Día 25 - Komurin
━━━━•❃°•°•°•°❃•━━━━
Día 26 – Komurin (Reever, Komui, Lenalee).
—¡Director Komui! ¡Sal de donde quiera que estés!... —Cierto hombre rubio gritaba a todo pulmón dentro de las instalaciones de la nueva rama Europea de la Orden— Oigan, ¿alguien ha visto al director Komui? —Reever había recorrido cada rincón, pero después de tres horas buscando al escurridizo azabache, había sido totalmente infructífero.
—Que bien que te veo, Lenalee. ¿No has visto a Komui? —de regreso al departamento científico se encontró con la hermana del director. En sus manos llevaba la bandeja con café para repartirlo entre los ocupados científicos que se movían de un lado al otro.
—No, pero me pareció raro que no me saludara en la mañana. Siempre se acerca a mi habitación a desactivar las trampas que coloca para que nadie se acerque. ¿No está en su escritorio? —cuestionó con duda.
Una linterna se prendió en la cabeza del rubio. Su escritorio... era el último lugar al que se le habría ocurrido ir a buscarlo— Tienes razón, ¿por qué no lo pensé antes? ¡Gracias! —sonrió aliviado.
—Te ayudaré a encontrar a mi hermano —añadió la china, dejando la bandeja sobre la mesa.
Y así se dirigieron al escritorio del director. Era un lugar oscuro y lúgubre; estaba lleno de telarañas y pilas de papel esparcidos por doquier. Algo inexplicable, ya que apenas llevaban una semana en las nuevas instalaciones.
—No esta... —exclamó derrotado cuando vio que el lugar estaba vacío— Y tiene que escapar justo en este momento —llevó las manos a su cabeza con frustración.
Lenalee llevó su mano al mentón pensativa. Reever se sorprendió cuando la joven se acercó a la ventana. Tras abrirla gritó— ¡Hermano, quiero presentarte a mi nuevo novio!
El rostro de Reever pasó de duda a terror. Dio un paso atrás pues sabía de lo que Komui podía llegar a ser capaz si los encontraba a los dos solos en su escritorio.
Se sintió un ligero temblor, las ventanas comenzaron a vibrar y en cuestión de segundos Lenalee activó sus botas y saltó tomando del brazo a Reever para que la explosión no los alcanzara.
—Eso solo sucederá... ¡SOBRE MI CADAVER! —el que tanto habían estado buscando apareció con una bazuca en sus brazos. Estaba montado en una gigantesca máquina que destrozó completamente la pared. Las alarmas se activaron y las personas que están cerca corrieron con baldes de agua para apagar el fuego producto de la explosión.
—Lenaleeeee... ¡dime que no es cierto! ¡Por favor! Mi corazón no soportará que un pulpo se haya atrevido a tocar siquiera una hebra de tu precioso cabello —Komui soltó el arma bajó para abrazar a su hermana. Lloraba y restregaba su rostro en su brazo.
Lenalee suspiró— No tengo novio. Deja ya de llorar, hermano.
—Aún... —replicó, luego recuperó su compostura y su mirada se ocultó tras el brillo siniestro de sus lentes—. Por eso estuve creando mi obra maestra. ¡Les presento a Komurin XXIV! —señaló orgulloso la máquina.
Rever y los demás contemplaron con horror al nuevo Komurin, ya que tenía capturado a un inconsciente Allen con su brazo mecánico. Lenalee llevó las manos a su boca para ahogar un grito.
—Esta vez te has pasado —regañó Reever— ¡¿Qué le hiciste al pobre Allen?!
—Fue mi conejillo de indias —confesó sin remordimiento, encogiéndose de hombros— Al fin fui capaz de crear el Komurin perfecto. Derrotó a Lavi, Kanda, Krory y Allen sin sufrir daños graves en el proceso—, alardeó orgulloso—. ¡Si ellos no pudieron detener a mi bebé, podré finalmente proteger a mi bella Lenalee de todos los pulpos pervertidos!... ¡Auch!
Komui se quejó cuando Reever lo tomó de la oreja y comenzó a arrastrarlo hacia el interior de la orden— Entonces significa que tendrás que pagar por todos los daños que tu Komurin le hizo a este lugar. Vamos, tienes muchas cosas que hacer hoy —sentenció. Komui buscaba zafarse de su agarre pero era imposible.
—Chicos, ayuden a bajar a Allen de ahí y llévenlo a la enfermería por favor. Iré a buscar a los demás. No han de estar muy lejos —dijo Lenalee dando un salto para ir en busca de sus amigos, disculparse por las acciones de su hermano y ayudarlos.
—¿Y qué hacemos con el Komurin? —Johnny le pregunta al jefe de sección antes de que se fuera con Komui.
—Tienen que desmantelarlo, quizás si vendemos sus partes logramos cubrir el gasto de reparación del escritorio del director —ordenó Reever.
—¡NOOO! ¡No pueden hacer esto! —chillaba el azabache, pataleaba e intentaba con más fuerzas escaparse del agarre de Reever.
—Si podemos y lo haremos —contestó, señalando la llave de activación de la máquina. Komui inmediatamente revisó sus bolsillos vacíos. No supo en qué momento la había obtenido—. Te esperan varios reportes por leer, director —sentenció con una mirada fúrica y Komui carraspeó nervioso, saliendo del lugar.
━━━━•❃°•°•°•°❃•━━━━
#DGrayTober
⋆。*゚✲*(^ᴗ^)*✲゚*。⋆
Los dejo con un Bye Bye Dango... nos leemos mañana ^^
D Gray Tober By: Varela D. Campbell ウァレラ・デェー・キァンベル。
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top