CAPITULO 10
HADES
Observo como Marly con sumo cuidado y dedicación termina de verter el contenido de la botella sobre la tierra donde está enterrado el carozo de durazno.
Flexionada sobre sus rodillas y dejando a un lado la botella vacía, se permite unos breves segundos en mirar la tierra como esperando en el más fondo de sus deseos, surja en ese instante milagrosamente un brote.
Lo sé.
Su mirada fija me lo dice.
Para luego y con cuidado con sus manos, amontonar más greda y fuera lo que faltaría para ese milagro, cuando se sabe que la demora para ello, puede ser agotante a la ansiedad.
- Va a crecer muy pronto. - Sin dudarlo y sacudiendo sus manos como uniforme al ponerse de pie.
- ¿Lo crees? - Finjo dudar, aunque sé que va a ser así. - Solo es para un aburrido trabajo práctico. - Agrego, mirando a un costado con desgano y también, aparentándolo.
Y sonrío mentalmente, ante el enojo de Marly.
Seria, decidida, con una de sus manos en su cintura y señalando con la otra, donde está enterrado el carozo, me dice.
- ¡Él va a crecer grande, florido y lleno de melocotones tan dulces que los vecinos se van a pelear y hacer fila para probar, aunque sea uno!
MARLY
Aprendí en este corto tiempo que hay dos cosas incontrolables.
Las catástrofes naturales.
Miro a Hades.
Y esa especie de mal genio que tiene.
Y antes sus dichos poco alentadores con respecto a mi carozo de durazno, vehemente lo defendí.
- Estás muy segura. - Continúa siendo sus pálidas y anémicas emociones contra el crecimiento de mi duraznito.
Pero ya no me enojo, al contario y recordando mi sueño que para mí, es premonitorio mientras retomamos nuestro regreso, sonrío tranquila.
- Lo sé... - Le digo sonriente con pasos alegres ante el recuerdo y abrazando más mi mochila contra mi pecho. - Lo soñé. - Solo eso me animo a decirle de mi hermoso sueño.
Y me sorprendo al girar hacia Hades, porque esperando otras de sus burradas de pocas palabras y sin dejo de emoción salir de su boca, me recibe esos ojos rasgados y del color único de tono arcilla mojada que me estaban mirando, contemplando y observándome detenidamente desde su altura, pero lejos de ser esa aguda, seria y hasta muchas veces misteriosa.
Hades, lo hacía esta vez con suavidad y sin dejar de caminar a mi lado.
Sí.
Para luego, sonreír.
Y casi se me detiene el corazón.
¿O sea, comprenden?
¡Me sonríe y es la primera vez!
Y es sumamente linda, ligera y super amplia.
¡Muy amplia!
Esas tipo de boca que al regalarte una sonrisa muestran todo de ella al hacerlo y de las que te enamoran más, recordándome al tendedero de pañales de tela cuando mamá los colgaba tras lavarlos y quedaban blancos como resplandecientes bajo el sol, míos y de mi hermano.
Y no puedo evitarlo, al haber avanzado tanto en mi progreso de enamorarlo.
- ¿Ya te gusto? - Con renovadas esperanzas me acerco a él, casi interrumpiendo sus pasos.
Pero con una mueca, borra esa sonrisa que enamoraría y que haría dudar al más hetero.
- Ya quisieras. - Con su mano sobre mi cabeza me hace a un lado para seguir caminando y volviendo a su perpetua seriedad. - A mí me gustan las mujeres. - Me aclara como si eso fuera un impedimento.
- ¡Soy mujer! - Me señalo y vuelve hacer eso.
Eso, sí.
De sonreír a toda potencia y con toda la gloria de sus dientes mostrando, cual apuñalamiento a mi corazón dolorosamente lindo por segunda vez en un periodo corto de dos minutos.
Demasiado hermoso de soportar.
Seguido a reír a la par mía y Dios con el sonido de su risa, ya que también es muy linda.
