OO7.

—Entonces, ¿Lisa es tu novia? —JiSoo preguntó, curiosa, mientras bañaba a un gigantesco san bernardo.

JiSoo de verdad estaba agradecida de que Rosé le esté ayudando esta vez con los baños, porque este peludo amigo estaba lleno de lodo.

El perro estaba tranquilo, sentado y disfrutando del baño.

—No. —Rosé contestó seria.

Este es el asunto.

Llevaban seis semanas viéndose.

Como amigas, claramente.

Después de esa adorable visita a la cafetería favorita de Rosé, técnicamente adoptaron el hábito de salir a almorzar juntas, y a comer, y a cenar, y también a caminar por el parque.

Claro que Rosé mantenía su espectacular personalidad callada, pero se había abierto un poco más a la posibilidad de entablar una amistad con la linda omega de ojos almendrados y olor a fresas.

—¿Te das cuenta que se ven todos los días?

—Tú y yo nos vemos todos los días, y no somos una pareja.

—A mi nunca me gustaría una amargada como tú —JiSoo rió y se asomó desde el otro lado del perro, viendo a Rosé limpiando las orejas del gran san bernardo—, pero, se ven todos los días, y tú le gustas a Lisa, y claramente a ti te gusta Lisa.

—¿Quien dice que me gusta Lalisa?

—No lo sé, el hecho de que no la haz echado fuera de tu vida.

—A ti tampoco te he echado de mi vida, sé cómo mantener una amistad.

—Número uno: de mi ya no te desharás, hazle como quieras —JiSoo enumeró—, número dos: odias que los omegas se acerquen a coquetear contigo.

—Lalisa no me coquetea.

—Claro que lo hace. —JiSoo puso más acondicionador especial para perros para poder quitarle un nudo al cabello del animalito—. Es toda adorable frente a ti, y te trae dulces y así.

—Porque somos amigas.

—¡Le gustas! —JiSoo dijo exasperada.

—¡No le gusto! —Rosé rodó los ojos—, solo somos amigos y disfruto la compañía de Lalisa, no me disgusta su olor, y de verdad quiero tenerla en mi vida todos los días, ¿Okay? —Rosé perdió la paciencia por un segundo.

JiSoo se asomó desde la parte donde estaba para ver a Rosé.

—Te gusta Lisa. —JiSoo hizo una sonrisa burlona.

—Eres increíblemente testaruda —Rosé rodó los ojos—, y si en dado caso hipotético, ella me gustará ¿Qué quieres que haga?

JiSoo chillo emocionada.

—¡Que la hagas tu novia oficial!

Rosé rió, sarcástica.

—Mala suerte para ti que no me gusta Lalisa. —Rosé exclamó, y se quitó los guantes con los que estaba trabajando.

JiSoo vio al perro junto a ella, que aún necesitaba enjuagarse.

—Es un hueso duro de roer. —rió por su propio mal chiste.

Rosé estaba cerrando la clínica.

Eran las ocho de la noche, y había quedado de ir a cenar con Lisa a ese restaurante nuevo de comida China.

Sonrió inconscientemente al recordar a una Lisa emocionada por el simple hecho de que el logo del restaurante tenía una gatito de la fortuna.

—¡Doctora, no cierre! —una voz chillona llamó su atención.

Dos omegas bajaron de un auto con un perro grande en sus manos.

Ambas omegas se veían preocupadas y desesperadas.

—¡Hemos estado buscando un veterinario por horas! —una de las omegas lloraba desesperada—, lo encontramos en medio de la calle, algún imbécil lo atropelló y abandonó.

Rosé abrió rápido la clínica, y volvió a su trabajo, olvidando a la linda omega de ojos almendrados y un ramo de margaritas que le había comprado a Rosé.

/

La mañana siguiente Rosé entró a la veterinaria.

Su noche fue un poco difícil.

Logró salvar al perro, y consiguió después de unas horas que las omegas se fueran a su hogar, pero fue difícil, el perro de verdad estaba lastimado, y las omegas eran tercas.

