Capítulo 14: Amor de hermana
Capítulo dedicado a @Daniela79Uzami que me ha hecho unos separadores hermosos aunque no puedo usarlos porque ya tengo los míos, pero me ha hecho muy feliz recibirlos. Te mando un beso <3
Los pasos de Shinobu rodeando la mesa mantenían en vilo a los chicos sentados en ella. Cuando de repente se detuvo detrás de uno de los chicos, el oxígeno dejó de llegar a los pulmones de su pobre víctima.
- I-gu-ro-san~ - canturreó pegada a su oreja - Página 23, ejercicio 37 del libro de química, ¿Cuál es la respuesta?
- Umm... - buscó bastante tenso el ejercicio, un escalofrío recorrió su cuerpo cuando la chica detrás de él acarició delicadamente su nuca - ¡N-no me toques así, m-me da cosa!
- Ara, ara, lo siento.
- Bi-bien... - tras unos segundos leyendo bajo presión apartó un poco sus ojos del libro para contestar - A... ¿Azufre?
- Iguro-san... - Shinobu bajó su mano desde los hombros del chico hacia sus piernas para volver a acercar su cuerpo y susurrar en su odio - In-co-rrec-to - lo siguiente que se escuchó en la sala fue como un golpe seco se estampaba contra la pierna de Iguro - Ara, ara~ que decepción - Shinobu empezó a acariciar sugerentemente la fusta entre sus manos como si fuera otra cosa - ¿Os lo estáis tomando en serio? Bueno, que se le va a hacer, voy a por ti ahora, Shinazugawa-san - guiñó un ojo en un mal intento de parecer tierna, pero a nadie de los ahí presentes se la podía colar.
- ¡Si, claro, no me jodas! - Sanemi estampó su mano contra la mesa haciendo temblar los libros que se encontraban encima - Creía que esto eran reuniones de estudio para prepararnos para la competencia académica, ¡¿En qué puto momento se volvió una sesión de tortura?!
- Ara, ara~ yo creía que a los chicos os iban este tipo de cosas - Shinobu golpeó el aire con la fusta entre sus manos provocando un sonido que puso los pelos de punta a más de uno.
- ¿Cómo nos va a gustar eso? - murmuró Uzui - Bueno... a lo mejor el problema es la persona que lo usa - cerró los ojos al mismo tiempo que se recostaba en su asiento para imaginarse a Zenitsu vestido de maestra con el rostro completamente rojo al no saber qué hacer con la fusta - Ah... menos mal que soñar es gratis.
- Yo entiendo que las sesiones de estudio tengan que ser duras, pero... - Gyomei giró su rostro, al igual que el resto, hacia la mesa a su lado donde se encontraban Mitsuri y Muichiro - ¿Por qué hay tanta diferencia?
- ¡Kyaaaaaaa~! ¡Muichiro-kun, las contestaste bien otra vez! Deja que te premie con un beso.
- Rechazo. No quiero - intentó librarse, pero Mitsuri le atrapó en un abrazo e intentó besar su mejilla, aunque el chico no se dejaba.
- ¡Muichiro-kun es tan frío y lindo! ¡Quiero llenarle de besos!
- Denegado. Solo puedo recibir besos de Genya, no quiero cometer infidelidad.
- Jajajaja, solo será uno, no pasa nada.
Uzui, Sanemi, Iguro y Gyomei se quedaron mirando la cariñosa y suave sesión de estudio de Muichiro. Mientras el más joven era premiado con besos y abrazos cuando acertaba, ellos solo recibían el premio de no recibir un golpe con la fusta por cortesía de Shinobu.
- ¿Por qué hay tanta puta diferencia?
- Oh... con que es eso - Shinobu deshizo con un sonrojo en sus mejillas el nudo de su corbata - Supongo que es inevitable ya que sois chicos.
Los rostros de Uzui, Sanemi, Iguro y Gyomei cambiaron de color por el miedo y empezaron a negar rápidamente con la cabeza.
- ¡La fusta, la fusta! ¡Castíganos con la fusta! - suplicó Uzui.
- No sabía que había una tortura peor que los golpes... - Sanemi se abrazó a si mismo para controlar un escalofrío.
- ¿A qué vienen esas reacciones? - les preguntó Shinobu con una sonrisa, pero con una vena marcándose en su frente - Bueno, mi siguiente víctima... digo, la siguiente persona a la que preguntaré será... - Shinobu volvió a recorrer la mesa en círculos, cada uno de los chicos la miraba de reojo con miedo, todos menos uno que extrañamente habría sido el primero en asustarse de ella - Bien - frenó en seco detrás del chico - Tomioka-san, te tocó a ti, felicidades - el resto de chicos respiró tranquilo mientras que Shinobu buscaba una pregunta para hacerle en el libro de química - Vale... Página 45, ejercicio 3. adelante, Tomioka-san.
Shinobu esperó con una sonrisa a que el chico le contestara, pero no había hecho ni el amago de coger el libro para buscar la pregunta.
- ¡Ejem! - la vicepresidenta del consejo estudiantil aclaró su garganta para volver a hablar - Página 45, Tomioka-san, ¿me estás escuchando?
La respuesta a la pregunta de la chica era no. Giyuu no había prestado atención a nada de lo que habían dicho desde que se sentaron en las sillas. No era propio de él, pero ahora se encontraba en su propio mundo distraído. Desde que había llegado al aula que el consejo estudiantil reservó para que pudieran estudiar no se había concentrado ni por un segundo en los ejercicios de los libros que trajo Shinobu. Su mente estaba ocupada y atrapada por cierta persona, cierta persona de brillantes ojos burdeos, pendientes hanafuda, dulce olor a vainilla y hermosa sonrisa. La imagen de Tanjiro no salía de su mente. Sus pucheros, sus enfados cuando decía algo pervertido, la carita de preocupación cuando creía que le pasaba algo malo y la cegadora sonrisa más brillante que el sol que utilizaba la mayoría del tiempo. Desde su última conversación en su habitación, no conseguía sacarse a Tanjiro de la cabeza y es que extrañamente estaba pensando en él desde que se levantaba hasta que se iba a dormir. Estar a su lado se había vuelto complicado de alguna manera y es que sentía su pulso más acelerado y el rostro más caliente cuando el pelirrojo invadía su espacio personal.
Shinobu seguía intentando hablarle, pero él seguía atrapado en su mundo, mundo en el que ahora recordaba como Tanjiro le llamaba "Senpai" con la voz tan dulce y tierna que tenía.
- Ah... - sus pensamientos fueron interrumpidos cuando el corazón le volvió a latir como loco. Algo preocupado llevó sus manos al lado izquierdo de su cuerpo para comprobar como el corazón había empezado a dar golpes. Su labio empezó a temblar al mismo tiempo que su rostro comenzaba a ponerse rojo - ¿Q-que me pasa...?
- ¿Tomioka? ¿Estás bien? - preguntó Gyomei, el resto se le quedó mirando en espera de que contestara al alumno mayor, pero se llevaron una sorpresa cuando Giyuu dejó caer su rostro contra la mesa para darse un golpe.
- Oye, oye... hay mejores formar de ser llamativo ¿sabes? Que tal... si dejas que te pinte uno de los ojos.
- ¿Qué es esto...? - la imagen de Tanjiro seguía presente en su mente provocándole un suave dolor en el pecho por los bruscos latidos de su corazón - Siento... como si me fuera a morir.
- ¿Se puede saber qué te pasa? - le preguntó un desinteresado Iguro.
- Yo... moriré... ¡¡Y-yo...!! - Giyuu apretó con fuerza su pecho, un pequeño sonrojo empezaba a aparecer en sus mejillas - ¡¡Definitivamente me voy a morir!!
- Vas a morir, pero porque te voy a matar yo como sigas gritando - amenazó Sanemi.
- Tranquilízate, Shinazugawa-san - Shinobu intentó poner orden antes de que la situación se descontrolase. Nunca había visto a Giyuu así y era especialmente inusual, ¿se puede saber qué le pasaba? - Tomioka-san, ¿quieres retirarte a la enfermería? Si tan mal te encuentras...
- Sí... será lo mejor.
En silencio, Giyuu echó para atrás la silla y se marchó de allí con la mirada agachada. Justo en el momento en el que él abandonaba el aula, Rengoku entraba por la misma puerta intentando saludarle, pero no obteniendo ni siquiera un signo que le indicase que el chico le había visto.
- ¿Ha ocurrió algo? - ante la pregunta del presidente, Shinobu solo pudo encogerse de hombros sin saber bien que decir.
- Parece que Tomioka-san se encuentra mal, puede que sea fiebre.
- Ya...
- Tch, seguro que ha sido una excusa para librarse de ser torturado por Lady Sadismo - el comentario en voz baja de Sanemi no sonó tan bajo como él quiso con lo que la chica colocó suavemente la punta de su fusta sobre los hombros del chico.
- Shinazugawa-san, ¿qué acabas de decir?
- ¡Nada! ¡Te lo habrás imaginado!
- No, creo que no.
- ¡Mierda! ¡Rengoku! ¡¿Por qué la dejaste andar por ahí con una fusta?! - un asustado Iguro preguntó a rubio, pero este no le estaba prestando atención. En su lugar se encontraba observando la puerta por la que Tomioka se había ido.
¿De verdad sería fiebre lo que tenía el chico?
En la enfermería de la escuela, Tamayo se encontraba revisando varios papeles. Lo que llevaba de día había sido muy tranquilo para ella lo cual era bueno. Las únicas visitas que había recibido la enfermería eran de alumnos que buscaban librarse de las clases de gimnasia. Aunque tuviese que regañarles por eso, no podía decir que no entendiese que quisiesen saltarse esa clase, ella también fue alumna y sabe perfectamente lo mal que lo pueden pasar algunos en ese tipo de clases.
Una sonrisa boba apareció en su rostro al no poder evitar ponerse nostálgica, a veces extrañaba su época de escuela. Dejando los papeles de lado, Tamayo cogió la brújula roja que reposaba sobre su escritorio y la acarició con delicadeza. Sí, a veces desearía poder volver atrás en el tiempo.
Su tranquila mañana se vio interrumpida completamente cuando la puerta fue abierta de golpe dejando ver a un Giyuu algo sudado y nervioso. Tamayo se sorprendió por eso, esta era una faceta desconocida de uno de los mejores alumnos de la escuela.
- ¿Estás bien? - se aventuró a preguntar al verle en tan extraño estado.
- No... yo... yo... - con una de sus manos temblorosas se agarró del marco de la puerta mientras que con la otra apretaba con fuerza su pecho - M-me... m-me... ¡¡Me voy a morir, tiene que ayudarme!!
Alertada por sus palabras, Tamayo se acercó corriendo hacia él y le ayudó a llegar a una de las camas donde le sentó.
- ¿Qué te ocurre exactamente? Dime los síntomas.
- El pecho... el pecho me late con demasiada fuerza, temo que mi caja torácica vaya a romperse.
- ¿El pecho? - Tamayo empezó a sudar ante eso - ¿Y el brazo? ¿Te duele el brazo?
Giyuu negó débilmente con la cabeza y se dejó caer sobre la cama para tumbarse.
- La cabeza... me da tantas vueltas, las manos me sudan, la sangre se me suave al rostro y siento como si el aire me faltase. Hay demasiado calor en mi cuerpo... ¿por qué siento tanto calor?
- ¿Q-que más? ¿Sientes más cosas? - Tamayo se encontraba desconcertada, no sabía que diagnostico dar ante esto.
- No sale...
- ¿El qué? ¡¿El qué no sale?!
- Él.
- ¡¿Él?! Eh... ¿Él?
Giyuu volvió a asentir con la cabeza, una vez más el rostro sonriente de Tanjiro volvía a aparecer por su mente haciendo que su mirada se perdiera sin centrarse en ningún punto específico del techo. Su rostro volvía a estar caliente y su corazón volvía a latir con fuerza. ¿Era acaso Tanjiro el causante de este extraño comportamiento de su cuerpo?
- Tanjiro... no sale de mi cabeza.
- ¿Tan...? ¿Tanjiro? - Tamayo arqueó una ceja confusa, estaba empezando a sospechar que se había asustado para nada.
- No importa donde esté, no puedo concentrarme, solo puedo pensar en Tanjiro. En su voz, en sus ojos, en su sonrisa... - tragó duro - En sus muslos.