Y seguimos intercambiando más risas, para luego un cómodo silencio instalándose entre nosotros en el momento que y casi llegando a mi casa de la acera de en frente, el mismo auto de hoy a la mañana y estacionado, vuelve a salir ese señor japonés y con una reverencia nos recibe al llegar hasta él y le susurra algo en el oído que no escucho mientras acomodo y cuelgo mi mochila en mi espalda.
- Debo regresar. - Se despide e indica mi casa. - Entra.
Y eso hago saludando a ambos con una mano en alto y cruzando la calle alegre, muy alegre, no solo por ese sueño que tuve, también divagando ante nuestro progresivo acercamiento de amistad con el espíritu maligno que amo, si mañana para seguir con mi plan de enamorarlo debería buscar tip en You...
Y me detengo de golpe.
Un momento.
Y giro sobre mis talones antes de entrar a casa para ver como Hades se va con el señor japonés en el coche.
¿Cómo saben y hasta Hades me acompañó, dónde vivo?
HADES
Marly cruzaba la calle con una sonrisa feliz y pasos saltarines, haciendo que la brisa agitara su pelo y la hebilla de mi madre a ese ritmo, baje y suba.
Estuve a punto de decirle a Yidda que no solo redujera la velocidad, que lo detuviera directamente al motor por el deseo que me tentaba a correr hacia ella en esa fracción de segundos, pero me aguanté y cambié de idea, limitándome a seguir mirándola hasta perderla de vista, ante las palabras que me murmuró Yidda haciendo que vuelva a mis cabales y lo que es mi vida.
Información de haber visto a integrantes de la familia Katase en la ciudad.
Bajo la ventanilla de mi lado, para ver mejor el paisaje citadino que nos rodea y reflexionar todo eso.
- Yidda.
- Si, joven maestro. - Sin dejar de manejar.
- Que no se note la seguridad. - Vuelvo a repetir esa demanda.
- Hai.
- ¿Iván ya lo sabe? - Prosigo.
- Si, joven maestro y está preparándose. - Me responde.
- Otra cosa. - Y me mira por el espejo retrovisor, atento a mis palabras.
- Necesito que investigues y contrates personas experimentadas en el cultivo de árboles frutales. - Ordeno. - En especial todo referido al duraznero, para que hagan lo imposible para que brote como crezca el carozo que plantamos con Marly, pero... - lo aclaro y como subrayando lo siguiente en acatar. - ... Marly no debe siquiera sospechar de todo esto, por lo tanto la ejecución debe ser en horas que no puede aparecer. - Quiero, que realmente y tanto como ella y pese a la dificultad, nazca.
- Hai. - Dice y es suficiente para mí.
MARLY
Corro y sigo corriendo.
Y en el entretanto, copar mis pulmones de aire para no llegar tarde a la escuela, porque me quedé malditamente dormida, sumado que no pude evitar y conlleva a que mi caminata al colegio sea bastante más distanciada, pasar previamente para ver el carozo de durazno.
Y pese a ser medio fugaz mi visita, pude contactar que todo estaba bien y hasta inclusive asombrándome, mejor la tierra a su alrededor.
Supongo que la brisa de ayer, se convirtió en un buen viento norte llevándose piedras, desperdicios y restos.
- ¡Gracias! - Agradezco al guardia por no cerrar los portones en el preciso y aterrador instante que el segundo timbre anuncia que ya tenemos que estar en las aulas.
Jadeante y con un cuarto de pulmón, medio riñón y el corazón dado vuelta me permití descansar en la puerta del aula, transpirada por el jodido calor con su humedad ya haciendo y pese a ser de mañana.
No podía verla, pero sí, escuchar a la profesora invitándome a tomar asiento, ya que ni fuerzas para incorporarme tenía con mi cabeza gacha y mis manos aún descansando sobre mis rodillas, pero con la poca energía que estaba recuperando, alcé una mano en señal de que ya iba.
Y lo hice, arrastrando mi mochila como mi alma por le piso hasta llegar a mi pupitre, bajo la mirada divertida de Iván y un Hades mirándome como si tuviera dos cabezas.
