Capítulo 39 | Hazel

Hazel

Voy a la oficina de Herbert como de costumbre, espero encontrarme con papá, pero él parece no estar en el restaurant el día de hoy.

─Pasa, Hazel ─dice Herbert una vez que abro la puerta de su oficina.

─¿Sucede algo? ¿Mi padre ha dicho algo? ─Decido preguntar antes de que él me diga lo que sea que va a decirme, la pequeña mueca que se dibuja en sus labios me confirma que esto sí tiene que ver con papá.

Herbert une sus manos antes de responder a mis preguntas.

─Sí, tu padre quiere que estes enterado que este fin de semana es cuando vendrán los chefs del Barlowe a cocinar los platillos con ustedes, tengo entendido que ya estás al tanto de ello, ¿no es así?

Oprimo una mueca al tiempo que doy un pequeño asentimiento.

─Sí, él y Jerome me lo dijeron ─le digo y Herbert asiente en acuerdo─. Muy bien, en ese caso es bueno que estes al tanto porque tú padre quiere que estes al mando de la situación ya que el Laurier's es el anfitrión.

De eso no estaba al tanto, papá había omitido esa parte.

¿Yo a cargo? ¡Estaba loco!

Bueno, no era una muy mala idea, pero tampoco era una buena idea, en especial cuando Easton estaría presente.

─¿Qué hay de Easton? ─Tengo que preguntarle, Herbert frunce el ceño un poco.

─El señor Hart, claro ─dice como si lo hubiese olvidado─. Tengo que avisarle sobre esto, él tiene que estar al tanto ya que es otro de nuestros chefs aquí.

─Sí ─digo de inmediato─. Por eso no creo que sea una buena idea de que esté yo a cargo ─comienzo a decirle y Herbert se acomoda mejor en su asiento para escucharme─. Sé que papá tiene sus ideas y ya te las habrá contado, pero Easton y yo estamos en una competencia, ¿lo recuerdes? No creo que sea buena idea de que me den todo el control a mí, el resto de los empleados podrían sospechar que es favoritismo.

Y no solo eso, pienso, podrían descubrir que Marshall en realidad es mi padre y yo estoy aquí por el solo hecho de ser su hija.

Aquel pensamiento me asusta un poco e intento sacarlo de mi cabeza en cuanto antes, es una pésima idea y tengo que hablarle a papá para decírsela, aunque estoy casi segura de que a él no le importa que el resto de sus empleados se enteren de nuestro lazo familiar.

─Cierto ─me da la razón después de pensarlo por unos minutos─. Pero esas han sido las instrucciones de tu padre, además, el señor Hart tendrá otro trabajo, tu estarás a cargo con la organización, pero él se encargará de los platillos. Es el acuerdo que tu padre pidió.

Trago con fuerza la saliva que se acumula en mi boca.

¿Easton estará a cargo de los platillos?

Al menos, puedo ver que cada quien tendrá un rol dentro de esta horrible idea que se les ocurrió a mi padre y Jerome, pero no sé si estoy agradecida de ello.

─Creí que ambos tendríamos oportunidad de mostrar nuestros platillos como la fiesta pasada ─le dejo saber y Herbert niega.

─Tu padre fue algo estricto con ello ─dice inclinándose hacia adelante─. Espero que no te sientas mal por esto que diré Hazel, pero el Easton tiene bastante experiencia en esta cocina, se sabe las recetas de tu padre al pie de la letra y no hablemos de la trayectoria que tiene aquí, a pesar de que no es muy larga, siempre ha sido admirable por lo que tu padre lo ha escogido a él.

No hace falta que Herbert me explique más sobre ello, siempre ha sido así, a papá le gusta que sigan sus recetas al pie de la letra como Easton suele hacerlo mientras que yo las altero, me gusta improvisar e intentar mejorarlas.

─No es personal.

Insiste Herbert y aprieto los dientes al forzar una sonrisa.

─Claro que no.

Aunque se siente de ese modo, es como si de pronto mi padre no creyera que soy tan buena como para hacer sus recetas.

─Aun así ─vuelve a hablar para llamar mi atención, pero realmente he perdido mi interés de estar aquí, en realidad, mis ánimos ya han caído─. Estarás a cargo de organizar al resto del personal, Easton con los platillos y tú asegurándote de que todos los cocineros estén presentes y con su mejor disposición. Marshall dice que tienes un buen ojo para los eventos sociales.

No puedo evitar sentirme más mal.

─¿Eso es todo? ─Pregunto con la esperanza de que esta conversación se haya acabado.

─Sí, es todo ─dice y me doy la vuelta para irme de la oficina─. Por cierto, dile a Easton que venga. Necesito hablar con él, si lo ves.

Doy un pequeño asentimiento y regreso a la cocina tan rápido como puedo, una vez que estoy allí, intento contener mis ganas de llorar, porque sí, estoy herida, me siento subestimada por mi papá.

¿Qué si Easton no estuviera aquí? ¿Me habría escogido a mí? Seguramente habría sido él quien hiciera las cosas, porque está claro que no confía en mí lo suficiente como para dejarme a cargo de la cocina, pero sí de sus empleados.

