1. Malas citas
Sentí el placer recorrer mi cuerpo como una electricidad que corría desde las puntas de mis pies hasta el extremo de mi cabello, y solté un gemido que complemento los espasmos de mi cuerpo.
Mi respiración era agitada, salí del interior de mi acompañante y me retire el condón embolviendolo en papel y tirando lo al cesto de basura que había en la habitación.
Penny estaba en cuatro patas sobre mi cama, al notar que tire el condón se acostó boca arriba en esta misma y me miro con una sonrisa.
Yo comencé a vestirme con mis prendas en el suelo de mi recamara.
—¿Llegarás tarde de nuevo?— mencionó haciendo que la mirara.
—Si no se dan cuenta ya estoy ahí, además no es como que sea el empleado más puntual de Krei— Sonreí subiendo la bragueta de mi pantalón.
Ella rió por mi comentario y comenzó a vestirse.
—¿Podríamos ir a comer algo después de tu trabajo?— mencionó en un tono casual.
—¿Con los demás?— cuestioné mirándome en el espejo intentando peinar mi rebelde cabello.
—No, solo tú y yo— susurro apenas audible.
Me gire a mirarla por unos momentos y negué para mirar mi celular, 10:45 AM se leía en grande en la pantalla.
—No puedo, tengo que trabajar hasta tarde en el aumentador de energía y tengo que reprogramar algunas cosas para Krei, tal vez después— mencioné tomando mis cosas, ella sabía que era mentira—Ya debo irme, cierras cuando salgas Penny, ya sabes donde esta la llave y donde dejarla— le sonreí y bese su mejilla para salir disparado a mi oficina.
Me coloque el casco de mi motocicleta y la encendí, voltee a ver mi apartamento, Penny me veía desde la ventana. Alce uno de mis brazos como despedida y arranque esta una vez que Penny alzó una de sus manos correspondiendo.
Mi celular comenzó a sonar en una llamada que conteste rápidamente.
—¿Si?— mencioné esperando que la persona del otro lado de la línea me contestará.
—¿Vendrás en la noche al restaurante?— mencionó Kyle del otro lado de la llamada.
—Si, hola primo ¿cómo has estado? Me alegra que bien— mencioné con sarcasmo, escuché un suspiro del otro lado de la línea —Obviamente, ¿por quién me tomas?— mencioné con ironía mientras me daba una patada mental por olvidar la reunión de la noche especial de Kyle.
—Por Hiro Hamada, así que, te espero a las 8:45 en tu departamento. Tadashi y Honey pasaran por ti, por favor vístete decente— mencionó en tono de regaño.
—Sí papá, te veré al rato— me despedí esperando que Kyle colgara la llamada y unos 10 minutos después estaba en el estacionamiento de Krei.
Deje la motocicleta estacionada y después tome mis cosas para entrar al lugar.
Camine rápidamente por la entrada del lugar hasta que una voz me hizo frenar rápidamente.
—¿Por qué no me sorprende verte a esta hora, Hamada?— mencionó una voz femenina en tono reprochable que conocía a la perfección.
—Karmi, que gusto verte. ¿Te he dicho lo bien que te ves hoy?— Sonreí esperando que la morena no siguiera con su sermón.
—Krei no se ha dado cuenta pero esta esperando sus nuevos "juguetes"— hizo comillas con los dedos al mencionar la última palabra —¿Ahora por qué te atrasaste, Hamada?, ¿Baymax volvió a jugar con el gato de tu vecina?— una de sus cejas se levantó y cruzo sus brazos, dándole un aspecto de una maestra que ha descubierto a uno de sus alumnos haciendo una travesura.
—¿Qué?— mencioné con nerviosismo.
—Hamada— su tono fue autoritario.
—Digamos que era un asunto importante— señale con mi dedo de manera coqueta y después caminé hacia el elevador.
—¡COGER NO ES ASUNTO DE VIDA O MUERTE!— grito de manera juguetona enseñándome su dedo medio.
Sonreí y después negué mientras el elevador cerraba sus puertas de vidrio.
—Para ti no, Karmi— Sonreí para mi mismo.
El elevevador se abrió dejando entrar a un chico con demasiados planos entre manos que nisiquiera era posible verle el rostro.
