CAPÍTULO 74
Guild era reconocido entre ambas organizaciones lideres de Yokohama como unos fiesteros, celebraban cada fecha y por alguna extraña razón, siempre, pero siempre eran invitados. Ese día no era la excepción.
Guild organizo un baile de bienvenida a la temporada de otoño, si, así es, la temática era suéteres, Alcott era la indicada para la celebración pues su vestimenta iba al acorde, por otro lado, Chuuya lucía un abrigo largo en tono beige y una bufanda roja de rombos. Dazai únicamente llevaba un suéter con Mickey Mouse ¿Por qué? Bueno, el simplemente lo tomo.
Mientras tanto, Akutagawa llevaba un swearshirt color negro con fantasmas pequeños de color gris, podía ocultarse en la oscuridad del salón de la fiesta.
Atsushi como solía ser, llevaba uno color amarillo, blanco y negro, y si, Akutagawa se lo había comprado, más motivo para usarlo con orgullo.
Pudo separarse un rato de Kyouka, los hermanos Tanizaki y Lucy, sus grandes amigos, fue hacia la zona oscura, si una pared donde no llegaba mucho las luces allí sabía que estaba su amado novio. – Ryu – le susurro
— Jinko, ¿Qué haces de este lado?
— Sabía que te quedarías en lo oscurito
— Odio convivir en estas cosas – se quejó mirando a otro lado
— Aay eres tan chico malo – menciono recargándose en la pared a su lado
— ¿Cómo me encontraste? Es oscuro
Señalo sus ojos con una enorme sonrisa – ojos de tigre, no se me escapa mi presa
— Eres un bobito
— Oye Ryu
— ¿mmm?
— ¿no te parece sexy?
Akutagawa se sonrojo, miro sorprendido al menor, y es que si, Atsushi se había vuelto apasionado por el ser casi atrapado teniendo sexo, la exhibición había sido parte de él, y Dazai había pensado que era por haber sido encerrado por tanto tiempo, ¿pero quién era el para juzgarlo? Era algo lindo de su pareja, aunque a veces problemático.
— Vamos Ryu, que sea algo rápido, guardare silencio
— Pero Jinko, las organizaciones, todos están aquí
— Nadie te veía, pude notarlo, solo yo – dijo sonriente – además, si nos metemos en problemas, digo, tu jefe me adora y el presidente... Bueno, le saco las orejas de tigre y listo
— Jinko, no me hagas ser un descarado
— Asesinas gente Ryu
— Maldición, ganaste
Atsushi se soltó a las risas mientras tapaba su boca, no ser vistos no era lo mismo a no ser escuchados.
Akutagawa dejo a Atsushi contra la pared, el por enfrente y de espaldas a todos, el color amarillo en Atsushi podía llamar la atención.
La pareja se besaba traviesamente, sus lenguas jugaban con gran descaro, entraban y salían de la boca ajena, el azabache aprovechaba para lamer el paladar del agente haciendo a este estirar su espalda. Sin preguntarle el método, el mafioso resolvió su dilema, solamente llevo su mano a la boca del menor. Atsushi tomo los dos dedos que le ofrecía, su boca los humedeció dejando a la vista una pantalla erótica sobre sus ojos amarillos fijos en sus ojos grises y su boca llena de sus dedos.
En cuanto sus dedos fueron llenados de saliva bucal, el mayor volvió a besarlo mientras llevaba su mano ensalivada al trasero del menor, comenzó con un dedo que entro rápidamente, estaba apretado en esta ocasión y aquello era como todo un reto para el mayor, pero no dejaría que su amado se quedara con las ganas.
Su beso de lengua se detuvo mientras el mayor recorrió su cuello con besos húmedos, uno que otro pellizco con sus dientes, y luego finalizando sus fantasías, su oreja, específicamente el lóbulo – ¡mmh! – Atsushi había sido rápido y mordido sus propios labios
— Tranquilo Jinko, recuerda que, si hablas, tu menor problema serán los lideres
Akutagawa llevo su segundo dedo a su interior, Atsushi comenzó a sentir los nervios, su rostro estaba sobre el hombro del mayor, oculto y con miedo, aquello le encantaba.
El mafioso continuaba su labor, pronto tuvo acceso a más, sus dedos comenzaron a entrar y salir con facilidad, entonces, sonrió – Jinko, ya estas
— Es-espera un poco más, estoy nervioso
— ¿Qué te vean?