Llegó a las doce de la noche a su departamento, y ni siquiera revisó su celular, estaba exhausta para lidiar con otra cosa.

—Buenos días, topsé. —JiSoo saludó feliz.

¿Topsé? —Rosé tomo un sorbo de su café.

Sin azúcar y sin crema.

—¿Tu cita con Lisa de ayer? —JiSoo dijo con obviedad.

Demonios...

Lo había olvidado por completo.

Tomó su celular y revisó sus mensajes.

Cuatro mensajes de Lisa a diferentes horas.

Uno en que confirmaba que estaba en el restaurante.

Otro en que le preguntaba si quería pollo a la naranja para ir ordenando para cuando llegara.

Otro diciéndole que estaban apunto de cerrar.

Y el último diciéndole buenas noches.

Rosé pegó su cabeza al mostrador débilmente.

—La deje plantada.

JiSoo la vio con sorpresa.

—¿La dejaste plantada?

—Anoche hubo una emergencia y no pude ir con ella, ni siquiera le avisé. —Rosé se recostó en el mostrador, oculto su rostro entre sus manos.

Con razón su alfa estaba tan inquieta anoche.

No era el olor desesperado de las omegas, o la situación tan complicada.

Ella siempre había sido capaz de controlarse.

Pero esta vez fue diferente.

Su alfa le estaba rogando ir con Lisa.

Wow... —JiSoo veía curiosa a Rosé—. ¿Y como te sientes con eso?

La Australiana vio confundida a la Coreana.

—De la mierda —Rosé soltó tosca—, me siento culpable.

JiSoo se levantó de su silla y aplaudió.

—¡Te gusta Lisa! —levantó las manos al aire—. ¡Te súper gusta Lalisa!

Rosé frunció el ceño.

—¿Eso que tiene que ver? —algo se revolvió en su interior.

—¡Tu nunca te sientes tan culpable! —JiSoo la apunto como si fuera una pista—, no eres una imbécil, pero cuando haz dejado por accidente plantado a un omega para una cita nunca te haz sentido así —JiSoo sonrió satisfecha—, eso quiere decir que te gusta Lisa.

Rosé rió seca.

—Lalisa es mi amiga.

JiSoo frunció el ceño, sonriendo burlona, después de unos segundos levantó las cejas y las manos en señal de rendición.

—Bien —JiSoo soltó—, que bueno que solo es tu amiga... —JiSoo sonrió satisfecha—, mi primo SeokJin cree que está listo para salir de nuevo, y creo que Lisa le gustaría mucho, el otro día vio una foto del evento y me preguntó por la linda omega de vestido azul. —JiSoo sonrió inocente.

Rosé gruñó fuerte.

JiSoo sonrió satisfecha.

—Tu primo es un patán.

—¿El dulce y carismatico SeokJin? —JiSoo preguntó curiosa—. ¿El dulce Jin que le compró cien rosas blancas a ex-novio?, ¿O el que dejó ir a JeongGuk para que él pudiese tener una mejor carrera en otro país, renunciando a sus propios deseos por el bienestar de su amor?

Rosé gruñó.

—No quiero que Lalisa salga con él.

—Porque Lisa te gusta. —JiSoo levantó una ceja.

—No...

—¡Si no te gusta, entonces deja de actuar como si fuera tu novia! —JiSoo dijo exasperada—. ¡Claramente le gustas! Si no estás interesada en ella de la misma manera, entonces dile de una buena vez para que no la lastimes con tu maldita terquedad en contra del amor.

Rosé vio mal a JiSoo, y rodó los ojos.

—¿Sabes que? —Rosé sonrió satisfecha—. Lo haré, esta noche.

JiSoo la vio sorprendida, pero cambió su rostro a uno de enojo.

—¡Bien, arruina tu oportunidad de estar con la omega de tus sueños!

—¡Bien! —Rosé azoto la puerta de su consultorio, para poder empezar a trabajar con su papeleo.

JiSoo solo pensaba en lo estúpida que era Rosé.

Y Lisa...

Solo reunía valor para poder hablar con Rosé.

¡Gracias por leer!

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