—Buenos días— saludo el chico de los planos.
—Buenos días, Kubo— salude y estire mis manos para que el pelinegro dejara algunos planos en mis brazos.
—Gracias— mencionó una vez que la mitad de sus planos estuvo entre mis manos.
—¿Krei aún maltrata de esta manera a sus pasantes?— mencioné.
Kubo me miró y asintió, suspiro cansado y acomodo de mejor manera los planos entre sus brazos.
—Por favor Hiro, necesito saber como sobreviviste a esto— mencionó cansado.
Yo reí por las expresiones y lo hastiado que se veía el chico.
—Solo fue un mes y tenía 14, ya no lo recuerdo. De eso hace casi 10 años— levante mis hombros despreocupado —Por cierto, Kyle tiene una reunión importante hoy en el restaurante, ya sabes, ¿Quieres acompañarme? — mencioné.
Kubo sonrío y después miro hacia arriba como intentando recordar algo.
—¿No les molestará que vaya?— frunció sus cejas.
—Kubo, te conozco de hace años, eres como parte de mi familia y, mi familia te ama, obvio no— Sonreí.
Kubo asintió.
—Bien, tienes que estar en mi departamento a las 8:45. Dashi y Honey pasaran por nosotros.
—Perfecto— el elevador se abrió en el piso 36, donde ambos bajamos.
Camine hasta la oficina del señor Krei donde ambos dejamos los planos.
Krei nos miro unos instantes desde su silla.
—Pasante, puedes irte— señaló la puerta y después me miró —¡Justo a quien quería ver, mi genio favorito!, ¿ya tienes lo que necesito?— cuestionó una vez que Kubo se fue.
Asentí y le entregue una memoria con los planos y códigos que me había pedido.
Krei fingió entender después de observar en el computador todos los datos.
—¡Excelente! Puedes empezar cuando quieras en el laboratorio. Pídele ayuda a Karmi de ser necesario— mencionó devolviendome la memoria.
Asentí para después salir de su oficina y caminar de vuelta al elevador para ir directo a mi laboratorio.
Me senté en una de las sillas giratorias del lugar, me coloque unos lentes de proteccion y empecé a trabajar en el aumentador de energía soldado algunos de sus lados.
Después miraba una de las pantallas de las tantas computadoras para ver los posibles errores que estaba cometiendo. Después, metía códigos a otra computadora que estaba conectada al aumentador y configuraba lo necesario hasta que el lector del código me diera el 100%.
Suspire luego de un rato para ver la hora en un reloj negro inteligente que estaba en la mesa de trabajo.
Tocaron la puerta de mi laboratorio haciéndome girar hacia esta.
—Hora del almuerzo, ¿comemos juntos?— Kubo tenía en sus manos una bolsa con sushi, la cual agitó levemente sonriéndome.
Yo asentí y lo invite a pasar, acomodando todas mis herramientas utilizadas de la mesa para que ambos pudiéramos comer en esta.
El japonés se sentó y sacó ambos paquetes de sushi y los dos pares de palillos.
—Sushi con fresa y kiwi para el genio y sushi tradicional para mi— dijo Kubo abriendo su paquete de sushi y llevándose el primer rollito a la boca.
Yo asentí, sabíamos que eso era lo que pedíamos siempre. Era un ritual que ambos compartíamos por bastante tiempo, desde que nos conocimos a los 16, de eso hace 6 años.
—¿Y bien? ¿Qué tal tu cita con el chico que me contaste?— mencioné mirando a Kubo con una sonrisa.
El chico terminó de masticar rápidamente y trago pesado. Después negó de forma muy eufórica.
—¡Horrible!, no dejaba de hablar de si mismo y no solo eso, sino, que lo hacia con la boca llena de comida— fingió vomitar.
—¡Te dije que las aplicaciones de cita no son confiables!— reí por las malas experiencias de mi amigo.
—Lo sé, lo sé, pero es que llevo tanto tiempo soltero que ya hasta estoy empezando a entrar en pánico. ¿Tan feo soy?— me miró con preocupación.
—No, solo eres demasiado y nadie sabe que hacer con tanto– comente metiendo a mi boca un rollito de sushi.
