Dos
La curiosidad es algo bastante interesante, te hace ejecutar cosas que no creerías que fueses capaz de hacer.
Eso pensaba JiMin, quien se veía a si mismo parado frente a un espejo practicando una nueva coreografía para poder sobresalir entre los chicos haciéndola de manera correcta.
Es decir, no tenía nada con lo que pueda destacar y siendo que su empresa estaba al borde de la banca rota, necesitaban éxito o todo su esfuerzo se iría a la tumba.
Tenía muchas cosas en contra, no muchos estaban dispuestos a asistir a conciertos públicos de algunos chicos a quienes ni siquiera conocían, pata sumarle a eso, aveces las personas eran groseras, si se les brindaba un volante simplemente lo echaban a la basura o insultaban deliberadamente.
JiMin tenía bastantes problemas de autoestima, el simple hecho de estar siendo persistente era un logro, aveces lloraba de impotencia, siempre deseaba mejorar, siempre quería ser más de lo que fue el día anterior.
Maldita curiosidad, lo había llevado a aceptar aquella vida, donde al pasar del tiempo ya eran siete integrantes de un grupo muy poco o nada conocido que debía buscar la manera de salir adelante.
No siempre tenían ánimos, a decir verdad, todos ellos tenían demonios interiores a los cuales enfrentar día tras día.
Incluso aquella esperanza llamada Hoseok, aquel que los mantenía animados junto a su joven líder, pero que se llevaban uno de los pesos más abrumadores, y guardaban todo el odio para ellos.
A JiMin eso le parecía bastante injusto, pero a la vez lo agradecía demasiado. Porque sin aquellas personas dudaba poder seguir adelante.
—¿Sabes? Lo admiro mucho. La ha pasado peor que yo y... Aún así sigue luchando. ¿No se cansa?
Mientras sus ojos seguían a aquél pálido cuerpo, su nuevo amigo solo observaba algo comprensivo al chico de mejillas grandes, las cuales, según él, eran lindas, lástima que JiMin no piense lo mismo.
—Cuando realmente quieres algo, buscas la manera de lograrlo, JiMin.
TaeHyung era su nuevo confidente, aquel chico de granja había llegado causando algo de confusión a los demás miembros, su exquisita ropa ese día solamente afirmaba un puesto relativamente aceptable en la sociedad, aunque tras conocer la verdadera historia, JiMin se da cuenta de que ellos en serio están entregando todo para poder cumplir sus sueños.
¿Él estaba entregando lo suficiente?
Volvía a mirarse al espejo y se odiaba, el público mo quería grandes mejillas y muslos gruesos ¿Qué tanto debía ejercitarse y dejar de comer para tener un cuerpo y rostros lindos? Como el de esos modelos de revistas que solía ver en los anuncios de las calles.
—YoonGi Hyung es un gran compositor, suele tener una mente bastante energética aunque su energía exterior se vea muy limitada, además de eso, su lengua no conoce los filtros. Quizáz puedas hablarle, matarías esas ansias que tienes de conocerlo mejor.
Eso había dicho Kim antes de ir con su otro amigo, el más pequeño del grupo y se podría decir que más consentido, Jeon JungKook.
El joven era un prodigio o bueno, al menos se esperaban grandes cosas de él.
—Debería.
Y vaya, aquella curiosidad lo mataba, bien dicen que la curiosidad mató al gato pero... ¿No es mejor morir sabiendo que vivir en la ignorancia? Sí de allí nace la felicidad valdrá la pena cualquier sacrificio con tal de conseguir saciar dicha incertidumbre y alcanzar la satisfacción.
JiMin ansiaba mucho poder desbordar en su interior la presencia de aquel Hyung que le parecía tan interesante.
No es que los demás no lo sean, pero aquel, que era el segundo más bajo del grupo, despertaba en él cierta fogosa gana que debía extinguirse de una u otra forma.
Decidió que, aquel espejo solo lo retrasaría proyectando una compañía reflejada, que lamentable contar únicamente con tú sola presencia.
Así que caminó hasta el área donde solían siempre encontrarse los raperos, aquellos que por alguna razón, se encargaban sin descanso de planificar las actividades y buscaban inspiración para escribir.
Vaya ironía que sus letras más especiales y dulces sean cedidas a los vocalistas para que estos den vida al proyecto plasmado de su mente.
Su mirada chocolate recayó en aquel que escribía sin descanso y parecía bastante frustrado con los resultados.
Al parecer, NamJoon y Hoseok no estaban por el momento.
—Hyung...
Una simple mención del honorífico fue lo que hizo que aquellas palabras manos y ásperos pero delgados dedos dejen descansar la hoja que había apuñalada Por el gatito del lápiz que anteriormente danzaba sobre su ser.
Esa palabra fue el final de la concentración algo agresiva y frustrada del rapero, pero también el inicio de una amistad bien naciente de la admiración.
Porque aunque JiMin no grite a los siete vientos aquello.
Su curiosidad aveces era buena, y si tenerla hacía que pueda pasar más tiempo al lado de aquel Hyung de sonrisa peculiarmente dulce, entonces bendito sea aquel sentimiento punzante que no dejaba descansar su cabeza y lo había buscar satisfacción en el detalle más pequeño que haya llamado su atención.
Quizás podía nombrar cada detalle, pero de hacer un esquema, este tendría un título de nombre y apellido.
Min YoonGi.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top