- ¿Sus... muslos? - una vena empezó a marcarse en la frente de Tamayo, sí, casi tiene un infarto por la preocupación para nada - Tomioka... ¿me estás gastando una broma?
- ¡No! ¡¿Cómo voy a estar bromeando por esto?!
- Pues lo parece - murmuró.
- ¡Tiene que ayudarme! ¡Me voy a morir!
- No creo - Tamayo se alejó de la cama y regresó a la silla de su escritorio - Puedes retirarte, definitivamente estarás bien. Disfruta de la maravillosa etapa que es tu juventud.
- ¿Maravillosa...? ¡¿Cómo puede decir eso cuando me estoy muriendo?!
- No te estás muriendo.
- ¡¿Y cómo explica mis problemas cardiacos?!
- No son problemas, ¿en serio tengo que explicarte estas cosas? Definitivamente no eres un adolescente normal.
- ¿Así trata usted a sus pacientes? ¡¿Los abandona a su suerte?! ¡Le estoy diciendo que me voy a morir!
Tamayo suspiró cansada, era exagerado lo seriamente que se estaba tomando Giyuu la situación. ¿De verdad el chico no sabía que era lo que en verdad le pasaba?
- Tomioka, si no estás realmente enfermo te tengo que pedir que abandones la enfermería.
- ¿En serio...? ¡¿Cómo se hace llamar doctora cuando tiene un paciente muriéndose delante de usted?! ¡¿De verdad quiere cargar con el peso de mi muerte?!
El lápiz entre los dedos de Tamayo crujió, haciendo saber a Giyuu que ya había acabado con la paciencia de la enfermera. Sin darle tiempo a reaccionar, Tamayo le había sacado de un empujón de la enfermería y le había cerrado la puerta en las narices.
- ¿Qué le pasa? - se preguntó mientras metía sus manos en sus bolsillos - ¿Podrá cargar con el peso de mi muerte?
- ¡Senpai! - una voz dulce a llegó a los odios de Giyuu, cuando este se dio la vuelta pudo encontrarse con la sonriente y brillante figura de Tanjiro corriendo hacia él con la mano alzada en forma de saludo. Basto con un solo segundo para que los síntomas de su "enfermedad" se intensificaran. Sin saber bien que hacer, echó a correr para alejarse del chico - ¿Senpai? ¿Por qué huyes?
- ¡N-no te acerques!
- ¿Por qué? ¡Ah! ¿Es la fiebre? ¿Todavía no te recuperas?
- E-eso mismo, es la fiebre, así que asegúrate de mantener las distancias.
- Comprendo... tal vez sea mejor que no participes en las actividades del club hoy, ¿quieres que te acompañe a casa?
- No, simplemente... se me pasará si estoy tranquilo, eso... eso es todo.
- Vale, pero... ¡Ah, senpai! - intentó llamarle, pero Giyuu ya había salido corriendo - ¿De verdad será solo fiebre? - aunque estaba todavía preocupado por su actitud, Tanjiro retomó su caminata hacia el club, una vez delante de este, se pudo encontrar con el resto de miembros de su club fuera - Buenos días - saludó con una sonrisa.
- ¿Buenos días? Lo dirás por decir supongo - Genya se encogió de hombros y señaló con la cabeza la puerta del club - Él está dentro, ¿cómo piensas decirle lo de Daki?
- Pues... supongo que directamente ¿no? - su despreocupada respuesta hizo que Genya estampara su mano contra su frente y que Zenitsu pegara un suspiro profundo - ¿Pasa algo?
- Tú... no tienes mucho aprecio por tu vida - comentó Yuichiro ante lo que Tanjiro ladeó el rostro confuso.
- No les hagas caso, Gonpachiro, tú ve de frente. Si quiere pegarte, entonces le pegaremos nosotros antes.
- Preferiría que nadie pegara a nadie - soltó una risa nerviosa ante la ocurrencia del autodenominado dios del club y recogió la carpeta que Zenitsu le había ofrecido donde estaban todos los insultos en papel encontrados en el pupitre de Daki - Bien, allá voy.
- Tanjiro - le llamó Zenitsu con la preocupación reflejándose en su rostro - Si Gyutaro intenta hacer algo raro, simplemente sal de ahí por favor.
- Gyutaro-senpai nos necesita, tengo fe en que no me hará nada.
Zenitsu no estaba convencido con eso, sabía que Tanjiro era tan ingenuo a veces, pero que difícilmente podría hacer cambiar sus pensamientos. Todos se hicieron a un lado y dejaron entrar al pelirrojo, una vez dentro, este cerró la puerta, quedándose solo allí dentro con el alumno de tercero que se encontraba sentado de malas maneras en una de las sillas.
- Buenos días, Gyutaro-senpai.
- ¿Descubristeis algo?
- ¿No saludas?
- Déjate de mierdas, ¿qué descubristeis?
- ¿No saludas? - volvió a preguntar.
- Tch, ¡no me fastidies!
- ¿No saludas? - ajeno a su enfado, Tanjiro le siguió preguntando con una sonrisa.
- Pero serás... - Gyutaro apretó sus puños con fuerza y agachó su cabeza durante unos momentos para después levantarla y apartar la mirada - Buenos días.
- ¿Oh? No saludar de frente es de mala educación.
- Oye... ¡Deja de jugar conmigo! - Gyutaro se levantó de la silla donde estaba y agarró a Tanjiro del cuello de su camisa para acercar sus rostros - ¡¡Buenos días, joder!!
- Gyutaro-senpai, gritar a la cara al líder de tu club es de mala educación y por favor, no uses palabrotas.
Una de las cejas de Gyutaro empezó a temblar, estaba preparado para gritarle una vez más, pero al sentir como Tanjiro empujaba una carpeta contra su pecho, soltó al chico y recogió el objeto.
- ¿Qué es esto?
- Estaban... - pegó un pequeño suspiro cuando vio a Gyutaro abrir la carpeta y empezar a revisar los papeles - Debajo del pupitre de Daki, creemos que ella... bueno, tal vez está siendo víctima de acoso escolar y por eso...
- ¿Qué más?
- ¿Eh?
- Te estoy preguntando que más has encontrado.
- Bu-bueno... solo tenemos eso.
- Vaya, pensé que seríais más útiles, pero sois una panda de inútiles.
- ¡¿A QUIÉN LLAMAS INÚTIL, CARA DEFORME?! - de un golpe, Inosuke se metió dentro del club con Zenitsu intentando detenerle agarrado a su cintura.
- ¡¡Inosuke!!
- Entonces habéis investigado y todo lo que tenéis son un montón de papeles estúpidos.
- ¿Estúpidos? ¡Están insultando a tu hermana! - le echó en cara Yuichiro - ¿O es que acaso ya lo sabías y no has hecho nada al respecto?
- Si la están acosando, ese puede ser el motivo de que tenga un demonio dentro - le explicó Genya.
- ¿El motivo...? - los puntiagudos dientes de Gyutaro crujieron dentro de su boca cuando los apretó con fuerza, el papel que sostenía entre sus manos quedó totalmente arrugado y lo dejó caer al suelo - Este... no es el motivo, no hay manera de que sea el motivo - su mano libre se pasó por detrás de su espalda donde mantenía el hueso que al entrar en contacto con la palma de su mano se transformó en una hoz - ¿Cómo puede ser posible...? ¡¿CÓMO PUEDE SER POSIBLE QUÉ SEÁIS TAN INÚTILES?! - la carpeta que Gyutaro sostenía en su otra mano fue lanzada al aire, en un movimiento rápido se impulsó hacia donde estaba Tanjiro, este retrocedió por puro instinto al ver como Gyutaro se había lanzado hacia él con su hoz en la mano. El pelirrojo acabó chocando contra la pared del club, a su lado había acabado clavada la hoz de Gyutaro, atravesando la carpeta que Tanjiro le había dado, destrozándola junto al resto de papeles. Al ver el pequeño miedo que había reflejado el rostro del pelirrojo, Gyutaro sonrió satisfecho y se acercó a su oreja para susurrarle - Vaya... no eres tan valiente cuando tu príncipe no está para defenderte ¿no? - al tirar de la hoz, esta se desencajó de la pared y dejó caer la carpeta y los papeles al suelo - Vaya mierda, lo único bueno que tenéis es vuestra puta cara bonita, por lo demás, sois un grupo de inútiles. ¡Poneos las pilas de una vez y exorcizad ese demonio!
- ¡¿AH?! ¡¿Quién mierda te crees para darnos órdenes?!
- Inosuke, para - Zenitsu tiró de él intentando pararle.
Gyutaro no dijo nada más, metió las manos en sus bolsillos y se dirigió hacia la salida. Genya apartó a Yuichiro de su camino y le puso detrás de él mientras que Zenitsu se mantenía sujetando a Inosuke. Una vez con el recipiente fuera del club, Tanjiro se dejó caer al suelo, sus piernas se habían mantenido temblando desde que Gyutaro clavó la hoz a su lado. Un preocupado Zenitsu soltó al chico de apariencia femenina y se puso de rodillas al lado del líder del club.
- Tanjiro, ¿estás bien?
- ¿Eh? S-sí, nosotros... seguiremos buscando.
- ¡¿AH?! ¡¿Por qué?! ¡Ya encontramos el motivo! - protestó Inosuke - Que el cara deforme no quiera asimilarlo no es nuestra culpa.
- Pero él ha dicho...
- ¡AAAAAAH! ¡Siempre igual, Gonpachiro! - frustrado, Inosuke empezó a revolver sus cabellos - Eres ingenuo como un bebé, por eso cedes al Gyusapo y por eso no te das cuenta de que Dogma es otro bento.
- Recipiente - le corrigió el rubio.
- ¡Es lo mismo! Bien, pues ya que tú no le plantas cara adecuadamente, el todopoderoso Inosuke-sama será el que lo haga.
- Inosuke, espera.
- ¡Inosuke-sama no escucha! ¡Inosuke-sama se marcha! - desplegando sus brazos como si fueran las alas de un avión, Inosuke salió corriendo del club. Cuando estuvo lo suficientemente lejos, bajó sus brazos y dejó de correr, el solo recordar la cara de Gyutaro intimidando a Tanjiro le hizo fruncir el ceño - Patearé a Gyusapo, a su hermana la fea y al presidente de orugas en las cejas por meterlos en el club que gobierno y si se me cruza en el camino, derribaré de un asalto de frente al Dogma.
- Ara, ara, creo que la violencia no es la mejor respuesta ¿no crees? - la delicada voz a sus espaldas hizo que se diera la vuelta para encontrarse con dos centelleantes ojos lilas y dos enormes mariposas de color verde y rosa - Buenos días, Inosuke-chan.
- Pero si eres...
- ¿Sí?
- Mmm... Ka... ¿Ka? Ka.... - ladeó la cabeza mientras pensaba - ¿Kamado? Nah, ¿quién se puede llamar así?
Para controlar una delicada risa, Kanae tapó su boca con su mano.
- Que divertido eres, Inosuke-chan, me alegro de que seas amigo de Kanao-chan.
Kanao, que se había encontrado todo el rato detrás de ella tuvo un ligero sobresalto al escuchar eso e intentó corregirla, pero Inosuke no la dejó.
- ¿Qué queréis? Ando muy ocupado ahora mismo.
- Escuché que querías patear a alguien, personalmente, no me gusta la violencia, podrías hacerte daño.
- ¿Daño? ¿Yo? Si soy el todopoderoso Inosuke-sama, es imposible si quiera ponerme un dedo enci... ¡¿QUÉ HACES?! - le gritó en la cara cuando la chica posó uno de sus dedos sobre su mejilla.
- Jajaja, parece que es más fácil de lo que parece poner un dedo encima del todopoderoso Inosuke-sama, jajaja.
- ¡No te burles de mí, tonta!
- Lo siento, Inosuke-chan, pero en serio, ¿qué ha pasado para que quieras recurrir a la violencia? Tal vez te pueda ayudar.
Inosuke lo estuvo pensando un rato mientras miraba al suelo para después levantar la mirada y observar a Kanao, la chica se sobresaltó una vez más, pero él simplemente apartó la mirada.
- Un matón inculto y feo está intimidando a mis amigos, así que tomaré venganza usando mis puños.
- Ya veo... - para que pareciese que estaba reflexionando, Kanae se cruzó de brazos y cerró los ojos - Pero Inosuke-chan, ¿así resuelves todos tus problemas? ¿Con violencia?
