OO4.
Un vestido negro en su cuerpo.
Era un vestido negro, con un saco negro, y un bolso a juego, negro tambien.
—¿Vas a un funeral? —JiSoo la vio de pies a cabeza, la alfa Coreana usaba un traje gris con patrones, con una falda del mismo color.
—Técnicamente estoy yendo a vender mi alma para poder recaudar dinero. —Rosé acomodó su cabello, aún no se acostumbraba a su cabello cayendo en capas, no después de haberlo dejárselo crecer hasta casi la cintura.
—Piensa en la causa amiga —JiSoo acomodaba el cuello de la camisa—. ¿Qué te parece?
—Te ves incómoda. —Rosé soltó seca.
—Siempre haz sido un sol en mi vida, Roseanne. —JiSoo dijo sarcástica.
Rosé sonrió burlona.
La alfa se sentía un poco molesta por el simple hecho de que tendría que ir a una de estas cenas, pero sabe que es una cena importante, ha estado intentando reunir tantos fondos como sean necesarios para poder hacer remodelaciones en el refugio de animales de la ciudad, y esta cena significaba qué tal vez sería posible que las condiciones de los animales que lleguen ahí mejoren.
Al llegar al restaurante donde se haría todo el evento todo se veía bien, JiSoo había sido parte de la organización y todo se veía en orden, todo era elegante, y de una forma u otra lograron que los animales que presentaran se vieran adorables con sus trajecitos.
Un perro salchicha camino junto a ella con un esmoquin.
—Estoy tan emocionado, Rosé —JiSoo habló feliz—, este evento me tomó mucho trabajo, y los donadores empezaron a llegar.
JiSoo se alejó y Rosé le ofreció su mejor sonrisa a su mejor amiga.
JiSoo conoce muy bien a Rosé, sabe que puede ser increíblemente amargada, pero tiene un buen corazón, que después de muchos meses, pudo descubrir.
—Hola, Rosé. —se escuchó la voz suave y risueña de esa omega Tailandesa.
Rosé se dio la vuelta y se encontró con Lisa.
Tenía puesto un vestido azul cielo, se veía muy bonita.
—Hola, Lalisa.
La omega se veía emocionada.
—Hace mucho no estaba en una cena tan elegante —la omega rió nerviosa—, o bueno, nunca he estado en una cena elegante, soy de una pequeña provincia en Tailandia, así que el restaurante más elegante era un Salung Kham, de seguro tú creciste en uno de esos lugares con rascacielos gigantes con muchas luces y...
Rosé sonrió un poco, la omega se detuvo para ver la sonrisa de la Australiana.
—Lalisa, creo que estás un poco nerviosa.
—¡¿Cómo no estarlo?! Este lugar es impresionante. —Lisa vio hacia el gran candelabro arriba de ellas, y después hacía todos lados.
Los omegas, alfas y betas se veían elegantes con sus trajes y vestidos, las copas de cristal y las mesas llenas de comida cara y extraña que Lisa se negaba a probar realmente.
—Creo que podrás colarte con todas estas personas —Rosé tomó dos copas de la bandeja de uno de los meseros, una de la entregó a Lisa—, les agradan las personas parlanchinas.
Lisa notó la forma en que la voz de Rosé cambió a una un poco más juguetona.
Lisa sonrió feliz.
La noche siguió con las dos en sus propios asuntos, pero de una forma u otra llamado la atención de la otra de vez en cuando.
De vez en cuando —o siempre— Lisa buscaba a Rosé con la mirada.
Y de vez en cuando Rosé terminaba con su mirada puesta en Lisa.
La omega conversaba feliz con las personas, su risa era contagiosa, sus bromas eran buenas, y las personas cuando terminaban de hablar con ella, sus rostros tenían una gran sonrisa en ellos.
¿Cómo lo hacía?, se preguntaba Rosé.
Era una especie de rayo de sol intenso que estaba llena de energía, y que transmitía sus buenas vibras involuntariamente.
—Lisa me ayudó a conseguir tres donadores, Roseanne, ¡Tres! —JiSoo se veía feliz, con los cheques siendo puestos en el lugar seguro donde se guardaría el dinero para el refugio.
Rosé veía curiosa a Lisa.
Lisa era como energía, energía positiva que le transmitía a los demás.
Después de unas horas, era momento de irse a casa y la alfa empezó a caminar hacia el estacionamiento.
—¡Vet Rosé! —la risa de la omega se escucho—. ¿Cómo estuviste durante la cena? No te pude acompañar en todo el rato.
Rosé seguía viéndola seria, pero su mirada era tranquila.
—La comida era buena, pero sigo teniendo hambre, odio esas porciones de comida gourmet en que sirven los platos como si fueran para ratones —Rosé se acercaba a su auto—, planeó pasar por una hamburguesa, ¿Quieres ir? —preguntó sin interés.
La voz de Rosé nunca abandonó su tono serio, era tranquila y hacia a la omega temblar.
Lisa sonrió grande.
—¡S-Si! —tartamudeó nerviosa—. ¿Podemos ir en tu auto?
Rosé asintió.
Le abrió la puerta a la omega, y esta entró sin problemas, sonrojándose porque la alfa le abrió la puerta.
—¿Y tú auto? —Rosé pregunto con su mirada en el camino.
—Lo está usando Jennie esta noche, tuve que tomar un tren y después un taxi. —Lisa confesó con una pequeña sonrisa en su rostro.
—¿Dónde vives? ¿En el otro lado de la ciudad?
—Exactamente vivo en el otro lado de la ciudad. —Lisa levantó los hombros sin darle importancia.
—¿Y viniste hasta acá por una cena de caridad? —Rosé frunció un poco el ceño—. ¿Por qué?
—M-Me gusta ayudar —Lisa tartamudeó un poco nerviosa—. También quería verte. —la omega sonrió grande hacia Rosé.
Rosé mantuvo su mirada en el camino, viendo un Carl's jr.
—Te llevare a casa después de cenar.
Lisa sonrió viendo el perfil de la alfa.
Cenaron unas grandes hamburguesas y papas fritas en el auto de la Australiana, con las ventanas abajo y música desde el estéreo del auto.
Rosé habló con Lisa y se conocieron un poco más.
Fue agradable para Rosé.
Lisa es agradable para Rosé.
¡Gracias por leer!
—🌷
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