Capítulo nueve
Así como MinHo se comporta durante su celo.
Penetra con movimientos duros y sedientos; JiSung chilla y gime en cada uno de ellos, aferrándose con fuerza de los hombros del león. Sus cuerpos se sacuden al compás y genera un sonido viscoso con el choque de sus pieles.
MinHo toma la pierna izquierda de la pantera y la levanta del tobillo, cambiando de posición. Encaja más profundo y siente como la entrada de JiSung se contrae y lo aprieta de manera deliciosa. Sus uñas se entierran con más presión sobre la piel del menor, siguiendo con aquellos movimientos frenéticos de cadera.
JiSung solo puede aferrarse de los hombros del león y gemir, pues cuando intentó alejarse de él, fue imposible; trató de todas las formas posibles de empujarlo, pero MinHo no se movía en lo absoluto y solo se aferraba a su cuerpo -como justamente lo está haciendo ahora mismo-.
Está mareado, siente que todo le da vueltas y que lo único que puede poner completa atención es en el pene entrando en él, de manera rápida y arrebatada. Pero pronto unos dientes encajándose en la piel de su cuello provoca que abra en demasía los ojos y gima sin control. Sus ojos se humedecen y en su rostro se mantiene una expresión de total placer. Mientras que MinHo siente el cuerpo de JiSung temblar bajo de él; para de morder y chupa la sangre de la herida y de sus labios.
Y el hecho de que lo haya mordido no quiere decir que lo haya reclamado como una pareja, sino -más bien- es simplemente una marca que deseó hacer a causa del calor y de enterrar sus colmillos en alguna parte.
MinHo deja de chupar la herida una vez para de sangrar y mira el sonrojado rostro de JiSung; está con los ojos llorosos y las lágrimas escurridas por sus mejillas, mientras que sus labios -rojos e hinchados- los tiene entreabiertos, dejando salir sus gimoteos y chillidos.
La mirada escarlata de MinHo se dilata -un poco más- ante aquella imagen y solo puede sujetar el rostro de JiSung con su diestra y meter su dedo pulgar en aquella cavidad húmeda. JiSung se sorprende por el movimiento, pero se sorprende aún más cuando los labios de MinHo lo atacan, metiendo enseguida su lengua en él.
El beso es violento y muy enérgico desde el comienzo, siendo una guerra entre sus lengas, salivas y gemidos. JiSung es el que pierde y se deja hacer de todo, soltando sonidos guturales contra la lengua del león.
MinHo rompe el beso cuando creer haber tenido suficiente. JiSung gimotea en desaprobación, viendo distraídamente el hilo de saliva que une sus labios con los del albino. MinHo lo ignora y mejor toma los muslos del menor y los aprieta, comenzando de nuevo con sus alocadas embestidas.
La pantera se contrae y el aliento se le atora en la garganta, sintiendo como MinHo lo tritura por dentro con cada una de sus penetraciones. Su espalda se arquea y chilla por lo bien que se siente tenerlo adentro.
Con todo lo que está haciendo MinHo, JiSung siente como todo su cuerpo está caliente y palpitante, solo con el deseo que ese hombre se aparee con él.
Chilla cuando MinHo logra frotar su próstata con su glande, haciendo que se retuerza y delire de placer. El león lo nota y lo ataca con fuerza y sin piedad, entrando en él con su pene palpitante.
JiSung a los pocos segundos ya no lo puede resistir más y termina por eyacular sobre su estómago, manchando a su vez a MinHo.
El león también se corre y termina llenando a JiSung por completo, apretando con fuerza los muslos mallugados del menor y sintiendo como sus paredes calientes y mojadas lo abrazan con fuerza.
El menor jadea y sigue sintiendo en su entrada las contracciones de su reciente orgasmo, pensando a la vez que hay demasiado semen en su trasero. Y frunce el entrecejo cuando MinHo saca su miembro de su culo, para después darle media vuelta, dejándolo con el pecho en el césped.
—¿Huh? —y enseguida nota las sucias intenciones del mayor cuando éste lo toma de la cadera—. ¡Espera! De ninguna mane-... ¡Ah!
MinHo lo penetra de nuevo y comienza con movimientos para nada lentos o suaves. JiSung tiembla y su pecho cae en el césped, solo pudiendo soltar gimoteos.
El albino aprovecha la posición y muerde el hombro de JiSung, a su vez que separa sus glúteos y penetra con fuerza hasta el fondo.
La pobre pantera no lo resiste más y de nuevo se corre, teniendo tantas sensaciones disparándose en su cuerpo en tan poco tiempo, que solo puede temblar y gemir. Pero cuando recobra un poco de sus sentidos, se pregunta cuántas veces lo han hecho o, mejor aun: cuántas veces MinHo se ha corrido dentro de él.