- Bueno, es el camino más rápido.
- ¿Y eso les parece bien a tus amigos? Seguro que les preocupa que no te metas en líos.
- Eso... - se quedó callado ante eso, sí que era cierto que todo el rato Tanjiro y Zenitsu le regañaban cuando intentaba arreglar algo a base de golpes - Eso... tal vez sea cierto - murmuró en voz baja.
- ¿Verdad? - tras dedicarle una sonrisa, Kanae abrió los ojos en una mirada comprensiva - Seguro que eres muy fuerte, Inosuke-chan, pero la violencia muchas veces no es el mejor camino. Debe haber otros ¿no crees? Unos que tal vez te den un mejor resultado - con delicadeza, Kanae posó su dedo índice sobre la frente del chico - Piensa en ellos ¿vale?
Cuando la chica rompió el contacto, Inosuke apartó la mirada y se sobó la zona recién tocada. Despidiéndose con una sonrisa, Kanae se fue por los pasillos con Kanao detrás, aunque esta última se quedó mirando disimuladamente al chico que dejaban atrás.
- ¿Te preocupa tu amigo? - la preguntó con una sonrisa.
- ¿Eh? No...
- Si es así, tal vez deberías vigilar que no haga nada imprudente.
- Es que...
- Ve - Kanae posó una de sus manos sobre el hombro de la chica - Tal vez te necesite.
Todavía dudándolo, Kanao intercambió miradas con la alumna mayor y con el chico que dejaban atrás. Un asentimiento de Kanae fue suficiente para que la chica se diera la vuelta y se alejara de ella volviendo al sitio donde habían dejado a Inosuke. Dejando escapar una pequeña risa, Kanae se quedó mirando enternecida la espalda de la chica que se alejaba.
- ¿Estará llegando tu primavera, Kanao-chan?
Mientras los alumnos caminaban despreocupadamente por los pasillos, Inosuke se mantenía sentado en el suelo y apoyado contra la pared. Algunos se le quedaban mirando, pero el chico no estaba prestando atención a nadie, se encontraba de brazos cruzados y con los ojos cerrados.
- Mmm... - frunció el ceño mientras pensaba algo - Debe haber otros... - repitió las palabras de Kanae en un duro intento para él de reflexionar - Otros... otros... pero ¿cuáles? - imitando a la chica de mariposas en la cabeza, posó su dedo índice sobre su frente e hizo presión, pero su estado de concentración se vio interrumpido por la persona que menos quería ver.
- Holii~ - un sonriente Douma llegó y automáticamente Inosuke cambió su cara a una de pocos amigos - Oww, ¿y esa carita, Ino-chan?
- "Ini-chin" - le imitó con voz burlona - Que te den.
- Que malo, Ino-chan, tu crueldad destroza mi corazoncito.
- Entonces he hecho un buen trabajo. Desaparece de mi vista, ojos homosexuales.
- Waaa... que malo - hizo un puchero que solo enfadó más a Inosuke.
- Puede que consiguieras engañar al Gonpachiro, pero yo sé que eres un bento.
- ¿Mm? ¿Un bento?
- Sí, tienes un demonio dentro así que eres un bento.
- Ya veo... oye, Ino-chan, ¿no querrás decir, recipiente?
Iba a protestar y decir que era lo mismo pero el hecho de que Douma supiera la terminología que usaban solo hizo que se enfadara más ya que le servía como una prueba más de que definitivamente estaba relacionado con los demonios. Al ver que Inosuke le había entendido, Douma sacó la lengua en forma de broma y el chico jabalí se puso rojo de la rabia.
- Vuestro club trata asuntos interesantes, pasaos por el club de periodismo y os haré una entrevista un día de estos. Hoy no ya que lo acabo de cerrar, ¿mañana os vendría bien? Después de la entrevista "atenderé" debidamente a Tanjiro-chan jajajaja - con una sonrisa juguetona, Douma sacó un juego de llaves de su bolsillo y las empezó a girar alrededor de su dedo índice. La burla hacia su club y la insinuación de hacer cosas indebidas con Tanjiro acabó con la inexistente paciencia del chico.
- ¡Cállate! Tu voz es molesta y tu cara una aberración, ¿cómo será posible que el Gonpachiro tuviera un sueño húmedo contigo ayer?
- ¿Eh? - la risa de Douma cesó y su rostro se quedó paralizado por la sorpresa, al detener repentinamente el giro de las llaves, estas salieron volando de su dedo y acabaron en el suelo - ¿Qué has dicho de Tanjiro-chan?
- ¿Ah? ¿Qué habrá sido? - Inosuke recogió las llaves que se habían escapado de las manos del mayor y se levantó para devolvérselas - Ya no me acuerdo.
- Has dicho que...
- ¡Ah! ¡Llego tarde a mi club! Venga, hasta nunca - Inosuke se despidió con la mano, pero sin mirarle a la cara. A una distancia prudente del chico, Inosuke abrió el puño que había mantenido cerrado para dejar ver una llave que había desenganchado del manojo de llaves que Douma llevaba cuando estas se le escaparon de las manos - Ja, pues sí que hay una manera no violenta. Buen consejo, Kanan.
Vigilando que Douma no estuviese cerca, Inosuke se dirigió cautelosamente hacia la puerta del club de periodismo. Tanjiro era, a su parecer, demasiado ingenuo y blando, por eso y aunque se hiciese el duro, Gyutaro podría ver a través de él y mantenerle controlado a través de intimidaciones. Otra prueba de la ingenuidad de su líder era precisamente Douma, las pruebas que indicaban que el rubio era un recipiente eran abundantes, pero solamente porque la brújula no le señaló cuando le tuvo delante, el chico se echó para atrás. Por el bien de Tanjiro, era momento de demostrarle su ingenuidad y lo haría precisamente demostrando su mayor sospecha, que Douma era un recipiente y que de alguna manera sabía incluso mucho más que ellos de demonios.
- El gran Inosuke-sama cumplirá su misión sin ningún altercado notable - comentó para sí mismo mientras metía la llave en la cerradura. Tanta era su concentración que no se dio cuenta de cuando una silenciosa chica se situó detrás de él.
- ¿Qué haces? - preguntó de repente Kanao rompiendo en pedazos su concentración.
- ¡AH! ¡Kaori! ¡¿Q-qué quieres?! ¡¿Y por qué mierda no haces ruido cuando caminas?!
- Creo que la respuesta a la segunda pregunta es que tu estado de concentración te ha impedido percatarte de mi presencia, en cuanto a la primera...
- Tch - Inosuke miró a los lados, su grito había acabado llamando la atención de algunos alumnos. Si se llegaban a percatar de que estaba intentando entrar en un club que no era suyo o si alguien del consejo estudiantil le viese se metería en un buen lío y tendría asegurado una regañina de Tanjiro - No quiero que me regañe... - si Inosuke fuese un perro, habría bajado sus orejitas arrepentido, pero en seguida se dio cuenta de que ya era demasiado tarde. Miró expectante a Kanao y la chica se incomodó por ello. Ya era tarde, ya le había pillado alguien del consejo estudiantil, es decir, Kanao - Mierda... solo queda una alternativa entonces ¡el secuestro!
- ¿Eh? - Kanao pestañeó confusa y antes de que pudiese darse cuenta Inosuke había abierto la puerta y la había hecho entrar junto a él al club de periodismo. Todavía confusa, Kanao retrocedió un par de pasos hasta chocar contra el escritorio de Douma - Este tipo de cosas... hacer este tipo de cosas en la escuela está prohibido.
- ¿Ah? - Inosuke arqueó una ceja confuso y se acercó hasta plantarse a escasos centímetros del rostro de la chica - No te entiendo, Kaori.
- Yo... nada - posando con delicadeza la palma de su mano en la frente de Inosuke, alejó su rostro - Entrar sin permiso en clubs a los que no perteneces está prohibido.
- Pero yo tengo permiso, mira, tengo la llave.
Kanao se quedó mirando un rato la llave sin decir nada lo cual mantuvo a Inosuke al borde de un ataque de nervios. ¿Había colado?
- Iré a preguntar a Douma - Kanao intentó pasar a su lado para irse, pero el chico jabalí agarró su muñeca. Se pasó de fuerza, pero eso solo lo supo cuando el cuerpo de la chica acabó chocando contra la mesa del rubio una vez más.
- O-oye... yo no quería - intentó disculparse por el empujón, pero era Inosuke, él no sabía hacer eso - Eh...
- ¿Intentas decir tal vez "lo siento"?
- Sí, más o menos, de nada.
- No, lo estás diciendo mal.
- ¡Kaori, no es momento para eso! - invadiendo una vez más su espacio personal, Inosuke empezó a hablarla peligrosamente cerca - Tengo un pavor que pedirte.
- Yo... - una vez más, Kanao alejó la cara de Inosuke con la mano - Creo que quieres decir "favor".
- Sí, también se puede decir así.
- ¿De qué se trata?
- No digas a nadie que entré sin permiso en el club de Dogma.
- Creo que no es algo que dependa de mí, incumpliste una norma así que debo consultarlo con Shino...
- ¡Es un favor! ¡Hazme ese favor!
- Debo consultarlo con...
- ¡Ah, mierda! ¡Yo no estoy hablando con nadie más! ¡Estoy hablando contigo, toma tú la decisión!
Kanao separó los labios, pero nada salió, en realidad no sabía qué hacer. Lo que estaba haciendo Inosuke iba en contra de las normas de la escuela, por lo que debía consultar con Shinobu o con Rengoku qué acciones llevar a cabo para aplicar un castigo, pero si la preguntaban por su punto de vista, no creía que Inosuke estuviese actuando con malas intenciones al colarse en el club. El estar vigilando al club de Tanjiro le ha permitido hacerse una pequeña idea sobre cómo son los miembros que lo conformar e Inosuke, en concreto, no parece un mal chico. Si que es cierto que es impulsivo y que parece que no sabe hablar correctamente, pero no se veía como alguien malo.
- Yo... yo no sé...
- ¡Argh! Tú siempre igual, Kaori, vale, haz lo que quieras, aprovecharé cada minuto - Inosuke rodeó la mesa y acabó en el lado contrario de donde se encontraba Kanao para comenzar a rebuscar en los cajones de Douma.
Como si de una simple espectadora se tratase, Kanao unió ambas manos por delante de su cuerpo y se quedó observando como Inosuke hurgaba en un mueble que no era suyo.
- Si no es mucha molestia, ¿podría saber qué es lo que estás buscando?
- El Dogma es un bento - confesó sin intención de mentir a la chica, aunque su forma de expresarse impidiera entender que era exactamente lo que estaba diciendo - Busco pruebas que lo demuestren.
- ¿Un bento? - por la mente de Kanao pasó la extraña imagen de Douma vestido de bento y pegando saltitos feliz con un par de palillos en cada mano - Me temo que no comprendo del todo.
- Ser un bento quiere decir que tienes un demonio dentro, ¿entiendes ahora?
- Ah... Kamado Tanjiro lo denominaba "recipiente", creo que te lías fácilmente con las palabras.
- ¡¿AH?! ¡¿Me estás llamando estúpido?!
- No, simplemente despistado.
Inosuke gruñó conteniendo su rabia y siguió buscando enfadado entre los cajones.
- Necesito pruebas, el Dogma tiene un demonio y parece que sabe sobre ellos, tiene que tener algo oculto.
- ¿Qué harás si encuentras ese algo?
- Me lo llevaré para enseñárselo al Gonpachiro.
Kanao suspiró, parece que el chico solo iba a realizar actos en contra de las normas. Primero colarse en un club, luego robar y miedo le daba pensar que más cosas se podían pasar por esa alocada cabeza con cabellos degradados.
- Maldición, ¡no hay nada! - dejó escapar un gruñido de enfado después de revisar el último objeto del segundo cajón, el cual resultó ser una foto de Hakuji, misma foto que sacó al principio de curso y la cual Inosuke no inspeccionó más y dejo caer al suelo - Y este cajón de aquí... ¡No se abre! ¡¿Por qué mierda no abre?!
