CAPÍTULO 11: CONFESIÓN
CAPÍTULO 11: CONFESIÓN
Blaine y Sam entraron a la habitación que les habían asignado. Las cuatro parejas habían llegado apenas quince minutos antes y habían organizado todo. Habían decidido instalarse primero y, tras la petición de Sebastian, quedarían una hora después en la cocina para comer algo antes de salir a dar un paseo.
Cuando los dos dejaron las cosas en su sitio, decidieron tumbarse un rato. No estaban cansados, por lo que pronto sus labios encontraron los ajenos. Comenzaron con un beso dulce, pero pronto la pasión aumentó. Sus labios se movían frenéticamente y sus lenguas luchaban por llevar la iniciativa del beso.
Habían tenido sesiones de besos antes, pero ninguna había sido tan intensa. Cada célula de sus cuerpos quería más contacto, se sentían como si no pudieran vivir si sus cuerpos se separaban un centímetro. La temperatura iba aumentando y con ella, comenzaban a crecer los bultos de sus pantalones.
Cegado por la pasión, Sam abandonó los labios de su amado para dejar un camino de besos en el cuello, disfrutando al sentir que eso aumentaba el deseo y la excitación del otro. No quería perder la virginidad tan pronto, no estaba preparado, pero eso no significaba que no pudieran disfrutar de un buen rato.
Todo iba bien hasta que sintió que las manos de Blaine lo apartaban. Al mirarlo a los ojos, vio terror en ellos y se asustó.
–No, por favor... –El moreno susurró.
–Blaine... ¿Estás bien? –El rubio lo miró preocupado.
–Sí... Lo siento, Sam. Verás... No tengo muy buen recuerdo... –El Cheerio no sabía cómo explicarse.
–Blaine, relájate... Si quieres contármelo, yo estaré dispuesto a escucharte... –Evans pasó su dedo por la mejilla de su amado para recoger la lágrima que caía por su mejilla.
–Todo comenzó hace casi dos años...
Flashback
Blaine se sentía muy solo. Su salida del armario no había sido como se esperaba. Su padre se había distanciado de su madre y el matrimonio tenía problemas muy serios por su diferencia de criterio en ese aspecto. En el instituto, sus compañeros le hacían en vacío. Incluso había comenzado a ser víctima de bullying.
Por eso, cuando conoció a Andrew se sintió realmente feliz. Era un chico dos años mayor que él y se había mostrado encantador con él. Estuvieron hablando durante un rato y le pidió que volvieran a verse la tarde siguiente.
Los dos chicos se vieron durante dos semanas para tomar café antes de tener la primera cita real. El primer beso fue en esa cita y comenzaron a salir asiduamente. Podía que el resto de la vida de Blaine se hundiera, pero él era feliz si podía ver, hablar o mensajearse con Andrew, hacía que ese día mereciera la pena.
Sin embargo, una noche, todo cambió. Se dirigían a cenar, o al menos eso pensaba Anderson. Sin embargo, su novio lo llevó a un lugar que él no conocía. Era una zona industrial, no había nadie allí porque los trabajadores ya habían acabado sus turnos.
–¿Qué hacemos aquí? –Blaine preguntó algo tímido.
–Es una sorpresa... Sal.
El mayor salió del coche y lo rodeó para ayudar a su novio. Anderson estaba nervioso porque no se sentía seguro en ese lugar. De repente, vio tres figuras a lo lejos. Intentó retroceder, pero su pareja se lo impidió. Tardó pronto en reconocer a las tres personas que peor lo trataban en el instituto.
–¿Realmente pensabas que a alguien podía gustarle tu asquerosa cara? –Andrew se burló de él.
–Vamos a hacerte pagar por esparcir polvo de hadas por el instituto. –Uno de los chicos dijo antes de darle un puñetazo que lo hizo caer al suelo.
Lo golpearon repetidas veces y lo desnudaron. Dos de ellos lo violaron y después lo dejaron abandonado sangrando y malherido.
Fin del Flashback
–No me encontraron hasta al día siguiente, cuando dos hombres que se dirigían a trabajar pasaron por allí. Después de que en el hospital curaran mis heridas, mis padres me llevaron a casa. Hubo una discusión tan grande que mi padre acabó marchándose para no volver más. Los señores Clarington, los padres de Hunter, son socios de mis padres. Ellos apoyaron a mi madre en esos momentos tan difíciles y Hunter... Fue el amigo fiel y maravilloso que necesitaba en ese momento. Terminé el curso con educación en casa y nos mudamos a Lima. Mi madre quería que empezara de cero, mi primer curso en el instituto tenía que ser diferente. El McKinley era mi segunda oportunidad y no pensaba en desperdiciarla. Por eso me esforcé por ser el capitán de los Cheerios. Era mi manera de ser popular y no tener que soportar más bullying.
Sam miró a su novio con un nudo en el estómago. Era la primera vez que quería hacer daño físico a alguien, pero esas personas se lo merecían. No había podido soportar lo que le estaba contando y había apoyado a su chico en su pecho para poder abrazarlo mientras hablaba.
–¿Qué pasó con ellos? –El rubio preguntó.
–Los dos que me violaron están en la cárcel, pero los otros dos sólo hicieron servicios a la comunidad para pagar su delito. Mi madre luchó todo lo que pudo, pero sus abogados eran mejores. –El moreno informó y sintió como su novio limpiaba una lágrima de su mejilla.
–Siento mucho que hayas pasado por todo eso. –Evans besó la frente de su pareja con mucho amor.
–Me gustaría decir que lo he superado... Pero has comprobado varias veces a lo largo de estas semanas que no es cierto. –Anderson se acurrucó aún más entre los brazos de su amado.
Los dos estuvieron en silencio durante un rato, hasta que llegó el momento de reunirse con los demás. En cuanto llegaron allí, todos notaron que Blaine no estaba muy animado.
–¿Va todo bien? –Sebastian preguntó abruptamente, estaba en guardia, dispuesto a defender a su amigo si el causante de esas lágrimas había sido Evans.
–Sí... Le he contado a Sam lo que me pasó antes de llegar al McKinley. –El moreno confesó.
Antes de que ninguno pudiera decir nada, Brittany lo estaba abrazando. Todos sabían lo que le había pasado y habían estado junto a él para apoyarle. Pronto todos hicieron un gran esfuerzo para que esa tristeza se transformara en alegría. Fueron a dar un paseo, bromearon y cantaron. Cualquier cosa para que Anderson sonreía.
–Ya sabes por qué Sebastian y yo somos tan protectores con Blaine. –Hunter le dijo a Sam, aprovechando que Brittany estaba acaparando la atención de Anderson. Éste corría mientras la llevaba a caballito.
–No podía imaginarme que había pasado por algo así. Ojalá pudiera hacer algo para borrar todo ese sufrimiento. –El rubio desvió la mirada para ver a su chico pasando un buen rato.
–Hace mucho aprendí que no puedo dejar que los remordimientos me afecten. Siempre me pregunté por qué no había intervenido, por qué no había cuestionado a ese chico que apareció de la nada. Sin embargo, nada podría haber evitado que esos impresentables se salieran con la suya. Sólo puedo cuidarlo y asegurarme de que nadie más le hace daño. –El castaño comentó.
–No le haré daño, te lo prometo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top