedor.

—¿Crees que sea conveniente buscar a Hinata? Lo digo porque estamos muy avanzados en las terapias.

—En mi opinión, creo que si deberías buscarla, para preguntar por el embarazo, aunque todo marcha bien, es necesaria tu participación. Ella se pone muy sensible como muchas mujeres embarazadas y en ocasiones llora—el moreno de cabello corto se puso ansioso, con la declaración que dio su padre.

—Quizás eso explicaría, lo que presencie días atrás—soltó Obito—Llegue a un restaurante y la encontré abrazada con Sasuke, mientras lloraba.

—Ellos solucionaron sus diferencias, ya que nunca hablaron respecto a lo que tu primo le hizo...Sin embargo, hay algo que debes saber acerca de eso—Obito se tensó, pensando lo peor—El motivo, por el cual Sasuke la plantó, fue porque Fugaku lo obligó. Si tu primo, no se casaba con Karin, ese miserable, asesinaría a Hinata—Madara continuó contando todos los detalles, sobre cómo Sasuke prefirió verla con vida.

—Eso quiere decir, que siempre la amo, y que prefirió unir su vida a alguien que no quería, para salvarla a ella—lo decía mas para el mismo, que para su padre. Esa información, lo dejó mucho más inseguro que antes. Ahora resultaba que su primo, pasó de ser un traidor, a ser el héroe de su muñeca.

[...]

Mikoto, llegó acompañada de Ino, a recoger a Hinata en su hogar. Las tres acordaron ir al centro comercial para comprar accesorios a la niña de Hinata y Obito. Pronto entraron en una de las tiendas de bebés y la ojiperla, no podía contener la emoción que la llenaba, pensando en su futura hija, vistiendo todos eses adorables vestiditos. Sin embargo la chica se sentía algo rara, con la extraña sensación, de ser observadas en cada paso que ellas daban.

La morena se retiró un poco de las dos féminas, para comprobar su teoría, pues quería estar completamente segura, antes de decirles a sus compañeras. De pronto, sus ojos captaron a un hombre, siguiendo todos y cada uno de los movimientos de Mikoto. El sujeto estaba disfrazado, eso se podía apreciar por la forma en que algunos de los cabellos se salían por debajo de la peluca, como si el cabello del hombre fuera más largo de lo que era la peluca. Sigilosamente se fue acercando a el y el tipo pareció notarla, encontrando las orbes de ambos en un lapso de escasos segundos.

La respiración de Hinata se hizo más irregular, al ver esos ojos. Ella recordó ese par de orbes y ahora podía estar completamente segura de quien se trataba, fue por eso, que al verlo la primera vez, algo en ella, se incomodó, pues sintió que ya lo conocía.

Al saberse descubierto, el individuo corrió sobre ella y la empujó con fuerza para escapar, haciendo que la ojiperla cayese, de espaldas sobre los estantes de ropa. Su grito de dolor puso en alerta a todos los clientes, quienes corrieron en su ayuda.

—Ese tipo la atacó—gritó una cliente, la cual miró todo y fue de las primeras en acercarse para ayudarla.

—¡HINATA!—le llamó también Mikoto, al verla tirada en el piso con el rostro lleno de dolor, mientras el sujeto corría hacia afuera de la tienda.

—Llamen una ambulancia—ordenó Ino, llena de miedo por la salud de su amiga y su bebé.

—Ya viene la ayuda, resiste hija—la animaba la Uchiha, pero Hinata quería hablar, antes de poder caer inconsciente.

—Era el...ese hombre fue quien asesinó a mi madre—decía desesperada.

—¿Quien era?—pregunto Mikoto, sosteniéndole la cabeza.

—Era Kabuto, el hombre que trabajaba en el hospital Uchiha—la dama Uchiha abrió mucho los ojos, ante la revelación, hecha por Hinata. Luego comenzó a unir las piezas. Ese hombre comenzó a trabajar en el área de laboratorio, el día en que Fugaku, lo recomendó, aún en contra de Izuna y Madara, su esposo lo colocó en un alto puesto, argumentando que Orochimaru, no siempre podía estar presente y por ende, era bueno tenerlo también a el. Por otro lado, Sasuke, le contó que Karin, se pasaba mucho tiempo con el dentro del hospital y aveces también fuera. En ese momento, en que se lo dijo, no le dio importancia, ya que trabajaron juntos por mucho tiempo, pero ahora, ese detalle le resultó muy extraño ¿será que Karin también está involucrada en las bajezas de Fugaku?