─¿Has visto a Easton? ─Le pregunto a Sheryl cuando llego a la cocina, es la hora del almuerzo por lo que ella niega.

─Lo vi salir, quizás fue a almorzar o algo ─dice encogiéndose de hombros.

─Bueno, si lo ves, dile que Herbert lo busca.

Ella asiente y decido ir a afuera por un poco de aire fresco, me pasa por la cabeza llamar a papá para hablar con él sobre lo que acababa de hablar con Herbert. Saco mi celular del bolsillo de mi pantalón, pero no llamo, más bien me quedo mirando la pantalla de este por unos largos minutos hasta que por fin decido que sí voy a llamarle.

Desafortunadamente, me manda directo a buzón las dos veces que llamo y decido no volver a llamar y regresar al trabajo.

****

Easton se demora en regresar al restaurante y cuando lo hace, Herbert viene a buscarlo para pedirle que vaya a su oficina, por algún motivo, me siento ansiosa y curiosa por saber cómo ha tomado la noticia, sin embargo, al volver a la cocina después de estar un largo tiempo en la oficina de Herbert, tiene una expresión bastante seria, nada fuera de lo común viniendo de él, lo que me deja intrigada por saber cuál es su opinión sobre tener a los cocineros del Barlowe.

─¿Estás lista? ─Me pregunta cuando por fin se terminan nuestros turnos y la mayoría se está yendo a casa.

─Sí ─digo y los dos nos despedimos de nuestros amigos para luego ir a su auto. Pienso en que estamos por ir a casa, sin embargo, no vamos por el trayecto habitual.

─¿A dónde vamos? ─Pregunto frunciendo el ceño, Easton me da una mirada rápida.

─Pensaba que podíamos ir por un helado antes de ir a casa, ¿qué dices? ─Pregunta y la idea suena tentadora. Es algo tarde, el sol ya está ocultándose, pero la idea de ir por un helado me entusiasma.

─Me parece bien.

Quince minutos después estamos llegando a una heladería local, hay una gran variedad de helados y Easton se decide por un helado de caramelo con trozos de galleta, nuez, cacahuate y extra-caramelo mientras que yo escojo otro con sabor a brownie y trozos de este.

─¿Hablaste con Herbert? ─Decido preguntar para romper el silencio entre los dos.

Veo que una mueca aparece en sus labios y deja de comer su helado en vaso para luego limpiar sus manos y hablar mejor.

─Sí ─sus ojos encuentran los míos─. Y tengo que admitir que me toma por sorpresa.

Estoy segura de que sí, justo como a mí me tomó la primera vez que lo escuché, pero no dije nada.

─¿Y qué le has dicho?

─No he tenido de otra más que aceptar ─suspira pesadamente y veo que se debate a sí mismo por unos segundos hasta confesar lo siguiente─. Fui a ver a mi padre en el almuerzo.

─¿Lo hiciste?

Pregunto con sorpresa en mi voz y él da un asentimiento.

─Me contó que el y Marshall se unirán para abrir un nuevo restaurant y aunque no me explicó directamente lo de la idea de juntar a ambas cocinas, sí que me dijo que algo así pasaría, sin embargo, no esperaba que Marshall sugiriera que los dirigiera.

Me gustaría decirle que no es el único que esperaba que eso sucediera, pero no puedo hacerlo, no tengo valor suficiente para decirle que sé más sobre todo el tema del restaurante de su padre con él mío porque no puedo decirle que Marshall Laurier es mi padre.

─Si me lo preguntas ─me acomodo mejor en mi asiento─. Es una gran oportunidad, Marshall es un hombre exigente y créeme cuando digo que no escoge a cualquiera para que dirija su cocina.

─Lo sé ─dice dando un diminuto asentimiento, sin embargo, una mueca permanece en sus labios─. Es solo que, creo que complica las cosas entre nosotros, ¿no es así?

Su pregunta me es inesperada y siento la necesidad de negar porque por mucho que me hubiese gustado que mi papá me escogiera, no creo que eso complique las cosas entre nosotros. Al menos, mi interés por Easton no desaparecerá de la noche a la mañana, de eso estoy segura.

─No las complica, te aseguro que estoy bien.

─No lo sé.

Niega y estiro mi mano para ponerla sobre la suya.

─Easton, en verdad lo estoy ─intento poner una sonrisa en mis labios, esperando que no luzca falsa─. No te preocupes por mí, Herbert me dijo que Marshall quiere que dirija el evento, eso es grandioso así que estoy contenta por ello, además, aun podré cocinar en la cocina con el resto, ¿no?

─Sí ─dice y pone una sonrisa en la boca─. Trataré de no ser exigente contigo si lo prefieres.

Ese comentario me hace rodar los ojos.

─No me sorprende que tengas esa actitud mandona ─digo mirándolo a los ojos─. Es lo que te da tu personalidad.

Easton ríe.

─¿Mi personalidad?

