Parte VI


Inmediatamente besé a Abigail en los labios, compactamos nuestras bocas mordiéndonos mutuamente. Como dije anteriormente, en una situación acalorada como esta, ella no se negaría a mí, era la perfecta excusa para ignorar a la presencia nefasta.

Y el plan funcionó como anillo al dedo, la incómoda presencia se asqueó de nuestro comportamiento, una fuerte ventisca incomoda para él, huyó instantáneamente dejándonos solos en nuestra intimidad.

Con fuerza destapo su blusa, llevaba un sujetador especial, esos que puedes desabotonarlos por la parte delantera, los saco de mi vista, quería devorarla entera, disfrutaba de sus grandes y redondos senos, mi otra mano se aventuraba en la entrepierna de la doctora, todo fluía espléndidamente, era una ocasión fructuosa, debía aprovechar antes que llegaran las visiones.

Abigail se desesperaba por mí, sus manos abrían con exaspero mi pantalón, su boca partía paso entre el placer que producía en mi miembro con su lengua. Rápidamente le quité la ropa interior y comenzamos el acto sin pensarlo dos veces, era exactamente lo que ansiaba de esta mujer, agotarla en el diván mientras nos diluíamos en un mar de gemidos y agitaciones, ¿Desde cuándo no tenía sexo?

No podía recordarlo, probablemente desde el incidente con mi exnovia, mí desenfrenado ímpetu sexual se desbocaba en Abigail, pero el buen ambiente no dudaría mucho, las premoniciones no tardaron en llegar, del mismo modo que habitúan su visita.

Comenzaron con la niñez de Abigail, me recorrían sus sentimientos, pero al mismo tiempo no podía dejar de penetrarla. De niña era muy traviesa, atrevida con los otros niños, era muy curiosa en el aspecto sexual, le gustaba espiar a sus padres cuando tenían relaciones.

Posteriormente perdió la virginidad muy joven, era una chica muy viciosa, adicta a mi parecer, la historia de su vida no iba bien, según comprendo esta mujer sufre de adicciones sexuales permanentes, ahora soy yo quien parece un psiquiatra analizando su vida, de adolescente frecuentaba a muchos hombres, se practicó varios abortos y tuvo sexo con profesores y maestros a lo largo de sus estudios universitarios hasta lograr graduarse.

En su carrera profesional acostumbra acostarse con sus pacientes, sabia de ante mano que su seductora personalidad no se debían a mi atrayente físico, inclusive se ha acostado con algunas mujeres, Abigail es una persona con problemas.

Es curioso, pero la mayoría de la gente dedicada al estudio de la psicología terminan padeciendo algún tipo de trastorno mental, derivan y enfocan su atención en sus propios estudios para entender cómo funcionan sus mentes agitadas de tal manera que comprenden el origen de sus problemas, los aceptan y siguen su camino, ya sea por el sendero de su sanación o por el abismo de su enfermedad.

No obstante, no me preocupaba su vida, no amaba a esta mujer, solo me atraía físicamente, quizá ella crea que una sesión sexual sea parte de su terapia ayudando a sus pacientes, no es más que una negligente ninfómana, pero no me importa, disfrutaré de ella hasta donde se me permita. 

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