— S-si
— Seria una pena, tienes tan buen cuerpo que adoraría mostrárselos a todos
— N-no lo pienses
— ¿debería voltearte?
Atsushi se aferró a los hombros del mayor, este comenzó a reír con sigilo – ca-cállate, e-eso me excito más, po-ponlo
— Pero Jinko, ¿Cómo piensas irte con el pantalón lleno de
— Olvídalo – se quejó el albino
Soltó a su pareja únicamente para quitarse por completo el pantalón y la ropa interior, dejo todo en una silla al lado de ellos, y volvió a tomarlo – estas demente – sonrió Akutagawa
— Bueno, me enamore de un mafioso – sus brazos rodearon su cabeza para besarlo. Akutagawa jamás dudaría que eligió bien al tigre como su enemigo, amante y eternidad.
Tomo los glúteos del albino para separarlo, acomodo su miembro sobre él, entraba lentamente haciendo al menor quejarse sobre su beso, aun así, no dejo de besarlo. Acomodo su espalda sobre la pared, alzo sus piernas con gran descaro. Atsushi se sorprendió de ello, solo podía verlo sorprendido mientras Akutagawa lo embestía contra la pared.
Tapo su boca agitado, no podía aguantarlo más, podía sentir como el mayor le apretaba con la posición, pero no lo negaría, le encantaba; pudo notar personas cerca, personas que solo pasaban, Atsushi sentía que se derrita y peor aún, que explotaría
Las embestidas eran medianamente rudas, lo doloroso era el golpeteo en la pared, la sensación de ser captados ¿Qué pasaría si una de las luces que se movían les daba a ellos? The Guild, La Port Mafia y la Agencia Armada de Detectives los vería, lo vería Kyouka, Lucy, Haruno, Naomi y Yosano. Su color comenzó a pasar a un rojo intenso, sus venas estaban matándolo.
Sin preguntarlo o mucho menos negarlo, eyaculo, Akutagawa lo miro sonriente, y continuo, Atsushi ya estaba en el clímax y no precisamente por la acción si no porque seguramente su mente había comenzado a imaginarse a la gente descubriéndolo. Le fascinaba.
Volteo al albino poniéndolo contra la pared, esto hizo al menor tomar el cuello de su suéter con sus dientes evitando sus gritos salir. Akutagawa lo embestía volviendo a provocar otra erección. Atsushi no podía evitarlo, tenía unas intensas ganas de gritar a todo pulmón y que vieran el desastre que hacía de él, un mafioso, no, no cualquier mafioso, el perro rabioso, el perro silencioso, el mayor asesino, el diablo.
Akutagawa acerco su rostro al menor, este lo volteo a ver - ¿te gusta aquí Jinko? ¿te gusta que te vean?
— Mmgh... - murmuro – m-me gusta... me gusta acostarme con el diablo.
Oh, Akutagawa lo había escuchado a la perfección, Atsushi provoco que eyaculara dentro de él, levanto su rostro acalorado y agitado – maldición Jinko, eso fue sexy...
Atsushi terminaba de eyacular, sus piernas temblaban y lo miro – Ry-Ryu... a-ayúdame
— Oh si... - tomo la cadera del menor para ayudarlo
Llamo a Rashomon ligeramente y este fue a buscar servilletas, estaban sentados en el suelo limpiando y limpiando al menor, Atsushi tenía un intenso dolor de espalda, pero no se arrepentía de nada.
Minutos después, Atsushi volvió a integrarse a la agencia, aunque adolorido siguió sonriente.
Akutagawa por su lado, se acercó a la mafia, - Oye Akutagawa – le llamo Mori - ¿y tu suéter?
Akutagawa sonrió – encontré un gatito abandonado, terminé limpiándolo y dejándoselo para que este tranquilo, hace frio ¿no?
— Akutagawa-senpai usted siempre es tan bueno – dijo Higuchi
Pues claro, no iba a dejar que su novio estuviera sentado sobre el suelo, había perdido un suéter, pero ganado más que eso.
...
Como siempre, gracias por leer y no comentar
Literalmente me mata de risa que esta historia tiene muy montón de vistas y votos, pero es la que tiene menos comentarios.
No es queja, es dato divertido.
¡Gracias por leer!
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