Y derrumbándome contra mi asiento, atiné a elevarle un pulgar para decirle que estaba bien, seguido a procurar sentarme sobre mi fatiga lo más decentemente, cosa que y ahora Hades, me miraba como si tenía tres cabezas.
Hora pasada después y en nuestro primer receso, corrí hasta donde ayer con Hades a la salida del colegio, recargamos agua.
Podía ir a los baños de mujeres, pero en solo pensar en la espera por estar casi siempre llenos, opté los grifos de afuera.
Necesitaba refrescarme, mi carrera mañanera me había dejado la sensación de un sudor ya seco, necesitando una higiene rápida y eso hice.
Me acerqué a uno de las canillas libres donde unas alumnas y en su hora de gimnasia también se refrescaban.
Pero al abrirlo con fuerza, el agua fría se derramó sobre mí por la presión, empapando una parte de mi camisa.
- Gracias... - Dije a una de ellas que la cerró por mí, reaccionando más rápido mientras me secaba con mi toalla de mano lo mejor que pude.
- ... es realmente guapo... - Pude escuchar, cuando retomaron su conversación al interrumpirse por mi culpa. - ...y y me gusta mucho... - Declara una, haciendo que sonría mientras me echo agua a la cara con algo de jabón.
Parecen de tercer año y están realmente enamoradas del chico, que lindo.
- Imposible, no. - La que me auxilió. - Cursa el anteúltimo año y su traslado fue hace poco, por eso no sabíamos de él. - Dice esto último y me pone en alerta.
¿Será Iván?
Que sea él, que sea él, ruego para mis adentros.
- ¡Y esos labios tamaño XL!
- ¿Y el tamaño de sus manos? - Acota la otra, causando que ambas rían avergonzadas. - Creo que no debe ser lo único, entonces. - Exclaman casi al mismo tiempo, volviendo a reír con lujuria adolescente.
- Dicen que no sale con nadie, tal vez me animaría a decirle que me gus...
Y ya no puedo escuchar nada más de puro celos que me dan.
¿Hades de novio con alguien que no sea yo?
Aunque sabía que no era desapercibida su belleza masculina y por eso, desde que llegó era motivo de muchos suspiros en el colegio, nunca se me había ocurrido pensar que el sexi espíritu maligno pudiera darle el sí a una de las estudiante.
Salvo a mí.
¿Hades siendo venerado por todas nosotras, solo con verlo caminar en el patio con su lento y tranquilos pasos como una deidad divina y oriental?
Sí.
¿Hades idolatrado por todas vestido con su uniforme de gimnasia y dejando más que a la imaginación su alto cuerpo vigoroso y por exigencia de algún deporte, ser testigos de como la tela de su camiseta abraza por el sudor su cuerpo y notar sobre su respiración agitada, no solo un pecho definido, además un tonificado vientre?
Sí, de nuevo.
Pero...
¿Hades gustarle alguien y que se ponga de novio?
Imaginariamente, comienzo a escuchar pedacitos por romperse algo y mirando hacia abajo, es mi pobre corazón en solo pensarlo en el suelo.
He intento no derrumbarme de los celos que me agarran en solo pensar eso.
- ¿Hablan de Cibrian de Hades? - Les pregunto tímidamente, necesito saber más.
Al escuchar su nombre, ellas se emocionan y a coro prácticamente me dicen que si.
Y quiero llorar.
Estoy desanimada, pero ellas muy felices.
- ¿Oye? - Al mirarme bien. - ¿Tu no eres compañera de él?
- ¡Sí, sí, lo es! - Afirma la otra al reconocerme. - ¿Siempre estás con él, no?
- Sí... - Digo, algo abatida.
- ¿Puedes decirnos que le gusta? ¿Qué hace los fin de semana, como... qué lugares frecuenta para intentar encontrarlo? ¿Dónde vive? - Catarata de preguntas, emocionadas con solo saber algo, cosa que.
Quiero volver a llorar imaginariamente, otra vez.
