19. HERIDA
Llevo una semana en casa de mi tío. Vivir con Charlie es una juerga continua. Se trae una chica cada noche a casa, por supuesto de poco más edad que yo. Un día me encontré a una en la cocina y me miro amenazante preguntándome quién era. La dije que era la novia de Charlie y se enfureció tanto que salió de casa sin vestirse ni nada. Mi tío bajó corriendo las escaleras y me echó la bronca. Pero me encanta hacer rabiar a las que me miran como una posible amenaza con mi tío.
El apartamento de mi tío es bastante guay, y he de decir que me he cogido la habitación más chula. Mi dormitorio tiene una cama bastante considerable, por no decir que creo que es de matrimonio. Me encantan las ventanas de suelo a techo, las tengo en casi toda la habitación, justo en la equina.
- ¿Qué quieres comer?
- Pizza.
- Pídela y luego te doy el dinero. - dice sentando en el sofá mientras bebe una cerveza y ve la tele.
- Vale. Oye, ¿puede venir Evan?
- ¿Ese amigo tuyo del otro día?
- Sí.
- Vale, pero avísame cuando venga.
- ¿Para?
- Para coger tapones para los oídos.
- Idiota.
Salgo de la sala para ir hacia mi habitación por el pasillo. Saco el teléfono para llamar a Evan. Me lo coge al tercer tono.
- ¡Hola! - le digo alegremente. - Tengo una buena noticia para ti. Puedes venir a casa de mi tío y así estamos un rato juntos.
- Lo siento, Vanessa. No puedo ir.
- ¿Por qué? ¿Ha pasado algo? ¿Estás bien?
- Sí, tranquila. Tengo mucho que estudiar y no voy a poder ir. Lo siento pequeña.
- Vale... ¿qué tal mañana?
- No lo sé, Vanessa.
- Bueno...
- Tengo que seguir estudiando. Luego hablamos.
Y me cuelga.
No entiendo qué le ocurre. Últimamente está muy raro. Podría ir a casa a darle una sorpresa. Así veo a Zeus.
- Qué, ¿te ha dado calabazas?
- Es mi novio, Charlie. No me va a dar calabazas.
- Lo que tú digas.
De repente llaman al timbre y los dos nos sobresaltamos. Abro la puerta, y eso sí que fue una sorpresa. Dereck se encuentra cabreado y con los puños totalmente ensangrentados.
- ¡¿Dereck?! ¡¿Qué te ha pasado?!
- Nada que no pueda arreglar una venda y un poco de alcohol. Necesito hablar contigo.
- Ven, te curaré eso. No puedes ir así por la calle.
- ¿Otro amigo, Vanessa? - mierda, mi tío.
- ¡¿Vives con el director Harper?! - me dice Dereck.
- Bueno, es una larga historia. Ya te la contaré.
- Os dejaré intimidad. - dice mi tío riéndose.
- ¡Que te calles Charlie!
- Me respetas. - me dice amenazándome.
- Lo siento, - le digo sarcástica. Él me invita a decir su apodo familiar para que Dereck se entere. - tío Charlie.
- Esa es mi sobrina.
Me doy la vuelta seguida de Dereck.
- Le odio.
- ¿Vives con tu tío, y es el director del instituto? - me pregunta Dereck.
- ¿Es una pregunta retórica?
- No has respondido a mi pregunta, Grey.
- Tú tampoco.
- Responde. - me dice amenazante dentro del baño acorralándome contra la pared. - ¿Te pongo nerviosa? - dice mientras acerca su rostro al mío. Dios...
- Apártate de mí. - le digo seriamente. Se sorprende por la contestación pero es la verdad. Que me deje en paz. Tengo novio, joder.
Se sienta con una expresión de decepción.
- ¿Por qué has venido? ¿Cómo me has encontrado?
