extra.
Lisa entró a la casa maniobrando con las llaves, la bolsa de súper mercado llena de comestibles y un pesado maletín con sus pinceles, además en el auto tenía una pintura en la que trabajaría en su estudio y los ingredientes para las galletas que tenía que llevar para la venta de repostería en la escuela de Danielle.
La omega entró cansada a la casa, pero al ver hacia al frente vio a una cabra frente a ella, estaba masticando un osito de peluche.
Love la veía asustado desde las escaleras, y Leo estaba arriba de un armario de la sala.
La omega sintió sus manos temblar al ver que la cabra se dio cuenta de que estaba ahí.
—R-Rosé... —la omega tartamudeó fuerte, pero no tan fuerte como para asustar al animal que seguía masticando el peluche.
Lisa cerró la puerta despacio y caminó lo más rápido posible hacia la cocina, tomando un camino que evitaba a la cabra.
En la cocina dejó su maletín y vio como el animal entró a la cocina.
Lisa salto arriba de la isla de la cocina soltando las compras y chillando.
—¡Rosé! ¡Rosé! —Lisa sentía miedo al ver al animal verla como si pudiese ver su alma, además de que empezó a comerse esa costosa lechuga que compró—. ¡Roseanne Park, te mataré!
Minutos después Rosé entró a la cocina con su ropa sucia con lodo y una gorra puesta al revés.
—Hola, Lis.
—¡¿Qué demonios hace esa cabra aquí?!
Danielle entró a la cocina corriendo.
—¡No grites, mami! ¡asustaras a Willon! —la pequeño grito y se acercó a la cabra, acariciándola.
—¡Aleja a mi hija de esa cosa! —Lisa chillo asustada y vio con advertencia a Rosé—. ¡Ahora!
Rosé cargo a Danielle y la puso en una de las sillas.
Después tomó la correa que tenía la cabra y la llevo al patio de afuera.
—Quiero jugar con, Willon. —la cachorra hizo un puchero y acomodó sus lentes.
—N-No, bebé, te puede lastimar.
Rosé entró a la cocina y ayudó a su omega a bajar de la isla de la cocina, la omega tropezó con sus pies cuando bajo.
—¡¿Estás demente?!
—Solo tengo que supervisarla durante todo este día, en la mañana vendrá JiSoo por ella.
—¿No pudiste dejarla en la veterinaria, amor?
—Quería venir a ayudarte con las galletas —la alfa le dio un beso a la omega—, lo prometí.
Lisa suspiró y asintió.
—Se quedará afuera. —sonrió y se alejó para ir por las demás cosas.
***
Danielle se veía emocionada contando sobre su día.
—¡Papá me prometió que podría tener un conejo!
—¿Un conejo? —Lisa vio sorprendida a Rosé, y la alfa levantó los hombros—. ¿Le harán un corral?
Las dos asintieron y Lisa sonrió.
Estaban cenando una deliciosa cena de comida China que la omega pidió después de haber hecho las galletas y haberse encerrado en su estudio por al menos dos horas para terminar esa pintura en que estaba trabajando.
Era para una exposición en unas semanas, pero la pintura necesitaba estar lista para el día siguiente para que tenga tiempo de secarse por completo y poder llevarla al museo.
La omega empezó a mostrar sus pinturas, a la gente les gustaban y las compraban.
Lisa se sentía feliz con lo que tenía en su vida.
Un buen trabajo, una casa hermosa, su hija y, por supuesto, Rosé.
Nunca entenderá como logro que la alfa malhumorada se enamorara de ella.
Era tarde y Lisa seguía trabajando en su estudio.
Claro que fue a acostar a su hija y darle un dulce beso de buenas noches, pero seguía trabajando en esa pintura.
—Hola, hermosa —Rosé entró al estudio y Lisa le sonrió un poco—. Es tarde, amor, ya deberíamos dormir.
—Acabaré dentro de unas horas, si quieres ya duerme, amor.
—No puedo dormir si no estás tú. —la alfa se sentó en la silla junto a ella y admiró el rostro de la omega, que le sonrió.
Lisa sonrió y se acercó a Rosé para sentarse en su regazo.
—Estoy exhausta. —Lisa murmuró cansada.
—La habitación de al lado es convenientemente nuestra habitación, bonita, puedo llevarte a dormir. —Rosé acarició las piernas de la Tailandesa en su regazo.
Lisa rió, y luego vio la pintura otra vez desde el regazo de Rosé.
—¿Crees que les guste?
La pintura se basaba en un paisaje.
Era una playa con tonalidades azules, naranjas y amarillas, el color rojizo destacaba en ciertas partes, pero realmente la pintura era muy pulcra con los colores detallados.
—Para mi es perfecta, la compraría si pudiese costearla.
—La venderé en una subasta silenciosa, podrías participar en ella. —sonrió Lisa.
—Tus pinturas las compran millonarios, sería inútil —rió Rosé—. Solo podría ofrecer tres dólares y una semana de sexo.
Lisa sonrió y besó la mejilla de Rosé.
—Tristemente no puedo pagar mi galería con orgasmos. —Lisa rió.
—Pronto terminarás de juntar el dinero para tu galería, amor. —Rosé besó la mejilla de Lisa.
La omega ha trabajado duro para poder conseguir abrir su galería.
Pronto lo haría.
Lisa tendría su galería y su hija Danielle iría a ver el arte en ella.
Rosé era feliz si su Lisa era feliz.
No importa cuanto se esfuerce, en cuanto Lisa esta frente a ella una boba sonrisa se muestra en su rostro.
Y eso no le molesta.
***
¡Gracias por leer!
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