Promoción del día: 2 x 1
Hola. Les traemos un nuevo capítulo de esta historia deseando que continúen disfrutándola. Antes de comenzar pido una disculpa por la demora tanto por esta como por otras actualizaciones.
-0-0-0-
Lincoln había pensado que sus amigos habían exagerado un poco al insistir en llegar al restaurante lo más temprano posible para evitar las aglomeraciones. A pesar de la expectación que rodeaba el lugar, él no creía que fuera para tanto. Qué equivocado estuvo.
La fila de espera que se había formado detrás de ellos era larguísima. Algunos recién llegados, ilusos pensando que encontrarían fácilmente mesas para comer, se retiraban casi de inmediato al percatarse de que tendrían que esperar quizás hasta la hora de la cena para conseguir una.
El lugar se veía sencillo pero a la vez un poco ostentoso, aunque no parecía haber muchas diferencias visibles entre ese restaurante y los muchos otros dentro del centro comercial. Las paredes estaban terminadas con un falso acabado rústico imitando una cabaña, y sobre la marquesina se anunciaba el nombre del sitio en grandes letras cursivas: "Nelson's".
Cuando llegó la hora de la apertura, un hombre muy alto y ligeramente regordete, con un sombrero texano, abrió una de las dos amplias puertas hacia afuera en compañía de una mujer que seguramente sería su esposa, y de dos gemelos de quince años que quizás eran sus hijos, aunque sus rasgos latinos no exhibían gran parecido con los de los adultos quienes parecían extrañamente europeos. Complacido al ver tanta gente frente a su negocio, el hombre abrió los brazos y les dio la bienvenida.
—Bienvenidos al primer Nelson's de Royal Woods. Mi nombre es Nelson y estaré encantado de conocerlos y de llenarles la tripa con lo mejor de mis recetas al más puro estilo del viejo oeste.
El acento texano claramente simulado tenía un toque extranjero curioso, como si el inglés no fuese su idioma materno real, por muy bien que lo dominara. Esto hizo que muchos dudaran sobre la calidad de la comida, pero al final solo habría una forma de averiguarlo.
Efectivamente, no todos los presentes pudieron entrar, pero Lincoln y sus amigos lo lograron al encabezar la fila tras haber llegado varias horas antes de la apertura. El haberse estado turnando continuamente para asegurar sus lugares les había servido de mucho. Ninguno de ellos se dio cuenta de que media hora después de su llegada, Lynn había hecho lo mismo en compañía de Roy, quien también insistió en llegar temprano por miedo a no conseguir una mesa. Lynn, que al principio había pensado que el chico exageraba cuando le explicó que deberían ir muy temprano a ese sitio, ahora le concedía un punto por la prudencia que mostró y que les valió el acceso.
El grupo de Lincoln se instaló en una mesa situada en una esquina pegada a la pared, desde donde observaron con interés las (falsas) cabezas disecadas de un alce, un oso y un ciervo.
Por otro lado, Lynn tomó asiento con su acompañante frente a una mesa cercana a la ventana, dándose cuenta ya algo tarde de que su hermano y sus amigos estaban ahí en un sitio relativamente distante.
—Tiene que ser una broma.
A pesar de haber quedado ya con Roy, en más de una ocasión ella se tentó de invitar a su hermano al restaurante. Sin embargo, continuamente se echaba para atrás, temiendo que Lincoln le diera un sermón acerca de la falta de apoyo que le estaba mostrando a su padre al ir a comer con el enemigo o algo así. Situado varias mesas frente a ellos, se encontraba precisamente su hermano dándole la espalda junto a Stella, quien emocionada le acercaba su propio menú para señalarle los platillos con entusiasmo, a pesar de que Lincoln tenía uno propio.
—¿Pasa algo, Lynn? —le preguntó Roy.
—No, nada.
Roy miró hacia el punto donde ella lo hacía y distinguió al inconfundible muchacho de cabello blanco de la escuela.
—¿No es ese tu hermano? ¿Quieres ir a saludarlo?
Enfuruñada tomó el menú buscando concentrarse en este.
—¿Para qué?
Aunque era claro que algo la estaba molestando, el chico no insistió. Quería pasársela bien con Lynn y buscar una oportunidad para que lo suyo funcionara, pese a lo difícil que era tratarla, llegando al punto en que constantemente se preguntaba por qué se tomaba tantas molestias con ella.
—Bueno, ¿y qué te parece el menú?
En ese momento un mesero pasó junto a ellos para dirigirse hacia la mesa contraria. Actuando como si estuviera en clase, Lynn alzó la mano para llamar su atención.
—¡Oye, aquí! Dos filetes de California con guarnición de frijoles y guacamole, con una soda de cola —se volvió hacia Roy—. ¿Y tú qué quieres ordenar?
El mesero un tanto sorprendido miró a un desconcertado Roy, quien aún no había examinado con atención las opciones del menú para ya ordenar él tambien algo, por lo que pidió lo primero que leyó en este.
—Ah... una hamburguesa de barbacoa con una soda de naranja.
Lynn chistó y miró a Roy con burla.
—Descuida, yo pagaré lo mío. No tienes que medirte con el dinero, así que puedes pedirte algo más para ti que una simple hamburguesa.
Aunque más aliviado que decepcionado en ese sentido, no había sido ese el motivo por el que solamente había ordenado eso. Suspirando, decidió no reclamarle por el poco tiempo que le concedió para mirar la carta.
—Descuida, realmente con eso tengo yo.
Ella se rió brevemente.
—Una hamburguesa apenas me serviría a mí como un tentempié.
—Pues... bueno. En serio, con eso tengo. Ya si me queda hambre, me das algo de lo tuyo.
Lynn arrugó el ceño.
—Pues te pedirás tu propio filete después. Te prevengo que a mí no me gusta compartir la comida.
Roy suspiró, pensando en ciertas ocasiones pasadas donde, por el contrario, Lynn no tenía problemas en servirse de los platos de los demás, ya sea con o sin permiso.
La castaña no parecía notar la incomodidad y molestia de su cita por estar constantemente mirando sobre su hombro. Tal vez Stella y Lincoln solo fueran amigos, pero de cualquier manera le disgustaba lo entrometida que esa niña le parecía al buscar de manera constante el contacto con su hermano, ya sea para tomarlo de la muñeca al contarle algo acercándosele mucho, pegar su rodilla con la de él, picarle una mejilla al llamarle la atención por algo o... ¿acababa de pegarle en el brazo? No es que lo hiciera con mucha fuerza como ella solía hacerlo. Parecía que a Lincoln y a sus amigos el asunto lo vieron con gracia por la manera en que se reían, pero ese no era el punto, los golpes en el brazo eran algo solo entre ellos.
—Que descarada.
Roy alcanzó a escuchar su comentario, pero no dijo nada. Con interés, miró la mesa donde se encontraba Lincoln junto a sus amigos. Había una chica asiática morena muy alta que se encontraba entre el peliblanco y... un desgarbado pelirrojo muy alto con mucho más acné que él, al que la chica le frotó amistosamente el antebrazo por algo que mencionó. ¿Acaso ese muchacho era el motivo por el que Lynn dudó tanto en salir con él? Ya había sospechado que podría haber alguien más, pero... no creía que se tratara de un mocoso de un par de grados inferiores que parecía tan... ¿en serio "eso" era su competencia? ¡Vamos! Lamentablemente era consciente que no era precisamente el más apuesto de su clase, ni siquiera creía que entraba dentro del rango de lo aceptable, pero estaba seguro que junto a ese chico, podría considerarse a sí mismo como un mejor partido.