El sonido del canto de los pájaros lo despierta. Parpadea un par de veces para quitarse el aturdimiento y darse cuenta de que está en su habitación y que ya es de día. En seguida nota las vendas en sus manos y cuello, además del olor que desprende el suéter que tiene puesto.
Huele a MinHo.
Por un instante lo toma entre sus manos y da un gran suspiro, inhalando aquel adicto aroma que solo le puede recordar todo lo que vivió durante la noche. Se sonroja y recuerda, que, aunque es un chico, realmente pensó que MinHo lo iba a embarazar.
Da un último suspiro antes de abrir la cortina que cubre su cama, preguntándose a su vez si MinHo todavía está en clase. Pero se lleva una gran sorpresa al ver que el lado de la habitación de MinHo está vacío. Su cerebro no logra comprender del todo la situación y solo puede mantener su mirada sobre el espacio vacío de la cama.
Pero, pronto su atención se centra en la puerta de la habitación cuando escucha voces y pasos aproximarse.
—¿Estás seguro de esto? — JiSung enseguida reconoce la voz del director, Seok Jin—. Es solo un almacén vacío.
—Estoy bien con eso —ahora es la voz de MinHo que logra reconocer—. Gracias por dejarme cambiar de habitación.
JiSung se queda sin aliento y un temblor comienza en sus manos que corre por todo su cuerpo, queriendo creer que escuchó mal y realmente MinHo no dijo aquello.
—Dices que es por tus estudios, pero... ¿JiSung y tú tienen tantos problemas como para no llevarse bien?
—No es eso... Es solo que no me llevo bien con mis compañeros de habitación en general.
A JiSung se le aprieta el corazón y se pregunta cuál es la verdadera razón por la que MinHo quiera cambiar de habitación.
—Está bien, MinHo. Mientras los dos estén felices con esto, no hay ningún problema con que cambies de habitación.
La pantera deja de ver la puerta y mira hacia abajo con ojos vacíos, apretando la sabana de su cama, inconscientemente. Pronto la puerta de la habitación se abre y entra MinHo, quien se sorprende al verlo despierto.
—¿De qué se trata todo eso de cambiar de habitación?
Pregunta por impulso y su mirada cae en el león, quien la evita y prefiere mirar hacia abajo.
—Siento mucho lo que pasó ayer. Te dejaré decidir si quieres presentar una queja a la escuela o a la residencia estudiantil.
—¿Una "queja? —susurra, incrédulo—. Ya lo hemos hecho muchas veces. Entonces, ¿por qué lo haría ahora?
Aparta su mirada y se sonroja, con su cola removiéndose de un lado a otro, no entendiendo aquella actitud que está tomando MinHo con él.
—JiSung...
MinHo levanta la mirada y observa como la pantera desliza su pierna fuera de la sabana de su cama, dejando a la vista aquellas vendas que puso él mismo en la mañana.
Aprieta los dientes y de nuevo la culpa aprieta su pecho, provocando que aparte la mirada y tome la decisión de ser duro con la pantera para que las cosas no se compliquen -más de lo que ya están-.
Y hasta ese momento, JiSung no nota lo que provocó en MinHo simplemente por mostrar su pierna de esa forma.
—¿Necesitas que lo explique detalladamente? —su voz sale áspera, lo cual provoca que JiSung se asuste y lo mire sin comprender—. Mi disfunción eréctil está curada. Ya no necesito de tu ayuda... —aprieta sus dientes y se obliga a decir lo siguiente—: Si tanto quieres tener sexo, hazlo con una chica.
JiSung lo mira atónito y quiere creer que esto es un mal sueño. Realmente MinHo no dijo eso.
—MinH-...
—Eso es todo lo que tengo que decir.
No espera ni un segundo más para dar media vuelta e irse de ahí, ignorando los llamados de JiSung y aquella última mirada que obtuvo de él.
—¡Espera!
JiSung intenta levantarse de la cama e ir tras él, pero un dolor en su espalda baja le impide hacerlo; provocando que caiga de nuevo en ella y ya no tenga oportunidad de ir tras de MinHo. El sonido de la puerta cerrarse lo desanima en demasía y simplemente cierra la cortina de su cama, sintiendo como su mirada se humedece.
Se siente desanimado, triste... Como si le hubieran roto el corazón, porque MinHo no es del tipo que dice cosas hirientes porque sí. Y eso lo lastimó demasiado, porque no entiende qué fue lo que sucedió como para que cambiara tan drásticamente.
Que sí, lo de ayer fue algo totalmente inesperado y -quizá- un poco problemático. Pero aun así JiSung está bien con eso, porque sabe que no fue culpa de MinHo entrar en celo y no tener sus medicamentos para controlarlo.
Fue algo totalmente fuera de sus manos.
Pero aun así con todo eso... JiSung todavía quiere estar con él.
Y llora hasta quedarse dormido, porque ahora no sabe si realmente podrán estar juntos.
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