La chica se mantuvo expectante ante los intentos de Inosuke de abrir el primer cajón del escritorio, aunque era evidente que no se abriría por pura fuerza bruta. Sus inexpresivos ojos dejaron de mirar a Inosuke cuando se percataron de la foto que había dejado caer al suelo, era evidente que el chico jabalí no planeaba recogerla así que ella se acercó y se agachó para tomarla. Una simple foto de Hakuji enfadado al verle con lo que parecía ser una sombra borrosa y deformada detrás de él, pero había mucho más que eso, aunque a primera vista se pensó que era una sola foto, Kanao se dio cuenta de que había más detrás de esa ya que se mantenían juntas y unidas mediante un clip. Al retirar el objeto que las unía, la chica pudo observar cinco fotos más, aunque no eran de Hakuji.
- Ayaki Rui.
- ¿Ah? - Inosuke dejó tirar del cajón cerrado para mirar a la chica agachada a su lado - ¿Qué dices?
- Ayaki Rui - Kanao repitió el nombre al mismo tiempo que daba la vuelta a la foto y se la enseñaba. Era una foto de Rui saliendo de la escuela, el chico no parecía percatarse de que le estaban fotografiando además de se podía apreciar que detrás de él, al igual que de Hakuji, se encontraba una sombra deformada - Tamio Enmu - retiró la foto de Rui para dejar a la vista de Inosuke una foto del chico que acaba de nombrar dormido en la biblioteca, en la estantería detrás de él estaba también la misma sombra.
- Pero eso... ¿por qué tiene eso?
Kanao iba a enseñarle otra de las fotos, pero la piel de Inosuke se puso de gallina, como si una gélida brisa pasase cerca de él y transformarse el cálido ambiente del cercano verano en una fría ventisca de invierno.
- Kaori.
A Kanao no le dio tiempo a reaccionar, Inosuke se había agachado a su altura y había tirado de ella para quedar ambos ocultos debajo del escritorio de Douma. Aunque intentó decirle algo, Inosuke tapó su boca con su mano, no tardó mucho tiempo en comprender el por qué, ya que la puerta que habían dejado cerrada se abrió lentamente, entrando por ella una fría brisa junto al líder del club de periodismo. Los ojos color arcoíris se pasearon con calma por todo el club al mismo tiempo que empezó a recorrerlo lentamente. Un aburrido bostezo escapó de sus labios después de terminar su recorrido, parece que no encontraba lo que había venido a buscar o ese era su pensamiento hasta que fijó su vista en su escritorio. Inosuke seguía alerta, su piel seguía erizada y por algún misterioso motivo, el ambiente además de frío se había vuelto cargado de presión, como si se estuviese escondiendo de un dinosaurio que le arrancaría la cabeza nada más verle, pero no lo entendía, era simplemente Douma, le podría partir la cara de un puñetazo si quisiese.
El chico jabalí pegó un pequeño sobresalto cuando la mano de Kanao se pasó sobre la suya e hizo que la apartase de su boca para quedar libre. El espacio debajo de la mesa era reducido, pero Kanao sintió la necesidad de apartarse lo más que pudiera, la temperatura había bajado desde que Douma entró, pero Kanao sentía calor en el cuerpo. Inosuke por otro lado estaba congelado y el frío no hizo nada más que crecer cuando Douma habló.
- ¡I-no-chan~! ¿Cuánto tiempo vas a seguir escondido?
El nombrado abrió los ojos como platos. Se estaba planteando el salir de ahí debajo y exigirle explicaciones a golpes por las fotos de los recipientes, pero las palabras de Kanae en su cabeza le detuvieron. Si salía y se enfrentaba a Douma, ¿no estaría causando problemas a Tanjiro y a los demás? De hecho... ¿no les causaba siempre problemas por actuar violento y por instinto? El chico no era el único que se había quedado sin saber que hacer, Kanao desde luego que no estaba mejor. Ella era miembro del consejo estudiantil y aun así había entrado sin permiso y con una llave robada a un club que no le pertenecía. Necesitaba con urgencia a Shinobu o a Rengoku, Aoi o Iguro, incluso Mitsuri estaría bien, solo necesitaba alguien que le dijera que hacer porque no confiaba en sus decisiones y mucho menos en sus acciones. Estaba tan desesperada por una orden que pensó en preguntar a Inosuke pero con solo mirarle a la cara era obvio que ni él sabía qué hacer.
Kanao no era segura de sí misma, no confiaba en sus propios conocimientos, pero sí en los del resto, no obstante, ahora mismo estaba segura de una cosa y es que Kanae tenía razón. Quería ayudar a Inosuke pero nadie le podía decir cómo, era algo que tenía que decidir ella ahora mismo.
Ambos parecieron tomar una decisión al mismo tiempo y es que aunque Inosuke intentó levantarse y salir de allí, Kanao posó ambas manos en sus hombros para empujarle de vuelta al suelo, no obstante, ella salió de debajo de la mesa después de quitarle las llaves del club a Inosuke. Al ver a la chica salir de debajo de su escritorio, Douma se quedó mirándola sin cambiar su expresión neutral, era raro verle así de serio.
- ¿Qué haces aquí, Kanao-chan?
- Yo... yo... - se quedó en blanco, la mano con la que sujetaba la llave empezó a temblar así que la atrapó con su otra mano para detenerla - Quería... quería verte.
- Es una curiosa forma de verme el colarte en mi club cuando está cerrado, ¿no te parece?
- Es que...
Douma miró fríamente la llave entre las manos de Kanao y luego alzó la mirada hacia el rostro de la chica.
- ¿Viniste sola?
- Sí.
- ¿Te mandó el consejo estudiantil?
- No.
- Vale - dos pasos le bastaron para colocarse delante de la chica - ¿Te mandó el club de investigación de demonios?
- ¿Eh? - la pregunta la desconcertó - N-no...
- Kanao-chan - en cuanto la chica elevó el rostro para mirarle, Douma la tomó con fuerza del rostro y la obligó a alzarlo, apretando sus mejillas - Piensa bien la siguiente respuesta porque te podrías hacer daño, ¿has hurgado en mis cosas?
- N-no...
La chica se puso alerta, la mirada de Douma era tan fría que podría perfectamente volverla un cubito de hielo ahí mismo además de que el agarre a sus mejillas se había vuelto más fuerte y sentía dolorosamente como el chico clavaba sus uñas en su piel.
- Kanao-chan.
- ¿S-sí?
- ¿Quién te ha dicho que entrases aquí?
- ¿Eh?
- ¿Qué pasa? ¿Quieres acaso que me crea que la marioneta del consejo estudiantil sabe actuar sin nadie tirando de sus cuerdas?
En ese momento Inosuke apretó sus puños con fuerza, ahora tenía más ganas de reventar la cara de Douma a puñetazos.
- No quiero escuchar más excusas estúpidas. ¿Sabes? Soy increíblemente compasivo con las mujeres así que voy a dejar que te marches de aquí y además no voy a decir nada a Shinobu-chan de este inaceptable comportamiento - el rostro serio de Douma desapareció, recuperó una de sus despreocupadas sonrisas y soltó a la chica - ¿No te parezco super amable? Jajajaja. Bueno, ahora... - rozó suavemente la mano en la que tenía la llave y se la arrebató con delicadeza y sin ningún movimiento brusco - Me quedaré con esto ya que es mío, ¿te parece bien?
- Sí.
- Por cierto, Kanao-chan, una última cosa.
- ¿De qué se trata?
- No te interpongan nunca en mi camino, soy compasivo con las mujeres, pero no tengo ningún problema a la hora de aplastar insectos, ¿vale? - Douma se dirigió hacia la puerta y la abrió dejándola abierta para la chica - Las señoritas primero.
Kanao solo asintió débilmente y salió por la puerta que Douma le había abierto. El rubio salió con ella y cerró la puerta con llave. El mayor se despidió con una sonrisa como si hace nada no le hubiese dedicado una especie de amenaza y la chica se quedó estática delante de la puerta del club. No sabía cómo, pero había conseguido mantenerse de pie todo ese difícil rato a pesar de que sus piernas estaban temblando. Dejando sus nervios de lado, salió corriendo hacia el despacho del consejo estudiantil, necesitaba la copia de las llaves de ese club si quería sacar a Inosuke antes de que a Douma se le ocurriese volver. Dentro del club, Inosuke no se encontraba preocupado de haberse quedado encerrado, estaba más preocupado por Kanao que estaba fuera.
Creía que había sido capaz de actuar con astucia por una vez y creía que eso evitaría meter a los demás en problemas, pero parece que ni así lo conseguía. Actuase como actuase, puede que solo molestase a los demás.
Pensando todavía en eso, abrazó sus piernas contra su pecho y ocultó su rostro en sus rodillas. Ahora se sentía como un niño triste que quería llorar en el regazo de su madre, pero por desgracia era algo que no podía hacer.
Con el naranja del atardecer cubriendo los terrenos de la escuela, Tanjiro la abandonaba completamente exhausto. No había conseguido más información de Daki, no conseguía que Gyutaro colaborase adecuadamente y encima no conseguía hablar con Giyuu. Estaba especialmente preocupado por su superior de ojos azules, si supuestamente estaba enfermo debería descansar apropiadamente en su casa, pero se había quedado todo el día en la escuela. Sacó su móvil pensando en llamarle para ver cómo estaba, pero no le dio tiempo cuando una chica apoyada en los muros de la escuela se acercó a él sujetando con ambas manos un bolso.
- Esto... ho-hola.
Tanjiro se giró en la dirección en la que le habían saludado. Allí se encontraba una mujer algo más alta que él, no tardó mucho en reconocerla ya que la había visto hace poco. Esos largos cabellos negros y recogidos en una trenza junto a los profundos y familiares ojos azules, no había duda de que era la hermana mayor de Giyuu la cual les pilló en una escena digamos que... muy malinterpretable.
- No sé... no sé si te acuerdadas de mí - la mujer rascó su mejilla algo nerviosa, al reconocerla, Tanjiro se puso rojo y agachó su cuerpo en una reverencia.
- ¡S-sí! E-eres la hermana mayor de Tomioka-senpai.
- Sí, exactamente - asintió con la cabeza contenta al ser reconocida - Me llamo Tomioka Tsutako, llámame Tsutako si quieres o cuñada, como quieras.
- ¡S-sí! Eh... ¿cuñada? - levantó la cabeza para ladearla algo confuso.
- Tú eras...
- ¡Ah, sí! ¡Kamado Tanjiro! ¡Encantada de conocerla! - Tanjiro volvió a doblar su cuerpo en una reverencia.
- No hace falta que seas tan formal, creo que no es necesario entre nosotros. Perdona, puede que te pille de sorpresa, pero... ¿crees que podríamos ir a otro lado para hablar?
- ¿Hablar?
- Sí, me gustaría hablar contigo ciertas cosas, ¿sería posible?
- S-sí, por supuesto... de-deme un momento - Tanjiro sacó su móvil rápidamente y le escribió a Nezuko que no podría esperarla cuando esta saliera. Como su hermana le contestó que no se preocupara, Tanjiro acompañó sin ningún inconveniente a la hermana de Giyuu hacia el sitio al que esta decidiera guiarle.
Durante todo el trayecto, Tanjiro se mantuvo mirando hacia abajo con el rostro rojo. La mujer con la que caminaba era la misma mujer que le había visto encima de Giyuu en la cama de este. No sabía ni como era capaz de haberla hablado sin morir de la vergüenza. Tentado por la curiosidad de caminar al lado de otro Tomioka, Tanjiro elevó un poco el rostro para mirar el perfil de la chica. Se veía muy elegante con su cabello bien cuidado y unos largos pendientes colgando de cada oreja, sus zapatos eran de tacón y mantenía una suave sonrisa que seguro que difícilmente podría ver en el rostro de Giyuu. De alguna manera eran parecidos pero diferentes, él lo entendía, al tener hermanos sabía que era imposible ser completamente idénticos y que cada uno tenía sus diferencias, pero había una diferencia en concreto que le estaba llamando demasiado la atención.
Sus ojos. Los ojos de la elegante mujer que caminaba a su lado tenían luz, todo lo contrario que los del alumno de segundo. En su opinión, los ojos de Giyuu eran preciosos tal y como eran, con ese profundo e hipnotizante azul oscuro, pero el ver ahora los ojos de su hermana, le hacía preguntarse porque eran de cierta manera iguales y diferentes al mismo tiempo.
- ¿Aquí te parece bien? - Tsutako dejó de andar cuando llegaron a una cafetería.
Tanjiro se giró para mirar el escaparate, todo eran postres de chocolate. Una risa nerviosa se escapó de sus labios, seguro que esos dos como hermanos debían tener mucho en común.
- Sí, por supuesto.