-0-0-0-
Afuera del centro comercial se estacionó una camioneta y unos niños muy bien arreglados para la ocasión salieron de ella, quienes maravillados contemplaron el centro comercial.
—¿Podemos ir al salón de videojuegos? —preguntó Carl a la señorita Hepburn, recordando la última ocasión cuando visitaron aquel sitio.
—Mejor vamos a montar en el trenecito de nuevo. —Pidió Mallory con los ojos iluminados, siendo secundada al instante por Simon y Adam.
Incluso Amanda quedó enternecida por el anhelo de los niños entre cinco y seis por el tren, a diferencia de Carl y Brian, quienes sólo rodaron los ojos. Margue y Heidi, al tener siete y nueve, tampoco parecieron muy entusiasmadas ante aquella idea.
—Tal vez después, primero iremos a comer a un sitio muy especial.
Con la ayuda de Amanda, al final una adolescente peliblanca descendió del vehículo sin dejar de escucharlos a todos con atención.
—¿Estamos en el centro comercial? ¿El restaurante está adentro?
—Así es, Lesly —dijo la señorita Hepburn al mismo tiempo que la tomaba de la mano—. Espero que les guste. Vamos.
Los chicos se apresuraron a seguir a Amanda, pero justo cuando Lesly iba a dar un paso, sintió cómo la señorita Hepburn no se había movido de su sitio, por lo que se giró hacia ella para preguntarle si algo ocurría. La mujer se inclinó de modo que pudiera escucharla claramente al susurrarle al oído.
—Si te sientes... un poco mal, por favor dímelo. Tengo medicamento en mi bolso. Pero si de verdad sientes que... ya sabes, de inmediato dínoslo ya sea a Amanda o a mí. Estaremos atentas para auxiliarte enseguida.
—Ah... sí, señorita Hepburn. —Lesly le respondió abochornada por la insinuación. Internamente esperaba disfrutar el momento y que a su cuerpo no se le ocurriera traicionarla.
Al ver que ambas no los seguían, Amanda se detuvo volviéndose hacia Lesly y la directora. Intuyendo al instante qué era lo que cuchicheaban, les dio su tiempo. También ella estaba preocupada por Lesly, que por algo la protegían mucho, en especial cuando salían a espacios cerrados con mucha gente, lo que la hizo dudar de que fuese una buena idea el ir ahí cuando la señorita Hepburn le habló por teléfono para hacerle la propuesta, no se diga sumarle lo muy cercanos que estaban... ciertos días para la jovencita.
Tras tratar sus asuntos, ambas regresaron con el resto, entonces y quizás buscando que la directora se replanteara mejor el plan, Amanda se le acercó y en voz baja le preguntó con preocupación.
—Los restaurantes de aquí suelen ser algo caros. ¿Podemos permitírnoslo?
—Sólo por hoy, descuida. No te preocupes. Procura divertirte también.
A su asistente no le había explicado toda la verdad detrás de aquella salida, tanto por temor a que le contara a Lesly lo que pretendía, como para sorprenderla también a ella. Sólo esperaba que la impresión para la niña no fuese muy fuerte.
Ya en el interior del centro comercial y tras ver la gran cantidad de personas en los alrededores moviéndose con prisa, Amanda temió que alguno de los niños, en especial uno de los más pequeños, se separara del grupo por accidente. Al instante ideó un método para evitarlo.
—Brian, ¿podrías ayudarme?
Como siempre, el atento muchacho se acercó a la asistente para preguntarle qué necesitaba, mostrándose sorprendido cuando ella hizo que Lesly lo tomara por el brazo.
—¿Podrías llevar tu a Lesly? Así haré que Adam y a Mallory vayan de la mano conmigo para tenerlos más vigilados y evitar que se separen.
Debido al incidente de la última vez, el chico de diez años venía sintiéndose algo incómodo cuando se dirigía a Lesly, aunque esta no parecía haberse dado cuenta de ello, dada la forma en que se aferró a él buscando sentirse protegida sonriéndole amistosamente y agradecida por su ayuda. Sonrojado, el muchacho tras pasar saliva, con cierta timidez se animó a hacerle una sugerencia a Amanda.
—¿No quieres que me ocupe también de Heidi? Así la señorita Hepburn sólo tendrá que encargarse de Simon, Carl y Margue.
—¡Estupendo! ¿Qué dice, señorita Hepburn?
Ella asintió llamando al instante a los chicos. De pronto y con gran entusiasmo, Heidi agarró a Brian desprevenido al tomarlo por el brazo libre y recargándose contra él. El muchacho que había esperado que hiciera aquello por el lado contrario de Lesly para mantenerla distraída, se puso más nervioso. A Amanda le pareció extraña la reacción del muchacho, aunque no tanto a la señorita Hepburn, quien sabía que el contacto físico muy cercano le ocasionaba cierta ansiedad.
—Más vale que nos cuides bien —Heidi le decía al chico sin soltarlo—. Ahora serás nuestro guardián.
—¡No es necesario que te me pegues tanto! —Le respondió un poco molesto y agitando el brazo para que lo soltara
—Vamos, Brian. No te enojes. Sabes que somos tus amigas y no te haremos daño. Por el contrario —sonriente, Lesly se aferró con mayor fuerza a él, hasta que el chico dejó de forcejear con Heidi— estaremos bajo tu cuidado porque confiamos en ti como si fueras nuestro caballero con armadura .
Las palabras golpearon duro al chico. Realmente odiaba que invadieran su espacio personal, pero... con Lesly parecía que las cosas se estaban volviendo... diferentes.
—Ah... está bien. Sí, lo que sea.
Igual trató de zafarse con un último tirón de Heidi sin éxito, quien indignada le recriminó.
—¡Oye, deja de hacer eso! ¿Por qué con Lesly no te enojas porque te tome del brazo?
Esa era una buena pregunta, a la que le daba miedo pensar en una respuesta que de cualquier modo no estaba seguro de tener.
—Ah...bueno, porque... porque...
—Porque sabe que es más seguro llevar a Lesly así le guste o no —Amanda respondió por él tratando de que los más pequeños la tomaran de la mano—, si como de costumbre dejara que ella sólo lo tomara por el hombro detrás de él, con tanta gente habría más riesgo de que por error se separara de nosotros.
La respuesta complació a Heidi. Brian suspiró agradecido con Amanda por haberlo salvado sin querer.
Muy pronto se toparon con una amplia fila que poco a poco en los últimos puestos se iba disolviendo ante el hartazgo de la gente por la espera, lo que preocupó a Amanda y a los chicos cuando la señorita Hepburn los continuaba dirigiendo hacia allá.
—No creo que alcancemos un lugar pronto si de verdad vamos a comer aquí. —Señaló Brian.
—¿Por qué? —Lesly le preguntó algo mareada por todas las voces alrededor de ellos. Ciertamente debía de haber una multitud ese día—. ¿Qué sucede?
—Hay una fila inmensa de personas y...
—Tranquilos —la señorita Hepburn los interrumpió mirando hacia la puerta con grata sorpresa y sentimientos encontrados—. No hace falta que nos formemos. Somos invitados.
