Capítulo 41: "Creo que alguien acaba de despertarse"
☆♛☆ 41. "Creo que alguien acaba de despertarse" ☆♛☆
—¿Cómo dices que dijiste?
—Quiero un hermanito para Navidad.
—Pero Navidad es en cuatro meses... dudo vaya a poder procrear a un niño en ese tiempo...
Doy media vuelta para encararla.
—¿Lo estás considerando?
—¿Qué? —Me mira de vuelta— ¡No! ¡Para nada! —Sacude la cabeza y agita las manos—. Solo... solo le explicaba a Lía que se necesita al menos nueve meses para crear a un... bebé.
—Pero no quiero un bebé, quiero un hermanito —insiste la pequeña haciendo un puchero.
Creí que me estaría adelantando si preparaba el anillo, pero Lía me ha demostrado que en realidad voy atrasado.
—Si eso es lo que Lía quiere... —entono con suavidad y una pizca de emoción.
—Tú no hables. —Mi futura esposa me apunta con el índice mientras enseña una linda sonrisa amenazante.
—Exionista... —Gira la cara hacia mi dirección— ¿Me vas a dar un hermanito?
—Si eso es- —Amelia me cubre la boca con su mano.
—Cariño, ¿no tienes hambre? —endulza su voz— ¿No quieres aceitunas?
—¡Aceitunas!
Ladeo mi boca y beso la cabeza de la pequeña.
—Vamos por aceitunas.
Salimos de la librería y subimos al auto.
—Draco dice que es divertido tener un hermano porque pueden jugar juntos cada vez que quieran —explica Lía apenas avanza el vehículo.
—Así que por eso mencionaste lo del hermano... —Amelia asiente al entender por donde va el asunto.
—Es divertido jugar con mis tíos... pero se cansan rápido. —La pequeña suspira como si acabara de sufrir la mayor decepción.
Estando encima de mi regazo, se gira para mirar por la ventana con rostro pensativo. Aprovecho en acercarme al oído de Amelia.
—Que aún no sea el momento para darle un hermano a Lía no significa que no podamos ir practicando —susurro, con mi boca tocando su oreja.
Con la mirada perdida en algún punto de adelante, su mandíbula cae.
—¿Practicamos esta noche? —Beso su oreja.
No pestañea, como si estuviera en trance, pero igual asiente con la cabeza.
De inmediato saco el teléfono.
Para: Asistente
Procede según lo planeado
Lo regreso a su sitio y abrazo a Lía mientras ambos observamos el paisaje.
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—Wow, nunca había visto unos árboles tan grandes.
Tomados de la mano, caminamos como si tuviéramos todo el tiempo del mundo. Lía se divierte recogiendo y tirando las hojas secas que va encontrando mientras corre de un lado a otro.
—Es tan hermoso. —El verde de sus ojos brillan como si se trataran de dos lujosas gemas imposibles de encontrar.
—Sí, son hermosos.
Pero yo las encontré.
Voltea a mirarme y sonríe de tal modo que me produce un ardor en las orejas.
—Es extraño. —Mira adelante—. Han pasado años desde la última vez que hice un largo viaje y creí que me sentiría fuera de lugar, pero me siento bastante cómoda, como si ya estuviera acostumbrada a quedarme en un hotel y recorrer por primera vez sitios tan increíbles.
—¿Eso significa que aceptarás acompañarme cada vez que tenga que viajar?
—Tal vez. —Sonríe—. Si juegas bien tus cartas. —Me da una última mirada divertida, suelta mi mano y se adelanta para alcanzar a Lía.
No planeaba hacer más viajes en un largo tiempo, esta fue una excepción que creía molesta. Pero ahora ya hasta empieza a agradarme el haber venido.
Levanto la vista hacia las ramas tan largas que llegan a tocarse a pesar de que los árboles se encuentran a cada lado del camino. Les habrá tomado años para crecer tanto, pero no lo han hecho solo para ser altos, también lo hicieron para alcanzarse.
O tal vez ese siempre fue su objetivo. Ya comprendo por qué este parque lo denominaron «Parque de los árboles enamorados».
—Exionista.
Miro a la pequeña que me llama con la mano mientras me enseña una encantadora sonrisa, y voy hacia ella.
Cada paso que doy se siente como cada año que ha transcurrido desde que conocí a Amelia. Nuestro primer encuentro en aquella galería, nuestro primer viaje de trabajo, nuestra primera noche sin dormir debido al trabajo. La primera vez que no podía quitarle la mirada de encima.
Me empino junto a ellas y las observo mientras reúnen todas las hojas posibles, y puedo asegurar que esta será otra de mis primeras veces que también quedarán en mi memoria hasta mi último aliento.
