O16.
❨ ! ❩ Rosé g!ps, [+18]
—¿No puedes ver, verdad? —Lisa preguntó, emocionada.
Rosé rió y negó con la cabeza.
—No, omega. —la alfa sintió las manos de Lisa empezar a empujarla despacio por sus hombros.
Un viaje largo en auto desde la veterinaria y ahora sus pies cubiertos por sus zapatos aún podían distinguir la textura del pasto.
—¿Me trajiste a un lugar para asesinarme? —la alfa preguntó divertida.
—¡Claro que no! —chillo Lisa—. Guarda silencio, Rosie, ya casi llegamos.
Rosé rió al sentir las delicadas manos de Lisa seguir empujándola débilmente.
La omega se detuvo.
—¡L-Listo! —la Tailandesa se paro frente a ella, y suavemente quito la venda de sus ojos.
Rosé sintió tanta felicidad al abrir sus ojos y lo primero que pudo ver fue a Lisa.
La bonita omega de ojitos almendrados y mirada llena de emoción.
Detrás de ella pudo ver la hermosa cita que la omega había preparado.
Una cabaña muy bonita.
—¿Una cabaña? —la mayor pregunto, confundida.
—E-Es de mis padres —la omega dijo nerviosa—. Solo la usan en verano, cuando vienen a visitarme, asi que m-me la prestaron este fin de semana.
Era viernes y había terminado su último pendiente en la veterinaria.
—No traje ropa, bonita.
—Le pedí a JiSoo Unnie que me diera una maleta. —la omega dijo segura.
—¿Qué pasa con mis pendientes en la veterinaria? —la alfa preguntó, intentando poner nerviosa a la omega.
Se acercó a ella y sus rostros quedaron muy cerca.
La omega sintió sus mejillas ponerse rojas.
—J-JiSoo me dijo que no te preocuparás por eso... —la omega tartamudeó.
Rosé sonrió y besó los labios de Lisa suavemente.
—Esta bien, bonita.
Lisa sonrió emocionada por haber besado otra vez a Rosé.
¡Fue un piquito pero lo amo!
—E-Entremos. —la omega tomó la mano de Rosé.
Al entrar a la linda cabaña esta se veía adorable.
Además de que en la sala pudo ver que la omega puso muchas almohadas, sábanas y bocadillos.
Frente a esta había una televisión.
—¡Descargue películas y tenemos comida! —dijo la menor, emocionada.
Rosé sonrió y se dejó guiar a la linda camita improvisada.
Vieron muchas películas.
Entre ellas Instant Family, Clueless y Él Mago de Oz.
Estaban acurrucadas y se sentían felices al saber que estaban cerca la una de la otra.
Ahora estaban acurrucadas, con Lisa entre las piernas de Rosé, su espalda chocando con el pecho de la alfa y sus manos entrelazadas.
—Creo que mi peor cita fue en la secundaria —rió Lisa—, fue mi primera cita y la chica estaba tan nerviosa que vomito en sus zapatos y los míos, y también el tapete de la entrada de mi casa.
Rosé rió.
—Nunca sentí esos nervios que todos tenían en las citas —la alfa acarició el cabello de Lisa—, también consideremos que nunca tuve citas.
Lisa frunció un poco el ceño y volteo a verla.
—¿Nunca?
La mas alta negó.
—Solo he estado en una relación seria, y créeme que él no era del tipo de chico con el que tenía citas.
—¿No te gustan las citas? —Lisa preguntó, nerviosa.
La alfa la acercó y puso sus manos en sus muslos.
Lisa estaba en su regazo, y acariciaba los cabellos en la nuca de Rosé.
—No dije que no me gustaran las citas, solo que nunca me habían invitado a una, y nunca he querido invitar a alguien a una cita —la alfa subió su mano y acarició la espalda de Lisa por debajo de su camisa—. Además, descubrí que no me gustan los chicos.
—¿T-Te está gustando nuestra cita?
—Me encanta —la alfa besó los labios de la omega nerviosa entre sus brazos—. Y tú me gustas mucho, así que quiero que hayan miles de citas más.
—Eso me alegra, alfa. —Lisa sonrío.
Rosé sintió su corazón brincar de energía solo por el simple hecho de que estaba con Lisa.
Con su Lalisa.
Rosé sonrió y besó los labios de Lisa.
Se besaron despacio.
No había nada de ruido y sentían tanta paz.
Lo único que se escuchaba era esa adorable chimenea que encendieron en cierto punto de la noche.
Rosé apretó la cadera de Lisa, y mordió el labio de la omega, que jadeó.
Lisa sintió su respiración acelerarse.
La omega bajo sus manos hasta el final de la camisa de la alfa, y la levantó un poquito.
La Australiana sonrió coqueta, y tomó una de las manos de la omega.
—¿Quieres hacer esto?
La omega asintió abobada con sus ojitos cristalizados, rogándole por tomarla.
La alfa besó el cuello de Lisa, y acarició sus muslos.
La alfa se alejó un poco y quitó su camiseta.
Lisa sintió su rostro ponerse rojo al ver el busto de la alfa, con su abdomen marcado, y esos sensuales tatuajes que la omega quería recorrer con sus labios suavemente.
Rosé sonrió al notar la mirada de la omega.
—¿Puedo? —Rosé tomó el filó del suéter de Lisa.
—S-Si, alfa.
Rosé gimió por la forma en que la palabra abandonó los labios de la omega con tanta delicadeza.
El suéter de Lisa terminó en algún rincón de la habitación, seguido por su sostén.