Boquiabiertos ante el impacto no sólo por ver a la señorita Hepburn después de tanto tiempo, en la entrada del local los gemelos sin despegar la vista de Lesly, les hicieron señas para que se acercaran hacia ellos junto a su tía.
Cuando ellos siguieron la indicación ante los reclamos de algunas personas que seguían esperando en la fila, la tía de los muchachos tuvo que salir a explicar que aquél grupo se trataba de una "reserva especial", fue entonces cuando encantada pudo recibirlos.
—Bienvenidos sean a Nelson's. Les tenemos una mesa lista para todos ustedes, encantos.
—Muchas gracias.
—Supongo que usted es la señora —uno de sus sobrinos le dio en el brazo un rápido y ligero golpe con el codo—... señorita Hepburn. ¿Cierto?
—En efecto. Una vez más, le agradezco la invitación que nos hicieron llegar.
Ambas mujeres compartieron una sonrisa cómplice por lo que acordaron por medio de la carta y la posterior llamada al número telefónico que venía en la misma.
Los niños miraron con simpatía a la mujer, mientras que Lesly trataba de identificar el curioso acento que tenía al hablar, ignorante que con ella había una pareja de gemelos adolescentes que la miraban con un gran anhelo y cierta ansiedad, algo que tras notarlo pondría un tanto nerviosa a Heidi, también a Margue y en especial a Brian, quien receló al instante de los chicos.
—Acompáñenme. Es por aquí.
En ningún momento los gemelos le dirigieron la palabra a nadie, lo que le pareció grosero a Amanda, quien también se había percatado de la extraña reacción que tuvieron al ver a Lesly, por lo que al sentarse junto a la señorita Hepburn en la mesa que les habían guardado justo en medio del restaurante, le susurró.
—Esos chicos no me dan buena espina. ¿Notó cómo veían a Lesly?
—Lesly siempre llama la atención a donde quiera que vaya, Amanda. —Le respondió procurando bajar la voz también.
—Sí, pero esto es diferente. Pareciera como si quisieran... comérsela con los ojos —la directora la miró escandalizada—. Está bien, tal vez no tan así, pero me pareció que la miraban de una manera muy sospechosa, como si planearan involucrarla en algo.
—Vamos, tranquilízate y no exageres.
Esperaba calmarla aparentando que le restaba importancia al asunto, aunque lo cierto es que ella misma también había notado todo esto sintiéndose igualmente algo incómoda. De no ser por la treta en la que aceptó participar, no le hubiera faltado la convicción para llamarles severamente la atención a ambos, al igual que en antaño lo había hecho a menudo cuando eran mucho más jóvenes y de menor estatura.
"¡Han crecido bastante! ¡Son unos gigantes!", pensó, sintiendo que junto a Lesly se veían ahora incluso mucho más altos que antes.
Por lo llamativo que el grupo de niños resultó ser cuando entraron al restaurante, muchas personas sin moverse de su sitio se volvieron hacia ellos para verlos mejor. Los amigos de Lincoln apenas y les dedicaron un vistazo, pero al igual que Lincoln, quedaron sorprendidos cuando reconocieron a Lesly entre el grupo de chiquillos, quien y como de costumbre, destacaba entre el resto debido a su largo cabello tan blanco como su pálida piel. Adicionalmente, Lincoln reconoció al resto de los niños que la acompañaban junto a Amanda y la señorita Hepburn, pero no tenía idea de quién era la guía, y aunque no conocía de nada a esos gemelos un poco mayores que él, sintió que la cara que compartían le resultaba familiar.
—¡Oh, por favor! —mesas atrás, Lynn se quejó al reconocer a Lesly también—. ¡Esto ya es mucha casualidad!
—Oye, ¿conoces a esas personas? —sin miramientos las señaló— ¿quieres que vayamos a saludarlos?
—¡Claro que no! ¿Qué te pasa? Y deja de ser tan obvio con eso —de un manotazo le hizo bajar el brazo—. No es necesario que llames la atención comportándote de manera tan exagerada.
Roy suspiró y buscó cambiar el tema.
—¿Y cómo te fue en la práctica de ayer? Supe que tuviste dificultades con los lanzamientos de Hilda.
De manera escueta ella le fue soltando algunas respuestas cortas a sus preguntas, por lo que cuando llegaron los filetes, Roy prefirió dejarla comer en silencio sintiéndose cada vez más frustrado. Lynn estaba ahí con él, pero al mismo tiempo sentía que estaba comiendo solo.
Mientras tanto en la mesa de Lincoln y sus amigos, estos le hicieron algunas puyas al chico.
—Parece que tu novia con sus hermanos tenía casualmente una salida hoy después de todo.
Tras la insinuación de Rusty (que a estas alturas Lincoln no se molestó en corregirlo para no darle más cuerda), Stella con sorpresa le preguntó al peliblanco.
—¿Por qué no nos dijiste que Lesly vendría con su familia a comer aquí? Supongo que ese fue el motivo por el que al final cambiaste de opinión, ¿cierto?
—Ah... no tenía idea de que ellos vendrían.
Clyde se sorprendió al igual que el resto.
—¿En serio se trata de una casualidad?
—La última vez que hablé con Lelsy, ella no me mencionó nada acerca de que vendrían a Nelson's. Me dijo que el orfanato no tenía nada preparado para nadie, más allá de los exámenes que tendrán mañana.
Confuso, en parte se sentía dolido y en parte ridículo por dejar que le afectara algo a lo que en realidad no debería de darle tanta importancia.
—Pero esto es algo bueno, ¿no? —Zach opinó—. Así te puedes ahorrar la llamada e ir a su mesa para invitarla a comer la próxima semana al restaurante de tu papá como querías, además de claro, saludarla a ella y al resto.
Lincoln no había considerado esa perspectiva. Si lo pensaba bien, incluso el fortuito encuentro resultaba de lo mejor que le pudo suceder. En ese momento el mesero les traía los platillos que habían ordenado. Las proporciones resultaban bastante considerables y buenas, pero, y a diferencia de sus amigos, su atención inmediata no estaba en la comida
—Supongo que me viene bien. Creo que iré de una vez a invitarlos. Los veo en un momento.
Se levantó de su silla y tras notar que lo que Lincoln pidió llevaba papas a la francesa, Rusty estiró la mano para tomar algunas, sólo para quedarse con las ganas por el golpe que en ella Stella le dio con la suya.
—¡Deja! Eso es de Lincoln.
Gruñendo por lo bajo, con resignación el chico volvió a acomodarse en su lugar frente a su propio plato. Stella también le dio un vistazo a lo de su ausente amigo y no pudo resistirse a tomar uno de esos panes rellenos de alubias, queso y carne, que según el menú se llamaban "bocolitos". Rusty le soltó un "¡Oye!" al que ella no le hizo ningún caso.
Casi en el momento en que se acercaba a la mesa sin que nadie lo notara, salvo por Mallory que sorprendida estaba por decirle "hola", fue cuando nuevamente el mismísimo señor Nelson hizo acto de presencia yendo a pasos rápidos hacia la mesa de la señorita Hepburn y los niños con los brazos extendidos, llamando la atención de todos los presentes al hablar con un alto tono de voz mostrando una muy amplia sonrisa.