—¡Pero bueno!, ¿cuándo vas a formalizar tu relación con Penny?— mencionó de la nada ocasionando que comenzará a toser por la repentina pregunta que me tomó sorprendido.
—¿De qué hablas? ¡Penny y yo no tenemos nada!— mencioné.
—¡Si claro!, ¿el sexo no cuenta?— mencionó una voz nueva.
Kubo y yo giramos nuestra vista hacia la puerta de mi laboratorio, donde estaba Karmi con una hamburguesa entre las manos.
La morena entró al laboratorio y tomó asiento junto a nosotros.
—¿Cuánto llevas ahí, Karmi?— cuestione mirándola.
—No mucho, solo lo suficiente. Lamento tu cita fallida Kubito— dijo para después darle una mordida a su hamburguesa.
Kubo asintió y después me miró.
—¿Y bien? ¿Cuándo?— cuestiono Karmi una vez había pasado su bocado.
—Ya se los dije chicos, Penny y yo no tenemos nada, solo es eso, sexo.
—¿Y ella lo sabe?— cuestiono Kubo, Karmi apoyo su comentario.
—¡Por supuesto que lo sabe! Deje las cosas muy en claro. No tengo tiempo para una relación, tengo la maestría, el trabajo, ustedes, mi familia. Demasiadas cosas en mi vida justo ahora.
—Deberías de comentarlo de nuevo, a veces parece enamorada de ti— susurro Kubo jugando con sus palillos y el último rollito de sushi que había en su plato de platico.
Yo solo suspire y asentí.
—De eso me ocuparé un día de estos, por mientras, Karmi, ¿qué tal tu?— enarque una de mis cejas y le sonreí coqueto.
Karmi me miró con rareza y después negó.
—Kubo y tú tan siquiera tienen citas, yo justo ahora no tengo ni una mosca que me ronde— mencionó dándole otro mordisco a su hamburguesa.
Los tres reímos por las desgracias del otro y terminamos nuestro almuerzo. Ambos se fueron de mi laboratorio después de eso.
Seguí trabajando en la programación del ampliador hasta que dieron las 6:30 PM.
Suspire cansado, mis ojos ardían a pesar de que ocupaba los lentes para computadora y mi vista no se cansará.
Precione ligeramente mis ojos después de quitarme los lentes, talle mi rostro con frustración y después me levante estirando mis brazos para quitar lo entumido a mis músculos.
Tome mis cosas y salí del laboratorio para irme a casa.
Una vez estuve ahí, Kubo ya estaba esperándome dentro, tenía una llave de mi departamento que le había dando cuando recién lo adquirí. Había días en los que dormía ahí.
—El baño sigue caliente por sí quieres bañarte— mencionó mientras peinaba su cabello lacio.
Asentí y le tome la palabra, me metí a bañar esperando que el agua logrará quitar un poco del estrés y tensión de mi cuerpo.
Una vez salí de bañarme me coloque ropa casual formal, unos vaqueros negros, una camisa negra de manga larga y un saco negro de igual manera. Por tennis unos van clásicos.
Kubo me miró y negó.
—Kyle dijo presentable, y eso no es nada presentable, sin contar tu cabello, claro— señaló mi cabello.
Yo reí.
—Es lo más presentable que puedo ir, ¡por favor!— reí y espere a que dieran las 8:45.
Poco tiempo después tocaron la puerta, y por esta apareció mi hermano junto a mi cuñada que iban de smokin y vestido elegantes.
Kubo me volvió a mirar.
—¿Seguro que no te quieres cambiar la ropa?
—Si, ya déjalo Kubo, creme, no lograremos que se ponga smokin– mencionó Tadashi mirando su reloj de mano.
Sonreí victorioso y salí de mi departamento. Espere a que todos salieran para cerrarlo y subirme al auto de Tadashi.
Kubo y yo íbamos en los asientos de atrás mientras Honey de copiloto y Tadashi de conductor.
Honey sonrío y subió un poco a la música que sonaba en el auto. Eran palabras en español que apenas lograba entender.
—¿Ya les dije que doy clase a unos chicos famosos de México? ¡Son cantantes!— mencionó Honey con un tono de voz alegre.
—¿En serio? Cuéntame más Honey— animo Kubo.