Recogen todas las hojas posibles y las lanzan al aire. Y mientras las hojas van cayendo a nuestro alrededor y sobre nosotros, yo no puedo dejar de contemplar el rostro lleno de felicidad de Amelia.
Sí, estoy dispuesto a esperar todos los años que sean necesarios con tal de poder apreciar aquel rostro sin necesidad de disimular el efecto que tiene en mí.
—¿Por qué me miras así? —Enarca una ceja.
—¿Cómo te estoy mirando?
—Como Lía mira a las aceitunas.
Ladeo mi boca.
Es una buena comparación ya que yo también muero por saborearla.
—¿Alguien dijo aceitunas? —La pequeña aparece con varias hojas en las manos.
Amelia la sienta en su regazo y le va quitando los pequeños pedazos de hojas secas del cabello.
—¿Quieres más aceitunas? Creí que te habías llenado.
—Nunca estoy llena cuando se trata de aceitunas. Mira, Exionista. —Levanta hacia mí una de las hojas secas que trajo—. Este se parece a ti.
Tomo la hoja y la reviso de todos los ángulos posibles, pero no le encuentro el parecido que la pequeña ha mencionado.
—Es una hoja en perfectas condiciones, pero aun así decidió bajar con las hojas secas porque estaba aburrido de andar colgado.
Miro a la pequeña e intercambio miradas con su madre.
—¿Segura que tiene cuatro años?
—Lo sé, a veces ni yo me lo creo.
—Y este se parece a mí porque es chiquita y adorable. —Alza una pequeña hoja de tonos rojizos de quién sabe dónde ha traído ya que ningún árbol cercano tiene ese tipo de hojas.
—Creo que ya paseamos demasiado. —Amelia se levanta, con su hija en brazos—. Ya casi oscurece.
Me pongo de pie y quito a Lía de sus brazos para ser yo quien la cargue.
—Lía, ¿quieres ver una maratón de Shrek con tus tíos?
—¿Puedo? —Abre sus ojos al máximo.
—Si eso es lo que quieres... —Ladeo mi boca—. Lo haré posible.
Regreso por donde vinimos, más rápido que antes porque ahora sí que no tenemos todo el tiempo del mundo.
—¿Por qué estamos corriendo? —Amelia me alcanza y sigue mi paso.
—Es noche de película. —Y acelero aún más.
☆♛♛♛☆
—Wow estás hermosa, mami.
—Gracias, tú también lo estás. —Besa la cabeza de la pequeña.
—Lo sé. —Se encoge de hombros.
—Lía, mueve el teléfono, que también queremos ver a Am.
Ella obedece y lo gira lo suficiente para ver la mitad del rostro de Maya, quien es empujada y cambiada por Rei.
—¡Estás fantástica, Am!
—¡Creo que me volví bi!
—Jack, ven para acá, te estás perdiendo de lo mejor.
—Asistente. —Me coloco adelante de Amelia—. La dejamos a tu cuidado.
—Buuuu, muevan al prostituto.
Giro el teléfono para que apunte a Lía y acaricio su cabeza.
—Te cepillas los dientes antes de ir a la cama —le recuerdo.
—Y ustedes no se olviden llevar protección, que aún no estoy lista para conocer a un mini Frank.
—Ja ja ja qué cosas dices, Rei. —Amelia me agarra del brazo—. Bueno, nosotros ya nos vamos. —Me jala hacia la salida, y en el camino aprovecho en agarrar nuestros abrigos— ¡Diviértanse!
—¡Ustedes también! ¡Lleven lubricante!
—¡Adiós! —Cierra la puerta de golpe.
Suspira y me mira.
—¿A dónde iremos a cenar? —Sonríe con entusiasmo.
La cubro con su abrigo y la ayudo a que se lo ponga.
—No iremos a cenar. —Tomo su mano y recorremos el pasillo.
—¿No me pediste que use este extravagante vestido para lucirlo en algún lujoso restaurante?
Nos detenemos frente al elevador.
—No, te pedí que usaras ese vestido para otro propósito.
—¿Y cuál sería ese propósito?
Ladeo la boca y la miro.
—Para ser yo quién te lo quite.
Entro primero, y la jalo para que también ingrese.
—No sé si estoy lista. —Se toca la frente—. No me he ejercitado lo suficiente.
La atraigo hacia mí y la sujeto de la cintura.
—Prometo ser gentil.
—¿Antes no lo fuiste?
Si le digo que sí la voy a asustar.
—Voy a ir tan lento... —Beso su mejilla derecha—. Como me lo ordenes. —Beso su mejilla izquierda.