—Damas y caballeros, permítanme agradecerles una vez más la cálida acogida que ha tenido la apertura de mi restaurante en su hermoso pueblo. Espero mantener su preferencia de aquí en adelante. Mi compromiso siempre será ofrecerles sustanciosos platillos acordes a sus bolsillos. Sin embargo, mi mayor agradecimiento lo debo dirigir a las maravillosas personas que nos acompañan el día de hoy, en representación del Orfanato número diecisiete de Michigan, a los residentes de la casa hogar de Royal Woods, cuya encargada es la respetable profesora Andrea Hepburn.
El hombre comenzó a aplaudir y siguiéndole lo hicieron su esposa y sus "hijos", o al menos eso era lo que para estas alturas todos daban por sentado que se trataban, y enseguida lo hicieron el resto de los comensales por respeto. Sintiéndose incómodo, Lincoln también comenzó a aplaudir, retrocediendo lentamente hacia su asiento, pensando que no era el momento correcto para interrumpir lo que estaba ocurriendo, aunque no entendía del todo de qué iba el dueño con aquel discurso.
La señorita Hepburn se sonrojó sintiéndose todavía más avergonzada cuando los niños siguieron el juego de los presentes, y junto con Amanda también le aplaudieron. Lesly, al igual que el resto, estaba un tanto desconcertada por lo que decía ese hombre, pero dado que siempre era bonito escuchar cómo hablaban bien de alguien a quien aprecias mucho, no mencionó nada e igualmente se puso a aplaudir.
—Cuando mi hermano falleció... —se permitió suspirar y una genuina tristeza se reflejó en su expresión, al mismo tiempo que detrás de él, la mujer tomó de la mano a uno de los gemelos, y este hizo lo propio con su consanguíneo— lamentablemente, yo no me encontraba en el país en ese momento, de hecho, ni siquiera tenía contemplado regresar o ponerme en contacto con mi familia debido a unas tontas riñas de las que no tiene caso ahondar a estas alturas... unas riñas muy ridículas que, si pudiera retroceder en el tiempo... —suspiró de nuevo—. En fin, hay muchas cosas de las que me arrepentiré toda mi vida, y el haber buscado perder por completo el contacto con mi familia siempre será la principal. Pasó mucho tiempo antes de que pudiera enterarme de lo sucedido e ir por los hijos de mi hermano en su auxilio. Sin embargo, es gracias a que se encargaron de ellos y el buen trato y cuidado que les proporcionaron, que siempre tendré una deuda muy grande con el orfanato que los acogió, con la gran mujer que los educó, así como con la gran amiga que consiguieron y estuvo con ellos para ayudarles a enfrentar su pérdida, enseñándoles que hay muchas cosas por las cuales seguir adelante, y que cuando fui por ellos, a su vez, ellos me enseñaron todo esto a mí tras tomar la decisión de quedármelos, justo como mi hermano lo hubiera deseado.
Lincoln retrocedió unos pasos más hasta que su trasero golpeó el respaldo de su silla. Stella se apresuró a sujetar su mano ante el temor de que se tropezara y cayera. El chico observaba con consternación la escena recordando algunas de las anécdotas que Lesly le había contado sobre su tiempo en el orfanato, por lo que con aprensión miró a los gemelos.
Lynn, con un nudo en la garganta y sin perder detalle a las palabras del señor Nelson, había notado la manera en que su hermano se había puesto de pie. Roy sonreía, encontrando adorable el discurso del hombre.
—Vaya. Ese sujeto parece que las ha visto difíciles. Supongo que esto podría ser una de esas historias de superación personal de las que tanto se habla, ¿no crees, Lynn? —Comentó Roy.
—Cállate. Déjame escuchar
Ante la llamada de atención, el muchacho estaba por disculparse con su prospecto a novia (una posibilidad que cada vez encontraba más lejana) cuando notó que ahora ella parecía mirar con intensidad a los gemelos. Frustrado, Roy decidió ya no decir nada prefiriendo buscar atragantarse con su filete, como Lynn lo había intentado hacer antes de que el señor Nelson comenzara aquel espectáculo.
Olvidándose de su comida como pocas veces, la castaña identificó de inmediato con cuál de los dos chicos estuvo hablando el otro día gracias a que tenían un corte de cabello distinto. Se dio cuenta de la manera en que miraban a Lesly, lo que la confundió e hizo sentir muy insegura sobre cómo debería sentirse al respecto.
Nadie parecía notar a la mujer que en una mesa arrinconada comía sola, ajena a los conflictos de la pareja de adolescentes, o al chico de cabello blanco con su grupo de amigos (a quienes pudo reconocer sin problemas tras darles un desinteresado vistazo), pero sí que prestaba atención a lo que el dueño decía acerca de la mujer que estaba con el grupo de niños, quien junto a una joven que los acompañaba, se encontraba el motivo por el que había asistido a ese sitio en primer lugar consiguiendo a duras penas entrar. Al igual que Lincoln, supuso que no debería precipitarse y lo mejor sería que esperara un momento más antes de acercarse para tratar con la directora acerca del proceso de adopción que tenía planeado realizar.
—Sin embargo, no es solamente por esa maravillosa institución, a quien donaremos un cuantioso porcentaje de las ganancias obtenidas durante toda la primera semana, o por su gran educadora a quien dedicamos este día, sino precisamente por esa personita muy especial que fue una gran amiga para mis chicos —continuó el dueño—. Por ella pudieron lidiar mejor con la pérdida, viendo en ella un ejemplo de perseverancia. Al punto que, olvidando que deberían ser cuidados y atendidos, sacó lo mejor de ellos, haciendo que la cuidaran y atendieran sin que ella ni nadie se los pidiera, motivados solo por el gran cariño que le tomaron.
Lesly que había seguido con atención las palabras del hombre comenzó a ponerse nerviosa desde que la descripción de lo sucedido con sus sobrinos le pareció bastante familiar, lo que provocó que tuviese el presentimiento sobre a dónde iba todo esto, que se vio afianzado cuando se sobresaltó al sentir sobre su hombro una grande y muy pesada mano que a pesar de su brusquedad al tacto, no estaba exenta de cariño.
—Conociéndote en persona, puedo darme cuenta de que todo lo que mis chicos me contaron acerca de ti es verdad. Eres una niña muy hermosa, Lesly. Puedo entender el por qué conquistaste tan hondamente tanto a Jhon como a José.
La adolescente albina se cubrió la boca con una mano tras exhalar profundamente ante la sorpresa que estos nombres le causaron. En su mesa, Lynn a medias creyó comprender lo que ocurría y extrañamente, contrario a lo que supuso debería de sentir, un gran pesar la llenó, un pesar por su hermano ante la probable decepción que de seguro se iba a llevar, y que lamentablemente no iría tan mal encaminada en acertar.
Lincoln con la boca muy abierta vio como esos dos chicos se acercaron a su amiga, entonces uno de ellos, de quien estaba seguro se trataba del mismo que días atrás, después de que fuese a visitar a Lesly, tras encontrárselo hiciera un comentario inapropiado acerca de la relación entre Lola y él, de manera desvergonzada le acarició una mejilla provocando que se sobresaltara.
—Hola, Les.
Y pese a que la voz sonaba muy distinta a lo que la jovencita recordaba, menos chillona, más gruesa, menos infantil, más madura, extrañamente fue capaz de identificarla evocando al instante viejos recuerdos.