- Fui a casa de tus padres. Le pregunté a tu madre que dónde estabas. Me dijo que estabas en otro lugar y me dijo la dirección. No sabía que era la casa de tu tio. Y mucho menos que fuese el director de nuestro instituto.
- No puedes saberlo todo de mí, Foster.
- Ya lo veo, Grey.
- Deja de llamarme así, por favor.
- Has empezado tú. Además, es tu apellido. Debes aceptarlo.
- No me gusta, y punto.
- Lo siento, - se calla. Mira al suelo y veo en su rostro la aparición de una pequeña sonrisa. - señorita Grey.
- Vale, se acabó. - digo enfurecida mientras cierro el botiquín en sus narices. - Vete de mi casa.
- No es tu casa, querida. - me mira con una sonrisa socarrona.
- ¡Que te largues, Dereck!
- Vale, eh, lo siento. He venido aquí en busca de ayuda y apoyo. Por lo que se puede ver, no he tenido un buen día. - me dice señalando sus nudillos.
Suspiro. Joder. Nunca puedo negarme a ayudar a alguien.
Me agacho a la altura de sus manos y se las empiezo a desinfectar y vendar mientras él baja la cabeza cada vez más, aunque se piensa que no me he dado cuenta. Al levantar mi cabeza para subir del suelo, mi cara y la suya están muy cerca, demasiado para mi gusto. Y lo peor es que no sé cómo reaccionar en estos momentos. Trago saliva y me levanto rápidamente antes de que pueda seguir acercándose.
- Gracias. - me dice.
- De nada. Ahora si me disculpas, me voy a mi habitación. Puedes irte cuando quieras.
Cierro la puerta tras de mí justo cuando digo eso, no le doy la oportunidad de decir nada. Al llegar a mi habitación, cojo un cuaderno y un lapicero y empiezo a dibujar el paisaje urbano que tengo ante mis ojos.
- Es bonito. Da hasta vértigo. - me asusto y me giro rápidamente para ver a Dereck en el umbral de la puerta. Estoy harta de este chico. Me doy la vuelta para seguir con mi tarea. Noto que se está acercando, pero no quiero girarme. Siento como se sienta al lado mío en la cama.
- Vanessa, tengo que confesarte algo.
- Dime.
- Yo...
- Dejaste a Claire por mí, ¿verdad?
- ¿Qué?
- ¿No es eso?
Noto como se ríe.
- Puede ser.
- Tengo novio.
- Lo sé.
Nos quedamos los dos callados.
- ¿Estás bien? - pregunta.
- ¿Por?
- Porque han empezado a caer lágrimas en el dibujo. Sería una pena que se mojara tanto. - dice acercándose a mí para coger el cuaderno. Nota que me pongo nerviosa y me tenso por su acercamiento. En ese momento se aleja y yo me siento en la cama con las rodillas cruzadas bajo las sábanas. - Es fabuloso. No sabía que pintases tan bien.
- Eres la primera persona que lo sabe.
- ¿Tú novio no lo sabe?
Me río secamente y con decepción.
- No me ha dado tiempo a decírselo.
- ¿Y por qué no le llamas y dices que venga?
- Ya lo he hecho.
- ¿Y?
- Tenia mucho que estudiar.
Asiente con un pequeño movimiento de cabeza. En ese momento, al recordar la excusa de Evan, que me da igual si es cierta o no, me pongo otra vez a llorar.
- Evan se ha vuelto muy distante conmigo. - le empiezo a confesar. - No sé si he hecho algo malo. No lo sé.
- Tranquila. Todo estará bien. - me dice Dereck frotándome la cabeza.
- ¿Quién lo iba a decir? La rompecorazones Vanessa Grey llorando por un chico. - digo mirando por el gran ventanal.
- Todos hemos sufrido por amor alguna vez. - le miro y veo la sinceridad en sus ojos. Vuelvo a mirar a la ciudad. Y ahí nos quedamos los dos, en silencio.
No sé por qué, pero este momento, me recuerda a algo.
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