─Claro, si no fueras algo amargado y enojón en el trabajo, quizás no habrías llamado mi atención ─lo molesto y aunque sé que mi comentario le hace gracia, finge estar molesto.

─Okay, me tomas desprevenido con esto, no tengo manera de responder a tu comentario.

Le doy mi mejor sonrisa.

─Es porque sabes que digo la verdad.

Rueda los ojos como respuesta.

Después de comer el helado, damos un pequeño paseo por una plaza al aire libre donde hay pocas personas caminando a esta hora, aun así, se siente relajante y fuera de la rutina, Easton se acerca a mí para rodearme por los hombros, decido abrazarlo y pellizca un costado de mi cintura provocándome una risita.

─¡Oye! ─Me quejo entre risas, Easton solo me observa, ya se ha dado cuenta de que las cosquillas me hacen efecto y aprovecha esa situación para intentar perseguirme por el lugar y hacerme cosquillas de nuevo, comienzo a correr entre risas sin importarme si llamamos la atención de los demás o no.

Él me da algo de ventaja ralentizando su paso hasta que yo gano un poco de confianza al creer que ya no va a perseguirme, pero compartimos una mirada que me pone alerta y me echo a correr otra vez, sin embargo, me alcanza, rodeando mi cuerpo con ambas manos.

Me doy la vuelta aun entre sus brazos y quedo de frente, luego, envuelvo mis manos alrededor de su cuello, Easton se inclina hacia adelante para besarme y acepto su beso con gusto, es un beso corto que aun así consigue alborotar las emociones en mi interior.

─¿Ya te he dicho lo mucho que me gustas? ─Pregunta antes de darme otro beso, me es imposible ocultar mi sonrisa de oreja a oreja.

─Creo que no lo has hecho ─le vuelvo a dar otro beso y esta vez, profundizamos nuestro beso, podríamos continuar besándonos en publico sintiendo que solo somos nosotros dos si no es por una vocecita infantil que escuchamos a lo lejos fingir asco.

Al separarnos, Easton y yo somos conscientes de que hay un niño de probablemente cinco años, viéndonos con cara de asco por la escena que estamos dando frente a sus ojos. Su madre de pronto viene y lo toma de la mano, dándonos una mirada de disculpa.

Easton y yo reímos y después vamos a casa, el trayecto es agradable, como siempre, me ayuda a subir las escaleras y le confieso que me sentiría mejor si aun trajera una botella de Raid conmigo mientras subo escalones, él me dice que puedo dejar un par de botellas de Raid en su auto, sabiendo que hago eso con el mío en caso de emergencias.

─¿No irás a ver a tu mamá? ─Pregunto al darme cuenta de que no ha ido a verla. Easton niega.

─Hablaré con ella ─responde y doy un pequeño asentimiento antes de despedirme de él con un pequeño beso e ir a mi departamento─. Buenas noches.

Murmura y de nuevo me besa.

─Buenas noches ─digo respondiendo el beso y nos quedamos unos minutos más frente a nuestras puertas, besándonos hasta que consigo poner de mi parte y apartarme de él para entrar a casa.

Quince minutos más tarde, ya estoy en pijamas y en mi cama, viendo televisión un rato, todo parece ir tranquilo hasta que tengo una llamada de Deborah que me toma por sorpresa.

─¿Hola? ─Digo en cuento respondo.

─Hola, Hazel ─saluda Deborah de inmediato─. ¿Cómo estás? ¿no te he despertado?

Pregunta con preocupación en su voz.

─No, tranquila ─me acomodo mejor en la cama mientras frunzo el ceño. Deborah rara vez llama lo que despierta mi curiosidad─. ¿Está todo bien? ¿Papá está bien?

Solo puedo pensar en que algo malo debió pasarle a mi papá para que ella me llame.

─No, él está bien ─se apresura a responder y eso me produce tranquilidad─. Perdón mi llamada tan tarde pero no pude llamarte antes, quería invitarte a cenar si te parece.

─¿Hoy? ─Frunzo el ceño considerando que es tarde para ir a cenar y ya estoy en la cama.

─No hoy, otro día si estás de acuerdo, tu padre y yo tenemos una reservación en un restaurant nuevo en el que nos gustaría que nos acompañes ─me dice con un tono amable y aunque no puede verme, pongo una mueca. No sé si me agrade del todo salir con ella y papá a cenar, pero no se lo digo.

─Sí, está bien.

Me veo diciendo después de casi un minuto de guardar silencio, noto que Deborah deja escapar un suspiro pesado antes de volver a hablarme.

─Genial, te paso la dirección del restaurant y la hora por mensaje, ¿qué dices?

─Sí, es una buena idea.

─Muy bien.

Deborah y yo nos despedimos, después de colgar la llamada una extraña sensación se apodera de mi cuerpo y no puedo evitar sentirme nostálgica, Deborah no es mi madre pero ella ha sido amable conmigo a pesar de que no suelo verla seguido y evito convivir con ella y mi padre cada que puedo, definitivamente hoy me ha tomado por sorpresa y he terminado accediendo pero no puedo.

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