—¿John?
Tímidamente, el otro chico del que Lynn estaba ahora más convencida de que se trataba del mismo con quien días atrás por alguna inexplicable razón se abrió al hablar, musitó.
—¿Cómo has estado, Les?
—¡José!
Lesly por inercia abrió sus ojos, los cuales, si bien impresionaron bastante al señor Nelson y a su esposa con todo y la advertencia que sus sobrinos les habían hecho de los mismos, no provocaron ninguna reacción en los gemelos que continuaban mirándola con anhelo, para ellos esos ojos que comenzaban a llenarse de lágrimas tras reconocerlos tenían un efecto todo contrario al negativo.
—¡Chicos!
Lesly se levantó de la mesa de manera muy rápida para poder abrazarlos, comprendiendo lo que pretendía, los dos hermanos la atraparon envolviéndola ambos en un estrecho abrazo que por una causa que ni Lincoln o Lynn pudiesen comprender, propició que las personas volvieran a aplaudir al igual que los niños de la casa hogar. Los amigos de Lincoln detrás de él igualmente lo hicieron dejándose llevar, aunque un tanto inseguros, como también Roy, que no se detuvo tras no entender la reprimenda que Lynn le dio con la mirada.
Complacido por el efecto que había conseguido, mayor incluso al que sus sobrinos imaginaron que ocasionaría, Nelson se acercó a su esposa para rodearla con un brazo.
—Sin más que decir, sólo me resta desearles que disfruten de su comida, damas y caballeros. Aquí y ahora les revelaré el ingrediente secreto principal por el que nuestros platillos y cortes se diferencian de los del resto, y ese es el amor.
Nelson estrechó la mano de la señorita Hepburn, a quien pareció decirle algo al oído provocando que se riera. A continuación, ella les presentó a Amanda y enseguida al resto de los niños.
La ayudante de la directora también estaba boquiabierta, pero muy feliz por Lesly al verla animada aún en brazos de los chicos que poco a poco fueron soltándola.
—¡No puedo creer que de verdad sean ustedes! ¡Cómo han crecido!
Sin poder contenerse, alegre tuvo que alzar sus manos para poder alcanzar la cara de José y tocarla para reconocer sus facciones.
—Tú también has crecido, Les.
"Aunque no mucho", ninguno se atrevió a agregar, sorprendidos por el pobre desarrollo físico que su amiga había tenido desde su último encuentro.
—Vamos, no tanto como lo han hecho ustedes. ¡Están enormes!
Disfrutando del tacto de las manos de Lesly sobre su rostro cuando fue su turno, Jhon bajó su embelesada vista del dulce rostro de quien fuese su compañera en el orfanato, para con agrado apreciar las discretas formas de su cuerpo púber.
—En lo personal me parece que has crecido más que bien.
Con los puños apretados, Lincoln se giró para de mal humor dejarse caer sobre su asiento frente a sus amigos, los cuales hicieron silencio sin saber qué decir. El chico con su tenedor examinó su plato antes de comer algo, entonces alzó una ceja, seguro de que había algo fuera de lugar con este. Levantó la cara y miró a los chicos, cuando al instante Rusty señaló a Stella.
—¡Ella tomó uno de tus panecillos con carne! ¡Ay!
El pelirrojo resintió la patada que su amiga le había dado por debajo de la mesa. Abochornada, Stella le sonrió. Lincoln suspiró empujando un poco su plato hacia ella.
—Está bien. Puedes tomar otro si quieres. Creo que perdí el apetito.
Con afecto, ella le dio un apretón en el hombro imaginando lo que pasaba por su cabeza.
—Vamos, Lincoln. No tienes por qué celarte sólo porque Lesly se encontró con dos de sus viejos ami...
—Novios.
El grupo se quedó frío ante la aclaración de Lincoln. Asombrada, Stella volvió a mirar sobre el hombro del peliblanco en dirección a Lesly, que muy animada y contenta parecía estarle presentándoles los gemelos a sus hermanos quienes... tenía que reconocer eran muy atractivos.
—¿Y cuál de los...?
—Los dos. —Cortante le contestó una vez más llevándose un bocado a la boca sin quitar los ojos del plato.
—Vamos —Stella un tanto indignada por la conclusión a la que llegó su amigo trató de abogar por Lesly—. Estás exagerando, ¿cómo podría saber algo así?
Tras pasarse casi entero un bocado de carne, le explicó sin mirarla.
—Lesly me contó acerca de ellos en una de las visitas que le hice. De hecho me platicó de los gemelos la primera vez que fui a la casa a hogar donde vive en compañía de Lucy. Abiertamente me dijo que ambos llegaron a ser sus novios.
Stella estaba boquiabierta al igual que Clyde. Liam lanzó un chiflido de asombro por lo bajo.
—Vaya con esa chica. Eso no me lo vi venir. ¿Pero con cuál de los dos fue primero que...?
—Los dos a la vez.
Hasta Zach que había preferido mantenerse a raya de aquella situación, no pudo menos que asombrarse al igual que el resto.
—Bueno —Clyde carraspeó su garganta antes de añadir—, no tienes que hacer de esto algo muy grande. Te recuerdo que siempre nos dijiste que Lesly se trataba solamente de tu amiga, ¿no es así?
Tras pasarse un bocado, el chico con tristeza y resignación suspiró.
—Sí, eso es verdad... es solo que... bueno... olvídenlo. No debería de ponerme así sólo porque Lesly se reencontró con los novios que tuvo en su tiempo durante el orfanato.
Tanto Clyde como el trío de pelirrojos se quedaron callados, pues no supieron qué decir al respecto, siendo en particular uno de los temas en los que debían admitir no tenían ninguna clase de dominio, ni mucho menos experiencia, pero eso por parte de los chicos, Stella por otro lado no había tocado su comida desde la última oración de su amigo mostrándose incrédula.
—Espera, ¿salió con esos chicos mientras estuvo en el orfanato?
—Bueno, supongo que el término "salir" no se puede aplicar en un término literal, ya que estaban...
—¡Deja a un lado tus tecnicismos! De todo lo que te pasas en la escuela hablándonos de Lesly, ¿no nos habías contado que ella dejó el orfanato hace como tres o cuatro años?
—Pues sí, más o menos fue lo que me contó una vez.
Su amiga negó con un gesto de forma repetitiva mirándolo de un modo extraño. Lincoln no estaba seguro cómo es que lograba hacerlo sentir como un perfecto imbécil, o por qué parecía buscar hacer eso para empezar.
—¡Era sólo una niña! ¡Ellos eran unos niños...! más o menos —se giró en su asiento para ver a los gemelos tratando de determinar su edad—. ¿De verdad estás resentido porque Lesly se reencontró con los niños con los que jugaba a que eran novios los tres en una época en la que no tenían noción o conciencia de lo que eso significaba realmente?
Lincoln abrió la boca para responderle... pero al ver que no tenía ningún argumento a su favor la cerró, pero entonces volvió a abrirla... cuando se dio cuenta que a su favor en realidad estaba el hecho de quedarse callado y tomarle la palabra.
—Bueno, supongo que si lo vemos de esa manera...
