O1O.
Rosé estaba en la puerta del aeropuerto.
Estaba esperando a Lisa.
Tenía un pequeño cartel con la palabra ‹‹Lili››, además le había traído unas flores amarillas a Lisa.
La alfa estaba emocionada y tenía una pequeña sonrisa en sus labios.
Se había puesto una linda blusa, y se puso colonia para ver a la omega.
Inconscientemente su alfa la había hecho verse lo más linda que ella pudiese.
La Australiana se emocionó al ver a la lindo omega con su grande maleta, su cabello estaba más largo y su piel se veía un poco más bronceada. Se veía hermosa...
Suspiro nerviosa.
Las personas pasaban a su alrededor, apresuradas, pero lo único que podía ver era a Lisa. A su Lisa.
La omega encontró los ojos de Rosé y le sonrió sin siquiera ver su cartel o sus flores.
Lisa sonrió grande y se giro un segundo, llamando la atención de un alfa pelinegro junto a ella.
Lisa tomó la mano del alfa y este le sonrió dulce a la Tailandesa, viéndola a los ojos.
Rosé sintió un espacio vacío en su corazón y sintió como su mandíbula se apretaba.
Sin pensarlo, Rosé se volteo, tal vez quería huir de la situación, pero ella quería desaparecer.
Por su aturdimiento chocó con un hombre con muchas maletas y los dos cayeron al suelo.
—¡Auch! —él hombre canoso y con una camisa hawaiana se quejaba en el suelo.
Las maletas a su alrededor los aplastaron y las flores estaban a su alrededor.
La familia del hombre se acercaron rápido a la alfa y se escuchó la voz de Lisa, asustada.
—¡Roseanne! —la omega corrió a su lado y se agachó junto a ella.
Rosé sentía sus piel pálida y veía al hombre que tiró.
—¡Lo siento! ¡Lo siento! —Rosé se levantó y ayudó al hombre, que se veía aturdido.
Él alfa se veía estresado.
—Dios mío —la menor se veía preocupada por el hombre—. No te preocupes... ¡Ya suéltame!
Rosé soltó al alfa y asintió.
Uno de los niños pequeños recogió las flores y se las acercó a Rosé.
Las flores estaban rotas y aplastadas.
—Sus flores, señorita. —él niño le acercó las flores a Rosé.
Lisa vio con ternura las flores, pero Rosé estaba apenada.
¡Le había llevado flores a Lisa y Lisa había llevado un alfa!
—No son mis flores, son tuyas. —le dio las flores de golpe al niño, que la vio extraño.
Rosé se alejó de la familia y se acercó a Lisa.
Al ver a Lisa sintió como su corazón bombeaba fuerte y sentía nervios, sus ojos veían con atención a la linda omega frente a ella.
Sus lindos ojos almendrados, su cabello suave y la delicadeza de su rostro.
—¿Qué tal estuvo tu viaje? —la alfa tartamudeó.
Lisa sonrió feliz.
—¡Excelente! —tomó la mano del alfa que estaba atrás de ellas, se veía un poco perdido—, tengo alguien que presentarte.
Él alfa acercó su mano y Rosé la tomó, el apretón del alfa fue fuerte.
—Tuan Mark —él alfa tenía un fuerte acento Chino—, gusto mucho. —él alfa sonrió.
Obviamente Mark no sabía mucho Coreano.
Él alfa se veía alegre a pesar de que se veía un poco perdido por los movimientos rápidos en donde estaban.
Rosé no le dio una sonrisa.
—Roseanne.
Lisa se veía emocionada.
—Lo conocí en Taiwán, nos hicimos amigos y me dijo que iba a venir a vivir aquí, así que aquí estamos —la omega sonrió—, trabajará conmigo en el museo.
Rosé veía sospechosa al alfa Taiwanés, que veía feliz la ciudad a pesar de que hoy era un día nublado.
Él alfa tenía una mandíbula marcada, ojos grandes con unas pestañas largas y gruesas que decoraban su rostro, sus cejas eran marcadas y casi con la forma perfecta, además de que su rostro parecía uno de los que encontrarías en un grupo de idols (literalmente): su facciones eran marcadas pero elegantes a su vez, con su nariz recta, labios rellenos, doble parpado, además de que su cabello era rubio natural, y su piel era bronceada haciendo resaltar su cuerpo fornido y masculino.