- Genial - con una alegre y cálida sonrisa, Tsutako abrió la puerta y le dejó pasar a él primero.
- Gra-gracias... esto... Tsutako-san, ¿no deberíamos haber esperado a Tomioka-senpai?
- No tienes que estar tan tenso al hablarme y llámame cuñada si te sientes más cómodo.
- Pero... no creo estar entendiéndote bien con eso de cuñada.
- Jajaja, vamos, vamos - la mujer posó ambas manos en los hombros del chico y le guio hacia una mesa libre donde hizo que se sentara para después sentarse ella en la silla libre - Estás tan tenso, no te preocupes, deberíamos construir una relación sólida entre nosotros ¿no crees? Seguro que a Giyuu le hace feliz.
- Sí... ¿qué?
- Empezaré por lo primero, ¿vale, Tanjiro? - Tsutako cogió el menú en el momento en que un camarero se acercó, pidió un pan de chocolate y un café con leche para entregar su menú e incitar a Tanjiro a pedir, pero el chico lo rechazó con un ligero movimiento de cabeza - Lo primero que quiero hacer es... - el torso de la mujer se dobló en forma de reverencia, confundiendo ya completamente al pelirrojo.
- Tsu-tsutako-san...
- Por favor, cuida a Giyuu, lo dejo a tu cuidado.
- ¿Eh?
- Sé que es frío y complicado, pero te sorprenderá lo dulce y tierno que puede llegar a ser. Es como un osito amoroso frío, calculador y asocial, ¡pero es un buen partido! ¡No lo dudes!
- Perdona, pero... creo que no estoy entendiendo bien.
- Estoy tan feliz... ¡Estoy tan feliz, Tanji! - con estrellitas en sus ojos, Tsutako estiró sus brazos para atrapar las manos de Tanjiro al otro lado de la mesa - ¿Puedo llamarte Tanji? ¡Quiero llamarte Tanji! Eres tan lindo, ¡ese Giyuu sí que tiene el mejor de los gustos! Por algo es mi hermano.
Tanjiro le sonrió sin saber muy bien que hacer, nunca se habría imaginado una actitud tan animada de alguien que compartía la misma sangre que Giyuu. Ahora sí que estaba empezando a dudar de que fuese su hermana de verdad.
- Señorita, aquí tiene - el camarero se acercó a la mesa con el pan de chocolate que pidió y el café, al verlos, los ojos azules de Tsutako se volvieron a iluminar por la emoción junto a un pequeño sonrojo en sus mejillas.
- ¡Waaa! ¡Muchas gracias! ¡Amo el pan de chocolate! - con una brillante sonrisa en el rostro, rompió el envoltorio de plástico y pegó el primer mordisco al dulce - ¡Delicioso! ¡Ah! ¡Perdón, perdón! Me estaba yendo un poco del tema... pero es que estoy tan feliz. Giyuu ha elegido bien, no tengo duda, te ves tan bonito, dulce y amable y además... - pegó otro mordisco a su pan mientras se movía un poco hacia el lado para mirar las piernas de Tanjiro - Con buenos muslos... - tragó duro el dulce y tapó su boca emocionada - Tú sí que sabes elegir, Giyuu.
- ¿Muslos? - Tanjiro sonrió nervioso por eso, sí, no había duda, era la hermana de Giyuu.
- Perdona jajaja, es que... estoy tan feliz por Giyuu, dime, ¿cómo os conocisteis?
- Pues... - por la mente de Tanjiro pasó el momento en el que Giyuu le acorraló contra la pared y le amenazó con enterrar la cara en sus muslos si hablaba, obviamente no podía decir eso - Si-simplemente se escondió en mi club, alguien le perseguía y... so-solo pasó eso, sí, solo fue eso - con el rostro rojo agachó la mirada.
- ¿Le perseguían? Tanji... ¿cómo es Giyuu en la escuela?
- Pues... sé que es muy inteligente, aunque se mantenga siempre en el límite del aprobado, he visto lo capaz que es para todo y bueno... siempre se aísla en la azotea, digamos que no se le da muy bien relacionarse con los demás por lo que siempre está solo.
- Sí - la felicidad de Tsutako pareció disminuir un poco tras escuchar eso, agarró la cucharita que dejaron junto a su taza de café y comenzó a remover el líquido, deshaciendo así el dibujo de una flor que el camarero había conseguido formar en la bebida - Suena propio de mi hermano pequeño. A veces... a veces me gustaría volver atrás en el tiempo y hacer cualquier cosa para que Giyuu siguiera siendo como era. Sus ojos eran tan brillantes... ¿en qué momento empezaron a apagarse?
- Tsutako-san...
- Oye Tanji, ¿has dicho que se escondió en tu club?
-Sí.
- ¿De qué es tu club?
- Pues... investigamos demonios, Tomioka-senpai es parte de él.
- ¿Eh? - Tsutako dejó de remover el café, una sonrisa no tardó en aparecer en su rostro - ¡¿Giyuu está en un club?! ¡¿En serio?! ¡¿Mi solitario y asocial hermanito?!
- S-sí... ¿Tomioka-senpai no te lo contó?
- No, Giyuu es tan cerrado con absolutamente todo. Desde que le cambiamos de escuela no me cuenta nada, pero escuchar eso me hace tan feliz... - Tsutako llevó ambas manos a su pecho, se encontraba totalmente aliviada y feliz - Tienes razón Tanji, Giyuu es muy inteligente, no temo por su futuro laboral, sé que puede conseguir ser lo que quiera, pero, por otro lado, sé que su futuro social es un tema completamente distinto. Lo que más miedo me da actualmente es que mi hermanito se quede solo en el futuro, quiero evitar eso a toda costa.
La postura rígida y nerviosa de Tanjiro empezó a relajarse, le había sorprendido el cruzarse con Tsutako a la salida de la escuela, pero se alegraba de que la mujer hubiera ido a buscarle, si no, no estaría teniendo esta conversación que parecía tan importante para ella. Se podía decir que podía comprenderla, Tsutako no era nada más que una hermana mayor preocupada por su hermano pequeño, no era muy distinta a él.
- Tanji - la mujer delante de él junto ambas manos delante de su pecho como si estuviese rezando - Por favor, ¿puedo pedirte un favor?
- Sí, por supuesto.
- Sé que Giyuu es frío, es muy torpe cuando se trata de relacionarse, sé que muchas veces volverá a buscar el encerrarse en una pequeña burbuja en la que esté solo, pero por favor... no dejes solo a mi hermano, quédate a su lado. Yo no quiero... no quiero que viva un futuro en soledad, es un buen chico y no se lo merece.
- Yo... - sus palabras se trabaron por un momento, la voz de Tsutako había sonado tan rota al decir las últimas palabras, como si en cualquier momento alguna pequeña lágrima pudiese escapar de ella - Tsutako-san - esta vez fue Tanjiro quien estiró los brazos para tomar las manos de la chica - Yo... quiero quedarme al lado de Tomioka-senpai, no voy a dejar que se quede solo nunca más. No tienes que preocuparte por nada, yo... yo quiero mucho a Tomioka-senpai y por eso...
El rostro de Tsutako adquirió un pequeño sonrojo al escuchar eso, la emoción que recorría su cuerpo era demasiada y sentía que ya no podía controlarse más.
- Muchas gracias... ¡Muchas gracias por querer a Giyuu! - Tsutako se echó más hacia delante, acercando su rostro al del pelirrojo - ¡Él te hará feliz, te lo prometo!
- S-sí... ¿qué?
- Tenle paciencia, él nunca ha estado en una relación, pero te tratará muy bien.
- ¿Relación? - la cabeza de Tanjiro estaba empezando a sentirse realmente confusa.
- ¡Perdona, no puedo dejar de gritar de la felicidad! ¡Me encanta lo dulce y tierno que eres! ¡Giyuu, que buen gusto tienes, el mejor!
- Tsutako-san, perdona, pero yo no estoy entendie...
- No Tanji, en realidad soy yo la que tendría que disculparse, el otro día os interrumpí en su habitación, pero no era mi intención. Estoy muy feliz de que Giyuu esté haciendo cosas propias de adolescentes como el llevarse a su novio a su habitación.
- ¿Eh...? - las neuronas de Tanjiro por fin empezaron a conectar todo y un potente rojo estalló en su rostro - ¡E-e-e-e-e-e-e-espera Tsutako-san! ¡N-no es eso!
- Tranquilo, sé que te da vergüenza, pero prometo que cuando vengáis para ese tipo de cosas, desapareceré de la casa. Me hace muy feliz que Giyuu se interese por el sexo, me preocupaba que no hiciese las cosas que decía el libro - Tsutako se giró para hurgar en su bolso, de ahí sacó un libro en el que relucía el título "Adolescentes y cómo tratar con ellos" - El capítulo 4 es sobre el sexo, dice que tengo que aportar a Giyuu toda la información que necesite, también dice que prohibir es peligroso así que he decidido apoyarle completamente. Sé que la seguridad es importante a la hora de intimar, así que le he comprado distintos tipos de preservativos.
- Pre-pre-pre-pre... ¡¿QUÉ?!
- Esto también es importante - una vez más, Tsutako sacó algo de su bolso, esta vez era una botellita pequeña que dejó en la mesa y empujó hacia Tanjiro - Lubricante efecto calor, no quiero que Giyuu haga daño a mi dulce y precioso cuñadito. ¡Maldición! Eres tan lindo Tanji, Giyuu es afortunado de disfrutar de tus muslos.
- ¡¿EEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEH?! - avergonzado completamente, Tanjiro tapó sus ojos como si el no ver la escena hiciese que desapareciera.
- Que envidia, el amor juvenil es tan envidiable. Por cierto, no quiero meteros prisa ni nada parecido, pero ¿cuándo os queréis casar?
- ¿QUEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE?
- Sé que sois jóvenes para pensar en eso, pero ten en cuenta que los 30 es una buena edad para ser padres. ¿No es mejor empezar siendo jóvenes? Así tus hijos no te pillaran muy mayor.
- ¡Tsu-tsutako-san!
- Bien, si a los 30 ya tenéis que tener hijos... ¿qué te parece casarte a los 24?
- ¡¿Cómo podría...?!
- Ummm... - Tsutako sacó su móvil y comenzó a buscar una fecha en su móvil - ¿El 23 de marzo de 2030 te parece bien? ¿Tienes algo que hacer ese día?
- ¡¿Cómo voy a saberlo?!
- Genial, os casáis ese día. Pediré una reserva para que podáis realizar el banquete en algún lugar bonito, oh, espera, Giyuu y tú no os podéis casar.
Tanjiro suspiró aliviado, por fin la chica parecía entrar en razón.
- Giyuu no ha hablado con tus padres apropiadamente ¿verdad? Lo correcto es que les pida tu mano. ¿A qué esperará este hermano menor tan tontito?
- ¡Tsutako-san! / ¡Tsutako! - el grito de Tanjiro no fue el único que resonó esta vez en la cafetería. Cuando el pelirrojo se giró para mirar detrás de él, se pudo encontrar con el rostro algo rojo de Giyuu, parece que el chico había acabado escuchando parte de la conversación que mantuvo con la mayor de los Tomioka.
- ¡Giyuu! Holaaa~ - la adulta levantó la mano para saludar feliz a su hermano.
- ¿Se puede saber qué estás haciendo?
- Hablar con Tanji, ya hemos decidido que os casaréis el 23 de marzo de 2030 pero antes deberías ir y hablar con sus padres ¿no crees?
- Tsutako.
- También he comprado cosas para... bueno, para que disfrutéis saludablemente de vuestra intimidad.
- Tsutako.
- Estoy tan feliz por ti, Giyuu. Llegué a pensar que estarías solo pero me hace muy feliz descubrir que estás en un club y que incluso tienes novio. Es la vida que te mereces, rodeado de personas que te quieren y que te...
- ¡Tsutako! - el grito de Giyuu hizo callar a su hermana y llamó la atención de algunas de las personas de la cafetería - Estás malinterpretando absolutamente todo. A Tanjiro... a Tanjiro ya... - sintió como la bilis le subía por el estómago, las palabras que estaba a punto de decir le estaban revolviendo tanto la tripa que podría vomitar - A Tanjiro ya le gusta otra persona - soltó por fin lo que quería decir, aunque al momento se sintió como si acabase de recibir un puñetazo en todo su estómago - No es mi novio, lo que viste en mi habitación fue un malentendido.