Rosé puso sus manos en la delicada cintura de la omega.
La alfa se acomodó de forma en que la omega quedó debajo de ella.
Sus ojos recorrieron a la omega.
Sus jeans que se veían un poco flojos en sus caderas, su dulce cuerpo con color a caramelo, y sus pezones pequeños y delicados.
La alfa se acercó y besó el cuello de Lisa.
Besos húmedos fueron bajando por su cuello, bajando por sus pechos, hasta su abdomen, y después llegó a su vientre, dejando una mordida en la parte de arriba de donde estaba su zíper del pantalón.
La omega se veía desesperada en las suaves sábanas, con ojitos llorosos y cuerpo temblando por la emoción.
—¿Puedo quitarlos? —la alfa preguntó con delicadeza y Lisa asintió repetidas veces.
La Tailandesa gimió al sentir a la alfa quitando sus pantalones y ropa interior.
—A-Alfa... —la omega gimió despacio.
La alfa dejaba besitos húmedos en la zona.
Sus ojos se detuvieron en el coño húmedo de Lisa.
Palpitante, y rojiza por la excitación.
Rosé empezó a chuparlo.
La alfa le estaba haciendo sexo oral, y la omega solo podía gemir y apretar entre sus deditos las suaves sábanas en que estaban acostadas.
La alfa, mientras chupaba el coño de su omega, empezó a acariciar los labios internos de su vagina, al compas de las succiones en su clítoris por parte de su lengua, y después de unos segundos, dejó que dos de sus dedos empezaran a entrar dentro de la omega, que en este punto empezó a sentir como sus ojitos soltaban lágrimas de placer.
La omega sintió que su orgasmo se acercaba, así que le pidió a Rosé que se detuviera.
La alfa asintió, y se separó suavemente, dejando suaves besitos por todo su cuerpo hasta sus labios.
La alfa besó su cuello y empezó a hacer un chupetón en su clavícula.
—Necesitamos condones. —la alfa gruñó en su cuello.
La omega asintió.
—E-En mi maleta... —la omega gimió.
Rosé la vio coqueta, y apretó el trasero de la omega.
Dios, ese trasero, la alfa gimió.
—Mi sucia omega ya tenia esto planeado, ¿Es cierto, bonita?
Lisa sintió la mano de Rosé sujetar sus mejillas suavemente, y volver a besarla.
Lisa asintió.
—Te necesito, Roseanne... —susurro la omega.
Rosé asintió.
—¿Quién soy yo para negarle algo al ser más hermoso en este mundo? —besó los labios de Lisa, y se separó hasta llegar a la maleta.
Antes de llegar a donde estaba su omega, se quitó sus pantalones y dejó salir su grande erección.
Al llegar a donde estaba su omega, tomó su miembro ya cubierto por el condón, y dio pequeños jalones intentando tranquilizarse, porque podía sentir su polla caliente y lista para tomar a la omega, que estaba desesperada frente a ella.
—Ponte de rodillas y apóyate con tus codos, omega bonita. —la alfa dijo suave.
Lisa asintió, se puso de rodillas y apoyó su cuerpo con sus codos también.
La omega sintió su cuerpo temblar al sentir como la alfa separaba las mejillas de su trasero, y después soltó una pequeña nalgada, además de, solo por molestarla, un pequeño azote en su entrepierna.
—¿Cómo te sientes, bonita?
—B-Bien, alfa —susurro Lisa—, me siento segura contigo.
Rosé dejó un beso en su espalda, y después empezó a penetrarla.
Se sentía increíble.
Las estrechas paredes de la omega la hacían delirar, y el lubricante de la omega cubría su miembro, que ya tenía puesto el condón.
Sus manos se acomodaron en la cadera de la omega, y empezó a empujarla de adelante hacia atrás, haciendo que su miembro entrara y saliera de ella lentamente.
La omega gemía y sentía que estaba tan llena, abierta, y completamente extasiada por el sentimiento.
Las caderas de la alfa empezaron a moverse, penetrando fuerte y rápido a la omega que gemía.
Lisa sentía que su orgasmo estaba cerca cuando, Rosé, sin salir de ella, se sentó en sus tobillos y llevo a la omega a su regazo.
El miembro de la alfa estaba tan profundo, haciendo a Lisa gemir fuerte, y sentir su cuerpo con esa chispa deliciosa que necesitaba.
—Salta, bonita. —susurro Rosé.
La omega empezó a dar pequeños saltitos.
Sus piernitas dando todo lo que podían, y la omega igual sentía que ni podría parar hasta llegar a su apreciado orgasmo.
La alfa besaba su cuello y acariciaba con sus manos el cuerpo de la omega, hasta llegar a sus pechos.
Empezó a amasarlos.
Después de unos segundos, la omega dio saltitos más rápidos, con la polla golpeando directamente sus puntos mas sensibles, hasta que se corrió.
La alfa besó el cuello de la omega, y sintió las paredes de Lisa apretar más su pene, y después de unas embestidas pudo correrse fuerte.
Sentía que ese había sido el mejor sexo que había tenido en su vida.
El nudo de la alfa se formó, y Rosé se acomodó de cucharita con Lisa, dejando a la omega delicada gimiendo por los toques que le daba la rubia mas alta.
—¿Estás bien, amor? —Rosé acarició la cintura de Lisa con uno de sus dedos.
La omega gimió despacio, porque se sentía muy sensible.
—Si, Rosie. —la omega se acurrucó más hacia la alfa.
Rosé sonrió y besó la mejilla de Lisa.
¡Gracias por leer!
—🌷
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top