Rosé lo odio.
Ese alfa era tan hermoso que Rosé lo detesto, especialmente por la forma en que tomaba la mano de Lisa.
—¿S-Solo son amigos? —la alfa corrió la mirada y tomó la maleta de Lisa para empezar a caminar.
Lisa asintió.
—Solo somos amigos.
¡Si son amigos entonces por qué sigue tomando su mano!
La alfa de Rosé se veía irritada, y no le gustaba lo que estaba pasando.
¿Amigos?
¿Los amigos se toman la mano?
¿Los amigos se ven tan cercanos aunque se hayan conocido hace apenas unas semanas o meses?
¿Los amigos se ven con esos ojos que la alfa veía a Lisa?
—Iremos a mi casa y después te veremos en el restaurante. —la omega sacó de sus pensamientos a la alfa, que apretaba el volante.
Lisa la veía con sus dulces ojitos llenos de energía.
Rosé se tranquilizó al ver a la dulce omega.
—Claro. —dijo seca.
Rosé llegó a la veterinaria y vio a JiSoo con sus pies en la mesa de recepción y veía una película en la pantalla pegada a la pared, específicamente veía Buscando a Nemo.
—Baja tus patas de la mesa —Rosé se veía enojada—. ¿No tienes algo que hacer o que? —la rubia soltó tosca.
JiSoo vio extraña a Rosé.
—Calma, mariposa —la alfa mayor levantó las manos—, termine mi trabajo de hoy, ¿Qué te sucede, rayo de sol?
Rosé se sentó en la silla junto a ella.
—Lalisa ya llegó de su viaje.
—Ayer me dijiste que la extrañabas, creí que estarías de mejor humor cuando la vieras.
—Llegó con un alfa.
JiSoo la vio asombrada.
—¿Ahora tiene novio?
Rosé frunció el ceño. Su alfa gruñó ante la idea.
—No.
—¿Entonces?
—No lo sé.
—Te gusta Lisa, estas celosa.
—No me gusta Lisa. —la menor rodó los ojos.
—¿Entonces por qué estás celosa?
—No estoy celosa.
JiSoo se pasó las manos por el rostro, frustrada.
—¡Dios eres insoportable!
—¡No estoy celosa o molesta!
—¡¿En serio?! —la alfa azabache se levantó—. ¿Entonces no tienes problema con que la omega esté con ese alfa?
—¡Por qué está recibiendo a un extraño en su casa!
—No creo que Jennie permita que ese alfa le haga daño.
Rosé gruñó, ella es quien queria proteger a Lisa, no otra alfa.
—Sigue sin agradarme.
—¿Hizo algo él alfa?
—Veía con ojitos de cachorrito a Lalisa, y durante todo su viaje de seguro intento acostarse con ella.
JiSoo vio a Rosé seria.
—¿Sabes que Lisa es libre de hacer lo que ella quiera?
—¡Ya lo sé!
—¡¿Entonces por qué estás enojada?
—¡Porque me gusta Lalisa! —Rosé dijo frustrada. Después de unos segundos de silencio escucho la risa de JiSoo.
—Dilo de nuevo.
Rosé rodó los ojos.
—Me gusta Lalisa.
—Te gusta Lisa.
—Me gusta Lisa, ¡Esta bien! —Rospe sintió su corazón bombeando fuerte—, me encanta Lisa.
—¡Entonces dile! —JiSoo sintió que al fin podía sentir que respiraba, Rosé había dejado de ser un poco frustrante.
—¡No puedo! —Rosé se veía preocupada—. ¿Qué tal si no me acepta?
—Rosé, esa omega te ve como si tú hubieses inventado el helado.
—¿Y ese alfa? —Rosé soltó—. Debiste haberlo visto, es como un Dios.
JiSoo suspiró.
—Mira, siendo un Dios o no, le gustas a Lisa, eres su amiga y se conocen bien —JiSoo dijo seria—, le gustas, Roseanne, le gusta tu personalidad amargada y la forma en que eres con ella, incluso me doy cuenta que eres dulce con ella y eso me asombra. Solamente dile y ya.
Rosé asintió.
Dios.
De verdad le gusta Lisa.
¡Gracias por leer!
—🌷
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