La mujer se quedó de piedra con lo que acababa de escuchar, dirigió su vista inmediatamente a Taniro el cual agachó la mirada mitad avergonzado mitad arrepentido por no haber aclarado el error antes.
- Oh... ya veo.
- Perdona, Tsutako-san, yo en verdad no estaba entendiendo el malentendido.
- No, tranquilo, fue mi error, pero... - la mujer apretó los puños con fuerza, cuando elevó el rostro miró directamente a su hermano con el ceño fruncido - ¡Pero Giyuu! ¡¿Cómo le vas a dejar escapar?! ¿Acaso no has visto bien sus mulos?
- Claro que los he visto, ¿por quién me tomas?
- Y si los has visto, ¿por qué le dejas escapar? ¿Has visto lo regordetes que son? ¡Infórmame ahora mismo de cómo le sientan los pantalones de gimnasia!
- ¡Tustako, para ya! Tienes un extraño fetiche con los muslos.
Tanjiro rio nervioso ante la discusión de los hermanos. La gente se les estaba quedando mirando sin disimular mucho.
- Esto... Tsutako-san, Tomioka-senpai, ¿podríais hacer menos...?
- ¡Tanji! Dale una oportunidad a mi hermanito por lo menos, ¿qué tiene ese chico que te gusta que Giyuu no?
- ¡Tsutako, para ya! ¡Yo... yo no quiero escuchar la respuesta! - Giyuu tuvo que agachar la mirada, respirar se le había empezado a hacer realmente complicado y pensar por un momento en Tanjiro respondiendo a la pregunta de su hermana estaba haciendo que la cabeza le diese vueltas.
Tanjiro miró con compasión a su compañero de club y luego a la hermana de este.
- Tsutako-san, sé de primera mano las cualidades que posee Tomioka-senpai. Es hábil e inteligente y como tú has dicho, también es frío y algo asocial, pero... también es alguien muy amable y le aprecio mucho. Es cierto que me gusta otro chico, pero... eso no va a impedir que esté al lado de Tomioka-senpai. Yo nunca abandono a mis amigos, por eso me quedaré a su lado. Nuestra relación no era la que tú pensabas, pero aun así, te puedo asegurar que no le dejaré solo nunca más, le haré feliz, te lo prometo.
La desilusión que asaltó a Tsutako al enterarse de que ambos chicos en realidad no salían pareció disiparse tras eso. No eran pareja, pero aun así Tanjiro se veía dispuesto a quedarse al lado de su hermano como si lo fuera. Le había decepcionado escuchar que al pelirrojo le gustaba otro chico, como hermana melosa, ella creía sin ninguna duda que no existía novio más perfecto que su hermano, pero tampoco podía obligar al chico a enamorarse de otra persona.
- ¿En serio?
- Sí, por supuesto.
- Entonces - Tsutako extendió sus manos hasta tomar las del chico - Lo dejo a tu cuidado.
- Sí, no te preocupes.
Giyuu se vio obligado a apartar la mirada, era terriblemente vergonzoso el que tu hermana le encargase su cuidado a otra persona como si fuese un bebé que no se valiese por si mismo. ¿De verdad le estaba dejando al cuidado de Tanjiro cuando el pelirrojo era un año menor que él?
- ¿Tenéis que hablar de algo más?
- Bueno... sobre lo del 23 de marzo del 2030... mantendré la reserva por si acaso, ¿vale?
- Tsutako.
- Ah, ya sé, Tanji, ¿qué te parece si a los 40 años no te has confesado te casas con mi hermanito?
- ¡Tsutako!
- Jajaja, no creo que sea posible, aunque yo no me confiese, sé que Tomioka-senpai no durará soltero para siempre, tiene unos ojos muy bonitos.
- ¡Ah! ¡Giyuuuuuuuu! ¡¿Le oíste?! - empezó a zarandear a su hermano - ¡Le gustan tus ojos! ¡Ponte gafas y te las verás conmigo!
El pelirrojo volvió a reír ante la divertida escena. La Tomioka mayor le caía bien, era divertido como su personalidad contrastaba tanto con la de Giyuu, aunque le daba algo de pena porque sentía que Giyuu no podía estar más avergonzado por la actitud de su hermana, su rostro rojo lo demostraba ahora mismo. Lo que no sabía Tanjiro, es que si bien Giyuu se encontraba avergonzado por la actitud de Tsutako, lo que ahora mismo le mantenía colorado era el piropo hacia sus ojos. No era la primera vez que lo escuchaba, Tanjiro ya comentó en otro momento que le gustaban sus ojos, pero solo ahora ese halago se sentía distinto para él.
Escucharlo ahora hacía que un sentimiento que experimentaba pocas veces asaltase su cuerpo, ¿no era acaso felicidad?
- Una vez más, ¡perdona, Tanji! - Tsutako dobló completamente su cuerpo en forma de reverencia una vez fuera de la cafetería - Te he incomodado, lo siento muchísimo.
- No, no - el pelirrojo negó con una sonrisa - No hace falta que te sigas disculpando.
- Eres tan dulce Tanji, acuérdate del 23 de marzo ¿vale?
- ¡Ejem! - Giyuu carraspeó la garganta y dio un poco disimulado codazo a su hermana mayor - ¿Puedes parar con eso, por favor?
- Jajaja, no te enfades, no te enfades - sus brazos atraparon el cuerpo de su hermano y se puso a repartir besos por su cabeza.
- ¡O-oye! ¡¿Pero qué haces?! ¡Tsutako!
- Le demuestro a Tanji lo lindo que eres sonrojado jajaja.
- ¡Tsutako!
Giyuu se revolvió y se deshizo sin ninguna dificultad del agarre de su hermana, esta se alejó de él y se dirigió hacia Tanjiro.
- Aquí nos despedimos, ha sido un placer conocerte, Tanji.
- Lo mismo digo.
- Bien, entonces... - Tsutako echó a andar en la dirección opuesta a la que se iba a ir Tanjiro y aunque esperaba que su hermano fuese detrás de ella, no fue así. Giyuu se había quedado como estatua en el mismo sitio. La Tomioka mayor tuvo que tapar su boca para encubrir su sonrisa - ¡Ah! ¡Que problema! Nos hemos entretenido tanto en la cafetería que la luz del día ya se está yendo. Es peligroso que andes solo a estas horas, ¿sabes?
- Pero...
- No te preocupes, tengo la solución a tus problemas - guiñó uno de sus ojos y de un empujón hizo chocar el cuerpo de su hermano contra el del pelirrojo - ¡Tomioka Giyuu, tu caballero de brillante armadura te escoltará al sitio que desees!
- ¡¿EH?!
- Vamos Giyuu, ¿Qué es ese "eeeehh"?! ¿No es Tanji un alumno de un curso inferior? Los mayores deben proteger a los más jóvenes, así que ya sabes.
- Pero yo...
- Tanji, ¿tú que dices? ¿Te molesta que mi atractivo hermano te acompañe a casa?
- No, por supuesto que no.
Tsutako gritó para sus adentro y se acercó a Giyuu solo para susurrarle "No negó lo de atractivo, le tienes casi a tus pies".
- Entonces os dejo, no permitas que nada malo le pase a Tanji o me enfadaré ¿vale? Hasta la próxima, Tanji, me alegra haberte conocido.
- Hasta la próxima, Tsutako-san.
- Y recuerda, ¡23 de marzo de 2030!
- ¡Tsutako! - para Giyuu la insistencia de su hermana estaba resultando tan agotadora que tuvo que expulsarla con un grito. Una vez que la mujer se despidió y desapareció de su vista caminando por la dirección contraria, Giyuu y Tanjiro emprendieron su camino hasta la casa del pelirrojo.
- ¿Te encuentras mejor? - se aventuró a preguntar el pelirrojo - Esta mañana seguías enfermo ¿no?
- Sí, no fue nada, creo. Oye, perdona lo de Tsutako, sé la vergüenza que puede hacer pasar a los demás.
- No digas eso, es muy amable y solo quiere lo mejor para ti, aunque es sorprendente que seáis hermanos, sois muy distintos.
- Supongo - Giyuu se encogió de hombros - ¿Qué tal el club hoy? ¿Hay alguna novedad con Gyutaro y Daki?
El que Giyuu mencionase a los dos hermanos hizo que la sonrisa del rostro de Tanjiro fuese desapareciendo poco a poco, señal que indicó claramente a Giyuu que algo había pasado en su ausencia.
- Nada nuevo.
- ¿Qué? Entonces, ¿Gyutaro no ha dicho nada de los insultos en el pupitre de Daki?
- Gyutaro-senpai... dice que ese no puede ser el motivo.
- Pero tú sabes perfectamente que el acoso es un motivo muy válido.
- Ya, pero... él es tan complicado - dejó escapar un pesado suspiro de sus labios - Encima Inosuke se molestó, el día de hoy solo ha sido problemático, quiero llegar a casa y dormir.
Por el cansancio, Tanjiro cerró los ojos un momento, cuando los volvió a abrir y giró su rostro, se encontró con la mano de Giyuu dirigiéndose a su hombro, al verse descubierto, el azabache la apartó rápidamente y miró a cualquier sitio menos a él.
- ¿Senpai? ¿Qué querías?
- Na-nada, solo... solo... mejor olvídalo.
- No tienes que actuar tan vergonzoso. ¿Qué era lo que querías?
- Ummm... - Giyuu volvió a levantar su mano y con ella tomó una de las asas de la mochila de Tanjiro que descansaba en su hombro, la elevó para descolgar la mochila de su espalda y se la echó a su hombro - Ya... ya está.
El pelirrojo tardó unos segundos en procesarlo, pero cuando terminó le dedicó una suave sonrisa adornada con un débil sonrojo.
- No hace falta.
- Sí que lo hace, tómalo como una disculpa por no haber asistido al club hoy.
- Pero eso no importa, al fin y al cabo, estabas enfermo ¿no? ¿Fuiste a ver a Tamayo-san?
- Sí, pero... no me ha dado ninguna solución.
- ¿En serio? Eso es raro viniendo de ella. Puede que la pillaras muy ocupada.
- No lo parecía.
El camino hacia la casa de Tanjiro fue tranquilo, con el pelirrojo sacando tema de conversación sobre cualquier cosa insignificante y aunque él no era muy bueno en ello, Giyuu intentaba con torpeza seguir las conversaciones que Tanjiro iniciaba. Una vez delante de su casa, Tanjiro se giró hacia él y recuperó su mochila.
- Muchas gracias por acompañarme.
- No es... no es nada - el que Giyuu llevase una de sus manos a su pecho hizo que Tanjiro hiciese una mueca de preocupación.
- ¿Estás bien?
- Creo que me vuelvo a sentir mal.
- ¿Qué es lo que te duele exactamente?
- Últimamente, todo el cuerpo.
- Puedes pasar si quieres, te tomaré la temperatura y...
- No es necesario, debería irme antes de que se haga más de no... ¡oye! - la protesta que escapó de sus labios se debió a que Tanjiro había tirado de su brazo y lo había metido a la fuerza en su casa - ¿Qué haces?
- Cumplir mi promesa con Tsutako-san, estoy cuidando de ti.
- Pero no es... no es necesario que... - puede que en otras circunstancias hubiese podido librarse de Tanjiro fácilmente, pero por algún motivo, ahora mismo le costaba muchísimo negarle algo - Puede que mi enfermedad desconocida solo empeore así.
- No digas eso, te sentirás mejor después de descansar un rato. Puede que después deba acompañarte a casa.
- Si hicieras eso, entonces no tendría sentido haberte acompañado aquí en primer lugar. ¿Me estás escuchando?
- Túmbate aquí senpai, te traeré un paño húmedo.
- No, no me estás escuchando.
No insistió más, en su lugar se tumbó bocarriba en el sillón del salón del pelirrojo y cerró allí los ojos. Era ridículo como era que sentía su interior tan revuelto, pero a la vez tan relajado al estar allí. Al sentir como unas manos levantaban su flequillo y colocaban algo húmedo en su frente se pudo sentir todavía más relajado.
- Es raro que Tamayo-san abandone a un alumno enfermo, puedo hablar mañana con ella si quieres.
- No... no es necesario - Giyuu abrió lentamente sus ojos y giró un poco el rostro para ver a Tanjiro de rodillas en el suelo a su lado - Oye...
- ¿Sí?
- Tú y yo... somos... bueno...
- No me hables con vergüenza por favor, puedes estar tranquilo.