—Así que vas a seguir mis órdenes... —Sus manos suben y bajan por mi abdomen—. ¿Estás seguro de darme tal poder?
—Insisto en que lo hagas —murmuro cerca de su cuello.
Le doy un suave mordisco a su deliciosa piel.
Su sutil exhalación me obliga a tragar saliva.
—Creo que alguien acaba de despertarse.
—Amelia, no es una persona.
—¿Como que no? Si hasta pasaporte propio a de tener.
Me separo de ella y me coloco el abrigo para cubrirme esa zona.
Salimos del elevador. Cruzamos el lobby. Subimos al auto. Y llegamos a nuestro destino.
—¿En serio has reservado una habitación en otro hotel? —cuestiona en cuanto ingresamos al edificio.
—Debía asegurarme. —Tomo su mano y la guío a la recepción.
—¿De qué?
—De que nadie que conozcamos te escuche gritar.
Me da un golpe en el brazo, y considero su silencio como la confirmación de que tomé una buena decisión en venir aquí.
—Espera. —Me jala, obligándome a detenerme y girarme hacia ella—. Ven aquí. —Me llama con el índice, así que me inclino.
Me sujeta la cara con ambas manos y me besa, pero no se trata de un beso rápido sino de uno intenso, como si quisiera devorarme la existencia. Y vaya que se la daría sin pensarlo dos veces.
En cuanto se separa de mí me tomo un momento para recobrar el conocimiento.
—Te espero junto al ascensor. —Se quita el abrigo y me lo entrega—. No tardes. —Se va corriendo.
Voy rápido a la recepción, pido la bendita llave de la habitación y camino dando largos pasos hacia el área de los benditos elevadores.
La encuentro de espaldas, y noto que no soy el único que la está observando, lo que no me sorprende porque luce bellísima en ese vestido. Camino hacia ella y la abrazo por detrás, y por el rabillo del ojo compruebo que los insectos ya se han alejado.
—Amelia... —Beso su cuello—. ¿Quieres que enloquezca?
—¿Por qué querría algo así? —Inclina levemente la cabeza a un lado, dándome su cuello en bandeja de plata para mi disfrute.
Sin dejar de abrazarla, la llevo al ascensor más lejano y continúo saboreando su piel descubierta.
—Tal vez... —Doy un lento recorrido de mi mano por su cintura hasta sus pechos, y aprisiono el que tengo más cerca—. Te encanta torturarme.
Su boca semi abierta me hace tragar saliva, y llevo la mano libre hasta ella para introducir el índice. Sus labios rodean mi dedo y su lengua juega con este de tal modo que nubla mi mente. Libero su seno para aferrarme a su cintura y pegarla más a mí. Bajo más mi mano para acariciar su muslo, y me percato de algo que está por hacerme perder el control.
—¿No llevas ropa interior? —le susurro al oído.
Su sacudida de cabeza basta para esfumar la poca cordura que me quedaba.
Las benditas puertas finalmente se abren y la cargo de la cintura hasta el interior. La volteo y pego a una de las paredes para poder besarla a gusto mientras rozo mi miembro ansioso por entrar en ella.
Me empuja con suavidad para recobrar el aliento.
—¿Trajiste... condones?
—Eso ni se pregunta. —La agarro de los glúteos para cargarla y continuar devorando sus labios.
Primera vez que me arrepiento el no haber reservado uno de los primeros pisos.
—Frank... —Sus brazos rodean mi cuello, y una de sus manos va acariciando mi cabello.
—No me mires así. —Contemplo sus cristalinos ojos verdes—. No vamos a tener sexo en un elevador. —Acaricio su mejilla—. Estaría demente si permitiera que alguien más te vea o escuche gemir.
—Frank... creo que... estoy enamorada de ti.
—¿Crees?
—Bueno... —Sonríe—. En un rato te lo confirmo.
Esta mujer va a llevarme a la completa locura. Y me encanta.
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¡Hola!
Último capitulo de la mini maratón :3 y viene con un poco de +18 7u7 (culpo a los que votaron en la encuesta de ig :'v)
Lo lograron, lograron que suba algo puerco en esta historia pura :v ahora tendré que colocarle las advertencias correspondientes xd
¿Desean que suba la historia completa con todo lo puerco? Si 20 personas warras comentan este párrafo lo subiré (con que hagan acto de presencia me basta, que si voy a publicar cosas picantes al menos quiero saber que no soy la única pervertida del rebaño u.u)
PD: Si quieres leer antes los caps de "Conde herpes" en los destacados de mi instagram hay información que podría interesarte :3
Días de actualización: Lunes y Viernes
♛PREGUNTAS♛
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Nos vemos pronto 7u7
♡ Los adoro ♡
Vale Rie☆
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