Honey sonrío, tenía un trabajo de medio tiempo en el Instituto de Arte de San Fransokyo. Y a decir verdad, a Honey se le daba bien el arte.
Sonreí al recordar nuestros tiempos de estudiantes, cuando guardaba ese secreto bajo llave en una gran caja fuerte por temor a que alguien la juzgará.
—Son dos hermanos muy famosos en México y otras partes del mundo, están aquí por una beca para terminar sus estudios en el I.A.S.F., son un amor, de mis mejores alumnos— explico la rubia.
Asentí por lo comentado por Honey, Kubo se acercó más al asiento de la rubia.
—¿Y que tal sus fanáticos? ¿No arruinan tus clases?— mencionó Kubo.
—Si me ha pasado, y también he visto como los conciertos los dejan agotados. Me recuerda a nuestros tiempos de héroes— sonrío ella.
El auto freno frente a un gran restaurante que conocía a la perfección. Todos bajamos del auto y caminamos a la entrada donde estaba Fredd junto a Olivia Mole, su esposa.
—¡Qué onda chicos! Gogo y Wasabi aún no llegan— señaló él.
—¿Qué tal Olivia? ¿Cómo has estado?— saludo Tadashi a la chica de cabello verde agua.
–¡Genial Tadashi! ¿Y ustedes?— saludo de manera eufórica la chica.
Ambas parejas comenzaron a entablar una conversación hasta que Kyle salió a la entrada del restaurante para recibirnos.
El rostro de Kyle demostraba nerviosismo lo cual era extraño. Kyle casi nunca parecía tener expresión.
Pocos minutos después llegaron los dos faltantes junto a Cass y su nuevo esposo, el señor Cruz, y Megan que nos saludo a Kubo y a mi.
—¿Y Karmi?— cuestionó la morena.
—No pudo venir, hoy iba a salir de viaje para unos asuntos en Krei Tech— mencioné sacando mi celular.
Kubo asintió dándome la razón. Megan solo alzó sus hombros y camino hasta la mesa donde nos indicaba Kyle sentarnos.
Era una mesa algo alejado al centro, justo como los tres esperábamos. Ninguno era tan fan de estar cerca del centro para posiblemente formar parte del show que tendría planeado mi primo.
Nos pusimos al día los tres de algunos asuntos cuando la gente comenzó a entrar al lugar. Rápidamente el restaurante se lleno.
La música tenue de fondo fue interrumpida por Kyle.
—Buenas noches damas y caballeros, el Restaurante Takachiho se complace en anunciar esta noche de una expansión del mismo junto a mi nuevo socio el joven San Juan, quien cuenta con 3 Restaurantes en México y uno ahora aquí, en San Fransokyo— anunció Kyle dándole paso a un chico moreno de cabello castaño y porte elegante.
Todos aplaudieron ante la noticia y poco a poco la noche transcurrió.
Por ser un día especial, Kyle permitió baile dentro del restaurante. La gente ocupaba cada vez más la zona central.
Kubo y Megan se habían parado a bailar juntos, dejándome solo en la mesa que ocupabamos nosotros tres.
—¡Hiro!— grito Honey apareciendo en la mesa y tomando asiento en la misma.
—¿Qué pasa, Honey?— Sonreí.
—¿Recuerdas a mis alumnos? ¡Son amigos de San Juan y están aquí! Quiero presentartelos— sonrío la rubia.
Yo asentí y me pare siguiendo a la rubia, hasta que un ruido me alertó. Era mi celular que vibraba en llamada. Me disculpe con Honey y atendí mi llamada.
—¿Hiro?— una voz femenina me hablaba desde el otro lado de la línea.
—¿Qué ocurre Penny?— mencioné.
—¿Puedo verte?...¿Ahora?— mencionó con un tono que conocía a la perfección.
Sonreí y acepte la invitación, comenzaba a aburrirme en el lugar. Colgué y me disculpe con Honey inventando que eran cosas de Krei. Me despedí de todo mis amigos y familia.
Kubo pudo decifrar mi mentira y me miro con reproche.
—¡Puedes quedarte en mi departamento si quieres! Dile a Tadashi que te lleve, prometo compensarlo— mencioné mientras me iba y pedia un uber para llegar al departamento de Penny.
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