Créanme chicas que también me gustaría saberlo.
Pero ni muerta se los diría si lo supiera.
- ¿O si tiene novia? - Preguntan lo último y volviendo a las auras con sus colores, creo que la mía en este momento es tan negra y hasta con lluvia de calaveras, porque noto como retroceden y cierto miedo, cuando las miro y deciden marcharse.
- ... creo que ella es novia de Hades... - Logro escuchar muy bajito y que una le dice a la otra en el oído sin dejar de caminar y mirarme al irse.
Y quiero decirles que lastimosamente eso no es cierto y que solo me gusta mucho como a ellas, pero Paty viniendo a mi encuentro, hace que me concentre en mi amiga por no haberla visto en todo el día.
- Cambia esa cara. - Paty me dice divertida. - Tu semblante parece la de un muerto vivo a punto de comerlas. ¿Qué te hicieron? - Recolocando sus lentes.
- Ellas, nada. - Soy sincera, guardando mi toalla y jabón en mi bolsito de mano. - La pregunta sería, qué les hice yo, Paty... - Arrepentida.
- ¿Y eso? Tu no eres mala persona. - Sabiendo como soy y empezando a caminar por el patio de recreo.
- Fan enamoradas de Hades y me ganaron los celos. - Me siento en una de las bancas bajo el sol. - Lo peor, por más que amo a Hades es... - Resoplo ante la gran verdad, recostándome a su largo al ver que Paty prefiere estar de pie y juntando mis manos sobre mi pecho, como si fuera mi propio ataúd, exagerada lo sé. - ... es que no tengo derecho, porque Hades no siente lo mismo por mí.
Y silencio.
Y más silencio de parte de Paty, cuando esperaba al menos un poco de consuelo.
Procuro mirarla por más sol colmándome y solo está callada como pensativa, mirándome cruzada de brazos, hoy no hay libro de estudio leyendo que compró o sabe sacar de la biblioteca.
Y se limita al fin al incorporarme, en solo revolver mi pelo divertida, muy alegre y riendo.
Que respuesta extraña...
HADES
Los recesos fueron tranquilos y prácticamente a solas con Iván hablando de la llegada algunos de la familia Katase a la hora del almuerzo.
Bastante murmullos en el comedor escolar, provocando que enderezara mi postura mientras comía y volver a mirar por sobre mi hombro algo curioso, más, cuando estudiantes.
En su mayoría, mujeres.
Pasaban con sus bandejas de comida en grupo o solas y sus miradas bajo esos susurros no dejaban de mirar a nuestra mesa.
- ¿Qué hizo Marly, ahora? - Es lo único que se ocurre, haciendo que Iván suelte una risa y niegue encogiéndose de hombros y dando otro mordisco a su sándwich.
Y detengo al primero que se me cruza y creo que tengo mi peor cara de mierda, porque se asusta ante el contacto de mi mano sobre uno de sus hombros, causando casi, que tire su bandeja de comida.
- ¿Sucede algo, conmigo? - Intento ser cordial, pero mi voz poco amable lo delata.
- Marly... - Titubea y frunzo mi ceño mirando a Iván.
- ¿Qué? - Mi voz sigue sin poder bajar su dureza, pero en realidad es por cierto temor, no a Marly que haya hecho, más bien lo que pueda pasarle.
- Se difundió en todo el colegio que ella es tu novia y trató mal a otras estudiantes de año menor...
¿Qué?
MARLY
- ¿¡ Qué?! - Chillo, escupiendo toda mi galleta rellena que decidí almorzar con mi cajita de leche.
- Es lo que ahora sabe todo el colegio. - Una de mis compañeras nos comenta a Paty y a mí, decidiendo comer por el lindo día, afuera y al vernos.
- ¡Yo no soy... novia de Hades... - Tartamudeo de los nervios. - ... fui celosa porque me gusta también, pero jamás las traté mal! ¡Paty! - Le exclamo desconsolada y toma mis manos para animarme.
- Todo se va aclarar cuando lo veas a Hades. - Me dice y eso me pone peor.