- Sí... - Giyuu relajó su respiración para lanzar al fin su pregunta - ¿Tú y yo somos amigos?
- Por supuesto - asintió con una sonrisa - ¿Todavía lo dudas?
- No... es que... hace mucho tiempo que no tengo amigos. Ya no sé qué es lo que se hace.
- No sé, ¿qué es lo que quieres hacer?
Giyuu levantó su mano y la dirigió hacia la cabeza de Tanjiro pero no tardó en arrepentirse y darse la vuelta en el sillón para darle la espalda.
- Pero senpai, ¿qué te he dicho de la vergüenza?
- Debe parecerte desagradable, creo que es mejor no hacerlo.
- ¿El qué? Si ni siquiera sé que es lo querías hacer.
- Te molestarás.
- No, no lo haré - posó ambas manos en la espalda del mayor y comenzó a empujarlo suavemente - Dime, dime, ¿qué es lo que querías hacer? Venga, vamos - a pesar de sus empujones, Giyuu no contestaba, le parecía lindo cuando sacaba una faceta digna de niño de 5 años - Vamos senpai, entre nosotros hay confianza, si quieres hacer algo, simplemente dilo.
- Cierra los ojos - contestó dándole la espalda todavía.
- ¿Hm? ¿Por qué?
- Solamente hazlo.
- Vale - los robes rojizos desaparecieron tras sus párpados - Ya está, adelante.
Giyuu movió un poco la cabeza para comprobar que era cierto, Tanjiro tenía los ojos cerrados. Además del extraño malestar que le había acompañado todo el día, había algo que Giyuu había querido hacer por motivos que no entendía y si Tanjiro le daba el permiso, entonces él no lo desperdiciaría. Se quitó el paño húmedo de la frente y se sentó en el sillón, como el líder del club estaba de rodillas, Giyuu quedaba a una altura más alta. Su mano derecha dudó lo que iba a hacer, pero no se iba a echar atrás ahora. La palma de su mano se posó en uno de los laterales de la cabeza de Tanjiro, al notar el tacto, el pelirrojo sonrió con los ojos todavía cerrados y se pegó más a la mano que descansaba en su mejilla, lo que no esperaba es que la mano no se quedase quieta y subiese por su cabeza hasta llegar a las hebras pelirrojas que acarició con tanta suavidad que Tanjiro tuvo que hacer un esfuerzo extra por no adormecerse allí mismo. Las suaves caricias en sus mechones de pelo desaparecieron y lo siguiente que sintió Tanjiro fue como alguien movía ligeramente uno de sus pendientes.
- ¿Te molesta que lo mueva?
- ¿Eh? N-no.
- No sabía si era doloroso, nunca he usado pendientes.
- No... no duele, llevo usando pendientes desde que era pequeño. Tomioka-senpai, perdona la pregunta, pero... ¿qué era lo que querías hacer?
- Tocarte - confesó - Es algo... que llevo todo el día queriendo hacer.
La respuesta confundió a Tanjiro y se confundió más cuando lo siguiente que sintió fueron ambas manos de Giyuu a cada lado de su cabeza, estas le habían hecho elevar el rostro obligándole a levantarse un poco.
- ¿Senpai? ¿Está todo bien?
- No abras los ojos - le pidió, sus ojos azules se habían acabado perdiendo en los carnosos labios del líder del club. Un impulso desconocido estaba surgiendo en su cuerpo y no sabía que hacer al respecto, solo podía decir que le quería más cerca - No lo hagas.
Tanjiro asintió suavemente con la cabeza, no entendía del todo que era lo que estaba pasando, pero confiaba plenamente en que Giyuu no haría nunca nada que le hiciese daño, no era esa clase de persona. Por su parte, el azabache seguía hipnotizado con el rostro del contrario, su mirada no se había despegado de sus labios y el malestar que sentía esta mañana parecía haberse incrementado por mil ahora mismo. La cabeza le daba vueltas y sentía que en cualquier momento caería desmayado al suelo. Puede que fuera debido al tener la cabeza tan confusa, pero Giyuu no se había dado cuenta de que inconscientemente estaba acercando su rostro al de Tanjiro.
- ¿Se-senpai? - la ahogada pregunta del pelirrojo hizo que su aliento chocase contra el de Giyuu - ¿Estás...? ¿Estás bien?
El sonido de una mochila cayendo al suelo devolvió los sentidos de Giyuu e hizo que soltase el rostro de Tanjiro, este, al sentirse liberado, abrió los ojos y miró confuso a Giyuu quien se encontraba mirando hacia la entrada del salón. Al buscar a la persona que había llamado su atención, se encontró con una impactada Nezuko, la cual había dejado caer su mochila al suelo por la sorpresa.
- Nezuko... ho-hola, Tomioka-senpai se encontraba un poco mal así que...
- ¿Qué hacíais? - le interrumpió - ¿Qué estabais...?
- Na-nada, es lo que te quería decir. Tomioka-senpai se encontraba mal y por eso...
- ¿Por eso dijiste que me volviese sola a casa?
- ¿Eh?
- Porque querías estar a solas con él.
- No... no fue por eso, yo...
- Déjalo, me voy a mi habitación - sin darles tiempo a explicar nada, Nezuko recogió su mochila del suelo y subió corriendo las escaleras hacia su habitación. Ignoró el saludo de su madre y cerró la puerta de un portazo para dejarse caer en su cama, haciendo que algún que otro peluche rebotase en la cama por el impacto.
Nezuko se había acabado haciendo bolita mientras abrazaba su mochila. Cuanto más lo pensaba, menos entendía lo que pasaba. Las veces que veía a Giyuu eran contadas, siempre eran en la escuela y solo podía verlo de lejos debido a la vergüenza de dirigirle la palabra, pero desde el comienzo de ese año escolar, ya no podía ver a Giyuu sin ninguna clase de compañía, ahora siempre que lo miraba, Tanjiro estaba a unos pocos centímetros de él. Como si fueran un imán y un metal, no podían separarse. No le gustaba como le hacía sentirse esto, porque quería a los dos. Giyuu era el chico del que estaba enamorada y Tanjiro era su hermano mayor a quien quería más que nada. ¿En qué momento se habían hecho tan cercanos? ¿En qué momento la estaban dejando atrás? ¿Lo de allí abajo no era casi un beso? ¿Iba Giyuu a besar a su hermano? Pero si a este ya le gustaba otro chico.
De un empujón expulsó su mochila de la cama y agarró una almohada con funda de peluche para ocultar allí su rostro y ahogar un chillido. No entendía nada de lo que pasaba a su alrededor y eso le frustraba. Si tan solo supiera que los dos chicos de abajo tampoco entendían del todo que era lo que estaba pasando entre ellos.
- ¡Nezu-chan! ¿Nezu-chan? - una de las compañeras de la chica intentó llamar su atención mientras caminaba junto a ella por los pasillos - Oye.
- ¿Eh? Sí, ¿qué decías?
- Te ves distraída, ¿te pasa algo?
- No, no es nada.
Su compañera la miró extrañada pero aun así siguió hablando de cualquier tema sin importancia. Nezuko no sabría decir de qué estaba hablando, en realidad no la estaba escuchando. Las dos detuvieron abruptamente su caminar cuando pasaron al lado de un aula de la cual pudieron escuchar un golpe seco y un grito.
- ¿Qué ha sido eso? - Nezuko intentó entrar, pero la chica no la dejó.
- No lo hagas, Nezu-chan, ahí dentro están los nueve mejores estudiando para la competencia escolar de invierno. ¿No lo sabías?
- No, pero... ¿estarán bien?
- Mejor ignóralos, quitando a Rengoku-senpai, Kochou-senpai y Kanroji-senpai, el resto son un grupo bastante extraño. Sobre todo, el que queda en último lugar, queda con una nota tan baja que me sorprenda que le metan entre los nueve mejores, menudo desperdicio, ¿cómo se llamaba? Fíjate que deja tan poca presencia que ni me sé su nombre.
- Tomioka Giyuu - Nezuko la respondió en voz baja - Se llama Tomioka Giyuu y no creo que esté bien decir que tiene poca presencia.
- ¿Le conoces?
Nezuko no respondió debido a que la puerta del aula se abrió de un golpe seco dejando salir por ella la cabreada figura de un chico de cabellos blancos y cicatrices por toda la cara. La compañera de Nezuko ahogó un grito al ver el intimidante rostro de Shinzugawa Sanemi mientras que Nezuko se mantuvo quieta en su sitio.
- ¿Qué miráis, mocosas?
- Na-nada, nosotras ya nos íbamos, ¿verdad, Nezu-chan? ¿Nezu-chan?
La chica de ojos rosas no contestó, dio un paso hacia delante y se quedó mirando tan fijamente a Sanemi que este se sintió incómodo.
- ¿Qué mierda miras?
- Tienes... tienes eso en la cara.
- ¿Eso?
La compañera de Nezuko sintió como su alma abandonaba su cuerpo y empezó a temer por la vida de la chica. ¿Cómo se atrevía a decirle eso de frente a uno de los alumnos más listos, raros y violentos de la escuela? Debía tener muy poco aprecio por su propia vida.
- Eso - la mano de Nezuko se levantó e hizo presión contra la mejilla del mayor, enseguida se ganó un grito de protesta y un casi infarto de su amiga.
- ¡Oye! ¡¿De qué vas?!
- ¡Nezu-chan, vámonos! Tú definitivamente no sabes con quién estás tratando.
- Sí que lo sé, es el hermano mayor de Genya.
- ¿Genya? Nezu-chan, te juntas con gente con rostros terroríficos.
- Nos vemos luego.
- ¿Qué? ¡Espera!
Mediante empujones y protestas, Nezuko acabó arrastrando a un confuso Sanemi a la enfermería de la escuela a la que llamó para ser atendida por una confusa Tamayo.
- Nezuko - la mujer se puso de pie y caminó hacia ella, la conocía por ser la hermana pequeña de Tanjiro - ¿Estás bien?
- Sí, no se preocupe, vengo por él.
- Oye, ¿quién mierda te ha dicho que yo necesite...? ¡Oye! - Sanemi protestó en el momento en que Tamayo tomó su rostro con una mano y le hizo elevarlo para mirarlo más de cerca. Los oscuros ojos de la doctora lo analizaron tranquilamente hasta que terminó dejando escapar un suspiro - ¿Qué tanto me miras, vieja?
- Serás el mejor en matemáticas, pero de respeto y educación vas de los últimos - Tamayo se acercó a una pequeña nevera pegada a la pared de la que sacó una bolsa de hielo la cual apretó contra le mejilla del alumno de pelo blanco, provocándole un quejido de protesta - No la sueltes, ¿vale?
- No me digas que tengo que hacer.
Tamayo rodó los ojos y se marchó hacia la puerta.
- Vuelvo enseguida, capitán fortaleza.
- No te pases de lista conmigo, vieja.
La enfermera ignoró lo mal hablado que era Sanemi y les dejó allí solos. Al verse libre de la presencia de la adulta, Sanemi despegó la bolsa de hielo de su mejilla, pero Nezuko se la arrebató y la volvió a colocar contra su piel.
- ¿Se puede saber que te pasa, Chibi-chan?
- Eso mismo te iba a preguntar yo y no me llames así, tengo nombre ¿sabes?
- Claro que tienes un nombre, solo que no lo sé.
- Nezuko - dejó de presionar con tanta fuerza el hielo - Me llamo Kamado Nezuko.
- ¿Kamado? - Sanemi se le quedó mirando como si acabase de conocer en persona a un extraterrestre, el apellido era el mismo que el de cierto cabezón pelirrojo de pendientes hanafuda y ahora que miraba más atentamente a la chica, la forma de sus ojos se le hacía terriblemente conocida - ¿Acaso eres familia de un cabezón pelirrojo con más frente que espalda?
- Oye, no está bien insultar a los demás. Tú eras el hermano mayor de Genya ¿no? Tenéis rostros parecidos.
- Sí, unos ojos rasgados y una espantosa cicatriz recorriéndonos toda la cara. Te debemos dar el mismo miedo.
- Genya no me da miedo, es un chico tímido incapaz de hablar con chicas y tú tampoco das miedo.
- Será que no me has mirado bien.
- Lo he hecho - apartó con delicadeza el hielo y lo dejó sobre su regazo - ¿Qué ha pasado?