—¡Es que no hay ninguna otra manera de verlo! Ya escuchaste a ese tipo. No se refirió a Lesly como la novia de sus sobrinos, sino como a la amiga de ambos, independientemente de cómo cuando niños tomaran eso por otro sentido. Eso es todo lo que tienen: una muy bonita amistad. No comiences a comportarte de forma ridícula sintiendo celos por eso.
De pronto Lincoln se sintió que en efecto era absurda la manera en que tomó la escena. Era un error mostrarse tan posesivo con Lesly, en especial con dos buenos amigos que tuvo hace algunos años.
—Tienes... tienes razón, Stella. Tienes toda la razón. Sólo se trataban de unos niños entonces.
Sintiéndose más aliviado, comenzó a sonreír al mismo tiempo en que reanudaba su comida.
—Supongo que debería de alegrarme por Lesly —repentinamente y agradecido por lo que su amiga le había hecho ver con una perspectiva diferente, con efusividad se inclinó de lado y la estrechó con un brazo contra él para abrazarla—. ¡Muchas gracias, Stella! ¡Eres la mejor!
Tras soltarla, con cierta ansiedad Lincoln tamborileó sus dedos contra la mesa.
—¿Creen que deba de darles más tiempo a solas, o sencillamente ya debería de ir ahí y hacerme notar? Digo, tal vez a Lesly le gustaría presentarme a sus amigos. Seguro me llevaría bien con ellos.
Stella que se recuperaba poco a poco por la manera en que él reaccionó, no estaba segura de cómo contestarle eso al igual que los chicos, todo esto era terreno inexplorado para el grupo.
—Está bien —Lincoln les comentó determinado—. Primero terminaré de comer y después iré a saludarlos. ¿Otro bocolito, Stella?
Ella no entendió a qué se refería, sino hasta que el chico tomó uno de los panecillos rellenos de carne y frijoles para pasárselo a su plato.
—¡Oh! ¡Gracias, Lincoln! —Con agrado le dio una mordida.
Rusty encogiéndose de hombros aún confundido, pero satisfecho por cómo había terminado todo, estiró la mano para tomar una de las papas fritas de Lincoln, lo que no pudo alcanzar a hacer al retirarla enseguida por la amenazadora forma en que el peliblanco clavó una con su tenedor de forma brusca para enseguida dirigirle una mirada de advertencia.
-0-0-0-
Con desconfianza Lynn había notado la forma tan airada en la que Stella estuvo diciéndole algo al grupo de perdedores que su hermano tenía por amigos, para enseguida atreverse a abrazar a Lincoln tan íntimamente, y sí, notó que fue él quien comenzó con el abrazo, pero no es que ella hiciera los intentos para zafarse del mismo y detenerlo, ¡incluso el señor "nunca comparto mi comida y me la como de prisa por temor a que mis hermanas me la roben y me dejen sin nada si me descuido" le dio algo de su comida! ¡Ni siquiera había tenido con ella ese detalle hasta donde podía recordar! Todas las ocasiones en las que había comido del plato de su hermano fue precisamente cuando este se descuidaba y conseguía robarle algo... la mitad... todo, ¡pero nunca porque a él le naciera convidarle algo de la mesa! ¿Y todo eso sería por culpa de Lesly? ¿O sería que la boba de Zhau al ver que esa niña ciega había dejado de ser una amenaza para ella, decidió darse la libertad de hacer su movimiento para conseguir a Lincoln y este había caído? ¡Eso era muy bajo!
—¿De qué rayos crees que están hablando?
—No tengo idea.
Roy se llevó un trozo del filete a la boca con el que se entretuvo masticándolo muy lentamente buscando calmar su frustración, sin atreverse a agregar a la oración con la que le contestó un: "...y no me importa". Estaba fastidiado que de lo único que Lynn se la había pasando todo el tiempo desde que llegaron fuera de su hermano y un conflicto al que apenas se le había puesto atención entre él y esas niñas.
Por otro lado Lesly, que por supuesto no había notado nada más allá de los gemelos que ahora se encontraban sentados lado a lado de ella, no se daba cuenta de cómo le había roto el corazón a Lincoln, situación que ahora la boba de Zhau estaba tomando partido de ello.
—Te juro que esa mocosa se hace la tonta a propósito.
—¿De quién hablas? ¿De la niña albina que salía con tu hermano, o de la chica china que quiere salir con tu hermano?
—¡Es Filipina! —le recriminó Lynn. Una cosa es que no le cayera bien la amiga de Lincoln por ser quien era, pero no por ello se metería con su etnia—. En serio, Roy. Deberías de darte cuenta lo grosero y pesado que puedes ser en ocasiones.
El muchacho exhaló aire con fastidio. No había podido hablar con Lynn de nada sobre ambos, teniendo que escuchar entre gruñidos las pocas explicaciones que ella le estaba dando acerca de su comportamiento, del que no parecía darse cuenta de lo terrible que resultaba. Nada era acerca de ellos, o siquiera de sus amigos o la escuela, todo se centraba en la "amiga doble cara de su hermano", o la "niña ciega que se hace la inocente con Lincoln". ¿Pero qué tanta obsesión tenía Lynn con quién salía el chico? No estaba seguro sí sentirse tranquilo al corroborar que el interés de ella no era por alguno de esos gemelos latino europeos con los que difícilmente podría competir, a diferencia del mocoso pelirrojo larguirucho que acompañaba a esos niños.
El mesero que les había atendido se acercó a la pareja tras notar que el muchacho acababa de terminar su comida.
—¿Gusta que le retire del plato?
—Sí, por favor.
—¿Desea que le traiga algo más? Tenemos unos postres de...
—Sólo la cuenta por favor.
Finalmente consiguió la atención de Lynn, que se volvió reclamándole al mismo tiempo que el mesero se marchaba.
—¡Oye! A mí me habría gustado un postre.
—Y a mí me hubiera gustado tener una cita contigo.
—¿Y qué se supone que es lo que estamos teniendo ahora?
—No lo sé, pero si fuera una cita me estarías prestando más de atención de la que le estás dando a tu hermano.
—¿De qué rayos estás hablando?
Lynn no podía creer que el perdedor de la clase, al que le había hecho un gran favor al tener una cita con ella, se estuviera quejando en lugar de sentirse agradecido por finalmente haber conseguido una. Roy se sorprendía por el modo en el que le estaba hablando a la Lynnática Loud, pero su frustración había llegado a un punto en el que su escaso amor propio y dignidad buscaban imponerse como pocas veces lo conseguía, sin importar de que echara por tierra lo que creyó haber conseguido.
—Todo lo que has hecho que llevamos aquí es quejarte de que esa niña aquello, que esa otra niña lo otro, que tu hermano con ellas pasa esto. En serio que he sido paciente, pero creo que la paciencia ya se me está acabando. ¿Tan malas son esas chicas con Lincoln para que te tengan tan preocupada? ¿O qué es lo que te ocurre? ¿Es que tú también quieres con tu hermano o algo así?
Se estaba extralimitando, lo sabía. Con su último comentario sólo buscó molestarla de forma intencional esperando que reaccionara y se diera cuenta de cómo lo había estado tratando. El rostro de Lynn se puso rojo y Roy estaba seguro que se debía a la ira que la invadió por su mal chiste. Tragó saliva temiendo por el golpe que a continuación muy seguramente recibiría en la cara, cuando para su sorpresa Lynn cerró los ojos y comenzó a inspirar profundamente buscando serenarse.