La ambulancia llegó en pocos minutos, llevándose a la adolorida y llorosa ojiperla.

Ino le pidió a su suegra que se fuera con la Hyuga, dentro de la ambulancia, y que ella las seguiría, de ese modo le daría aviso a Neji, y también a Obito, después de todo, el era el padre de la niña y tenía derecho a saberlo.

Ella no tenía el teléfono de Obito, pero Itachi, podía hacerse cargo de avisarle y también de llamar a Jiraya, dada la importancia, de lo que reveló Hinata.

[...]

Obito, llenaba papeleo en su oficina. Su estado de ánimo no era el mejor y todo se debía a la conversación que tuvo con su padre acerca de Sasuke. Su celular sonó y sin pensarlo simplemente respondió con desgano.

—¡Obito!—se escuchó la voz del otro lado de la línea.

—¿Que pasa Itachi?—el azabache se extrañó por la llamada de su primo.

—Hinata sufrió una caída y en este momento es llevada al hospital...mi madre esta con ella y Neji, debe estar llegando también—Obito se estremeció de miedo, y angustia por la salud de su muñeca y su bebé.

—¿Como está ella? ¿Que fue lo que sucedió?—pregunto, tomando las llaves y saliendo de su oficina, lo mas rápido que pudo.

—No lo se, Ino me llamó muy asustada y me pidió que te llamara...en cuanto termine unos pendientes, también los alcanzaré—la llamada concluyó y el pecho de Obito, se sintió muy adolorido. Tenía mucho miedo y el camino parecía ser más largo de lo habitual. Si algo les pasaba nunca se lo perdonaría, por no estar cerca de ella, para protegerla, como debió haberlo hecho.

...

En pocos minutos, llegó y entró corriendo, para pedir información, sobre ella. La recepcionista, le indicó donde se encontraba y sin más, subió en el ascensor en busca suya.

Apenas entró en la zona indicada y se encontró con Mikoto, hablando con Tsunade.

—¿Como está Hinata? Por favor díganme—pidió desesperado.

—Cálmate, Hinata esta bien, solo esta un poco adolorida, pero ni ella ni tu bebé, están en riesgo—lo tranquilizó Mikoto.

El varón, soltó un suspiro de alivio al escuchar a su tía—Pero debo decirte lo que paso, para que ella terminara aquí—la matriarca Uchiha, le contó a su sobrino, todo y este a su vez se lleno de ira, hacia el maldito, que se atrevió a poner en peligro a Hinata.

—¿Podría verla?—le pidió a Tsunade, en forma de súplica.

—Ven conmigo—la rubia caminó, seguida por el Uchiha, hasta una de las habitaciones. La médica abrió la puerta y sus orbes se dirigieron hacia la cama, donde se encontraba recostada su amada—Los dejaré a solas, cualquier cosa, que ocurra respecto a Hinata, no dudes en hacérmela saber, pero trata de no alterarla, o de lo contrario, su precisión arterial podría subir y no será posible darla de alta, esta misma tarde—el azabache asintió, agradecido.

—¡Muñeca...!—la morena despertó y giró a verlo—¿Están bien?—se acercó con cautela, pues no quería alterarla, pero no podía soportar mas, estar lejos de ella.

—Obito...—lo llamó entre lágrimas y estirando sus pequeños brazos hacia el, para que se acercara—Tuve mucho miedo de perder a nuestro bebé—Obito se acercó y la tomo en sus brazos, con cariño disipado el miedo que tuvo, antes de llegar a verla.

—Shh, ya mi vida no llores, no volveré a dejarte sola sin mi protección—le aseguro palmeándola de la espalda, para después depositar un casto beso en la coronilla de la cabeza femenina.

La ojiperla, pudo tranquilizarse, sintiéndose segura en los brazos de Obito. Tenía tantas ganas de estar así. Los recuerdos del pasado, de esa horrible noche en que asesinaron a su madre, se presentaron uno a uno, como si de una película se tratara. Su mirada era la misma, que tenía aquella noche, cuando disparó el arma y volteó a mirarla en una pequeña fracción de segundos, pero fueron suficientes, para que nunca la olvidara.

Cuando lo encontró en el hospital, se le erizó la piel, pero en ese momento no logró relacionarlo hasta ahora, que espiaba a Mikoto y se sintió descubierto por ella. Fue en ese lapso de segundos que mostró la misma mirada, que años atrás.