¡Qué!
Y empiezo a sudar de los nervios.
¿Ver a Hades, creyendo que yo dije eso?
Y reflexionando como siendo un manojo de nervios hasta olvidando mis galletas y leche, intento analizar que hacer.
- Necesito esconderme... - Es lo único que se me ocurre.
- ¿Qué? - Dicen ambas al mismo tiempo.
Me pongo de pie caminando sobre mi lugar y masticando la uñita de mi pulgar, sin dejar de pensar.
- Sí. - A las dos. - Hasta a que a Hades se le enfríe su cerebro y no se convierta en el espíritu maligno versión Hulk por el enojo y pueda aclararle lo que realmente sucedió. - Explico y maldita sea.
Tristeza.
Porque, si jamás me iba a querer, con esto ahora, el infinito sería poco.
Y por eso y como mejor decisión es lo que dije, esconderme.
- ¿Dónde vas, Marly? - Escucho la voz de Paty y solo apuro mis pasos sin dudar en detenerme y en dirección a un costado del colegio, cual en su interior no lleva ni al comedor estudiantil ni nuestra aulas para evitar cruzármelo.
Llegando recién a la puerta y antes de empujarla, me animo a mirar donde quedaron Paty con nuestra compañera.
¡Y santos Cristóbales del mundo!
Por más distancia, logro ver como en ese momento llega Hades con Iván y ante a lo que sea que le pregunta, Paty extiende su brazo y señala donde estoy.
- ¡Pero qué, traidora! - Chillo, notando como Hades siguiendo su índice me descubre a la lejanía y haciéndome con un gesto que regrese, niego asustada y creo que lo enoja más, porque con pasos decididos, camina hacia mi dirección mientras Iván se queda con Paty.
¿Riendo?
Carajo.
Y ni dudo, empujando con fuerza la puerta, comienzo a correr por el pasillo para buscar un lugar seguro y opto subiendo las escaleras que llevan a unos pisos superiores, donde se encuentran las salas de música, laboratorio, naturales, teatro y la azotea.
Entro a una y me oculto detrás de algo y listo.
A esperar el próximo receso y que me perdone.
Jadeo con cada escalón y más, cuando estoy llegando pisos más arriba sin dejar de correr, porque a la par de mi carrera, pero un piso más abajo, siento la de Hades en mi persecución.
Y jodido como perfecto estado físico tipo ninja que tiene, cuando yo no doy más.
Mi mano presiona un lado de mi cintura por una terrible punzada, cuando llego a la puerta de metal que conduce a la azotea, pero al abrirla una mano por sobre mi cabeza, la vuelve a cerrar con mucha fuerza.
El espíritu maligno, señores.
Y el sonido del portazo hace eco hacia las escaleras, repercutiendo hasta perderse pisos abajo.
Para luego, el otro brazo libre de Hades rodearme la cintura, así no puedo escapar.
No me atrevo a mirarlo y mi respiración agitada, tampoco me lo permite por más que quiero controlarla.
Solo y por estar algo inclinado por acorralarme y no darme acceso a que me vaya, abro un ojo y solo puedo ver su pecho a escasos centímetros de rozar mi nariz, seguido a su mano soltando mi cadera, para comenzar a aflojar su corbata y de un tirón, lanzarla vaya saber la Virgen donde, continuo a abrir su camisa tras desabrochar varios botones para una mejor respiración, dejando a la vista una porción de su duro pecho sudado por su propia carrera como el retorcimiento de su nuez de Adán cesando al empezar a controlar un poco su errático aliento.
Me animé y tragando saliva, en levantar la vista y me choco con la de Hades.
Seria, oscuramente profunda y lejos de esa serenidad de siempre, mientras esa mano en alto y que seguía sobre mi cabeza, la desliza hacia abajo para cerrarse en mi nuca con decisión, pero suave.
Y apoya su frente contra la mía, cerrando sus ojos.