—Roy, soy la hermana mayor de Lincoln. Estoy preocupada de que algo malo le ocurra como lo haría cualquier persona por su hermano menor, eso es todo. Sé que no tienes hermanos menores, por lo que entiendo que no puedas imaginar mi posición, de todas maneras te voy a pedir que por favor hagas un esfuerzo por ser más empático y comprensivo.
El muchacho se talló los ojos con fastidio. Pensó en argumentarle que ni su hermano ni su hermana, hasta donde recordaba, se habían mostrado tan ridículamente sobreprotectores con él como ella lo hacía, pero prefirió zanjar el asunto tras haber perdido los ánimos por discutir.
—Está bien, pero me gustaría que nos fuéramos a otro lado en cuanto termines de comer, quizá al cine.
—Sí, claro. Eso lo veremos después.
Pese al disgusto que le hizo pasar, Lynn tuvo que reconocer que no se había estado comportando precisamente bien con Roy. Por mucho que deseara regresar a casa tras comer para reconfortar a Lincoln debido a lo que Lesly le hizo, decidió que podría compensar a Roy de algún modo. Definitivamente no irían a ver una película que le quitaría mucho tiempo, aunque quizás lograría que se conformara acompañándola a casa tomados de la mano y un beso de despedida en la mejilla tal vez. Cómo odiaba ese tipo de cursilerías, pero quizá con eso bastaría para contentarlo.
El muchacho le dio un vistazo a lo lejos a los chicos y mencionó.
—Parece que uno de esos gemelos se está yendo con la niña.
Pronto lamentó haberlo mencionado. Una vez más se volvió invisible para Lynn que no sólo prestó únicamente atención a cada detalle de lo que ahora estaba sucediendo con esa niña albina, sino también a la reacción de Lincoln al respecto.
-0-0-0-
Las emociones que embargaron a José, no sólo por volver a ver a Lesly, sino también por interactuar con ella, por notar cómo con emoción ella lo recordaba e identificaba, por estrecharla entre sus brazos sintiendo la calidez de su pequeño cuerpo contra el suyo como en antaño, por sentir sus mejillas inundadas por sus tiernos y cariñosos besos, por percibir el dulce aroma de su cabello, un aroma mucho más fresco que el del mechón de pelo que con cariño todavía conservaba como un recuerdo de ella, pese a las circunstancias un tanto nefastas en que su hermano se lo había cortado, se vieron opacadas cuando tras acompañarla a comer un modesto corte de carne con verduras que ella pidió, Jhon al otro lado de Lesly le guiñó un ojo en señal de que su momento había llegado ahora que ella estaba por acabar, al mismo tiempo que la jovencita los había llenado con preguntas acerca de qué había sido de sus vidas desde que se marcharon del orfanato, más deseosa de escuchar sus historias que de narrarles la suya propia.
Minutos antes de que se se reencontraran con su amiga, ambos habían acordado que tendrían un tiempo de calidad con Lesly cada uno en privado, siendo un oportuno momento aquel. José con cierta resignación y desanimo se decía que ya llegaría su momento, que hubiese conseguido para ese día de no ser porque perdió en el piedra, papel y tijeras contra Jhon. Debió de haberle echo caso cuando su hermano le pidió que por favor buscaran otra manera de decidirlo, en lugar de insistir con ese juego solo para perder.
—Señorita Hepburn —con exagerada educación Jhon le habló a la directora—. ¿Me permitiría darle a Lesly un recorrido por el restaurante?
Con ilusión la peliblanca se giró hacia el lugar donde ya sabía que ella se encontraba.
—¿Puedo?
Algo insegura la mujer miró al chico. Mentiría si no reconociera que le emocionó ver a los muchachos de nuevo, aunque eso no borraba del todo la desconfianza que siempre le generaron cuando buscaban la compañía de Lesly. Pero bueno, se decía así misma (ignorante de que en su asiento José cruzaba tras su espalda los dedos esperando a que ella se negara), de eso ya habían pasado muchos años. Era seguro que los chicos la habían superado y solo buscaban ponerse al día, después de todo habían crecido tanto que difícilmente se los imaginaba sintiéndose genuinamente atraídos por la pequeña Lesly.
—Sí. Está bien si tus tíos están de acuerdo con eso.
La pareja se había marchado para supervisar a sus trabajadores tras quedarse solamente un momento con ella y los niños, dejando a sus sobrinos a cargo de sus atenciones.
—Ya se lo habíamos pedido con tiempo —se dirige a su gemelo—. José, te los encargo. Recuerda que la casa invita lo que quieran. Háblales del pastel de banana que tenemos cómo postre del día.
José le dedicó una sonrisa forzada, al mismo tiempo que un grupo de pequeños de pronto le preguntaban de forma intermitente si de verdad podían comer pastel gratis y cuánto podían comer.
Jhon ayudó a Lesly a ponerse de pie tomándola al inicio de la mano, para cuando tras alejarla algunos metros del grupo, y estando muy cerca de la mesa de Lincoln con sus amigos, se dio la libertad para apoyar su mano por la espalda baja de Lesly para consternación del peliblanco al que el muchacho ni siquiera le prestó atención.
—¿A dónde me llevas, Jhon?
—Te voy a secuestrar —juguetonamente le dijo con cariño—, así que mejor no opongas resistencia si no quieres que nada malo te suceda.
—Eres un loco.
Con mucha suavidad ella le dio un golpe en el pecho, su intención había sido darle en la cabeza, pero no pudo alcanzarlo.
Con los puños apretados Lincoln lentamente se puso de pie.
—Espera, Lincoln —Stella preocupada lo tomó por la muñeca desde su asiento, pero con cuidado él se zafó de su agarre—. Tal vez no deberías de...
—Creo que este es un buen momento para ir y presentarme con su "amigo".
Con horror y teniendo un mal presentimiento al notar lo tenso y evidentemente molesto que Lincoln volvía a mostrarse, con la mirada buscó el apoyo de sus amigos quienes se encogieron en sus asientos incómodos al no saber qué decir, quizá pensando que de estar en su lugar, su modo de actuar no sería muy distinto. Rusty fue el único que se animó a decirle algo a su amigo.
—¡Ve por el viejo! Hazle saber que esa chuleta ya es tuya.
Mirándola burlonamente, el pelirrojo ignoró los airados reclamos de Stella mientras terminaba su chuleta.
—Stella, ya deja de preocuparte. Conoces a Lincoln tan bien como nosotros y sabes que no se atrevería a hacer alguna locura —hice una pausa para pasarse el último trozo de la chuleta que se estuvo comiendo—. Si acaso terminará por sentirse avergonzado de sí mismo cuando compruebe que esos dos sólo están poniéndose el día
Aunque deseaba convencerse de que Rusty tenía la razón acerca de que Lincoln no haría alguna tontería al final, su trabajo le estaba costando el no preocuparse por su amigo.
Lincoln ya había dejado solos a sus amigos, y tan concentrado estaba en seguir a Lesly y a "ese tipo", que no se fijó que a un par de mesas a su derecha su hermana confundida y preocupada lo seguía con la mirada hacia el acceso entre el local y el centro comercial.
—¡Ay! Esto no creo que pueda ser bueno.
Sin darle explicaciones a Roy, ella también se puso de pie yéndose detrás de Lincoln. Sintiéndose incómodo, su acompañante le preguntó al no saber si debería seguirla o no.