Inconscientemente se aferró mas a Obito, tratando de enfocarse en algo mas, que no fueran esos malos recuerdos. El Uchiha la sintió temblando y supuso que recordaba lo sucedido. Debía distraerla, para que ya no pensara en nada malo.

—¿Cómo estás? ¿Como se ha portado nuestro bebé?—le pregunto en el oído y ella se estremeció.

—Muy bien...E-es una niña—el azabache, se separó de ella, para poder verla de frente, sin poder ocultar la felicidad en su rostro.

—¿Una niña?—cuestiono mirando, su vientre.

—¿Usted prefería un varón?—nunca antes hablaron de eso, pues desde que supo, sobre el embarazo, se separaron.

—No, bueno, yo amo lo que está aquí adentro, porque es nuestro, porque viene de ti—le aclaro—Y ahora, se que es una niña y me siento muy feliz. Ella será igual de hermosa que tu, ella será nuestra muñequita y yo las amó a las dos—aseguró con lágrimas en los ojos.

En cuestión de segundos, sus labios se unieron en un necesitado beso, que ambos anhelaron desde mucho tiempo atrás, de hecho no solo necesitaban de un beso, pero el lugar en donde se hallaban no era el adecuado para hacer algo más íntimo.

—No me vuelvas a alejar de ustedes, quiero ver, como ella crece aquí adentro y como tu cuerpo se hace cada día mas hermoso...—el azabache continuó derramando lágrimas, llenas de añoranza.

—Tampoco quiero que se aleje, yo lo necesito conmigo—ambos unieron sus frentes y se limpiaron las lágrimas en uno al otro, para dar paso a más besos, llenos de deseo y caricias desenfrenadas, por parte del Uchiha. Eso les ocurría en cada vez que comenzaban con un simple e inocente beso.

Desafortunadamente, para la calidosa pareja, Neji entró en la habitación, seguido de Tenten, Ino, Itachi, Mikoto y Madara. Hinata se sonrojó, por la forma en que las sonrisas aparecieron en los rostros de todos, mientras que Obito, ni siquiera se inmutó y se acomodó mejor en la camilla junto a ella, prácticamente sentándola sobre sus piernas, rodeándola por la cintura.

—Padre, tia, primos, cuñados...Sere el orgullo padre de una niña—elevó la voz y beso la mejilla de Hinata, la cual quedó mas conmovida por la interacción entre el y Madara. Los presentes sonrieron, ante la actitud de la pareja, que acababa de reconciliarse.

...

Afuera de la habitación, Mikoto recibió a Jiraya y le contó lo sucedido. El peli-blanco, pidió el nombre del establecimiento, donde sucedió todo y de esa forma, revisar los vídeos de seguridad, también mandó a sus hombres en busca de Kabuto, para vigilarlo, pues hasta no ver los vídeos y tener la certeza, de que el fue quien atentó contra Hinata, no podía proceder a un arresto.

Luego de terminar de contarle todo a Jiraya, Mikoto se fue a su hogar, con su nuera y su hijo, los cuales se negaron a dejarla partir sola, por su propia seguridad, dado que Hinata les aseguró, que era a la Uchiha a quien vigilaba ese hombre.

—Sera mejor que bajémoos para esperar a Sasuke, no quiero que te quedes sola—sentenció Itachi, al llegar frente a la residencia de sus padres.

—No es necesario, el no debe tardar y los agentes ya están buscando a Kabuto...Estaré bien, no se preocupen—muy a regañadientes, la pareja se despidió de la matriarca, confiando en que Sasuke y Taro, no tardaban en llegar.

Apenas entró en la casa, su celular sonó.

—¡Mikoto-san!—la llamó Jiraya del otro lado de la línea.

—Si ¿que pasa?—no obtuvo respuesta, debido a que el celular, le fue arrebatado de la mano, terminando la llamada.

—¿Me extrañaste esposa mía?—Mikoto, palideció al ver a Fugaku frente a ella, sosteniendo un arma—Ya prepare un poco de nuestra ropa, porque partiremos juntos—declaró, mientras ella comenzaba a llorar.

Pensando en Sasuke, no tuvo otro remedio que obedecer rápido, antes que su hijo, llagara y ese maldito pudiera lastimarlo a el o a Taro.

Salieron hacia el auto y Kabuto estaba en el asiento de conductor, lo que hizo a Fugaku, subir al asiento trasero, junto a ella. Derramó las lágrimas, pensando que no volvería a ver a sus hijos y demás seres queridos.

Continuara.

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