- ... vas a matarme, Marly... - Me acusa, lamiéndose los labios para humedecerlos y permaneciendo con sus ojos aún sin abrirlos y me desespero en explicaciones.
- Solo dije que éramos compañeros de clases, no mentí... - Murmuro mi verdad. - ... se hicieron una idea equivocada! - Exclamo, en el momento que su frente abandona la mía para descansar y acunarse en unos de mis hombros y en el proceso, su cuerpo apoyándose más contra el mío y su pecho cubriéndome y sentir todo de él.
¿Cansancio por la carrera?
¿Enojo contenido?
¿Sueño?
No lo sé.
Pero sí, que ese contacto hace que mi cuerpo convulsione interiormente con sensaciones nuevas y calor en lugares que no sabía que podían arder de forma dolorosamente rara.
HADES
No me molestaba en absoluto y sinceramente, jamás creí que Marly fuera capaz de hacer correr ese estúpido rumor.
Cuando la conocí y luego la encontré, pedí a los cielos solo y únicamente, una oportunidad de que sintiera algo por mí y resultó mejor de lo que podría imaginar o planear ya que, ella al verme, me empezó a querer.
¿Mi turno?
Amarla de la misma manera en secreto y hasta que llegara del momento indicado y agradecerle como cada día hice desde que comencé la escuela y sin que ella lo sepa, por ese incondicional y alegre amor.
Solo quería hablarle para sosegar lo que seguro la embargaba, miedo.
Mi mano al aflojar y deshacerse de mi corbata en buscar de aire y por calor.
Calor por ir tras ella y calor por Marly al tener todo su cuerpo contra el mío.
La volví a bajar para nuevamente apropiarme de su cintura y levemente entre el espacio de su camisa suelta y falda de su uniforme, atreverme a acariciar su pálida piel desnuda, provocando que se erice y dibujé una sonrisa ante el efecto de su cuerpo por mi tacto.
Había cerrado mis ojos sobre su frente, para luego con todo mi rostro sobre su dulce hombro por cansancio y porque, solo quería sentir.
Sentirla.
- ¿Qué relación crees que tenemos? - Le susurré sobre mis labios contra su piel, absorbiendo su suavidad y hasta su pulso acelerado.
Y nuevamente, volví a sonreír silencioso y hundiendo más mi rostro en la curvatura de su pequeño hombro para aspirar con ansias su suave aroma.
- Amigos... - Dice, bajito y asustada.
Y no por mí, cuando en un principio así era por temor a lo que pensara de este chisme con su supuesta culpa.
Ahora, es por el origen de estas nuevas sensaciones y su lucha interna por experimentar el amor con el deseo y la lujuria, pese a que aún no lo sabe.
Pero, muy pronto lo va a descubrir.
La atraigo más contra mí.
Mi promesa...
MARLY
Amigos.
Eso dije y Hades se acomodó más en mi hombro y su presión envolviéndome, aumentó.
Causando otra sensación burbujeante en mi sistema.
Pero, también tenía un nerviosismo oculto cuanto más sentía sus caricias.
¿Acaso, él me quería?
¿Hades, me amaba?
Y mis manos que entrelazadas frente mío y aprisionadas entre mi cuerpo y el de Hades, nulas por las dudas las separé, para atreverme despacio como temblorosas, subirlas y rodeando su cuello, acariciarlo con suavidad.
HADES
La simplicidad de sus manos envolviendo mi cuello, fue suficiente para que todo mi sistema nervioso reaccionara a su tacto por su consentimiento y lo poco de cordura que me retenían con todas mis fuerzas y las que no, me abandonaron completamente.
Para ordenar a la mano que envolvía su nuca y de un gesto, a atraerla hacia mí, al levantar mi rostro.
Y besarla.
Como me resistí en la biblioteca y ahora, ya no.
Envolviendo y a mi placer mi boca con la suya, abandonando su nuca para que mis dos brazos y de un movimiento y tomando sus muslos como por abajo, la levanten y enseñen a rodear mi cintura con sus piernas y Marly lo hace sin dejar de besarnos, mientras la apoyo más contra la pared y mi torso.