—Lynn, quieres que...
—¡Estoy bien!
En ese momento el mesero llegó extendiéndole el recibo de la cuenta. Roy gruñó por lo bajo al ver la cantidad. Tal vez lo valiera la comida, pero en definitiva no la cita.
-0-0-0-
—Y después de la puerta a la cocina, a unos pasos están los baños. A la derecha el de mujeres y a la izquierda el de los hombres. ¿No necesitas ir? Sabes que no me molestaría ayudarme de nuevo como aquella vez.
—¡No seas bobo! ya no tengo siete años como esa vez. —Aunque buscó tomarse con humor el comentario de su amigo, en cierta manera además de abochornarla, le molestó.
—Nomás decía. No te enojes. Sabes que sólo estaba jugando.
—Tú siempre estás jugando. Parece que no has cambiado en nada.
Jhon sonrió ante la acusación, y llevando a Lesly de la mano, la dirigió hacia afuera del restaurante y de ahí la condujo hacia la fuente central dentro de la plaza, ignorante del preocupado muchacho peliblanco por sus acciones que de manera discreta seguía los pasos que daban, alcanzando a escuchar perfectamente lo que continuaban hablando.
—Y tú por el contrario has cambiado bastante.
Lesly suspiró con desánimo.
—Lo dices por ser amable, ¿cierto? Sé que no he cambiado la gran cosa desde que su tío vino por ustedes.
—¿Por qué dices eso?
—Aunque no pueda ver lo que haces, por esas pausas puedo imaginarme que me estás mirando con mucho detenimiento —Jhon abrió los ojos bastante sorprendido—. Seguro te sientes decepcionado de que por el contrario yo no he cambiado nada y sigo viéndome...
— como una niña— respondía a la vez en unísono — Puede que te veas como una niña Lesly, pero tanto José como yo hemos notado como has crecido y mucho — de lo cual me alegro pensó — eres mucho más fuerte y saludable que antes y no solo eso Lesly, también te has vuelto... Hermosa. En realidad siento que te ves más hermosa a la última vez que te vi, mi querida Lesly. Si ningún chico se ha fijado en ti todavía, es porque quizá no haya muchachos con buenos gustos en este pueblo.
Algo apenada ella le sonrió, mientras Lincoln por su parte mentalmente le profería algunas groserías al muchacho.
Cuando llegaron a la fuente, Lesly divertida por reconocer dónde estaban gracias al ruido del agua que caía del pedestal, con cuidado se aproximó hasta sentir el borde en donde se sentó y alisó su vestido. Jhon se hizo un espacio a su lado. Lincoln se escondió detrás de una maceta en donde crecía un arbolito de mediana estatura, donde sacó su celular y fingió estar haciendo algo en él para no llamar tanto la atención de las personas en la plaza. Se sintió muy intranquilo cuando de reojo notó a ese tonto barrer de arriba abajo a Lesly con la mirada, así como su mano bailotear por encima de sus piernas, como si no se decidiera apoyarla en una de ellas.
—Me imagino que te las arreglas muy bien para tener a cientos de chicas a tus pies por hablarles de esa manera. —Lesly con buen humor le reprochó los halagos que le había dicho hace un momento.
—Si quisiera tener a cientos de chicas, tal vez las tendría si quisiera, aunque no soy tan así como tú piensas. no ando de chica tras chica. La verdad es que mi corazón siempre ha sido de una sola.
—¿En serio? —con incredulidad le preguntó sintiendo que podría ser divertido provocarlo un poco—. Y yo creía que me habías sido fiel esperando el día en que podrías ir por mí junto a José. Qué desilusión el saber que finalmente alguien ha flechado tu corazón apartándote de mi lado.
Entendiendo lo que hacía, Jhon le siguió la corriente.
—¡Oh, por favor! Un hombre tiene necesidades mi dulce doncella, pero solo ordéname que deje a aquella muchacha, y entonces a sus rodillas yo regresaré buscando ganar su corazón una vez más señorita.
Lesly no pudo evitar reírse. Cuántas veces en el pasado Jhon la había puesto nerviosa al recitarle palabras como esas para disgusto tanto de la señorita Hepburn como de su hermano, quien inicialmente solía celarse mucho de la atención que le daba, por lo menos antes de que finalmente se decidiera a "salir" con los dos al mismo tiempo.
—Pues... no lo sé. ¿Y qué hay de José? —con picardía continuó el juego—. ¿Acaso él ya pudo superarme? Porque si su corazón late por el mío, mucho me temo que no sabré decidirme porque los dos me parece que siguen siendo igual de encantadores.
Lincoln comprendía que Lesly solo estaba jugando con el chico por el tono de voz que empleaba, justo el mismo con el que en ocasiones bromeaba con él, aunque en su caso las bromas no habían sido de ese tipo tan comprometedoras. Una parte le decía que se marchara, pues más allá de no corresponderle estar espiando a su amiga de aquella manera sintiéndose incómodo por escucharla hablar así con él, por otro lado por mucho que Lesly llegó a conocer a ese muchacho en el pasado, él no lo conocía de nada y no podía confiar en él.
—Vamos —Jhon la instaba a tomar una decisión—. No pienses en lo que podrías perder, y mejor concéntrate en todo lo que tienes por ganar. De no tener a nadie que suspire por ti, podrías ganar a dos chicos cuyo corazón estarían más que dispuestos a entregarte.
Lesly sin dejar de sonreír se mordió los labios pensativa. Aunque alegre, parecía ya haber dejado de jugar.
—En realidad... creo que... creo que ya hay alguien más en mi vida.
Lincoln con asombro abrió los ojos. Aunque con duda, en realidad atinaba a suponer que Lesly se refería a él. Jhon, que había notado el desdén con el que Brian lo había estado mirando durante la comida, claramente disgustado por la manera en que tanto él como José se le acercaban mucho a Lesly, se tomó con humor las palabras de su amiga.
—Por supuesto que no pondré en duda el efecto que seguro le tienes a ese chico, pero estoy seguro que más que un niño, lo que te conviene en realidad es un hombre de verdad, que mejor ganga el que tengas dos así.
Lesly se sintió cohibida.
—Jhon... córtalo ya. Creo que ya estamos muy grandes para ponernos a jugar así.
El muchacho se puso de pie, enseguida se inclinó frente a Lesly con una rodilla sobre el suelo, y entonces con sus manos cuidadosamente tomó el rostro de Lesly por las mejillas sorprendiéndola al mismo que se inclinaba más hacia a ella acortando la distancia que había entre los rostros de los dos.
—Está bien. Por ahora aceptó la derrota en la batalla por tu corazón —dado que su voz no había generado ningún cambio, parecía continuar jugando a pesar de haber bajado el volumen a su tono, tornándose misterioso y deliberadamente seductor—, pero no el de la guerra. Al menos deja tomar parte de tan preciado botín que por años me ha quitado el sueño en mi desesperación por obtener.
Lesly, paralizada ante el sorpresivo trato que John le estaba dando, emitió un respingo cuando sintió los labios Jhon en ella.
Mientras que la acción del muchacho hacia la jovencita provocó que muchas personas en la plaza se enternecieran al verlos, el cuerpo de Lincoln invadido por la ira ante lo que vio, lo impulsó a salir con la intención de interferir en aquel momento.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top