- La maldita sádica de Shinobu con una fusta, eso es lo que ha pasado. Maldita zo... ¡oye! - protestó en el momento en que Nezuko pellizcó su mejilla con fuerza.
- No está bien insultar - le regañó con el ceño fruncido.
- Tampoco está bien pellizcar a tus superiores. Eres una mocosa irrespetuosa.
- Y tú un senpai maleducado.
Durante un rato mantuvieron una especie de duelo de miradas desafiantes. Nadie aguantaba una mala mirada de Sanemi durante más de 6 segundos, pero la chica ni se inmutaba. La forma de los orbes rosas era idéntica a los de Tanjiro, ambos hermanos compartían el tipo de mirada capaz de hacerle frente. Demasiado agotador para él.
- Tienes suerte de que esté lo suficientemente cansado, Chibi-chan - Sanemi se levantó de la silla y se dirigió hacia una de las camas donde se tumbó como si estuviese en su propia casa - Mis fuerzas para discutir están drenadas.
- Ya te he dicho que no me llamo así.
El mayor pareció ignorarla ya que simplemente colocó sus brazos detrás de su cabeza y cerró los ojos dispuesto a echarse una siesta en lo que Tamayo volvía. Nezuko se rindió ante esto, el día de hoy no tenía ninguna fuerza para discutir y menos con alguien con el temperamento de Sanemi. Se puso de pie para marcharse, pero al segundo de situarse delante de la puerta, se dio la vuelta y se quitó la mochila que colgaba a sus espaldas. Al ponerse a hurgar en ella sacó una magdalena casera hecha completamente de chocolate, la había hecho para Giyuu pero el recuerdo del suceso de ayer en el salón le había quitado las fuerzas para entregársela. Dejó el dulce sobre la mesilla al lado de la cama donde se encontraba Sanemi y se volvió a dirigir hacia la puerta, pero el sonido de la grave voz del mayor interrumpió sus intenciones.
- Sanemi, me llamo Sanemi. Mi apellido ya te lo sabes.
- Shinazugawa-senpai entonces, es un apellido largo.
- No lo uses mucho entonces - la suave risa de la chica hizo que Sanemi abriera los ojos y la viera sonriendo desde la puerta.
- Me he enterado de lo de la competencia de invierno, buena suerte, Shinazugawa-senpai.
- Guárdate la buena suerte, no la necesito - estiró la mano para alcanzar la magdalena de la mesilla - Oye, ¿está bien que me coma esto?
- ¿Por qué lo dices?
- Parece casera, ¿la cocinaste para alguien?
- Yo... - la dolorosa imagen de Giyuu y Tanjiro a punto de besarse apuñaló con fuerza su pecho, haciendo que apretase con fuerza el marco de la puerta donde tenía reposada una de sus manos - No, no la hice para nadie. Mis padres tienen una panadería así que cocino de vez en cuando.
- Ya veo.
- Bueno, me marcho ya.
Nezuko abrió la puerta y se marchó. Empezó a caminar con la mirada agachada. Su mochila casi vacía parecía pesarla como si llevase ladrillos, puede que fuese debido al pésimo ánimo que llevaba encima. A pocos metros de distancia de ella, unos ojos rojos la observaban atentamente. Muzan en su forma masculina la seguía de cerca, extendió su brazo con la intención de tocarla pero justo en el momento en que sus largas uñas azules estaban a punto de rozar uno de los largos cabellos oscuros, la puerta de la enfermería se abrió y el demonio chasqueó la lengua por lo bajo y aumentó la velocidad a la que caminaba para adelantar a la chica.
- ¡Oi! ¡Chibi-chan!
Al reconocer el mote con la que la llamaban, Nezuko se dio la vuelta. Un objeto volador había sido lanzado hacia ella, no le quedó de otra que atraparlo en el aire. Al tenerlo entre sus manos lo analizó mejor, era una cajita rosa con una vaca dibujada en ella.
- ¿Leche?
- De fresa, es para ver si pegas el estirón, es molesto hablarte mirando hacia abajo.
El rostro de Nezuko adquirió un tono rojo debido a la vergüenza de que el chico se estuviera metiendo con su altura.
- ¡Ma-maleducado!
- Enana - Sanemi le sacó la lengua en modo de burla y Nezuko apretó la caja de leche más fuerte.
- ¡Tonto! - Nezuko le devolvió la burla sacándole la lengua, provocando en Sanemi una risa en lugar de una ofensa. Tras eso, echó una carrera y se alejó de la enfermería.
Kanae regaba con una pacífica sonrisa las flores de los parterres de la escuela. Era cierto que muchos alumnos ignoraban la estupenda variedad floral con la que contaba la escuela, pero ella la amaba con todo el corazón, era esa la razón por la que se había ofrecido voluntaria para cuidar de ellas. Sus brillantes ojos fueron atraídos inmediatamente por una enorme mariposa tigre, dejando la regadera a un lado, Kanae extendió su dedo hacia el insecto, este se posó sobre él, permitiendo que la chica lo examinara con una sonrisa.
- Ara, ara, ¿te gustan mis flores, mariposa-chan?
Habría continuado admirando embelesada a la mariposa si no hubiese sido porque sintió un tirón en su falda. Al darse la vuelta se pudo encontrar con Inosuke mirando hacia otro lado y con la mano enganchada a su prenda de ropa.
- Buenos días, Inosuke-chan. ¿Todo bien?
- Hmm...- seguía sin mirarla a los ojos - ¿Puedes darle un mensaje a Kaori de mi parte?
- ¿Kaori? - preguntó confundida pero no tardó en recordar el problema del chico con los nombres - Oh, por supuesto, ¿qué quieres que le diga?
- Dile... dile "de nada".
- ¿De nada? ¿Le hiciste un favor a Kanao-chan?
- No, en realidad... bueno, en realidad fue ella la que me ayudó.
- Ya veo, pero entonces la expresión no es "de nada" es "gracias".
- Es lo mismo.
- No, no lo es.
- Bueno, ¿qué más da? - Inosuke soltó su falda y se cruzó de brazos - Tú díselo y ya.
- Ara, ara - Kanae se tapó su boca para cubrir una sonrisa - Los chicos sois tan divertidos. Si de verdad quieres darla las gracias, ¿por qué no se lo dices tú mismo?
- Tú la ves todos los días.
- ¿Tú no? Creí que estaba en tu club.
- No es un pienso oficial.
- Querrás decir miembro.
- Es lo mismo.
Kanae volvió a tapar su boca, pero fue imposible controlar la suave risa que salió de sus labios. Inosuke, por su parte, sintió como la sangre se le subía al rostro por la vergüenza. Las mujeres si que conseguían sacarle de sus casillas.
- ¡Bueno! ¡¿Se lo vas a decir o qué?!
- Perdona, perdona, pero ya que estás aquí, ¿por qué no se lo dices tú mismo? - Kanae señaló detrás de él, al darse este la vuelta, se encontró con Kanao, su rostro estoico y una regadera entre sus manos.
- ¡Kaori! - Inosuke pegó un salto por el susto - ¡Haz ruido al caminar! Asustas a los demás.
- Mis pies hacen ruido, el hecho de que no los escuches es distinto.
Otra suave risa escapó de los labios de Kanae. Las interacciones entre Inosuke y Kanao hacían que una sonrisa involuntaria apareciera en sus labios.
- Kanao-chan, Inosuke-chan quería decirte algo, ¿verdad?
- ¡O-oye! - Inosuke protestó, pero Kanae empujó ligeramente su espalda para que se acercara a Kanao - Yo... d-de na... - hizo una mueca de incomodidad al sentir como Kanae pellizcaba su espalda y negaba con una sonrisa - Es decir, lo siento por lo de ayer. Fue mi culpa y te podrías haber metido en un lío.
- No hacía falta que te disculparas, fue... - Kanao apretó con algo más de fuerza la regadera entre sus manos - Fue una decisión que yo misma tomé, si tenía consecuencias malas, debía aceptarlas.
- ¿Una decisión tuya? Vaya, no entiendo muy bien que pasó ayer, pero eso es un hecho importante.
- Tú cállate, cotilla.
Otra vez Kanae volvió a reír, Inosuke en realidad no entendía que era lo que le hacía tanta gracia, ni que estuviese vestido de payaso. Iba a mandarla callar, pero el peso de la mano de la chica en su hombro se lo impidió y el tacto de sus labios contra su mejilla hizo que se apartase de un salto y que se frotase con el puño la zona recién besada.
- ¡¿Cómo te atreves?! ¡Soy un dios!
- Sí, lo sé, era una muestra de agradecimiento a Inosuke-sama.
- ¡Pues no me ha gustado! Iugh, que asco, gérmenes de niña.
Inosuke siguió limpiando su mejilla mientras Kanae reía, en cuanto a Kanao, está agachó la mirada hacia la regadera algo incómoda, pero la volvió a subir al sentir una de las manos de Kanae sobre su brazo. La chica le dedicó una cálida sonrisa y tiró de ella para acercarla.
- Inosuke-chan, ¿quieres ayudarnos?
- ¿A qué?
- Riega las plantas con nosotras.
- ¿Ah? - Inosuke arqueó una ceja confuso - Bueno, si eso es lo que quieres, que remedio - se acercó hacia uno de los parterres y comenzó a bajarse los pantalones - Pero no sé si ahora mismo me va a salir.
Kanao y Kanae pestañearon confusas, la primera elevó la regadera para ocultar su rostro rojo por la vergüenza mientras que la segunda volvió a estallar en carcajadas.
- ¿Otra vez riendo? ¿Pero a ti que te pasa?
- ¡OYE! - desde una de las ventanas del segundo piso se asomó Aoi con el rostro rojo, no sabría decir si por el enfado o por la vergüenza - ¡¿QUÉ ESTÁS HACIENDO?! ¡SÚBETE AHORA MISMO LOS PANTALONES!
- Mierda, es Midori. Inosuke-sama debe darse a la fuga.
El chico de apariencia femenina se subió los pantalones para salir corriendo. Kanao se le quedó mirando con duda, la mayor se percató de eso y le quitó la regadera de sus manos.
- Yo me apañaré bien, vete si quieres.
Kanao lo dudó, su cuerpo se encontraba girado hacia la dirección por la que se había ido Inosuke pero su tobillo temblando le impedía marcharse de allí.
- Si quieres irte con él, deberías hacerlo ¿no?
- Pero yo...
- ¿No se siente bien? Tomar tus propias decisiones.
El pie de Kanao se apoyó con más firmeza, deteniendo el temblor de su tobillo. Giró su cuerpo completamente hacia Kanae y se agachó en una reverencia.
- Lamento no cumplir con mis tareas.
- Nada, nada, ve con Inosuke-sama, parece un dios bondadoso.
Kanao se reincorporó de la reverencia y se marchó por el mismo camino por el que había huido Inosuke. La escena fue observada con una sonrisa por Kanae, le parecía muy tierno el cómo había actuado Kanao, incluida la incomodidad que observó en ella cuando besó la mejilla de Inosuke. Dejó la regadera de Kanao en un lado y recuperó la suya para continuar regando las flores. Al encontrar a otra mariposa distinta, volvió a acercar su dedo hacia ella y una vez más esta se posó en su dedo.
- Inosuke-sama parece un dios piadoso, eso es bueno - acercó la mariposa a sus labios para dejar en suave beso sobre una de sus alas - Me alegro por ti, Kanao-chan.
Hola!!! Hasta aquí el capítulo. Nuestro husbando emo ha caído en las garras del amor pero por estúpido no se da cuenta, tampoco le culpo, Tanjiro es hermoso. Si me conocéis sabréis que me encantan las referencias así que la fecha que Tsutako ha puesto para la boda no ha sido elegida al azar, el 23 de marzo se publicó un cap del manga de Kimetsu con un momento giyuutan muy bonito, ¿adivináis cual?
La Tsutako de este fic es hermosa, por lo mucho que le gusta el giyuutan me recuerda a mí jajaja.
Leyendo comentarios he podido notar que a algunos no les gusta que Tanjiro esté enamorado de Rengoku, bueno, solo puedo decir que os toca esperar. El fic es giyuutan y habrá giyuutan pero tampoco os voy a mentir, va a tardar pero creo que el desarrollo merecerá la pena y si queréis ver a Tanjiro babeando por Giyuu, pues os recuerdo que esa es la trama de Pilares Mangakas XD.
Gracias por leer, os quiero y nos vemos en el próximo capítulo.
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