Marly ahora cuelga de mi cuerpo, mientras mi dura fricción al ser contacto directo por más pantalón reteniendo mi erección, está puesto directamente contra sus ropa interior por elevarse su falda al alzarla, haciendo que suelte un gemido ahogado entre mis labios y sus manos se hicieron puño en mi espalda en un esfuerzo por refrenar sus impulsos, tal vez por vergüenza a que lo oyera o por escucharse por primera vez.
Mi mano acarició con cuidado y por sobre la tela de su ropa interior, su entrepierna y Marly estaba empapada, su braga estaba toda mojada.
MARLY
Ese calor agolpaba en mi vientre y más, cuando sus caricias fueron directo a mi entrepierna y mojaron sus dedos. Sus besos se profundizaron al meter su lengua y envolver la mía comenzando a agitarme al sentirlo.
Siempre, sentir.
La saliva, descubrir lo que es su excitación bajo sus pantalones por sentirme ahora él y su respiración jadeante contra la mía entrecortada, comenzaron a fluir.
- Puedes correrte Marly, hazlo... - Murmuró en mi oído, sin dejar de acariciarme solamente con sus dedos por sobre mi braga y a su vez, haciendo una fuerza aleatoria de suaves empujes con ellos al mismo tiempo, sin jamás hacer a un lado mi ropa interior, causando que me arquee como eche mi cabeza hacia atrás y al mismo tiempo, me pegue más hacia su cuerpo por necesitar más.
No entiendo mucho, pero su voz suave y demandante fue suficiente para que mi cuerpo nada experimentado siga lo que dice con la sensación de placer al cabalgarme sobre su mano.
Y un sonido a mojado me hace convulsionar, algo líquido moja e invade mis piernas como a la mano de Hades que me tocaba, mientras aprisiono estas contra mis muslos internos contrayéndome.
HADES
Marly alcanza su clímax, corriéndose en mi mano y con un agudo como placentero sonido escapando de sus labios y vuelvo a besarla, para tragar cualquier otro grito que amenaza con seguir emitiendo de placer y alguien la escuche, mientras contengo su entrepierna con parte de mi cuerpo y mi mano, por su agitación temblorosa contrayéndose.
Para luego con la otra sobre su cabeza, obligarla a que caiga propio de todo su cansancio, la totalidad de su cuerpo sobre el mío y lo hace, seguido a voltearme y con ayuda de la pared, deslizarme lentamente hasta el piso con Marly agotada en mi regazo y apoyando su cabeza contra mi pecho.
- Descansa, Marly... - Le susurro, cuando noto que quiere balbucear algo, haciendo a un lado el flequillo todo traspirado de su frente.
Marly y su uniforme es un solo sudor, hasta mi camisa está mojada por ella y me gusta.
Mi mano aún sigue entre sus piernas empapada por su orgasmo y al sentir la caricia de uno de mis dedos en el interior de sus muslos, se esconde más contra mi pecho por vergüenza.
Sonrío con un suspiro.
- Lo que tuviste fue tu primer orgasmo, Marly. - Le digo, inclinando mi cabeza hacia ella. - Y eso, es muy bueno. - Con cuidado saco mi mano para abrazarla mejor. - No te apenes por comenzar a descubrir tu cuerpo, él ha sido tan honesto como hasta ahora y debes estar muy orgullosa de su primera vez... - La animo, observando como sus mejillas se sonrojan ante la intimidad de mis palabras. - ... solo creo. - Prosigo. - Que ni tu en este estado y ni yo en el mío, podemos regresar a clases como a tu respectiva casa. ¿Quieres venir a la mía, Marly. - Le ofrezco. - Prometo cuidarte...
Ayudante no habla, pero se incorpora para poder verme y asentir, seguido a abrazarme con fuerza ahora.
Y le respondo de la misma manera, besando su frente.
Debo llamar a Yidda para que nos busque.
Cuidar a Marly.
Y adelantándose el momento por lo sucedido, contar a Marly, todo...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top